jueves, 27 de octubre de 2016
Entrenadores, incentivos y resultados
Hace unos meses en verano la gran noticia deportiva fue la contratación de dos entrenadores estrella en la liga inglesa de fútbol, a saber José Mourinho y Pep Guardiola. En las últimas semanas ambos han sido noticia por sus malos resultados, y ello ha coincidido con un acontecimiento relevante, como es la concesión del premio Nobel de economía a dos economistas expertos en incentivos (Hart y Holmstrom) y con un hecho menos relevante, a saber mis clases sobre el rol del entrenador en el curso sobre economía del fútbol en el programa Study Abroad de la UAB. Lo que nos dice la investigación empírica es que hay demasiada rotación de entrenadores, y que aunque se pueden hacer ránkings sobre la eficiencia de los mismos, estos ránkings son difíciles de interpretar porque es difícil separar el rol del entrenador de la calidad de las instituciones en las que trabajan. A veces un entrenador puede estar en lo alto de un ránking de eficiencia, como David Moyes, por una buena gestión en un equipo, y fallar completamente en otro. En teoría, un entrenador tiene un gran trabajo que realizar de coordinación de sus recursos humanos y de motivación del sacrificio individual en favor del colectivo. Pero con los entrenadores estrella, a uno le queda la duda de si algunos entrenadores lo que hacen fundamentalmente no será quizás aprovechar que tienen un gran grupo de jugadores para promover su imagen personal. Mourinho sustituyó a Van Gaal en el Manchester United, porque se acusaba a éste de haber conseguido sólo un cuarto lugar en la liga en su primera temporada, y un quinto lugar más el título de Copa en el segundo, amén de haber dado la alternativa a numerosos jugadores jóvenes como hizo en sus clubs anteriores. Pero en lugar de esperar al último año que le quedaba de contrato y ejecutar el plan de dar entonces el relevo a quien había sido su número dos y ex-jugador del United Ryan Giggs (la sucesión interna y el buen matching producido por ser ex-jugador son estrategias avaladas por la investigación empírica), el club se impacientó y dio el mando técnico a un entrenador estrella, con efecto inmediato eso sí en el carácter noticioso de cualquier rueda de prensa, y en el carácter noticioso de su duelo en la cumbre con Guardiola. Hoy el Manchester United va séptimo, tras haber gastado cifras récord en fichajes relumbrantes hasta ahora fracasados que han dejado en un lugar secundario o terciario a las promesas de Van Gaal. A Guardiola le ha ido mejor en el City, aunque ahora lleva seis partidos sin ganar y por segunda vez tras irse del Barça se ha sometido a la prueba de enfrentarse a la columna vertebral de quienes fueron sus pupilos en el Camp Nou, hoy dirigidos por el menos glamuroso Luis Enrique, para quedar abultadamente derrotado en un test de que quizás sus victorias en el período 2008-12 se debían a un buen grupo de jugadores más que a sus talentos (tendrá otra oportunidad el próximo martes). Yo creo que es un buen entrenador que continuó la evolución iniciada por Michels y seguida por Cruyff, Van Gaal y otros, pero que la aureola que se ha creado es exagerada, y que su figura será valorada con más objetividad cuando haya completado una larga carrera de aciertos y errores como la de Louis Van Gaal.
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