sábado, 23 de mayo de 2015
Reformas anti-corrupción y equilibrios políticos (el ejemplo de Chile)
Chile
suele hacerme quedar mal. Hace años puse Santiago como ejemplo de eficacia en
la solución de problemas de transporte y calidad de vida, meses antes de que
estallara el caos del Transantiago, la reforma del sistema de autobuses
urbanos. Tras pasar la última Navidad en ese querido país reflexioné por
escrito sobre el potencial de la nueva mayoría de Michelle Bachelet como
posible ejemplo de lo que podía pasar en España tras las próximas elecciones
generales. Pero pocos días después de regresar a Barcelona tras esas vacaciones
estallaba el escándalo del esperpéntico enriquecimiento del hijo de la
presidenta. Como coincidía en el tiempo básicamente con otros escándalos de
financiación ilegal de la política y algunos políticos, todo ello ha sumido al
país y a su presidenta en una crisis
cuyo elemento principal es la conciencia de que la corrupción es un problema
grave en Chile. Las respuestas a corto plazo de Bachelet han sido remodelar su
gobierno y convocar una comisión de expertos, presidida por quien posiblemente
es el mejor economista progresista de Chile, Eduardo Engel, que en un tiempo
récord ha elaborado un extenso documento de propuestas para combatir la corrupción. Me
leeré a fondo el documento, por la cuenta que nos trae, y por venir avalado por
una personalidad de este calibre. En su blog habitual el profesor Engel ha dicho que el problema principal es el de los partidos políticos, que no se han
reformado suficientemente. Pero deben ser los partidos políticos (con personal
nuevo o veterano) quien haga posible las reformas. Otro economista, en este
caso Héctor Schamis, tiene más confianza en la clase política chilena, de
acuerdo con un artículo que ha publicado en El País. En una sociedad
democrática, las reformas tienen que ser fruto de un equilibrio político, o de
un proceso social que nazca de los agentes políticos realmente existentes.
Quizás esta es una de las razones por las que estas reformas son tan difíciles.
Veremos si las reformas propuestas por la Comisión Engel dan frutos positivos.
Ojalá.
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