Esta semana se ha conocido que el gobierno español, a través de la unidad de prospectiva creada en la presidencia del gobierno, ha encargado a un grupo de personas expertas una serie de contribuciones sobre distintas cuestiones asociadas a políticas públicas, con un rol preponderante para personas economistas ("economistas de élite" según la noticia).
Entre los nombres que aparecían, se encuentran personas de gran talento y formación, cuyas aportaciones sin duda serán bienvenidas como input en la elaboración de recetas para superar la actual crisis y contribuir a un futuro de bienestar y progreso compartido en España. Destaca el carácter ideológicamente plural del grupo. En la noticia que apareció, se dice que "tanto en el PSOE como en Unidas Podemos genera inquietud que se haga un proyecto así al margen de los partidos". Si es así, sería un grave error, y por la parte de partido que yo conozco, no sólo el proyecto no genera ninguna inquietud, sino que es saludado con la esperanza de que facilite el diálogo entre el conocimiento experto y la esfera política. En realidad, algunas de las personas que participan en esta iniciativa ya participan en iniciativas más o menos formales relacionadas con los partidos, por ejemplo a través de la Comisión del Congreso de Diputados sobre reconstrucción social y económica.
Existen algunas diferencias entre este grupo de personas expertas y los que pocas semanas antes se anunciaron por parte del presidente de la República Francesa y por parte del gobierno de la Generalitat de Cataluña. En el caso francés, se trata de un grupo más reducido de exclusivamente economistas, de gran prestigio académico, y no exclusivamente franceses, aunque de un espectro ideológico aparentemente más reducido que el caso español (poco alejados del centrismo de Macron), aunque con un encargo más formal, centrado en el reto climático y el demográfico. En el caso catalán, se trata de un grupo donde la economía académica no ocupa un lugar de relevancia, y donde el espectro ideológico aparentemente no está muy alejado de los sectores que apoyan actualmente al gobierno catalán, aunque Manel Manchón es optimista y sugiere que el grupo (pese a ser reclutado en medio de un clima pre-electoral) pretende pasar página del independentismo, en cuyo ascenso un grupo de prestigiosos economistas académicos sí tuvo un papel importante, aunque ahora parecen pasar a un segundo plano.
El tiempo nos permitirá juzgar la contribución que harán estos distintos grupos. A lo largo de la historia hay ejemplos de grupos de personas expertas que realizaron contribuciones cruciales, y de grupos que pasaron sin pena de gloria, o que sólo sirvieron para distraer a la opinión pública.
Lo que creo que es un error es pensar que estos grupos pueden de alguna forma "diseñar el futuro". El futuro no se diseña, sino que es el fruto de fuerzas evolutivas y luchas de intereses. Es muy positivo para la sociedad que los partidos políticos y los gobiernos estén en contacto permanente con personas expertas (esto intentamos hacer en el PSC, por ejemplo con los Talleres Económicos), y que se dé entre ellos y ellas una relación franca y fluida, sin necesidad de hacerlo con grandes pretensiones, que es fácil que generen frustración y al final escepticismo.
Como no descarto que alguna de estas personas expertas lea este texto, me atrevo a sugerir que una aportación que podrían hacer es pedir a los gobiernos que el conocimiento experto se centre no sólo en los grandes objetivos imprecisos ("el diseño del futuro"), sino en la evaluación detallada y en la medida de lo posible cuantitativa de políticas concretas, es decir, asesorar mediante mecanismos institucionales estables con un encargo más preciso en el diseño de políticas concretas. Por ejemplo, lo que se ha hecho con el Ingreso Mínimo Vital, es decir, el diseño de la política buscando el debate y la interlocución con personas expertas, y la incorporación de mecanismos de evaluación en la política pública misma, debería generalizarse.
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