domingo, 25 de enero de 2015
Syriza, la economía y la socialdemocracia
Felicidades y buena suerte a Syriza. Veremos ahora si aplica
un programa económico muy distinto a la socialdemocracia, y en caso afirmativo
cuáles son las consecuencias. En la Unión Europea, ningún partido de izquierdas
no perteneciente a la familia del socialismo democrático ha dirigido un
gobierno, así que creo que la incógnita está justificada. Quien más se acercó
fue el PCI en Italia en los años 70, que no llegó a dirigir un gobierno. Los
herederos del PCI hoy están en el Partido Socialista Europeo. Por supuesto la
socialdemocracia ha cometido errores, especialmente en Europa en los últimos
años, y singularmente en Grecia apoyando a la derecha, pero la socialdemocracia
sigue siendo la fuerza que ha ofrecido más bienestar, a más personas, durante
más tiempo en el mundo. Quizás por esto el economista liberal Luis Garicano,
que hoy hace un gran elogio de las ideas de Adam Smith olvidando en la mayor
parte de su artículo los fallos del mercado y del mecanismo de precios que se
enseñan en cualquier libro de texto de economía, acaba reivindicando las
políticas de los países nórdicos, sin mencionar que en ellos el Estado tiene un
tamaño superior al 50% del PIB. Quizá por ello Pablo Iglesias, el líder de
Podemos, ha comparado a Alexis Tsipras con Lula da Silva y no con Hugo Chávez,
a pesar de que sus conexiones son más con la revolución bolivariana que con los
gobiernos de izquierda moderada de Brasil, Uruguay o Chile. Al fin y al cabo,
su lugarteniente Monedero consiguió pingües ingresos de la Venezuela chavista y
regímenes asociados, y no de Brasil, que después sirvieron para financiar el
entorno de Podemos, según explicó ayer el propio Iglesias. Veremos pues si
desde el país más pequeño de Europa, y donde la crisis económica ha afectado
más profundamente, se expande algo distinto a la socialdemocracia, o si más
bien desde las fuerzas de la socialdemocracia, que constituyen el segundo grupo
del Parlamento Europeo, y que gobiernan en Italia, Francia, Suecia y otros países,
y son la segunda fuerza en muchos otros, se ponen manos a la obra a construir
una Europa federal, democrática, y que sepa aprovechar su enorme riqueza a
favor de una sociedad más igualitaria. La humanización del análisis económico,
y la búsqueda de grandes consensos desde la izquierda, como señala Soledad Gallego-Díaz, pueden contribuir a ello.
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