sábado, 16 de noviembre de 2013
¿Leyó César Molinas a Acemoglu y Robinson?
El libro de
Molinas “Qué hacer con España” se ha promocionado como la aplicación a nuestra crisis
de las tesis de Acemoglu y Robinson en “Why Nations Fail” (“Por qué fracasan
los países”, en la traducción española). Por ejemplo, el suplemento cultural de
La Vanguardia presentó uno al lado de otro los comentarios de Enric Juliana
sobre el libro de Acemoglu y Robinson (AR) y el bastante desconcertante de
Jordi Amat sobre el libro de César Molinas (CM), donde presenta a éste como
parte del movimiento de los “indignados”, pese a que Molinas se suma a las
tesis neo-conservadoras de Fukuyama sobre el “Fin de la Historia”, y receta las
políticas típicas del “consenso de Washington”. O por ejemplo, en la entrevista
que en El Pais Semanal le hicieron a Robinson, uno de los dos autores de “Why
Nations Fail”, le pregunta el entrevistador insistentemente por su opinión por
las tesis de Molinas. La principal diferencia entre el libro de Molinas y el de
Acemoglu y Robinson está en la calidad del trabajo. Pese a que Jordi Amat en el
suplemento cultural de La Vanguardia dijo que el libro de Molinas se
caracteriza por su rigor, en realidad es todo lo contrario, como se han
encargado de subrayar numerosos expertos politólogos que han estudiado en
profundidad los temas que Molinas toca con tanta contundencia como
superficialidad. El libro de Acemoglu y Robinson también ha recibido grandes críticas, pero no cabe duda de que se trata de un esfuerzo notable, resultado
colateral de un profundo trabajo académico, y que viene acompañado de más de 40
páginas de comentarios y referencias bibliográficas. Algunos politólogos han
criticado que se pueda aplicar el concepto de élites extractivas a la “clase política”
de la España actual (esta aplicación es lo que ha permitido hacer famoso a
Molinas como el introductor de las tesis de Acemoglu y Robinson) y han
criticado sobre todo las recetas para corregir el problema, especialmente la
adopción de un sistema electoral mayoritario. Acemoglu y Robinson sí hablan de las
élites extractivas de España en su libro, pero se refieren a la monarquía absolutista
de la Edad Moderna, o sea de hace 400 años aproximadamente. Ese absolutismo, la
expulsión de judíos y moriscos, y el monopolio del comercio con América en esa época,
pueden afectar al ancestral retraso relativo español, pero no han impedido su desarrollo
en los últimos 50 años. En España hay graves problemas de corrupción, pero decir que el principal problema de España es que su clase politica actual (y no la mitificada de la transición) constituye una "élite extractiva" es una exageración que no facilita hallar soluciones. Otros ejemplos sí utilizados por AR para referirse a situaciones
actuales incluyen Zimbabwe, Sierra Leone o Sudán. Algo interesante es que,
suponiendo que CM haya leído el libro de AR, sorprende que caiga tan fácilmente
en tres “falsas explicaciones” que denuncian AR: las explicaciones geográficas,
las culturales o religiosas, y las basadas en la ignorancia de los dirigentes.
Molinas argumenta que gran parte del retraso relativo de España se debe a que
los españoles no se sumaron al protestantismo en su momento, que Madrid está
apartado del mar, y que se ignoran sistemáticamente las recomendaciones de expertos y
economistas como él de solventar de modo ingenieril los problemas de un país
resolviendo como haría un mecánico nuestros graves problemas en el terreno educativo
y laboral, entre otros. Éstas son precisamente el tipo de reflexiones que más
critican Acemoglu y Robinson. Éste último, además, en la entrevista en El Pais Semanal, se revela como una persona profundamente preocupada por las
desigualdades y las cuestiones distributivas, algo que está prácticamente ausente
de las reflexiones de Molinas. Como él mismo reconoció en una entrevista ("si pones a los políticos a caldo, el artículo va a gustar"), este
autor lo que hizo fue atraer sobre él la atención del público subiéndose a la
ola anti-política para terminar recomendando del modo más ortodoxo una buena
dosis de unas poco originales “reformas estructurales”.
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