domingo, 8 de septiembre de 2013
Las Olimpiadas no traen el mar
Esta mañana he participado en un interesante debate en la Cadena Ser sobre las repercusiones del fracaso de la candidatura de Madrid para albergar los Juegos Olímpicos de 2020. El archivo de audio está en este link, y el diálogo empieza aproximadamente en el minuto 8. Mi principal mensaje ha sido intentar desmitificar los beneficios económicos de las Olimpiadas. Los costes de los mega-eventos deportivos suelen infravalorarse y los beneficios suelen sobrevalorarse. Además, el monopolio del COI le da un poder de negociación que está en la fuente de las habituales escaladas de costes tras la nominación olímpica. La candidatura de Madrid probablemente era buena en cuanto a instalaciones e infraestructuras, pero se vio lastrada por las dificultades económicas por las que atraviesa España y por las problemas que experimenta para erradicar la corrupción y el dopaje. Por lo demás, no es lo mismo una candidatura encabezada por Pasqual Maragall que una encabezada por Ana Botella. Pero no hay que dramatizar. Al final del diálogo, una periodista rusa dijo que los turistas de su país preferían Barcelona antes que Madrid por el mar. Pues bien, ni el Mediterráneo se puso junto a Barcelona en 1992, ni lo iba a traer la Olimpiada a Madrid en 2020. No lo digo porque Madrid sea una ciudad peor en ningún sentido que Barcelona. No lo es, es una magnífica ciudad. Lo digo porque no hay que creer que las Olimpiadas hagan milagros. Y ahora, a trabajar en salir de la crisis y en regenerar la democracia.
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