En el blog de Federalistes d'Esquerres he argumentado que los problemas de Grecia y de la eurozona, y sus dramáticas implicaciones humanas y sociales, se deben al retraso en la construcción de una Europa federal. Contra quienes preconizan que la vida política se organiza alrededor de dos ejes, y que incluso es conveniente a veces poner uno de ellos (siempre el eje social, uniendo a la izquierda y a la derecha para salvar patrias) entre paréntesis, la verdad es que los ejes giran tan juntos que en realidad sólo hay fundamentalmente uno: o nos dotamos de una avanzada estructura federal, o caminamos hacia la pobreza. Dos fuentes de inspiración fundamentales para llegar a esta conclusión son el economista Dani Rodrik y el periodista Eugenio Scalfari. Dice Rodrik:
"Una condición previa para la creación de un verdadero espacio político
europeo es la transferencia de la soberanía a entidades supranacionales. A nadie le gusta renunciar a la soberanía nacional, ni a los políticos de la derecha ni a los políticos de la izquierda. Sin embargo, al negar el hecho evidente de que la viabilidad de la zona euro depende de restricciones sustanciales sobre la soberanía, los líderes europeos han engañado a sus votantes, lo que retrasa la europeización de la política democrática, y el aumento de los costes políticos y económicos del necesario ajuste de cuentas. Lo que la crisis ha puesto de
manifiesto, de manera inequívoca, es la ausencia de un demos europeo en el que se erija una democracia paneuropea. Después de muchas décadas de integración económica, las comunidades políticas siguen siendo en gran medida nacionales, en lugar de transnacionales. Los ciudadanos de Alemania, España, Grecia, etc. no se sienten lo suficientemente europeos.
La respuesta optimista es que la esperanza de un demos no necesariamente surge endógenamente y necesita ser construido activamente. Históricamente, la creación de los Estados-nación fue un proyecto de las élites, así como el proyecto europeo en sí mismo. Los relatos y símbolos de una política paneuropea tienen que ser suministrados por sus arquitectos. Si no ha surgido un demos europeo, es en gran parte porque los líderes políticos no han invertido en ello".
Y dice, precisamente hoy, Scalfari:
"En una sociedad cada vez más global, donde millones y millones de personas, pueblos sin tierra, están en movimiento permanente, y donde los estados que importan tienen dimensiones continentales, una Europa federada estaría entre los primeros lugares en el mundo. Pero si esto no sucede saldremos de la historia; viviremos a la intemperie en el borde, nos empobreceremos gradual pero rápidamente, estaremos a remolque de los Estados poderosos, retrocederemos demográficamente. En lugar de transatlánticos, seremos balsas a la deriva".
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