martes, 1 de noviembre de 2016

La larga marcha hacia un federalismo mejor continúa

Mucha gente en España todavía no se ha recuperado de la traumática división del partido y los diputados socialistas ante la reciente investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno. Como ha dicho Manuel Cruz, tras la defenestración de Pedro Sánchez, si Rajoy no hubiera sido investido probablemente hubiéramos tenido más Rajoy tras unas terceras elecciones. Pero no hay que perder la visión de largo plazo. Esta investidura culmina un ciclo electoral en España de una manera que no es la que muchos hubiéramos deseado. Pero en este ciclo, en un escenario muy complejo, se han producido desde las elecciones municipales y autonómicas de 2015 cambios importantes, donde los distintos actores han actuado atacando y defendiéndose como han podido. Esta fuerte sacudida nos ha permitido también aprender cosas y conocer mejor a algunos líderes. No todos han estado a la altura. Otros sí. Hemos conocido a Ángel Gabilondo (quizás el mejor legado de Pedro Sánchez) para bien, y hemos sabido que detrás del personaje Susana Díaz no hay mucho más que una experta en gestoras y congresos, difícilmente una líder internacional que pueda contribuir a adaptar a la social democracia europea al siglo XXI. Hoy tenemos en el Congreso a personas federalistas como Manuel Cruz y Gregorio Cámara, y el federalismo gobierna en el País Valenciano y en las Baleares. La lucha por un federalismo mejor nunca será un camino de rosas ni una cosa de dos días. Será un largo combate. Hay muchos sectores interesados en que persista el enfrentamiento de nacionalismos aunque no sirva para avanzar en ninguna dirección. Los Estados Unidos tardaron dos siglos en pasar del confederalismo al federalismo. En España la transición del Estado unitario y centralista al federalismo ha dado ya muchos pasos, pero le faltan otros. En Europa la evolución de la confederación actual a la federación democrática que deseamos también ha dado algunos pasos, pero insuficientes. La clave por lo menos para la izquierda federal es convencer de que un federalismo mejor es una condición necesaria (aunque no suficiente) para muchas causas sociales como la lucha contra los paraísos fiscales, contra las grandes desigualdades, contra el cambio climático y por la regulación de los mercados globales o la solución a los problemas de los refugiados y las migraciones. La larga marcha por un federalismo mejor y por la superación de las barreras mentales que lo frenan y la superación del obsoleto estado-nación vivirá en las próximas fechas tres metas volantes importantes por lo menos para mí, aunque de distinta trascendencia para la humanidad. Primero el congreso de mis compañeros del PSC (al que no podré ir por exceso de trabajo, pero gracias por la invitación compañeros: bona sort!) donde el ya electo Miquel Iceta (para muchos, otro descubrimiento positivo de este ciclo electoral) debe seguir recuperando un PSC fuerte y modernizado. Después vamos a cruzar los dedos porque los amigos del repliegue identitario, los nuevos amigos de Raül Romeva, no tengan un subidón con una victoria a última hora de Donald Trump. Y finalmente, el día 12 de noviembre en Barcelona (ahí sí voy a estar) tendrá lugar la II Convención Federalista, con la presencia de importantes representantes políticos debatiendo sobre el futuro del federalismo en España y Europa. También habrá una amplia presencia de académicos en una fila cero, que el día anterior habrán (habremos) participado en una reunión académica al más alto nivel. La larga marcha por un federalismo mejor no ha hecho más que empezar. Ahora viene todo esto, y mientras tanto Federalistes d'Esquerres sigue preparando innumerables actividades. Força Federalisme!

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