viernes, 26 de junio de 2020

Idees "zombie" a Catalunya

L'economista i Premi Nobel Paul Krugman defineix les idees "zombie" com "coses que la gent creu en l'arena política que són demostrablement falses". Per als Estats Units, Krugman posa com a exemple d'idea zombie la creença que baixant els impostos augmentaran els ingressos fiscals, és a dir, la creença en certs sectors del debat polític que estem a la dreta del punt de màxims ingressos de l'anomenada Corba de Laffer
Però no només als Estats Units i no només en el terreny de la política econòmica circul·len idees zombie. A Catalunya en segueixen circul·lant almenys dues, que han esdevingut intents desesperats de taules de salvació pel desnortat moviment independentista. Una és la idea del referèndum salvador, que Quim Torra fa poc ha tornat a treure, aparentment sense provocar la riota dels seus (almenys en públic). Si fer un referèndum il·legal ja ha fracassat dues vegades (tres si sumem les eleccions suposadament plebiscitàries), no se sap què hauria de passar perquè ara tingués alguna possibilitat de resultar en quelcom positiu. Un referèndum d'independència segueix essent il·legal, a Espanya i en qualsevol constitució escrita de qualsevol país democràtic desenvolupat. Podria ser legal si es reforma la Constitució, per a la qual cosa es requereix una majoria qualificada democràtica que no hi ha cap possibilitat d'assolir-se. I si ho fos, el referèndum del Brexit, del qual es compleixen 4 anys, ha il·lustrat les enormes limitacions d'un instrument dicotòmic tan barroer per resoldre qüestions complexes. També hem vist com, fa poc, els independentistes han brandat una enquesta on fins a un 75% d'enquestats han dit que un referèndum "per decidir el futur de Catalunya" els semblava una bona forma de resoldre la qüestió catalana. És clar que en aquesta formulació, fins i tot jo podria estar-hi d'acord, perquè almenys no estic en contra de respectar l'ordre legal vigent, on efectivament es reconeix que la Constitució i l'Estatut han de ser ratificats en referèndum.
L'altra idea zombie, que ha tornat a sortir de la tomba en la pandèmia, és la idea que Espanya és un estat unitari i centralista. Que Catalunya tingui les competències de la sanitat, l'educació, les presons, la policia, la política lingüística i cultural, etc. no afecta per res, sembla, aquesta idea zombie. Tampoc no afecta que el govern català pugui fer i desfer amb una televisió pública, o que el Parlament de Catalunya pugui si vol (que no vol) canviar la seva pròpia llei electoral. Podem discutir si Espanya és més o menys federal. No ajuda que la Constitució no defineixi Espanya com a tal, malgrat que té molts trets federals, i molts punts de la Constitució copiats de la Constitució federal alemanya. En qualsevol cas, Espanya està lluny de ser una federació ideal, com ho estan moltes federacions (la dels Estats Units, sense anar més lluny). Però que Espanya estigui lluny de ser una federació perfecta, no la converteix, a l'any 2020, amb 17 Comunitats Autònomes i bona part de la sobirania cedida al nivell europeu, en un estat centralista i unitari. L'estat d'alarma, acotat en el temps (i ja finalitzat), ha centralitzat el control de la mobilitat, necessari (i exitós) donat el brutal impacte de la pandèmia a Espanya. Durant l'estat de l'alarma, la Generalitat de Catalunya ha seguit tenint el control de la gestió d'hospitals, residències de gent gran, escoles, etc., fins i tot el poder de decidir si l'exèrcit espanyol podía ajudar a construir hospitals o no. Però quan la realitat de les coses és com és, convé seguir distraient el personal amb idees zombie.

sábado, 20 de junio de 2020

El rol del conocimiento experto en la política catalana, española y francesa

Esta semana se ha conocido que el gobierno español, a través de la unidad de prospectiva creada en la presidencia del gobierno, ha encargado a un grupo de personas expertas una serie de contribuciones sobre distintas cuestiones asociadas a políticas públicas, con un rol preponderante para personas economistas ("economistas de élite" según la noticia).
Entre los nombres que aparecían, se encuentran personas de gran talento y formación, cuyas aportaciones sin duda serán bienvenidas como input en la elaboración de recetas para superar la actual crisis y contribuir a un futuro de bienestar y progreso compartido en España. Destaca el carácter ideológicamente plural del grupo. En la noticia que apareció, se dice que "tanto en el PSOE como en Unidas Podemos genera inquietud que se haga un proyecto así al margen de los partidos". Si es así, sería un grave error, y por la parte de partido que yo conozco, no sólo el proyecto no genera ninguna inquietud, sino que es saludado con la esperanza de que facilite el diálogo entre el conocimiento experto y la esfera política. En realidad, algunas de las personas que participan en esta iniciativa ya participan en iniciativas más o menos formales relacionadas con los partidos, por ejemplo a través de la Comisión del Congreso de Diputados sobre reconstrucción social y económica.
Existen algunas diferencias entre este grupo de personas expertas y los que pocas semanas antes se anunciaron por parte del presidente de la República Francesa y por parte del gobierno de la Generalitat de Cataluña. En el caso francés, se trata de un grupo más reducido de exclusivamente economistas, de gran prestigio académico, y no exclusivamente franceses, aunque de un espectro ideológico aparentemente más reducido que el caso español (poco alejados del centrismo de Macron), aunque con un encargo más formal, centrado en el reto climático y el demográfico. En el caso catalán, se trata de un grupo donde la economía académica no ocupa un lugar de relevancia, y donde el espectro ideológico aparentemente no está muy alejado de los sectores que apoyan actualmente al gobierno catalán, aunque Manel Manchón es optimista y sugiere que el grupo (pese a ser reclutado en medio de un clima pre-electoral) pretende pasar página del independentismo, en cuyo ascenso un grupo de prestigiosos economistas académicos sí tuvo un papel importante, aunque ahora parecen pasar a un segundo plano.
El tiempo nos permitirá juzgar la contribución que harán estos distintos grupos. A lo largo de la historia hay ejemplos de grupos de personas expertas que realizaron contribuciones cruciales, y de grupos que pasaron sin pena de gloria, o que sólo sirvieron para distraer a la opinión pública.
Lo que creo que es un error es pensar que estos grupos pueden de alguna forma "diseñar el futuro". El futuro no se diseña, sino que es el fruto de fuerzas evolutivas y luchas de intereses. Es muy positivo para la sociedad que los partidos políticos y los gobiernos estén en contacto permanente con personas expertas (esto intentamos hacer en el PSC, por ejemplo con los Talleres Económicos), y que se dé entre ellos y ellas una relación franca y fluida, sin necesidad de hacerlo con grandes pretensiones, que es fácil que generen frustración y al final escepticismo.
Como no descarto que alguna de estas personas expertas lea este texto, me atrevo a sugerir que una aportación que podrían hacer es pedir a los gobiernos que el conocimiento experto se centre no sólo en los grandes objetivos imprecisos ("el diseño del futuro"), sino en la evaluación detallada y en la medida de lo posible cuantitativa de políticas concretas, es decir, asesorar mediante mecanismos institucionales estables con un encargo más preciso en el diseño de políticas concretas. Por ejemplo, lo que se ha hecho con el Ingreso Mínimo Vital, es decir, el diseño de la política buscando el debate y la interlocución con personas expertas, y la incorporación de mecanismos de evaluación en la política pública misma, debería generalizarse.

sábado, 13 de junio de 2020

Federalismo o soberanismo. Esta es la cuestión (entre otras)

Mi solución preferida al trilema de Rodrik es la de Piketty. Como es sabido, Dani Rodrik plantea que de un triángulo con tres vértices formados por la soberanía nacional, las políticas democráticas y la hiper-globalización, debemos sacrificar uno de los tres porque todo a la vez es imposible. Aunque posiblemente es forzado interpretar el trilema de una forma literal, sin duda Rodrik puso el dedo en la llaga sobre las enormes tensiones que se producen entre estos tres fenómenos. La solución de Rodrik a su trilema es frenar la hiperglobalización, y volver a un sistema como el de Bretton Woods, donde exista margen para una soberanía nacional democrática. En una versión radical de esta solución tendríamos los remedios comunitaristas, por los que apuestan quienes pretenden volver al proteccionismo y el cierre de fronteras. Otra solución al trilema es la de los neoliberales nacionalistas apoyados bien racionalmente por algunos magnates, que pretenden eliminar el vértice democrático, y hacer compatibles la hiper-globalización con la soberanía nacional, reduciendo ésta a una competencia a la baja para atraer factores de producción, pero donde por la movilidad del capital sería imposible un estado del bienestar financiado con impuestos, e iríamos a un mundo de paraísos fiscales. La solución del federalismo global, la de Piketty, es la de relativizar cada vez más la soberanía nacional e ir a una democracia multi-nivel con impuestos internacionales sobre la riqueza y soluciones transnacionales a problemas transnacionales como las desigualdades, el fraude fiscal y el cambio climático.
Es hasta cierto punto comprensible que ante los problemas asociados a la hiper-globalización, tengan cierto éxito las campañas que hacen una llamada a recuperar un control de las políticas públicas y los procesos económicos más próximo a las personas. Eso el federalismo lo soluciona con el principio de subsidiariedad. También es cierto que los excesos de las cadenas de valor globales crean vulnerabilidades que hay que mitigar con un margen de holgura para las políticas industriales. Pero esto lo que crea es una demanda por políticas coordinadas (como la que está impulsando la Comisión Europea con las vacunas) en un marco de cooperación multilateral.
En el caso de Cataluña, el movimiento independentista se puede entender como una alianza entre los comunitaristas y los neoliberales soberanistas. El uso del concepto soberanía o alguna de sus derivadas, sirve para hacer amigos entre la enorme (según los datos electorales y demoscópicos minoritaria, pero mayoritaria entre quienes controlan recursos políticos, económicos y mediáticos) parte de la sociedad catalana que en la última década ha apoyado el fracasado proyecto independentista. Lluís Rabell, con más conocimiento de causa sobre algunos de los protagonistas de estos intentos, ha escrito sobre ello. En su libro “Capital e Ideología”, Piketty también habla del caso catalán, y augura que si los catalanes soberanistas o comunitaristas de izquierdas siguen aliándose con los nacionalistas neoliberales (y yo añadiría, con algunos de sus magnates), y acaban triunfando, el modelo económico que prevalecerá no será un modelo distributivo, sino un modelo de paraísos fiscales.
En Italia los soberanistas, en el vocabulario del diario progresista de referencia, La Repubblica ("sovranisti"), son los dos partidos nacional-populistas (o peor) de derechas, La Lega de Matteo Salvini (que cuando era La Lega Nord apoyaba al independentismo catalán) y los Fratelli d’Italia, que están a la derecha de La Lega.
En Agosto de 2019, el Papa Francisco se mostró preocupado por los “soberanistas”, porque su discurso se parecía demasiado al discurso fascista.
En Francia, Macron ha hecho guiños discursivos al soberanismo (“francés y europeo”), que han sido aplaudidos condescendientemente por Marine Le Pen: «yo soy feliz si Macron ha tomado conciencia de que hay que practicar el patriotismo económico, de que hay que ser independientes, soberanos y en particular en lo que se refiere a la salud de los franceses».
Donald Trump, ante las Naciones Unidas en 2018, en un discurso de 10 minutos mencionó 10 veces la palabra soberanía, habitual también entre los partidarios del Brexit en el Reino Unido, y entre los nacional-populistas del Este de Europa, y los líderes con inquietantes tendencias autoritarias de Brasil y la India.
En el conjunto de España el partido soberanista por excelencia es Vox. Por ejemplo, en el pasado mes de enero, Abascal viajó al Parlamento Europeo, según dijo para defender “la soberanía nacional”.
Supongo que una Europa más soberana se puede interpretar como una Europa más federal, en el sentido Hamiltoniano, pero creo que no es ese el tipo de soberanismo al que aspiran los soberanistas italianos, ingleses, catalanes o españoles.
Todo esto pueden parecer abstracciones fuera de lugar, cuando lo importante en medio de una pandemia y una fuerte crisis económica debería ser preocuparnos por dar de comer a la gente. Pero hemos aprendido que los relatos y narrativas acaban influyendo mucho sobre las estrategias concretas para llevar un plato a la mesa. De un relato cooperativo y federalista hay que pasar a estrategias viables que refuercen la capacidad pública a todos los niveles para reactivar la economía sobre bases nuevas, más ecológicas e igualitarias.

viernes, 12 de junio de 2020

El llegat de Jordi Pujol. Una visió personal

El meu primer acte polític va ser anar a la plaça de Sant Jaume amb els meus pares el dia que va arribar Josep Tarradellas a Barcelona i va dir "Ja sóc aquí!". Era la tardor de 1977 i jo tenia 12 anys. A l'any 1980 Jordi Pujol va aconseguir una majoria de vots al Parlament de Catalunya per procamar-se president de la Generalitat, i ho va ser fins 2003, quan va guanyar Pasqual Maragall. Jo em vaig afiliar a les Joventuts Socialistes a l'any 1982. La meva militància de joventut va coincidir amb els governs de Felipe González al govern espanyol i de Jordi Pujol al govern cartalà. Recolzàvem críticament a González i militàvem en l'oposició a Jordi Pujol. El vam patir de valent. Fins i tot el vaig conèixer personalment: dues vegades el vam visitar, la direcció de la JSC, al Palau de la Generalitat i, quan vaig ser regidor de l'Ajuntament, recordo haver entregat unes medalles als Jocs Paralímpics amb ell. No puc dir que fos especialment simpàtic. No he acabat mai d'entendre aquells que encara diuen que és una persona molt intel·ligent. La intel·ligència és multi-dimensional i és clar que alguna neurona li deu funcionar bé si va arribar al poder i el va mantenir durant tant de temps, i si els seus delictes han passat amb la impunitat que han passat. S'ha de tenir un mínim d'intel·ligència per això (però molts altres també han fet el mateix). Però ni em sembla que sigui una persona especialment culta, ni em sembla que hagi fet cap contribució especial a la humanitat (ni a Catalunya com a col·lectivitat). No va exercir mai la professió per a la qual diuen que va estudiar (medicina), parla bastant malament diversos idiomes (incloent el català), i no sembla que tingués una gran afició per la lectura. Al llibre "El mínim que es pot dir", les memòries polítiques de Raimon Obiols, es llegeix: "En una sessió parlamentària un xic tempestuosa, Jordi Pujol m'etzibà un "Vostè, Sr. Obiols, llegeix massa!" ("Mai prou", li vaig respondre)". La sobre-valoració de Jordi Pujol només s'explica per la longevitat no només del seu poder, sinó de la seva influència. El seu llegat és un sistema de clientelisme de masses, una màquina formidable d'esquivar la rendició de comptes i fer agit-prop, un menyspreu per la justícia i l'estat de dret, un recèl de la Catalunya urbana i metropolitana, un menysteniment d'allò que és col·lectiu, una visió conservadora de la realitat, a més del trencament del consens catalanista, una societat dividida, el caràcter patrimonial de l'administració, i la corrupció rampant. És hora que una part majoritària de Catalunya faci una catarsi col·lectiva i superi el complexe pujolístico-industrial en el qual encara vivim; altrament, no ens en sortirem.

domingo, 7 de junio de 2020

"Això és de primer de convergent"

Un cop una cosa esdevé normal, deixem de veure-ho com quelcom equivocat. Això ens diu Anne Applebaum en una magnífic article recent a The Atlantic sobre com pot ser que persones amb una trajectòria impecable acabin recolzant moviments que en el fons i en la forma atenten contra principis que s'havien defensat amb convicció anteriorment. L'escriptora ho acaba aplicant al cas dels Estats Units avui, però també posa exemples d'altres èpoques i societats.
Els missatges llençats pels màxims dirigents de l'independentisme català durant la pandèmia, acusant de les morts a "Madrid" per treure's de sobre la rendició de comptes sobre la seva propia gestió, entren de ple en aquesta categoria de fenòmens, que deixen d'escandalitzar a molts perquè formen part de la normalitat.
Els motius que dóna Applebaum sobre com pot ser que moltes persones ho acabin no només acceptant, sinó afengint-se al discurs, tenen a veure amb les auto-justificacions (algunes menys indignes que d'altres) que persones intel·ligents es donen a si mateixes per recolzar líders que en altres èpoques no defensarien: "podem aprofitar el moment per fer grans coses"; "hem de ser-hi per protegir el país de les pitjors temptacions dels nostres líders"; "jo, personalment, me'n puc beneficiar"; "haig de seguir a prop del poder"; "si els líders fan disbarats, per què no els puc fer jo?"; "els meus poden estar equivocats, però els altres encara són pitjors"; "tinc por de parlar clar". És possible que aquesta taxonomia no esgoti la llista d'auto-justificacions, i que ens alguns casos es combinin.
No falten mai les plataformes perquè persones amb certa reputació puguin afegir-se al barco, encara que aquest hagi naufragat diverses vegades. Quan en un grup de WhatsApp vam comentar la recent creació d'una comissió d'experts (majoritàriament independentistes i poc representatius de la diversitat de Catalunya, per dir-ho suaument) per part de l'agonitzant govern de la Generalitat, un amic meu va comentar amb encert que això era de "primer de convergent". A una llista inicial d'experts pretenen afegir-ne més fins arribar a 400 (ja veurem si tindran temps, o els afegiran directament als mítings electorals), així garanteixen que la comissió d'experts no tindrà un mandat clar ni podrà retre comptes de la seva actuació, com no ho van fer anteriorment ni el CAREC, ni la Comissió de Transició Nacional, ni la Comissió del Referèndum, ni altres operacions semblants de primer de convergent. Es tracta de crear vehicles per anar facilitant l'adhesió, mentre els problemes s'acumulen i les institucions van perdent el seu prestigi. Si és dubtós que la comissió d'experts de Macron (allò sí que són experts) pugui tenir alguna incidència en la vida real de la societat francesa, aquí el nostre mecanisme de fireta encara convida més a l'escepticisme. En tot cas, el grup incial denota una capacitat minvant per atreure antics exponents de l'esquerra i personalitats de prestigi internacional, que eren capítols ineludibles del temari de "primer de convergent".

lunes, 1 de junio de 2020

Sobre la nueva comisión de expertos económicos de Macron

La puesta en marcha de una "Comisión de Expertos sobre los grandes desafíos económicos" por parte del Presidente francés Macron ha despertado un gran entusiasmo... entre los economistas.
La lista de miembros y el encargo que se les realiza impresiona. Un grupo amplio de economistas de todo el mundo, bajo el liderazgo de Jean Tirole y de Olivier Blanchard (dos economistas franceses de gran prestigio internacional), deberá elaborar propuestas sobre las desigualdades, el cambio climático y el reto demográfico.
Aparte de la envidia de poder contar con este grupo en la misma mesa, pensando un poco uno se pregunta si Macron necesitaba montar la comisión en caso de que su objetivo sea mejorar las políticas de su gobierno, o sus propuestas de cara a las próximas elecciones presidenciales, dado que los trabajos de todos los miembros de la comisión son perfectamente conocidos. Y también uno se pregunta si este tipo de Comisión sería extrapolable a España (quizás sí, en Estados Unidos también tienen el Council of Economic Advisers, que suele estar presidido por un economista académico), aunque nosotros tenemos un régimen parlamentario y no presidencial.
Los autores franceses Landier y Thesmar tienen un bonito libro, "La Société Translucide. Pour en finir avec le mythe de l'État bienveillant" ("La sociedad traslúcida. Para terminar con el mito del estado benevolente"), donde dedican precisamente un capítulo, titulado "Les limites de l'expertise" a las comisiones de expertos, desde una perspectiva crítica. El capítulo contiene una cita del General De Gaulle de 1963, donde éste en un discurso se reía de la tendencia a crear comités de expertos, y decía que lo esencial para él no era lo que pensaba este o aquel comité de expertos, sino lo que pensaba "el pueblo francés". El capítulo por lo demás contiene una interesante discusión sobre los dilemas entre democracia y tecnocracia, dilemas que son profundos y han sido tratados en numerosos libros y artículos.
Ojalá la Comisión de Tirole y Blanchard sea enormemente fructífera. Para serlo, creo que deberá luchar contra dos problemas: su estrecho rango ideológico, y las dificultades que tendrá para rendir cuentas. Sobre su rango ideológico, algunos puede que crean que esto da igual, porque lo importante es que los y las economistas elegidos son de una enorme calidad académica. Pero es obvio que hay muchos otros economistas académicos de enorme calidad que no están en el grupo, y que, por decirlo de alguna forma, son menos de centro que los elegidos. No sé si se lo habrán propuesto y si lo habrían aceptado, pero se echan de menos algunos nombres obvios, especialmente entre los economistas franceses que han trabajado en desigualdad. Sobre la rendición de cuentas, creo que una conclusión bastante aceptada en economía de las organizaciones e instituciones, es que la rendición de cuentas es más fácil cuando la misión tiene menos dimensiones y es más fácil de evaluar. En este sentido, es más fácil de evaluar el trabajo de un economista académico en la arena política, cuando decide mojarse y, por ejemplo, acepta ser ministro, o eurodiputado, o consejero autonómico, o cuando se pone a participar activamente en movimientos ciudadanos (y se puede evaluar si estos triunfan o fracasan, y si dejan algo a la sociedad) como cualquier ciudadano. En España hemos tenido y tenemos economistas académicos en estos roles, por supuesto con luces y sombras. Ahora va a haber una comisión parlamentaria para la reconstrucción económica tras la pandemia, y ya han sido llamados a participar varios economistas académicos, junto a otras personas expertas, como han sido llamados algunos a colaborar con ministerios o iniciativas varias (como la "desescalada") por parte del actual gobierno o anteriores. Ojalá ocurra lo mismo en Parlamentos autonómicos y otros foros. Seguro que algunos economistas desearían influir más, pero a lo mejor para eso también hay que mojarse más, bajar a la arena...
El mandato acotado en el tiempo de la Comisión de Tirole y Blanchard nos permitirá hacer una primera evaluación de los contenidos de su trabajo, aunque una auténtica rendición de cuentas implicaría evaluar qué impacto ha tenido sobre la mejora del bienestar de la sociedad francesa: ¿ayudará la difusión del trabajo y su eventual adopción por Macron a derrotar a la extrema derecha? ¿se desarrollarán las medidas sugeridas por parte de una segunda administración Macron? ¿mejorarán la calidad de vida de la sociedad francesa? Cómo entiendo que esta evaluación es imposible, no puedo evitar sospechar que ésta puede ser una de las razones por las que a algunos economistas les parece atractiva la idea.
Pero como a muchos nos gustaría que la relación entre el mundo político y el académico fuera lo más fructífera posible, especialmente aquellos que vivimos haciendo equilibrios entre ambos mundos, siempre a punto de caer donde los cocodrilos, estaremos muy atentos a los trabajos de tan prestigiosa comisión.