jueves, 28 de diciembre de 2017

Seguim votant, o tornem a parlar?

Ara que aquest blog arriba a la seva fi (més sobre això la setmana que ve), pot ser un bon moment per recopilar experiències. Quantes vegades hem votat la ciutadania de Catalunya des que vaig començar a escriure-hi? El primer post va ser el juliol de 2011. Hi ha hagut tres eleccions al Parlament de Catalunya, unes eleccions muncipals, tres eleccions generals i unes eleccions europees, si no compto malament. Encara no sé com he trobat el moment d'escriure d'alguna cosa que no fós el tema polític català. A més, hi ha hagut dos intents unilaterals de celebrar referèndums d'autodeterminació per part de la minoria independentista. Són vuit votacions a Catalunya, deu si sumem els referèndums unilaterals. En sis anys i mig. Ens hem comptat totes aquestes vegades, totes elles després d'agres enfrontaments, que han servit per fer agit-prop i dividir-nos per identitats. Alguns poden pensar que precisament això és la democràcia, votar, però aquesta és una visió molt parcial; democràcia també és dialogar, respectar totes les posicions, cercar consensos, promoure la convivència. Prefereixo la qualitat democràtica abans que el radicalisme democràtic, que em sembla un tret propi del populisme. La conclusió que no es vol acceptar d'aquestes votacions és que avui a Catalunya ningú té majoria per aplicar el seu projecte (a part de la fractura social i l'arraconament de l'esquerra). Crec que en aquests moments l'única majoria real és la de la gent que està tipa de Puigdemont, que inclou els votants i dirigents del PP, Ciutadans, PSC, Comuns, ERC i una part del mateix partit de Puigdemont, que ja no recordo com es diu (la CUP, sempre tant bons minyons, roman fidel). És una majoria robusta i qualificada. Potser deixar de fer cas al patètic pallasso de Flandes (com els pares que deixen plorar els nens fins que aquests s'adonen que ningú els fa cas) ens permetria començar a parlar, i buscar consensos bàsics per refer la convivència i deixar de perdre el temps. Hem perdut ja l'agència del medicament, seus d'empreses, turistes, estudiants,... En podem perdre molts més si ens tornem a posar a frec del precipici com vam fer el passat mes d'octubre. Mentrestant el món va canviant, Europa es va redefinint, els problemes socials i medi-ambientals s'acumulen, les desigualtats es cronifiquen, i nosaltres, la ciutadania de Catalunya políticament organitzada, no hi som. En canvi, alguns proposen seguir votant i seguir fent pensar a la gent que "ara sí", "ho tenim a tocar", bla, bla, bla. Un referèndum legal i acordat d'autodeterminació que no sigui consultiu està prohibit a la Constitució (en l'espanyola i en totes excepte les de tres països excèntrics) per bones raons. No passarà, però si la Constitució es canviés per fer-lo el resultat seria un embolic total com passa amb el Brexit. Les propostes per fer-ne un de consultiu amb més de dues opcions soluciona alguns problemes però en crea altres: qui decideix quines són les opcions? Per què Catalunya podria negociar un canvi constitucional amb les mans lligades per un referèndum però altres agents no? Què passa si guanya una de les opcions amb el 34% dels vots? Què fem amb Tabarnia (un problema que fa ja quatre anys va profetitzar l'escriptor Jordi Soler)? Deixem de buscar solucions falses i busquem evolucions possibles. Tornem a parlar, sisplau.

viernes, 22 de diciembre de 2017

Mis elecciones catalanas, en perspectiva

1-Perspectiva. Siempre he pensado que un análisis electoral sosegado requiere dos días por lo menos, pero como mañana tengo un día de aeropuerto y partido del Barça por alguna tele, y después viene la Navidad, me arriesgo a hacerlo con antelación. No tengo pues perspectiva temporal, pero sí geográfica, ya que voté por correo y a medida que mis conciudadanos se preparaban para votar o lo hacían, yo me alejaba de ellos en dirección al hemisferio sur. En mi viaje paso por Roma, compro el diario La Repubblica, leo sobre la polémica propuesta austríaca de ofrecer el pasaporte a los italianos de la región italiana fronteriza que hablen alemán, y me doy cuenta de que el caso catalán es uno más de los casos de nacionalismo y tensión identitaria que ocurren en un mundo plagado de problemas que interaccionan con las identidades y temerosos sentimientos de pertenencia. Como sabe el lector, alterno el catalán y el castellano en mi blog. La elección depende del tema y de factores aleatorios. Quizás porque estoy en Chile, quizás porque desde ayer casi los únicos que se han interesado por mi opinión son personas que viven fuera de Cataluña y se expresan en castellano, escribo este post en este idioma. También se interesó un amigo inglés, que me preguntaba cómo veía "el referéndum": suerte que no fue tal, porque si lo llega a ser daba para segregar dos partes de Catalunya: el norte cristiano con Puigdemont, el sur antiguamente musulmán con España. En Chile leo porque estaba en la maleta una reseña de una biografía de Polanyi, que decía que en la primera mitad del siglo XX el extremismo nacionalista fue una consecuencia del liberalismo extremo. Se olvida que en Cataluña también, entre otros factores: Mas encontró en su radicalización la forma de tapar su neoliberalismo cuando este empezó a hacer daño en el bolsillo a mucha gente. Por eso me asusta que algunos se alegren de que un partido neoliberal sea el gran beneficiado del voto no independentista: sin soluciones sociales, sin un proyecto sólido de reformismo social federalista serio, el nacionalismo extremo seguirá campando a sus anchas.
2-Los independentistas vuelven a sacar menos de la mitad de los votos aunque tienen muchos, pero vuelven a tener mayoría (algo reducida) de escaños. Su voto se concentra en algunas áreas del territorio y en grupos demográficos muy definidos. De transversalidad, nada. Tienen mayoría para elegir un gobierno autonómico, que les dará para seguir controlando los grandes medios públicos de comunicación. Creo que esto es lo único que tienen claro que harán. La CUP pasa de 10 a 4 escaños, lo que no es de extrañar porque su programa eurofóbico lo asumió Puigdemont, mientras ellos presentaban a un candidato cura (o lo parecía) y su gran día en la campaña fue cuando se manifestaron por las obras de arte religioso de Sijena. Felicidades, anticapitalistas.
3-Ciudadanos. Les felicito. Son los grandes beneficiados de la polarización y uno de los grandes logros del independentismo. No me alegro de que un partido desacomplejadamente nacionalista español sea el más votado, en Cataluña o en Madrid. Prefiero que ganen ellos antes que un partido fascista, por supuesto. Pero Ciudadanos (véase el nombre) tiene fuertes componentes populistas. La ideología ha venido después, y cuando han tenido que elegirla, han elegido la neo-liberal, de la mano de un economista competente, Luis Garicano, que excepto en la independencia se podría entender en todo con el Grupo Wilson de economistas neo-liberales independentistas. Todos ellos están encantados de tenerse como rivales, unos hablando en castellano y otros en catalán, unos en el campo y otros en las ciudades. Ciudadanos se ha beneficiado de pasar por este proceso sin responsabilidades en ningún gobierno (0 alcaldes en Cataluña), y sin que un solo votante recuerde ninguna de sus propuestas programáticas. Le iría bien empezar a tener alguna responsabilidad y alguna propuesta. El nacionalismo es letal para la izquierda, en Israel, en Irlanda, en Cataluña y en España.
4-El PP. Compartirá grupo mixto con la CUP. Cosecha en Cataluña el resultado de muchos años de utilizarla para conseguir votos fuera de ella. Su candidato era nefasto: una persona chulesca con un pasado racista. Tenían candidatos mucho mejores y no los usaron. La mayoría de sus votantes habituales votaron a Ciudadanos. En fin.
5-Los Comunes. Pasa de ser el partido más votado en Cataluña en las generales al quinto en las autonómicas. En 2015 sus 11 diputados se consideraron un mal resultado. Hoy, sacan menos. Tuvieron quizás al mejor diputado de la anterior legislatura (Coscubiela) y lo sacaron. La izquierda lo tiene objetivamente difícil, pero algunos parecía que ayudaran al rival, con el auxilio de Roures quizás.
6-El PSC. Sobrevive de nuevo, pero esta vez se había creado a si mismo unas expectativas excesivas. No parece que los ex de Unió hayan servido para capturar mucho voto nacionalista arrepentido. Para penetrar ahí (y si no lo hace el PSC no lo hará nadie) habrá que probar otras vías, con otras generaciones de líderes provenientes del nacionalismo. Hay que ser muy prudente a la hora de juzgar a los socialistas, que a diferencia de otros sí han asumido responsabilidades y han recibido fuego cruzado de todas partes, y nulo agradecimiento a los servicios prestados al catalanismo por parte de unos, y al respeto a la legalidad democrática por parte de otros. Partidarios de volantazos, abstenerse. El PSC es lo que es. Tiene que serlo mejor. Para subir, tenía que haber sido más de fiar, y para mucha gente no lo ha sido suficientemente. Para serlo no creo que la receta sea sumarse a los gritos españolistas de la segunda fila del escenario de Ciudadanos, sino ganar en seriedad y robustez. El federalismo no debe venderse como una propuesta territorial e identiraria, sino como una propuesta social para el mundo del siglo XXI. Iceta, Granados, Illa, y Silva, entre otras y otros, merecen apoyo para trabajar más en esta dirección, y para buscar a los nuevos liderazgos que nos permitan avanzar en el futuro, generando más confianza en el electorado y en sus potenciales aliados fuera de Cataluña, que son necesarios. Los spin doctors pueden volver a su casa.

martes, 19 de diciembre de 2017

La por a la reconciliació o "contra el PSC vivíem millor"

Davant del fracàs pràctic del procés independentista hi ha dues alternatives: o persistir en l'error o buscar vies per refer la nostra convivència. Per descomptat que d'aquestes darreres n'hi ha moltes, i alguns almenys preferiríem la via del diàleg, el possibilisme i la gestió de les reformes dintre de la legalitat democràtica. Això sona avorrit, però en el món d'avui també vol dir buscar formes organitzatives i institucionals que ens permetin resoldre millor els problemes i desafiaments gravíssims de la nostra societat: desigualtats socials, canvi climàtic, transformacions tecnològiques. Jo en dic federalisme, però admeto que altres busquin altres denominacions. Crec que aquest és un debat necessari. El va intentar obrir ahir Joan Botella, president de Federalistes d'Esquerres, quan li va preguntar a Marta Rovira al debat de TV3 què li semblava la idea d'avançar cap a una Europa sobirana sense fronteres. Marta Rovira va dir que ella era europeïsta, i després va comparar el 1-O amb la democràcia a Tuníssia. No va dir què li semblava avançar cap a una Europa més sobirana sense fronteres. Aquesta actitud sembla que la tenen altres, que admeten que el procés pot haver comès algun error, però que encara no l'hem de rectificar perquè és previ lluitar contra els enemics de la democràcia i "el bloc del 155", on emfàticament s'esforcen a situar-hi el PSC (malgrat que potser va ser el partit que va fer més per intentar evitar-lo, tot i que és un article tan constitucional com tots els altres). Entre aquests que no tenen ara cap pressa per passar pàgina hi ha bastants ex-PSC. Alguns l'altre dia deien que el partit de Reventós, Pallach i Obiols no hauria caigut mai en les polítiques de l'actual socialisme català. Es van trobar però que un d'ells encara és viu i ha escrit potser les millors notes de la campanya, i ha demanat el vot pel partit del qual va ser primer secretari. Es va apostar molt fort a la mort del socialisme català i aquesta no s'ha produït, cosa que deu resultar una mica desesperant no només en un sector.  Alguns volen responsabilitzar el PSC de la presó d'alguns dirigents independentistes, malgrat que Iceta n'ha demanat l'indult, Obiols no para de dir que hi està en contra i nombrosos federalistes com Joan Botella i Carlos Jiménez Villarejo hi han opinat en contra. A més, no està en les seves mans el destí judicial dels presoners, i si ho hagués estat en alguns moments és evident que no haurien acabat mai a la presó. Per a mi, és una llàstima que Junqueras no estigui en llibertat perquè hagués estat bo que retés comptes de la seva pèssima gestió com a conseller d'economia responsable d'una estampida empresarial, i com a vice-president responsable d'unes mentides avui reconegudes. Que alguns amics seus diguin que és bona persona i bon cristià no l'eximeix d'explicar per què va dir mentides i va malversar fons públics, per esmentar dos tipus d'accions que els cristians anomenarien "pecats" (mentir i robar). I no sé com anomenarien dividir una societat i posar en perill el seu destí europeu, encara que no estigui a les taules de la llei. Reconèixer tot això com més aviat millor ens pot ajudar a reconciliar-nos i iniciar una etapa que pot necessitar un temps, però que és inevitable.

sábado, 16 de diciembre de 2017

Socialistas a fuer de federales

Indalecio Prieto sentenció que él era "socialista a fuer de liberal". Con esa frase reflejó uno de los componentes esenciales de la tarea de la izquierda española de modernizar nuestra sociedad por vías estrictamente democráticas. Junto con los objetivos de luchar contra la dictadura y consolidar la democracia, y de desarrollar el estado del bienestar, de forma complementaria la gran aspiración del socialismo español, en su gran diversidad, ha sido conectar con las ansias regeneracionistas y liberal-progresistas de la Institución Libre de Enseñanza y de todos aquellos grupos que luchaban por dejar atrás el oscurantismo y cualquier forma de opresión y así conectarnos con Europa. En el mundo del siglo XXI esas aspiraciones enlazan con los esfuerzos por proponer modelos de convivencia y de organización del gobierno que permitan afrontar los enormes retos de convivencia, sociales y medio-ambientales de la España europea totalmente integrada en la economía mundial. Entiendo que esta es la idea que tienen todos aquellos socialistas españoles que estos días están apoyando de corazón la campaña electoral de Miquel Iceta Llorens, no sólo Pedro Sánchez y José L. Rodríguez Zapatero en numerosos mítines, sino también Ximo Puig, Guillermo Fernández Vara, y personalidades que han firmado el manifiesto de apoyo a Iceta como Carmen Alborch, Carlos Solchaga, Joaquín Almunia y quienes asistieron a la III Convención Federalista organizada en Barcelona por la Fundación Campalans y la Fundación Ebert, entre ellos Ignacio Urquizu, Diego López Garrido, Manuel Escudero y José Antonio Montilla. Y también de periodistas como Juan Cruz, que escuchan más a sus compañeros de redacción en Barcelona Lluis Bassets y Xavier Vidal-Folch que a la Brunete mediática. Todos ellos lanzan un potente mensaje a quienes, desde posiciones pretendidamente progresistas, se encuentran más cómodos eligiendo fuerzas nacionalistas para enfrentarse a nacionalismos de signo contrario. Como dice Victoria Camps en el ya estrenado documental "Federal" de Albert Solé, el federalismo es casi inevitable en la España y el mundo de hoy. La alternativa es la parálisis de España y de Europa, y la parálisis en el mundo en marcha del siglo XXI significa quedarse de nuevo atrás. Siendo casi inevitable, es concebible incluso un federalismo sin federalistas, fruto de un equilibrio negociador entre fuerzas opuestas. Pero ese sería un federalismo a regañadientes, como el auto-gobierno consociativo (que sólo funciona a tiempo parcial, dado que pasa la mitad del tiempo suspendido por Westminster) de nacionalistas radicales de signo contrario en Irlanda del Norte, donde se echa de menos la fuerza propositiva de los moderados de John Hume, auténtico artífice de los acuerdos de paz. Sin federalistas, el federalismo será también inevitable pero renqueante y a la larga insostenible. Es la hora de ser socialista a fuer de federal.


miércoles, 13 de diciembre de 2017

Me sumo al Manifiesto por la convivencia promovido por el Prof. Pérez-Tornero

Este manifiesto que circula por change.org y que se puede firmar on-line me parece muy oportuno y por ello lo he apoyado. Ojalá lo apoye y sea coherente con él mucha gente con ideas distintas. Dice así:
Por un compromiso con la transparencia, la convivencia y la Constitución, ante las elecciones catalanas del 21-D
Cataluña atraviesa un preocupante deterioro de la vida pública y privada. Un Procés interminable y una abrupta declaración de independencia han provocado la ruptura de la legalidad constitucional con múltiples consecuencias negativas: huida de miles de empresas; aumento del desempleo; caída abrupta del turismo; creciente pérdida de prestigio internacional; y, lo más preocupante, una seria fractura en la convivencia cívica.
 Sin embargo, el horizonte de las elecciones autonómicas ha abierto la posibilidad de una cierta esperanza. Pero para que esta esperanza se haga realidad, los partidos, las instituciones políticas y los medios de comunicación deben ser capaces de propiciar un nuevo compromiso democrático con la ciudadanía, que se concreta en tres dimensiones:
a)     Compromiso con la ley y con los cauces de reforma previstos en ella. Porque para que un cambio de leyes tenga legitimidad solo puede hacerse dentro del marco de la legalidad democráticamente establecida.
 b)     Compromiso con el pluralismo, la diversidad y la tolerancia. Porque solo respetando el hecho de que en Cataluña existe una ciudadanía con identidades diversas y los mismos derechos se puede construir una democracia avanzada.
 c)     Compromiso con la información y comunicación veraces. Porque solo ellas pueden contribuir a la existencia de una esfera pública democrática.
 Ante las próximas elecciones autonómicas, los abajo firmantes  entendemos que estos compromisos deben traducirse en una serie de exigencias dirigidas a los diversos actores políticos:
 1.     A las instituciones y partidos que se presentan a las elecciones autonómicas:
 ·       Que participen en ellas con un leal, claro y explícito compromiso con la Constitución y con el conjunto de las leyes que se derivan de ella, especialmente con el Estatuto de Autonomía de Cataluña y con el Tratado constitucional europeo.
 ·       Que sean claros y transparentes en sus programas y propuestas. Que eviten las ambigüedades y las zonas oscuras. Y que faciliten a la ciudadanía la información suficiente como para que pueda elegir con conocimiento y responsabilidad.
 ·       Que aprovechen la próxima campaña electoral para escuchar a la ciudadanía y promover la cooperación cívica en la búsqueda de soluciones a los problemas existentes.
 2.     A los responsables políticos:
 ·       Que, a través de sus acciones y discursos, den siempre prioridad a la concordia y al entendimiento, siempre en el marco del interés general.
 ·       Que no exageren sus desavenencias ni dramaticen sus diferencias. Nada más lejos de una democracia avanzada que la agresividad, el lenguaje del odio, las injurias y las calumnias.
 3.     A los medios de comunicación y a las redes sociales:
 ·       Que sirvan de plataforma activa para el entendimiento y para la conversación social.
 ·       Que sean respetuosos con la pluralidad social y la diversidad; y
 ·       Que sepan promocionar los valores de la convivencia.
 4.     A las instituciones educativas y culturales:
 ·       Que contribuyan al pensamiento crítico, a la tolerancia y a la convivencia; y
 ·       Que no se presten ni al sectarismo ni al adoctrinamiento.
Los abajo firmantes defendemos la idea que este amplio compromiso -con la transparencia, la convivencia y la Constitución- es necesario en cualquier sociedad democrática,  pero resulta esencial en el momento excepcional que vive Cataluña.  Es clave para recuperar la esperanza en el futuro, el funcionamiento normal de las instituciones, y, sobre todo, restaurar un clima favorable al intercambio y la convivencia.

lunes, 11 de diciembre de 2017

La anti-política, ese recurso tan fácil

Ismael Peña-López, profesor de Derecho y Ciencia Política en la Universidad Oberta de Catalunya (UOC) e investigador de la fundación Open Evidence y la Information Society, Digital Divide (ICT4D) dice en un artículo (por otra parte interesante) sobre comunicación y política lo siguiente: “Los think tanks, las fundaciones de los partidos, han abandonado la reflexión y son instituciones donde se gana dinero, se coloca gente y se hace marketing. Han abdicado de sus funciones. No hay herramientas para la reflexión”. Como desde hace más o menos cuatro años, si no cuento mal el tiempo, que estoy en la Comisión Ejecutiva y el Patronato de la Fundación Rafael Campalans, vinculada al PSC, le puedo desmentir su afirmación, por lo menos en lo que se refiere a esta fundación. En la Campalans sólo hay una persona contratada, una politóloga con un nivel de formación más que notable. Yo desde que estoy no he ganado ni un euro, ni sé como podría ganarlo porque el presupuesto es bastante escuálido. Antes de estar en su dirección, ya había realizado otras colaboraciones, por las que jamás cobré (me gano la vida en la UAB). La Fundación tiene un código ético bastante estricto y apareció destacada recientemente en un ránking de transparencia que tuvo un eco nulo en los medios de comunicacion, porque vende mucho más la anti-política barata. No deja de ser revelador que un reportaje sobre cómo la comunicación prevalece sobre la política, el intelectual más destacado que interviene (se supone que para criticar el excesivo peso de las técnicas de comunicación) se preste a los tópicos más manidos de dicha anti-política. Respecto a que las fundaciones de los partidos han abandonado la reflexión, mi experiencia de nuevo me indica todo lo contrario en lo que se refiere a la fundación en la que colaboro. Para hablar sólo de actividades en las que he participado directamente al haberlas propuesto yo mismo, en estos cuatro años hemos celebrado tres convenciones federalistas (co-organizadas con la Fundación Ebert alemana, que supongo que desde hace décadas también se dedica a colocar a gente y enviat tuits, según el tópico) con la participación de los más destacados expertos nacionales e internacionales, y celebramos una sesión de debate sobre los partidos políticos y la renovación de la política, dando lugar a un interesante documento de reflexiones. Habrá que invitar a este profesor a la próxima edición. Además, la Fundación Campalans publica cada año un Informe Social que es una referencia sobre los problemas de justicia social en Cataluña, algo que también recibe un eco bien escaso entre los medios y los expertos en comunicación. Este think-tank (thinktankito, dados los medios) lleva años realizando propuestas para una reforma federal en España que ahora encuentran mucho eco en el debate político, entre otras razones porque el líder que las impulsa presidió en el pasado esta entidad (lo cual es un indicador más de la utilidad de la misma). Si este eco se trasladará a reformas concretas dependerá de la voluntad final de la ciudadanía y los legisladores, pero lo que es difícil de discutir es que por lo menos una fundación de un partido político ha hecho su trabajo. Lejos de abdicar de su función, se ha dedicado a fondo a ella en un contexto de escepticismo generalizado, escasez de medios y vacío comunicacional.

domingo, 10 de diciembre de 2017

El vot crític i responsable ha de ser per Miquel Iceta

Diversos comentaristes han publicat articles i llibrets els darrers dies i setmanes denunciant la falta d'esperit crític i autocrític a Catalunya, i la gran dosi d'irresponsabilitat que ens ha portat a la situació actual: fugida d'empreses, risc econòmic per al consum i el turisme, auto-govern intervingut. Tenen tota la raó. Un problema de la nostra societat catalana és que tothom es coneix massa, som una comunitat molt endogàmica, especialment entre els cercles petit-burgesos que han dominat fins ara la política i els mitjans de comunicació. És més fàcil lloar la intel·ligència dels uns i els altres que ficar-li el dit a l'ull a algú. Això s'agreuja paradoxalment amb les xarxes socials, on tots busquem que ens tuitegin i ens retuitegin, cosa que és més fàcil si ensabonem a algú que ocupa un lloc central a la xarxa, per exemple dient que els seus comentaris són "sempre" tan encertats. El problema és que recuperar el sentit crític i la responsabilitat és urgent. Dubto que Catalunya es pugui permetre sis mesos o un any més d'inestabilitat. Rectifico: sí que s'ho pot permetre, i aquest és el problema. Som una comunitat molt més rica que la mitjana mundial, estem fins i tot per sobre de la mitjana de la Unió Europea. Ens podem pagar de sobres la falta d'esperit crític i la irresponsabilitat dels darrers anys, i aquest és part del problema. El cost és enorme, però de moment és assumible, perquè ha estat més un cost d'oportunitat (allò que podíem haver fet aquests anys i no hem fet) que no pas un cost en termes d'haver perdut renda per a una majoria de la població. La por i l'angoixa que vam passar al mes d'octubre la tenim ben apuntada, però encara no som conscients que si es tornen a produir episodis semblants les pèrdues econòmiques, ja importants, poden ser catastròfiques. La democràcia electoral té però com a gran virtut la pràctica del vot retrospectiu, és a dir, la rendició de comptes d'aquells que han exercit el govern i aquells que els han recolzat. Aquesta rendició de comptes no pot ser més negativa en el cas de les eleccions al Parlament de Catalunya del 21D. Si s'ha de jutjar els polítics pel resultat de les seves accions, en aquest cas estem davant d'una avaluació molt deficient. No podem tornar a elegir els mateixos. No podem seguir per la via de l'enfrontament, la incertesa i la vulneració de la legalitat democràtica. No podem seguir per la via de l'enfrontament amb les institucions europees, que inclouen els governs dels seus estats membres, començant per l'espanyol. Hem de ser coherents amb les nostres exigències d'esperit crític i sentit de la responsabilitat. És contradictori demanar esperit crític i elogiar la intel·ligència de Ferran Mascarell, o de Jordi Sánchez, dos dels qui ens han portat precisament on som ara. No es poden demanar banderes europees a les manifestacions sobiranistes i alhora comparar al cada cop més euro-escèptic Carles Puigdemont amb Emmanuel Macron, precisament el líder més europeïsta i més contundent contra l'independentisme català. O no es pot criticar la irresponsabilitat dels líders independentistes i al mateix temps anar a votar al referèndum il·legal del primer d'Octubre perquè a un li va demanar una persona apreciada que no podia fer-ho, malgrat ser un referèndum que contravenia totes les prescripcions de la Comissió de Venècia, l'autoritat internacional en aquesta matèria, creada per lluitar argumentalment contra els tripijocs dels nacional-populistes com Le Pen, Farage, Wilders, Orban, etc., que troben en els referèndums sobiranistes la màxima expressió de la democràcia. No és acceptable que es permeti acríticament que Puigdemont vagi dient (de bracet amb un grup d'extrema dreta flamenc) que la democràcia espanyola, que ens ha portat a Europa i que avui està perfectament homologada, s'equipara al franquisme. Si és així, d'on surt l'autoritat democràtica dels milers de regidors i alcaldes que recolzen l'independentisme? Si és així, com és que els consellers moderats van abandonar el govern del Sr. Puigdemont? Que no sabien que estaven lluitant contra una dictadura? Mentrestant hem de veure com alguns periodistes europeus de prestigi, com Peter Preston, comparen la nostra televisió autonòmica amb la televisió franquista. No sé per què hem de tolerar acríticament que un ex-conseller de sanitat, que va ser incapaç de reduir les llistes d'espera i que veu com les seves aparents vel·leïtats progressistes desapareixen dels programes dels partits independentites, avui vagi cridant per Brussel·les com Tarzan a Nova Iork contra la democràcia espanyola, que hem construit entre tots, també amb els nacionalistes catalans i l'esquerra catalana. No sé per què hem de tolerar acríticament que facin victimisme persones de classe mitjana o alteta que ho han tingut tot, que fan crides a treure diners dels caixers a final de mes per gastar en un capritxet, que tenen calers per anar a passar un cap de setmana de pont amb tota la família a Brussel·les a fer una mani, o que descobreixen que a les presons emmanillen o el menjar no és massa bo. La població marginal que pateix massivament la presó preventiva té menys oportunitats, pitjors advocats i molts menys altaveus, a la vegada que la seva vulneració de la llei ha estat menys flagrant i té menys agreujants. Si almenys hagués servit tot això per pensar una mica més en ells... Jo espero que qui s'hagi d'enfrontar al vot retrospectiu d'aquí quatre anys (per què menys?) sigui Miquel Iceta. Qui combini esperit crític respecte al que ha passat, i a la vegada sentit de la responsabilitat envers Catalunya, dubto que tingui una millor opció. Si en comptes de votar per una sola candidatura poséssim a l'urna un rànking amb les nostres preferències completes, com suggerien el Marquès de Condorcet o el seu rival intel·lectual inspirat en Ramon Llull, Jean-Charles de Borda, el "guanyador de Condorcet" o el guanyador pel "recompte de Borda" seria sens dubte Miquel Iceta: derrotaria els altres pel vot sincer i ponderat dels electors. Derrotaria qualsevol de les altres candidatures en comparacions per parells d'alternatives (Condorcet) un cop analitzats els rànkings (cosa que avui els ordinadors podrien fer ràpidament), i seria l'opció més puntuada si es votés com al Festival d'Eurovisió (Borda), sense necessitat de ser la primera per a una majoria. Malauradament, aquests sistemes de votació no són els que permeten les nostres primitives lleis electorals. No queda més remei doncs que votar directament com a primera i única opció per la candidatura que encapçala el líder socialista. Caldrà ser exigents amb Iceta, li haurem de demanar que també ell eviti els errors del passat dels seus correligionaris. Ha de ser un vot crític i responsable. La campanya electoral no justifica abandonar l'esperit crític, ben al contrari. Ni el sentit de la responsabilitat.

jueves, 7 de diciembre de 2017

Un mundo amenazado por charlatanes

La sección de Ciencia ("Materia") del diario El País ha prestado un gran servicio público al desenmascarar a un charlatán pseudo-científico que en el pasado reciente había conseguido acceder a los grandes medios de comunicación. Yo mismo quedé impresionado por la espectacularidad de sus afirmaciones en una entrevista televisiva con Iñaki Gabilondo, a quien por cierto todavía no he visto pedir disculpas por vendernos una mercancía tan defectuosa (por favor que alguien me informe si lo ha hecho y daré debida cuenta de ello). Estoy bastante sensibilizado por la cuestión, porque un amigo mío, aquejado simultáneamente de una enfermedad mental y de un cáncer curable, falleció hace unos años al creer a gurús de Internet que vomitaban la porquería de que la ciencia de verdad era innecesaria. Por eso merecen un homenaje los periodistas u otros profesionales (como Daniel Mediavilla, el autor del artículo en Materia) que se toman el trabajo y la molestia de decir la verdad, como se merecen un homenaje los médicos de la sanidad pública que, sin tener cuenta de twitter ni un programa de televisión, contra viento y marea pacientemente explican a los padres dubitativos que las vacunas son necesarias (yo he visto a un pediatra explicar que las vacunas han hecho más por la infancia que todos los pediatras del mundo). Es una lucha desigual, la del científico contra el charlatán, como lo era la de la hormiga contra la cigarra. En el terreno de las ciencias sociales, en el que me muevo yo, filtrar a los charlatanes es todavía más difícil, no porque el método científico sea ajeno a lo social (no lo es), sino porque los hechos son complejos, continuamente cambiantes, y porque existe una constante demanda de explicaciones rotundas y espectaculares, a la que responde una oferta sin escrúpulos dispuesta a manipular la democracia en su nombre para mejorar su cuota de mercado. En el terreno de la economía, abundan los vendedores de lo que "la gente" quiere escuchar en un extremo, o los propagandistas de lo que conviene a los más poderosos, en el otro. En el mundo de la política, vemos hoy como los charlatanes en jefe de nuestro mundo arrasan con consensos pacientemente construidos o lo intentan (Trump con Oriente Medio, el Brexit con Irlanda, Puigdemont viendo si consigue despertar a todos los nacionalismos en Bruselas), sin reparar en que nuestro mundo de hoy depende de complejos acuerdos que ahora nos damos cuenta de que requieren un marco institucional tanto formal como informal mucho más sólido, a prueba de bocazas.

domingo, 3 de diciembre de 2017

Federalistas: tomando la iniciativa, sin ansiedad

La pre-campaña electoral de Miquel Iceta ha cristalizado, en una serie de mensajes concretos (diálogo, transversalidad) y en un candidato competente, lo que ha sido el trabajo sordo de muchas personas en los años de plomo del independentismo. Una parte de este trabajo sordo se ha visualizado, por lo menos para quien quiera ver, en dos eventos que han tenido lugar este fin de semana, a saber, la III Convención Federalista organizada por la Fundación Rafael Campalans y la Fundación Ebert, y el estreno del documental "Federal", dirigido por el cineasta Albert Solé y financiado por medio del micro-mecenazgo. La Convención empezó con un seminario de expertos en formato de tormenta de ideas el viernes, que reunió a algunos de los principales exponentes de las ideas federalistas, españoles y alemanes. Se dijeron cosas muy interesantes en el esfuerzo por construir una narrativa federalista eficaz. Por ejemplo, un profesor madrileño dijo que el federalismo no se opone al nacionalismo, sino que lo asume y lo supera. Y la misma persona dijo que hay que aceptar que el federalismo no está exento de críticas, y que hay que librarse de una cierta ansiedad federal y tomarse la propuesta con la calma y el realismo que requieren los combates complejos, si lo entendí bien. Otros se expresaron en el sentido de que hay que vencer la tentación de dejar de lado por pragmatismo la palabra que empieza por F. Si a las primeras de cambio dejamos de pedir un reconocimiento expreso de que España y Europa avancen por la senda federal, quienes lo defendemos perderemos credibilidad: no habrá una España y una Europa federales sin que se vean y se escuchen personas que se reclamen federalistas. En la sesión pública de la Convención, destacó la intervención del presidente valenciano Ximo Puig, quien dijo que esperaba que Miquel Iceta fuera presidente porque las reformas que requiere España, y que pide su Comunidad, necesitan a Cataluña. Y también destacó la intervención del destacado europeísta Patxi Aldecoa, que explicó que en Europa se vive un nuevo optimismo tras un Brexit que paradójicamente ha espoleado la unidad de los europeos. También habló de la importancia de tener un plan, y que ese plan, totalmente vigente, era el que ya trazaron en 1941 Spinelli y Rossi en la isla de Ventotene en su Manifiesto por una Europa federal. Precisamente este manifiesto juega un papel importante en el Documental "Federal" que hoy la sala principal de los Cines Verdi en Barcelona, abarrotada, ha podido presenciar por primera vez. Los asistentes han abandonado la sala emocionados, confirmando que las ideas federales no sólo entran por la razón, sino también por los sentimientos. Si no fuera porque sólo cabían 300 personas, uno estaría tentado de decir que ahí estaban las mejores personas de nuestra comunidad, muchos de aquellos que en estos años de plomo y mucho antes se han agarrado con fuerza a su brújula moral, por utilizar una expresión de Isabel Coixet. Estaban entre otros Pasqual y Ayry Maragall, Diana Garrigosa, Joan Saura, Imma Mayol, Jordi Hereu, Núria Marín, Antonio Balmón, Ricard Fernández Ontiveros, Eva Granados, María Comín, Siscu Baiges, Carlos Jiménez-Villarejo, el federalista europeo Paolo Vacca (que también habla en el documental) y decenas de personas sencillas y comprometidas que con su entusiasmo han hecho posible este excelente producto cinematográfico, que durante el próximo año se exhibirá por todas partes donde se pueda (y en un mundo mejor, también en TV3). En él aparecen las aportaciones de Emma Bonino, Daniel Cohn-Bendit, Owen Jones, Romano Prodi, de académicos de varias nacionalidades y de los españoles García-Margallo, Monedero y Solana, entre muchos otros. A diferencia del film sectario a mayor gloria del independentismo de la directora Isona Passola, no se omiten en "Federal" las dificultades del federalismo, y aparece la voz de una persona que expresa su escepticismo, como JL Carod-Rovira. De estos mimbres, y del diálogo y la transversalidad, saldrá lo único que nos puede sacar de la parálisis en Cataluña y ayudar a construir una España, una Europa y un mundo mejores. La campaña electoral en Cataluña está servida; por suerte los valores que emergían hoy de los Cines Verdi estarán presentes en ella. En las semanas que siguen, seguro que escucharemos cómo estos valores se concretan en un gobierno mejor, formado por personas competentes, o podríamos decir en un gobierno que vuelva a gobernar (el autogobierno en Cataluña terminó de facto mucho antes de la aplicación del artículo 155 provocada por los líderes independentistas), que vuelva a dar tranquilidad a la población, que vuelva a tener como prioridad organizarnos mejor para resolver los problemas sociales.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

El federalismo como parte de un proyecto reformista

Felipe González ha dicho que hoy no se siente representado por ningún proyecto de reforma, renovación y progreso. Vamos a ver si le ayudamos a re-engancharse. Por supuesto, no bastará con un modesto post en un blog, pero esto no son más que unas notas de trabajo que pretenden alentar a la acción (si puede ser de otros, claro, porque yo me canso y tengo mucho que hacer). El federalismo en España y Europa debe formar parte de un proyecto reformista profundo impulsado (pero no protagonizado en exclusiva) por la social-democracia europea, que no diga una cosa un día y una muy diferente otro día, en función de las necesidades de la actualidad. Las instituciones del Estado-Nación tradicional se han revelado como obsoletas e insuficientes para hacer frente a los retos sociales y medioambientales del mundo del siglo XXI. Las reformas institucionales, especialmente la reforma de la gobernanza económica de la Unión Europea, sobre la que escribe hoy Xavier Vidal-Folch, debe mostrar en la narrativa de las fuerzas reformistas europeas su complementariedad con reformas sociales que consoliden el Estado del bienestar y lo modernicen y reduzcan las desigualdades. Las reformas institucionales en España y Europa deben acompañarse por una narrativa común (sugerida por el economista francés Thomas Piketty en un reciente artículo) que ponga de relieve la necesidad de reducir la competencia fiscal y regulatoria y que ponga énfasis en la necesidad de resolver cooperativamente los grandes retos del siglo XXI, como el cambio técnico protagonizado por grandes multinacionales, o el cambio climático. En España, hay que dar por buenos los trabajos de hacendistas y constitucionalistas e impulsar sus conclusiones, que tienen un elevado grado de consenso en el sentido de proponer transitar hacia reformas políticas e institucionales que incluyan con gradual posibilismo la reforma de la Constitución mediante acuerdos lo más amplios posibles en función de las circunstancias. Así responderemos positivamente a los críticos europeístas y a los críticos demócratas, pero con reformas serias. El populismo quiere arrasar con las instituciones, es su forma de aprovechar de modo oportunista el descontento: nuestro deber es reformarlas. Un marco institucional estable (que entre otros aspectos relativice los conceptos de soberanía y nación) es necesario no sólo para los inversores, sino sobre todo para la gente corriente. Y para que todo esto sea serio y no sólo la ensoñación de cuatro blogueros y tuiteros, hay que consolidar instrumentos asociativos federalistas, así como de formación y pensamiento, aprovechando las oportunidades que nos brinda Europa y las nuevas tecnologías. Un buen ejemplo de instrumento formativo es el curso on-line que deduzco que ha seguido el ex-alcalde de Sabadell Manuel Bustos (aunque quizás una parte presencial no le hubiera ido mal). Este fue el programa sobre "Transparencia y Prevención de la Corrupción en la Gestión Pública" de Sustentia Innovación Social al que infiero de una información en El País que se apuntó (y al que deberían apuntarse quizás a modo preventivo todos los que vayan a tener cargos públicos, no sea que los proyectos reformistas tan bienintencionados como el que apunté se vean empañados por la corrupción):
Descripción: El curso analiza los principios éticos que se deben cumplir en cualquier modelo de gestión pública, centrándose en la transparencia, anticorrupción y el derecho de acceso a la información, como requisito democrático y de prevención de corrupción. Se trabaja sobre las principales referencias normativas y estándares, para reflexionar y aprender cómo poner en práctica la transparencia de manera eficiente, y en especial cómo garantizar el derecho de acceso a la información pública y la participación de los ciudadanos a través del sistema de gestión de la información de las administraciones, así como medidas para prevenir eficazmente la corrupción. Para ello se utilizan recursos de contenido teórico, de debate y de resolución de ejercicios prácticos.
Dirigido a: El curso busca dar formación a:
• autoridades electas,
• funcionarios de administración (central, autonómica y local), instituciones y empresas públicas,
• personal laboral, directivos y técnicos,
que participan en los procesos de gestión pública tanto en la definición de políticas y/o su aplicación, como en la atención a los ciudadanos.
Por su contenido, también aporta conocimiento y habilidades específicas a profesionales independientes (consultores y trabajadores de OSC, representantes de movimientos asociativos, etc.) y ciudadanos, interesados en conocer las bases fundamentales de la gestión ética y del derecho de acceso a la información pública.
Estos conocimientos tanto para realizar labores de incidencia y como para relacionarse con la administración haciendo uso de los principios y derechos reconocidos en el ámbito nacional e internacional.
Duración: 50 h. (5 semanas)

 

domingo, 26 de noviembre de 2017

De Pujol a Putin: la deriva del camarada Krls

Nate Silver i Philip Tetlock, dos grans experts en l'art i la ciència de fer prediccions, estan d'acord que un dels secrets d'aquells qui encerten més els seus vaticinis rau a combinar el coneixement de les circumstàncies locals amb una perspectiva més global i comparativa. Així, igual que és crucial per entendre la qüestió catalana saber què ha passat exactament en la nostra societat, també és molt útil entendre què passa al món sencer en casos semblants, perquè som menys únics que el que pensen els nacionalistes (de fet, hi ha nacionalistes per tot arreu i tenen molts trets en comú). Per això no és tan sorprenent la deriva euro-escèptica, quasi euro-fòbica del tuitaire en cap krls, que és com es fa dir a twitter Carles Puigdemont, ex-president de la Generalitat de Catalunya. Les arrels euro-escèptiques del moviment independentista català no són d'ara, per bé que s'han intentat dissimular durant molt de temps, amb la creença equivocada que per Europa anirien apareixent suports o almenys mediadors per a la causa independentista, si aquesta era vista amb prou simpatia en comparació amb una Espanya que es presentava com a rància i autoritària. Això, però, no ha passat, i els representants de totes les institucions europees i els seus estats membre s'han pronunciat inequívocament en contra de les aspiracions independentistes. Avui no només ha quedat clar que una hipotètica Catalunya independent quedaria fora de la UE, sinó que també ha quedat clar el tarannà ja oficialment euro-escèptic de Puigdemont, que s'ha posat a l'alçada dels extremistes nacionalistes de diversos països europeus, incloent el Regne Unit, França i Itàlia, demanant un referèndum sobre la permanència de Catalunya a la Unió Europea. M'imagino que molts dels que encara demanen un referèndum d'autodeterminació sobre la relació entre Catalunya i Espanya deuen haver posat el crit al cel, perquè creien que amb la reivindicació del referèndum ("què pot haver-hi més democràtic") havien aconseguit una pàtina de respectabilitat que el suport d'alguns d'ells a la desnortada causa indepe els hi havia fet perdre. Ara però no els veig defensant quelcom tan democràtic com un referèndum per sortir de la UE, això ja sona menys respectable. Els dos referèndums però són idèntics, una forma simplista de resoldre un problema complex, que requereix en canvi grans consensos i el millor de la democràcia representativa i deliberativa. Però Puigdemont ha passat en poc temps de liderar la fase superior del pujolisme (l'ús barroer de les institucions en benefici propi, però almenys amb una retòrica europeïsta) a posar-se en mans dels Putin i Assange. Se sap de les reunions de líders independentistes amb aquest darrer, i se sap de la participació de mitjans vinculats al Kremlin en la difussió de notícies falses sobre Catalunya. Puigdemont i alguns dels seus consellers estan en mans d'advocats relacionats amb grups enfrontats a la Unió Europea i fins i tot amb un passat violent, com és el cas de l'advocat que defensa Toni Comín. Què votarà tota la gent moderada que havia votat a Jordi Pujol i que el 2015 encara recolzava el projecte independentista? Poden recolzar aquesta deriva absurda? Poden els líders independentistes seguir-se amagant darrera d'un llaç groc fins el 21-D sense donar explicacions del mal que han fet, la legalitat democràtica que han transgredit i les aliances que han conreat? Avui el combat per derrotar l'independentisme català amb una proposta federalista basada en l'acord (per això he signat aquest manifest) és subscribible per qualsevol europeïsta català, és a dir per la majoria, i forma part d'una batalla global per defensar-nos dels Putin, Trump, Farage, Le Pen... i ho sento molt però ara també de Puigdemont.

martes, 21 de noviembre de 2017

L'Agència del Medicament era més important que els Jocs Olímpics

Que Barcelona hagués estat la seu de l'Agència del Medicament tenia molts dels avantatges de ser seu olímpica i no tenia cap dels seus inconvenients. Hagués atret visitants i activitat econòmica (de la bona), i les inversions no estarien determinades per les necessitats d'un període breu de temps, sinó que hagués estat una seu permanent. A diferència d'una seu olímpica, a més, no calia fer costoses inversions, ni hi hagués hagut els sobrecostos i els "elefants blancs" que acompanyen a tot projecte olímpic (ho sento, també a Barcelona, veure els treballs de l'acadèmic danès Flyvbjerg). La seu de l'agència del medicament implicava un staff qualificat d'un miler de persones i una garantia de conferències i esdeveniments amb milers de visitants cada any, a part d'un impacte positiu en un sector intensiu en recerca i desenvolupament (això sí, amb menys esportistes famosos fent de lobby). Amb tots els respectes, el sector de l'esport no té el valor afegit ni l'aportació a la societat del coneixement de l'agència del medicament. Els Jocs Olímpics com a projecte per a una ciutat del segle XXI estan avui desprestigiats, com saben Boston, Oslo, Hamburg, Roma i altres ciutats (que van decidir retirar-se de l'aspiració olímpica). Si es justifiquen els de Barcelona de 1992 és per una situació històrica especial (com explica l'economista nordamericà Andrew Zimbalist en aquest vídeo), eren un "second best" perquè el "first best" d'un bon sistema federal que permeti contínuament la cooperació entre administracions estava absent. Van ser un gran èxit, però això no ha d'impedir veure que les grans ciutats no poden avançar regularment a força d'aquestes sotragades a les finances públiques. Però una seu intensiva en coneixement com l'agència europea del medicament és un "first best", és quelcom desitjable fins i tot en el millor dels móns possibles. Hagués convertit Barcelona definitivament en una gran capital europea. Tothom sap quina és la raó principal que ha impedit aconseguir aquesta seu. En absència del procés independentista és difícil pensar que Barcelona hagués quedat cinquena com ha quedat. La victòria no hagués estat segura, però era impossible amb la situació política que es viu a Catalunya en els darrers anys, agreujada pel projecte populista de l'alcaldessa de Barcelona, que una setmana abans va cessar el tinent d'alcalde que portava pacientment les gestions d'aquest tema, i el va cessar per raons de política populista. Pel que fa als independentistes, ells ja no volien els Jocs Olímpics, o sigui que no és d'estranyar que la possibilitat d'assolir aquesta seu no els hagi fet reflexionar en cap moment sobre l'estratègia de terra cremada que anaven seguint. La seva actitud després de saber-se el fracàs és l'actitud de nens malcriats d'una família de classe alta (que és el que són molts d'ells) que són pescats fent una trapelleria i li fiquen la culpa a un germà, o encara millor, a la senyora de fer feines. Els recursos d'influència internacional de la Generalitat estaven totalment dedicats en els darrers anys a la causa indepe (Diplocat, etc.) i per si faltava algun detall durant les darreres setmanes el president fugat que vol tornar a ser-ho s'havia dedicat a practicar l'enfrontament amb les institucions europees amb el suport de l'extrema dreta europea. Es poden permetre Catalunya i Barcelona seguir en aquestes mans tan irresponsables?

domingo, 19 de noviembre de 2017

Mejorar la democracia implica derogar la ley de la turba

Es bien conocido el episodio de Barrabás en el Evangelio. Pilato le dijo a la turba cuando, siguiendo la tradición de liberar un preso a petición de la muchedumbre linchadora, le dio a elegir entre Jesús y Barrabás: "¿Qué haré entonces con Jesús, llamado el Cristo? Todos dijeron: ¡Sea crucificado! Y Pilato dijo: ¿Por qué? ¿Qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ¡Sea crucificado! Y viendo Pilato que no conseguía nada, sino que más bien se estaba formando un tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo: Soy inocente de la sangre de este justo; ¡allá vosotros! Y respondiendo a todo el pueblo, dijo: ¡Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos! Entonces les soltó a Barrabás, pero a Jesús, después de hacerle azotar, le entregó para que fuera crucificado". El libro sobre populismo y fascismo de Federico Finchelstein explica que más o menos eso es el populismo, como sabe una Ada Pilatos indiferente a la necesidad de unir a los barceloneses tras un dramático atentado y tras la fuga de sedes empresariales, y como sabe el temeroso y mentalmente inestable Puigdemont, fantásticamente retratado hoy por Javier Cercas. A diferencia del fascismo (con el que comparte algunos rasgos, como el nacionalismo -diga lo que diga Juncker- y el caudillismo), el populismo no pretende derogar la democracia, sino aprovecharse de ella (por eso luchar contra él es tan difícil) y desvirtuarla. La respetabilidad de los reaccionarios modernos (así llama Timothy Garton-Ash a los nacional-populistas de la nueva extrema derecha, los mismos que igual que Puigdemont son apoyados por Assange y Putin) se basa entre otros aspectos en su presunto apoyo a la democracia en su forma plebiscitaria. Señal de que no leyeron el Financial Times durante los referéndums de Escocia y el Brexit, donde los editoriales y los columnistas más ecuánimes no pararon de advertir contra la "Mob Rule" que se desató en ambos, la ley de la turba que encontraba traidores ("quislings") por todas partes, los pesecés británicos -siempre hay alguno a mano. Jordi García-Petit ha explicado muy bien en un fantástico artículo, que por desgracia pocos leerán, la diferencia entre el poder de la masa y la democracia. Quienes como Rosa M. Sardá han seguido teniendo a mano su brújula moral (en palabras de Isabel Coixet, otra que se ha plantado) en tiempos de apogeo de la turba linchadora, no han querido refugiarse en manifiestos vergonzantes o en medias palabras para no quedar mal ante la masa religiosamente enfervorizada. Habrá que ir avanzando hacia una guía de buenas prácticas (como la que el economista Avinash Dixit receta para combatir con realismo contra la corrupción, otra forma de captura de la democracia) para luchar contra los reaccionarios modernos, pero sin duda uno de los aspectos a destacar será apoyar a todos aquellos que se han plantado ante la turba, y socializar su ejemplo.


miércoles, 15 de noviembre de 2017

Des-pujolitzar Catalunya

Agraeixo a Lluis Bassets que hagi divulgat en aquest article i en aquest altre el concepte d'independentisme com a "fase superior del pujolisme" que vaig proposar primer en aquest blog i que després va recollir el magazine on-line L'Hora reproduint l'article. Bassets ha aprofundit millor en la continuïtat entre molts aspectes del pujolisme i molts aspectes del processisme. Els que creiem que el procés independentista ha estat un desastre per Catalunya (sembla que cada vegada som més) n'hem de deduïr per força que només un profund procés de des-pujolització permetrà a Catalunya recuperar-se econòmicament, culturalment i políticament. No serà fàcil, perquè s'ha generat una profunda desconfiança fora de Catalunya, a la resta d'Espanya i a la resta d'Europa, sobre qualsevol cosa que surti de la "polity" catalana. Per tant serà fonamental recuperar el prestigi i la confiança dels nostres possibles partners, perquè sense partners no es va enlloc en el món d'avui. Catalunya haurà de tornar a demostrar que pot construir institucions amb caràcter universal i no particularista, haurà de tornar a demostrar que la seva cultura i la seva llengua són integradores i són un bé col·ectiu per a tota Espanya i tota Europa. Espadaler i Duran-Lleida hauran d'ajudar a Jiménez Villarejo i per a fer-ho entre altres coses li hauran de donar la raó d'haver denunciat la corrupció a Catalunya. Molts sectors cristians (jo no en sóc, però Villarejo, Espadaler i Duran sí) són perfectament conscients que Catalunya ha donat massa pes a Montserrat i el seu sentimentalisme i massa poc, per entendre'ns, a Esade. Molta gent està veient que sense l'estat de dret, sense la legalitat democràtica i sense integrar-nos a Europa Catalunya, la seva cultura i la seva llengua no seran res. Em temo que alguns poden estar temptats de reconvertir l'autocrítica del sobiranisme en un retorn al "peix al cove" i "la puta i la Ramoneta". Per això jo crec que és important donar la batalla per un tipus concret de tercera via. De fet, durant molts anys el pujolisme també va ser una tercera via. Però era una via feta de pactes ocults i de transaccions privades, com la que va tenir lloc entre Mas i Zapatero per raspallar l'Estatut. No: és necessària una tercera via federal, feta de pesos i contrapesos, de lleis i normes clares universals i transparents, fruit d'un gran acord. Crec que Espadaler i Duran ho han entès, i espero que l'electorat els segueixi massivament per recolzar la candidatura que encapçala Miquel Iceta i que tanca, amb un missatge històric contundent, Carlos Jiménez Villarejo, el fiscal que no va poder arribar fins el fons en el cas Banca Catalana.

domingo, 12 de noviembre de 2017

La izquierda orgullosa de su federalismo

Carlos Jiménez Villarejo, Marcos Delgado, Núria Gispert y Beatriz Silva son personas que han colaborado en distintas etapas de su vida con varias opciones de izquierdas, son personas de trayectorias y orígenes distintos, pero que siempre han destacado por su compromiso con los pobres y explotados, y a favor de los derechos humanos, la libertad y la convivencia.

En circunstancias normales, hubieran apoyado a distintos partidos de izquierdas, y en circunstancias excepcionales, por ejemplo si Podemos hubiera hecho bien las cosas, hoy estarían apoyando a una fuerza  que no fuera el Partido Socialista. En circunstancias normales, Ada Colau estaría apoyando la evolución hacia una España y una Europa federales, porque se daría cuenta de lo absurdo que es ser de izquierdas y no ser federalista en el siglo XXI. Y no estaría promoviendo supuestos procedimientos participativos para que una minoría de sus votantes, con la colaboración de algunos que no son sus votantes, dejen de lado un gobierno de coalición de izquierdas contra la voluntad de la mayoría de sus votantes y simpatizantes. En circunstancias normales, Iglesias y Domènech no cenarían en compañía de Oriol Junqueras con un empresario contratista de la administración y con conexiones inquietantes en Qatar y en otras partes, sino que estarían construyendo una alternativa viable de izquierdas en toda España que promoviera una Europa más unida y democrática. Es en lo que están el Partido Socialista, Izquierda Unida, el grupo de Gaspar Llamazares y Baltasar Garzón, Manuela Carmena, los sindicatos y la inmensa mayoría de los votantes de izquierdas de España, incluidos muchos de los fundadores de Podemos. Y en lugar de ver cómo caen en las encuestas por detrás de Ciudadanos, estarían contribuyendo a reforzar un proyecto federalista en España, como Villarejo les pidió educadamente en su momento. En circunstancias normales, los concejales y tenientes de Alcalde no socialistas de Ada Colau no irían a reunirse con un cada vez más frikie Carles Puigdemont, sino que estarían trabajando para que no se escapen las últimas posibilidades de que Barcelona gane la sede de la agencia del medicamento y no pierda el congreso mundial de telefonía móvil. En circunstancias normales, algunos (pocos por suerte) jóvenes alcaldes o ex-alcaldes tuiteros se darían cuenta de que es una lástima no poder compartir campaña electoral con Villarejo, Silva, Delgado y Gispert, así como con Carme Valls, Victoria Camps y tantos otros personajes con un sentido mucho más permanente y mucho menos tuitero de la ética y la moral. En circunstancias normales, algunos intelectuales y ex-consejeros (por suerte, muchos menos de los que fueron presionados para ello) no firmarían manifiestos para volver a la fase referéndum acordado como el de Escocia, como si no estuviéramos ahora iluminados por la experiencia del Brexit, sino que firmarían manifiestos reconociendo en público (como hacen en privado) que se equivocaron, y que el proceso independentista ha sido un desastre económico, político, social, jurídico y cultural. En circunstancias normales, no habría tenido que hacer Miquel Iceta una auténtica "candidatura de país".

jueves, 9 de noviembre de 2017

Catalunya contra la Unió Europea? No en el nostre nom!

Les cròniques periodístiques expliquen que l'ex-president de la Generalitat, Carles Puigdemont, va carregar contra Espanya i contra la Unió Europea en la seva intervenció davant un grup d'alcaldes catalans a Brussel·les. Aquest personatge va expressar la seva frustració perquè no ha trobat cap suport de les institucions europees (ni la Comissió, ni el Consell, ni el Parlament, ni cap família política que no sigui euro-fòbica o extremista). Fins i tot es va atrevir a apel·lar als "principis fundacionals" de la Unió per reclamar el suport europeu, que ni arriba ni se l'espera. Però el principi fundacional fonamental de la Unió Europea és deixar enrera els nacionalismes que tant de mal ens han fet al llarg de la història, i cooperar lleialment per assolir objectius comuns, i fer-ho en un marc de respecte per la legalitat democràtica. És a dir, just el contrari del que fa Puigdemont. En aquesta estranya aliança que constituteix l'independentisme català, entre elements carlins, elements d'extrema esquerra eurofòbica i economistes dels barris acomodats de Barcelona, va destacar també un comentari de l'ex-consellera Clara Ponsatí, doctora en economia per la Universitat de Minnesota, que es va estranyar que ara, a diferència del que succeïa al franquisme, algú que s'enfronta a la legalitat de l'Estat espanyol, no trobi solidaritat quan arriba a Perpinyà. Exactament això és el que no han entès molts independentistes catalans, especialment aquells que van passar directament des dels barris benestants de Barcelona fins als doctorats d'Economia de determinades universitats d'Estats Units, sense passar abans per altres països de l'Europa de la qual forma part Espanya (i sense passar tampoc pels barris de la perifèria de Barcelona). Avui a Perpinyà, a Madrid, a Badajoz, a Lisboa i a Barcelona tots compartim la mateixa legalitat democràtica europea. Els mateixos drets que amparen a aquestes persones per traslladar-se lliurement per la geografia europea són els que ens amparen a la resta de ciutadans per defensar-nos en tot el territori de la Unió de l'arbitrarietat, no només de l'arbitrarietat de les decisions judicials que es poden recórrer a instàncies superiors fins arribar a les europees, sinó també les arbitrarietats de personatges polítics que es creuen per sobre del bé i del mal. Per cert, estaria bé que el zèl que mostren alguns nacionalistes catalans (incloent alguns clubs esportius i alguns personatges multimilionaris del món de l'esport) reclamant justícia, l'extenguessin també a casos relacionats amb el frau fiscal, com els que han afectat i afecten a polítics nacionalistes, o personalitats de l'esport a Catalunya o a Bavària, o de la premsa rosa relacionada. Els líders independentistes no entenen la qüestió europea, i per això van acumulant frustracions en el seu viatge cap al no-res. La cultura i la llengua catalanes només sobreviuran en un context d'una Europa forta i unida. La nostra economia només recuperarà part de la brillantor que tenia abans d'aquesta funesta tardor econòmica quan recuperem aliats europeus de veritat, i no els aliats frikies de Puigdemont i els ex-consellers que l'acompanyen. Sisplau, deixin d'enfrontar-se a Europa en el nostre nom.

domingo, 5 de noviembre de 2017

Europa: tenemos un problema (y una solución)

La exportación del problema Puigdemont (el potencial de quiebre de la convivencia asociado a este personaje inestable, fruto prototípico de un proceso de repliegue identitario agudo) a la capital de la Unión Europea puede tener el efecto positivo de que en Bruselas se tome conciencia de la gravedad del desafío a la democracia que plantea el soberanismo catalán, así como otros nacional-populismos con los que comparte numerosas características. El Brexit ha tenido efectos muy negativos sobre el problema de Irlanda del Norte, y la rebelión del independentismo catalán puede tener efectos muy negativos sobre el federalismo belga. En el futuro, quizás también sobre la cuestión corsa en Francia y sobre Italia con su mezcla de nacional-populismos xenofóbicos y anti-europeos. Europa nació para superar los nacionalismos, pero estos no han sido totalmente derrotados, por supuesto en lo que se refiere al nacionalismo de algunos estados miembro, pero también respecto al repliegue identitario de algunas élites de regiones ricas, como Cataluña. La solución no puede ser otra que la de aplicar los principios fundacionales del proyecto europeo, es decir, contribuir a superar los nacionalismos con la federación europea que recetó Spinelli en el Manifiesto de Ventotene. Tenemos mucha suerte de que el marco europeo disciplina mucho a todos los actores de la cuestión catalana. En su ausencia, quizás estaríamos hablando de una nueva Bosnia. Pero las instituciones europeas podrían hacer mucho más, si los estados confiaran más en ellas y les transfirieran más soberanía. Igual que en la política de defensa de la competencia, en la política monetaria o en la política fiscal, existen mecanismos para disciplinar ex ante a los estados miembro y a sus regiones, también en las fiebres identitarias deberían existir señales de alarma que permitieran a Europa actuar ex ante. Esto se podría hacer desde emitiendo reglas de buenas prácticas (como las del Consejo de Europa, fuera de la Unión Europea, con la Comisión de Venecia) hasta reglas de obligado cumplimiento que impidieran a las regiones acceder a fondos europeos en caso de incumplimiento, por ejemplo en caso de vulneración flagrante de la ley o de la necesaria lealtad federal. Por supuesto, lo mismo cabría decir de transgresiones de la autonomía regional por parte de los poderes centrales de los estados. Una aplicación de estos principios podría darse en el ámbito de la justicia. La prisión preventiva para miembros del gobierno catalán que vulneraron la ley a sabiendas (y presumiendo de ello, como ha escrito Roger Senserrich) y tras haber sido advertidos, es posiblemente desproporcionada. Así lo ha argumentado alguien tan poco sospechoso de simpatías independentistas como Carlos Jiménez Villarejo. Pocos dudan de que una vez se celebre un juicio, es muy difícil que estas personas (u otras que hubieran cometido un delito parecido en otro país) eviten sentencias que impliquen pena de cárcel. Lo que se cuestiona es si no se ha hecho un uso abusivo de la prisión preventiva, como probablemente se hace en otros casos, con personajes anónimos que han gozado de menos oportunidades en la vida y oportunidades para rectificar que los ex-consejeros catalanes. Aunque haber tenido cargos electos no debería ser un atenuante como piensan algunos, sino un agravante (puesto que a los responsables públicos cabe exigirles un plus de ejemplaridad), el caso presenta suficientes sutilidades como para que muchos piensen que otras autoridades judiciales más ponderadas hubieran procedido con más prudencia. A quienes han intervenido en este caso les afecta la sospecha de politización de la justicia, una sospecha que es frecuente en muchos sistemas políticos y judiciales, como en los Estados Unidos, donde una de las principales decisiones politizadas de cualquier presidente es el nombramiento de jueces de la Corte Suprema. Las instituciones europeas intuyo que ofrecen un marco donde estas cuestiones se pueden mejorar a partir de un sistema ya existente. Seguro que tanto la democracia española como la belga extraerán lecciones interesantes de las experiencias de estos días. Lo que es impensable es que el proyecto político de los ex-consejeros detenidos, es decir, el tipo de independencia de Cataluña que estaban planteando (y sobre cuyo fracaso se están ahorrando dar explicaciones debido a la polvareda de las detenciones), pudiera dar lugar a una menor politización de la justicia. Recordemos que en su Ley de Transitoriedad los independentistas pretendían que el poder judicial de su república independiente quedara más, y no menos, sometido al poder ejecutivo. Suerte, una vez más, que estamos en Europa.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Abans que me n'oblidi

Els psicòlegs recomanen escriure de seguida allò que es recorda dels somnis quan un es desperta. Per això, ara que Catalunya sembla despertar (esperem) d'un malson de neguits viscuts els darrers mesos, escric el que recordo.
Començo el 17 d'Agost, enmig d'un estiu més vivint amb resignació com els independentistes catalans preparen per a una part de la població una nova temporada de marxes semblants a les orangistes amb el ritual habitual de coreografies, festes històriques i votacions plebiscitàries. Semblen pressionats per fer (aquesta vegada sí) alguna cosa de veritat, però estan atrapats pels dubtes de com fer-ho. Han quedat enrera els 18 mesos del full de ruta, que s'havien donat per declarar la independència després de les "eleccions plebiscitàries" plenes de manipulacions anti-democràtiques del 27S de 2015. Venim de 5 anys d'utilització descarada, i d'inspiració pujolista, de les institucions d'auto-govern per organitzar un moviment independentista molt potent, deixant en un segon lloc els problemes socials de Catalunya. Ja fa temps que hem perdut amics i s'ha dividit Catalunya. Fa poc que la majoria dels adults que quedaven al Consell Executiu de la Generalitat van ser purgats i hi queden bàsicament un grup de talibans de l'independentisme, potser amb l'excepció d'un confús Santi Vila. Aquell dia d'agost d'aquest any un grup terrorista yihadista (i català) atempta a Barcelona i Cambrils causant una gran commoció. El govern de la Generalitat intenta aprofitar la gestió de la seguretat post-atemptat, que li correspon competencialment en el marc de la gran descentralització de l'Estat espanyol, per imposar el missatge de "ja estem a punt", malgrat greus mancances en la seva gestió. Quan el cap dels mossos, convertit en cabdill mediàtic del procés, rep critiques en aquest sentit, respon en una roda de premsa amenaçant amb noms i cognoms uns periodistes. Al cap d'un dies, les organitzacions independentistes trenquen amb el discurs de dolor ciutadà i dignitat davant dels atemptats, manipulant grollerament davant de tot el món la manifestació de repulsa pels atemptats. El mateix dia, té lloc un estrany sopar entre representants de l'extrema esquerra, el vice-president de la Generalitat i Conseller d'Economia, i un empresari amb inquietants connexions.
El dia 6 de Setembre es convoca un Ple del Parlament, que en una sessió de dos dies culmina amb l'aprovació de les lleis que facilitarien un referèndum d'autodeterminació i una constitució provisional d'una república catalana on no es respectaria la divisió de poders. Els lletrats del Parlament i el Consell de Garanties Estatutàries adverteixen que això és contrari a la Constitució i l'Estatut, els drets dels diputats de l'oposició són treptjats, i només el paper digne dels diputats Iceta i Coscubiela ens dóna l'esperança que encara hi ha una esquerra racional que ens pot salvar, com va dir Javier Cercas. La marxa orangista de la Diada aplega molta gent, si bé menys que altres anys. Quan ja decau, em veig obligat a atravessar-la per anar a un debat a Público TV, on creia que em trobaria amablement aixoplugat per amics d'esquerres. Pel contrari, la majoria (no tots) de contertulis són personatges d'extrema esquerra que es creuen de veritat que la revolta dels rics dels rics (votants de classe mitjana i alta defensant la secessió d'una regió benestant) és quelcom emancipador.
El 20 de Setembre, una actuació encarregada pel poder judicial dóna lloc a l'entrada de la Guardia Civil en oficines de la Generalitat i es produeix la detenció temporal d'alguns responsables de segon nivell del govern català, per preparar il·legalment un referèndum d'autodeterminació amb els recursos de l'autogovern. S'organitza una gran manifestació d'obstaculització a l'actuació de les forces de seguretat. El dia 1 d'Octubre té lloc el referèndum il·legal (amb pregunta, data i organització decidides per una part, i contravenint totes les indicacions de la Comissió de Venècia, òrgan internacional reconegut com a autoritat en matèria de procesos referendaris de sobirania), al qual s'hi arriba sense una autoritat electoral. La Guardia Civil, donada la passivitat dels Mossos d'Esquadra, intenta impedir la votació en alguns llocs, donant lloc a algunes escenes de violència amplament difoses pels independentistes i els cada vegada més manipulats mitjans de comunicació públics catalans (en realitat, va haver-hi una persona ferida per bala de goma i una persona gran que va patir un infart; aquests van ser els dos hospitalitzats que va reconèixer la Conselleria de Sanitat el mateix dia, després se'n van afegir altres amb ferides menors, arribant-se només als suposats "centenars" de ferits si es tenen en compte els "atesos", sense que abundin els informes mèdics). Els organitzadors diuen que vota poc més del 40% dels votants i que d'aquests el 90% ho fan a favor de la independència. En protesta per la "repressió", el govern de la Generalitat coacciona treballadors i sindicats per convocar una "aturada de país" el 3 d'Octubre, que dóna lloc a una jornada de mobilitzacions al carrer, amb alguns enfrontaments físics (per exemple, a prop de casa meva) i escenes de grups de ciutadans posant-se del costat o enfrontats a diferents cossos policials. No sé si el mateix dia o el dia següent el Rei d'Espanya fa un discurs televisat acusant el govern català de greu deslleialtat i dient que les autoritats de l'Estat respondran a l'alçada del desafiament. Comença una estampida empresarial de les principals corporacions, que decideixen traslladar fora de Catalunya la seva seu social, a la qual el Conseller d'Economia encara no ha respost en roda de premsa o en seu parlamentària, i les institucions de la Unió Europea (Consell, Comissió i Parlament) es pronuncien unànimement a favor de la legalitat democràtica a Catalunya i Espanya. Dos elements clau de l'argumentari independentista (els beneficis econòmics i l'encaix en la realitat europea) fan aigües. Els màxims dirigents de les organitzacions para-governamentals independentistes, ANC i Òmnium Cultural, són arrestats en presó cautelar per la seva participació en l'obstaculització del treball de les forces de seguretat el dia 20 de setembre. Alguns, que mai s'han carateritzat per una especial preocupació pels drets de persones privades de llibertat en condicions i oportunitats davant la vida molt més penoses, troben en això una última excusa per seguir en l'estela del procés independentista en nom de "la llibertat" i contra "la repressió". Malgrat que la seva pròpia llei deia que s'havia de fer en 48h, cal esperar al dia 10 d'Octubre, en què el president de la Generalitat en el Parlament de Catalunya té tot el món atent perquè es rumoreja que pot "declarar" la independència. En realitat, diu que assumeix el resultat del referèndum però que en suspèn l'aplicació a l'espera d'una mediació. L'angoixa i l'ansietat d'una part important de la població van en augment. Moltes persones comencen a plantejar-se treure els seus estalvis de Catalunya i fins i tot alguns es pregunten si no haurien d'anar a viure en un altre lloc. Alguns rebem invitacions de parents i amics per anar a passar uns dies fora de Catalunya fins que es tranquil·litzi la situació. Els estudiants estrangers a Barcelona i les seves famílies es pregunten si és segur continuar a la ciutat, i els qui pretenem ensenyar els qui es plantegen venir en el futur comencem a estar preocupats. Immediatament, el govern espanyol inicia els tràmits per a l'aplicació de l'article 155 de la Constitució espanyola, que permet intervenir un govern autonòmic en una sèrie de supòsits extrems. Se li dóna uns dies al president de la Generalitat perquè aclareixi o rectifiqui les seves intencions. Aquest no ho fa, però el dia 26 d'Octubre davant de la mediació de socialistes catalans i espanyols i nacionalistes bascos, està a punt de convocar eleccions i deixar enrera la declaració d'independència. A última hora se'n penedeix i, després de la dimissió nocturna de Santi Vila (l'últim adult que quedava al govern), al dia següent el Parlament de Catalunya declara la independència (de nou contra l'opinió dels lletrats del Parlament) amb 70 vots a favor de 135, el Senat aprova la petició del govern espanyol per aplicar l'article 155 i al cap d'unes hores el govern anuncia l'aplicació que en fa, destituint el govern català i convocant eleccions al Parlament de Catalunya per al dia 21 de desembre. Almenys de moment, la tranquil·litat sembla tornar a Catalunya (després de setmanes de cassolades, helicòpters, Els Segadors fins a la sopa i manipulació descarada de joves i adolescents) mentre, com ha dit la premsa internacional, el circ de Puigdemont es trasllada a Brussel·les, amb el suport polític d'un grup extremista flamenc i la defensa jurídica d'un advocat de l'organització terrorista ETA, que s'afegeixen a les activitats de cheer-leaders internacionals de Julian Assange i altres aliats de Putin (bona feina, Romeva). En aquests mesos hi ha hagut concentracions davant d'edificis més o menys organitzades des del poder. També hi ha hagut manifestacions amb banderes, moltes, a major xerinol·la dels bazars xinesos. Jo no he anat a res de tot això, però sí que he seguit organitzant actes federalistes. Ja està escrit. Perdonaré, però no oblidaré que ens hagin fet celebrar així els 25 anys dels Jocs Olímpics i els 40 anys de l'arribada del President Tarradellas.

domingo, 29 de octubre de 2017

Catalunya i Europa

És una mica indignant per a qualsevol que entengui el que està passant a Catalunya que l'ex-president de la Generalitat Carles Puigdemont encara aparegui en les compareixences públiques amb la bandera europea al costat. Després de la sortida del darrer adult mig moderat, en Santi Vila, del seu govern el dijous a la nit, el moviment independentista català ha quedat definitivament en mans d'un grup infantil d'euroescèptics en el millor dels casos (ERC) i eurofòbics en el pitjor (la CUP i Dantefatxinisme). Per altra banda, tots els governs europeus i els principals partits polítics europeus que s'han pres la molèstia de posicionar-se ho han fet a favor del respecte a la legalitat democràtica, un dels principis fonamentals de la Unió Europea. El moviment sobiranista català a hores d'ara només desperta simpaties en sectors allunyats o directament enfrontats al projecte europeu, com són la Lliga Nord italiana, Julian Assange, o repúbliques pàries properes a Vladimir Putin com la d'Osètia del Sud. Fa molt de temps que els independentistes catalans han deixat de ser un soci fiable per a ningú que es cregui de veritat el projecte europeu. Aquest es basa en la superació dels nacionalismes i de la fragmentació, en la cessió de sobirania a nivells superiors i la democràcia multi-nivell, tot el contrari dels principis que inspiren l'independentisme català. Els líders independentistes no han entès mai Europa. Han volgut centrar el debat en l'aspecte ridícul de si seria una Catalunya independent admesa o no al club (és evident que no). Però el més important no és això, el més important és que l'independentisme ataca els fonaments mateixos de la Unió Europea, i en aquests moments és un factor d'inestabilitat sobre el mateix projecte europeu. Mentre la Unió Europea segueixi en peu, Catalunya no serà independent. Qui realment vulgui per sobre de tot la independència de Catalunya necessita oposar-se al projecte europeu. En això, la CUP és coherent. Europa a més és el principal factor d'estabilitat per als ciutadans de tota Catalunya. Gràcies a les institucions europees, per exemple gràcies a la política monetària, els catalans podem dormir mig tranquils. Quan la independència o la lluita per arribar-hi s'ha fet més creïble, les persones han temut pel seu vincle amb la institucionalitat legal, és a dir, amb la ciutadania europea. Això a les classes mitjanes i altes que es van poder sumar al boicot bancari d'Omnium Cultural (treure 160 euros del caixer a final de mes per pagar-se un caprici) no els importa gaire, però a la majoria de la població que viu del seu treball, de la seva pensió o d'uns pocs estalvis, els importa molt. Aquesta majoria cada vegada que Puigdemont obria la boca temia pel seu futur. Per sort, però, Europa està guanyant, i els nostres drets com a membres de la ciutadania europea estan protegits. Per això l'estat de dret no ha deixat de funcionar ni un sol moment a Catalunya. Gràcies, Europa.

miércoles, 25 de octubre de 2017

Federalismo: pasado, presente y futuro

A pesar de que no hay día que en los medios de comunicación no aparezca alguna referencia a las propuestas federalistas para España y Europa como vías de solución a nuestros problemas (y no sólo por parte de autores catalanes y españoles, sino también de autores de prestigio internacional, como los anglosajones Roger Cohen o Will Hutton), algunos se empeñan en descalificar sin más la idea, hablando de "pantalla pasada" o utilizando el argumento de resonancias hispanófobas de que "no hay federalistas más allá del Ebro". En un artículo en el diario La Vanguardia, el profesor Salvador Cardús acompaña la primera de las descalificaciones con un esbozo de argumento, lo que es de agradecer, por inhabitual. Como hay que aprovechar cualquier  puerta medio abierta para intentar introducir una discusión razonada en momentos tan difíciles para nuestra convivencia, me permito rebatir también con argumentos su breve reflexión, donde dice que el federalismo es una propuesta del siglo XIX, cuyas recetas de hacer compatibles la integridad territorial con la supresión de las fronteras cuadran poco con la complejidad del siglo XXI.
En realidad, el federalismo no es una propuesta del siglo XIX (a no ser que adoptemos una perspectiva meramente hispanocéntrica), sino que tiene raíces anteriores y plena vigencia actual, sin que se vean síntomas de que su implantación se vaya a reducir a lo largo del siglo XXI, sino todo lo contrario. Hoy, en 2017, la mayoría de personas que viven en democracia en el mundo lo hacen en federaciones.
Ya en la Grecia clásica se encuentran ejemplos de ciudades-estado que se federan para alcanzar objetivos comunes. Los Estados Unidos de América en la Convención de Filadelfia a finales del siglo XVIII pusieron las bases de la federación más poderosa del planeta, con un sistema de pesos y contrapesos donde el federalismo era una pieza clave de la nueva democracia. Suiza, Canadá, Australia, India, Sudáfrica son otros ejemplos de federaciones que permiten gestionar la diversidad y el gobierno de los asuntos colectivos. Alemania, el estado miembro más rico y poderoso de la Unión Europea, es un estado federal, y no tiene ninguna intención de dejar de serlo. ¿Una receta del siglo XIX? En las antiguas colonias (Estados Unidos, Canadá, India), las grandes federaciones han permitido construir sistemas mejores que los que han basado la independencia en la construcción de pequeñas naciones como ha sucedido en gran parte de África. El federalismo ha fracasado allí donde no ha ido acompañado de democracia, como fue el caso de Yugoslavia o la Unión Soviética. Brasil, México, y Argentina son casos de federaciones en América Latina que intentan incorporar soluciones que han funcionado bien en las federaciones más exitosas. Por supuesto, hay muchos modelos federales posibles, pero los más exitosos se caracterizan por ofrecer una institucionalización de la negociación y el pacto, sin vender panaceas ni soluciones milagrosas, y sobre todo sin engañar a nadie. El intento de construir una federación europea a partir de la segunda guerra mundial, con la declaración de Ventotene de los izquierdistas Spinelli y Rossi, está en las bases de la Unión Europea y los esfuerzos para lograr una unión cada vez más fuerte entre países que durante siglos se habían enfrentado violentamente. El líder liberal europeo actual, no el del siglo XIX, defendió esta idea apasionadamente en el Parlamento Europeo hace unos días como referencia para resolver los problemas de Cataluña, España y Europa.
El federalismo es un horizonte que exige reformas en profundidad cuando se viene del centralismo (como España) o cuando se parte de una situación de estados soberanos (como Europa). Consiste en un sistema pactado de gobierno multinivel donde cada nivel tiene competencias claras y bien financiadas siguiendo el principio de subsidiariedad, y se compromete a no transgredir las de otros niveles, ni a utilizar sus medios para sabotear el pacto. El gobierno se comparte en lo que es común y cada nivel de gobierno relevante rinde cuentas directamente ante la ciudadanía y no ante otros gobiernos. En los sistemas federales se respeta y se promueve la diversidad cultural y lingüística como una riqueza común a la vez que se coopera para resolver los problemas que son compartidos. Se descentraliza no sólo la gestión sino también el poder político, y al mismo tiempo se comparte el poder político en lo que tiene que ser solucionado a un nivel más alto pero que puede requerir el input de los niveles más cercanos a la ciudadanía. El federalismo suele ser una buena vacuna contra el centralismo a todos los niveles y la concentración de las infraestructuras: en muchas federaciones la capital no es la ciudad más grande o la capitalidad está repartida. Y también es una buena vacuna contra el repliegue identitario, la insolidaridad y la tentación del "nosotros solos".
El mundo del siglo XXI se caracteriza por la creciente interconexión de su sociedad y sus economías, y por lo tanto requiere de sistemas de gobierno que se adapten a estas características. El mundo avanza, aunque demasiado lentamente, hacia el federalismo. Difícilmente sin estas fórmulas de gobierno que combinan cooperación y proximidad, y que relativizan el concepto de soberanía, podremos hacer frente a problemas como el cambio climático, el fraude fiscal organizado internacionalmente o los problemas de migraciones, refugiados y seguridad. Lo que está obsoleto es el estado-nación como instrumento para hacer frente a estos grandes problemas de la humanidad. Si pasamos de una vez la pantalla del estado-nación nos ahorraremos muchas guerras (como las que dieron lugar a las actuales “etnocracias” de la antigua Yugoslavia) y tensiones innecesarias, y podremos avanzar hacia la resolución cooperativa de los problemas compartidos por toda la especie humana. Nunca es tarde para las buenas ideas.

viernes, 20 de octubre de 2017

Ganar por goleada el debate económico no basta

En Escocia ganaron el debate económico los contrarios a la independencia, con argumentos como los que expuso Gavin McCrone en un famoso libro. Pero tuvo que ir un viejo político, Gordon Brown, para darle la vuelta a las encuestas con un emotivo discurso en los últimos días, porque no bastaba con ganar el debate económico. En el referéndum del Brexit, los partidarios de la permanencia arrasaron en el debate económico, tras informes de los más prestigiosos institutos de investigación, del independiente Banco de Inglaterra y de la inmensa mayoría de economistas. Sin embargo, el experto en referéndums Matt Qvortup ha señalado que para los partidarios del Brexit en el Reino Unido, el Brexit era un bien de demanda inelástica (la percepción de un “precio” elevado del mismo no alteraba las preferencias) mientras que quienes podían ser partidarios de permanecer en la Unión Europea sí tenían un comportamiento más elástico. Al poner la atención sobre cuestiones económicas (aunque el debate económico lo ganaran objetivamente), los partidarios de la permanencia pusieron el foco en el precio de la salida, lo que no les garantizaba el voto de sus potenciales “elásticos” votantes y no les permitía conquistar ningún voto de los “inelásticos” e hiper-movilizados partidarios en principio de la salida. En Cataluña, los independentistas han dejado de esgrimir argumentos económicos tras la estampida empresarial de las últimas semanas. Hoy mismo parece que el Vicepresidente y Consejero de Economía Oriol Junqueras iba a reunirse con empresas multinacionales radicadas en Barcelona para tranquilizarlas, aunque al final ha suspendido la reunión al ver que ésta se había filtrado. No sé qué les iba a decir, porque al mismo tiempo un miembro de su partido alentaba un retiro frustrado de fondos de los cajeros. Por parte de su gobierno, no fue Junqueras sino el Consejero de Empresa Santi Vila quien tuvo que distanciarse del absurdo movimiento. Quizás el nuevo consejero de Economía de facto es Santi Vila, pero por lo menos oficialmente sigue constando Junqueras. Lo que tiene en común el debate económico en Escocia, el Brexit y Cataluña es la falacia de la suma fija. Los soberanistas consideran que hay una cantidad fija de recursos a repartir, y que con la "independencia" el tamaño de la tarta será el mismo y el reparto será más beneficioso para el territorio que se separa. Sin embargo, en los tres casos ha sido muy fácil demostrar por parte de los economistas serios, o por parte de la realidad misma, que la tarta disminuye de tamaño en el momento en que se intentan cortar los lazos con el exterior. La razón es que vivimos en un mundo interconectado, y que reivindicar la soberanía nacional reduce la capacidad de influencia real en el mejor de los casos, y en el peor aleja inversores, trabajo cualificado, transferencias, programas internacionales, etc. Pero la derrota por goleada del independentismo económico, constatada con el cumplimiento de las previsiones que hicieron dos economistas federalistas como Monés y Colldeforns (y de muchas otras que hicieron ellas y el resto de autores en "Economía de una España Federal"), no es suficiente de momento. No sólo porque a los independentistas radicales les da igual (incluidos algunos y algunas economistas), porque o niegan la realidad o están dispuestos a pagar un precio, incluso cualquier precio, como la pérdida del autogobierno y la erosión de la convivencia por culpa de su irresponsabilidad. También porque nos puede hacer caer en la autocomplacencia y dejar de trabajar en algo mucho más importante, que son los valores del federalismo, las emociones de la cooperación y la solidaridad, la defensa de la democracia. Habrá que seguir trabajando, explicando a todo el mundo las enormes ventajas económicas de la alternativa federal al independentismo y al estado-nación, pero también sus ventajas éticas y políticas en el mundo del siglo XXI. 

sábado, 14 de octubre de 2017

President: Europa ja ha mediat

En el seu confús discurs al Parlament de Catalunya del dia 10 d'Octubre, el president de la Generalitat Carles Puigdemont va demanar que Europa s'impliqui a fons en la recerca de la solució al problema de Catalunya. I Europa ja ho ha fet. Seria una feinada afegir aquí tots els links a declaracions i pronunciaments de representants de les institucions europees: Tusk, Juncker, Macron, Gabriel... Destacaré per la seva brillantesa i claredat el discurs del líder liberal europeu, Guy Verhofstat, apostant sense embuts per estructures federals. I també les paraules entenedores del portaveu del Parlament Europeu, el català Jaume Duch (forma part del "poble de Catalunya"?). Innumerables columnistes i assagistes s'han pronunciat en una direcció semblant, com l'escriptor i professor de la Universitat d'Oxford Will Hutton. El mateix es pot dir de tota mena de publicacions prestigioses, des de The Economist fins a Charlie Hebdo passant per Le Monde. No es pot dir que no s'hi hagin implicat a fons, i ho han fet amb un missatge molt clar: cal avançar cap a democràcies federals, en les quals no hi poden tenir cap lloc nuclis de poder que escapen a la legalitat democràtica. La ciència del diàleg ens explica que posar-se d'acord és més fàcil quan hi ha mediadors autoritzats que parlen clar i que no es limiten a asseure's a una taula. Puigdemont va encertar quan va veure que el mediador més qualificat era Europa, per no dir l'únic possible. Per una vegada, li dono la raó. Com diu l'editorial de La Vanguardia, és clar, la contundent reacció europea deixa en un panorama desolador als qui s'havien empassat alguns dels arguments màgics de l'independentisme radical. Mentrestant, els ciutadans demòcrates, pensem el que pensem, hauríem d'estar agraïts als federalistes europeus que han sortit en defensa dels nostres drets. Seria inversemblant que un grup que decideix saltar-se la legalitat democràtica, per gran que sigui en un territori, pugui privar-nos dels drets que tenim com a ciutadans europeus, que no són altres que els drets humans, l'accés a la moneda, la llibertat i la mobilitat. Gràcies, Europa, per defensar els nostres drets com a ciutadans europeus. Encara passaran coses, però ha quedat clar què és el que volen les institucions europees i els governs i principals forces polítiques de la UE. Passaran coses perquè malgrat que els acords són possibles quan hi ha una forta pressió de l'únic mediador creïble de facto (Europa), segueix havent-hi també molta pressió en contra del diàleg, donat que del conflicte s'extreuen rèdits, com s'ha explicat en el Washignton Post. Alguns quasi llencen la tovallola, i com López Basaguren diuen que avui és quasi inútil practicar amb alguns qualsevol intent de debat racional que posi en qüestió la construcció argumental fantasiosa de l'independentisme radical. I certament és difícil treure-li la raó quan veiem tuits com el d'Ernest Maragall el dia 12 d'Octubre: "ahir al Congrés, avui a Pça Catalunya el mateix missatge: rendició o repressió @krls @junqueras és hora d'assumir el risc de la llibertat". Si això ho diu una persona que porta el cognom Maragall, què deuen dir els nanos d'Arran... Serà necessari algun mecanisme per incentivar l'acord dintre de les institucions democràtiques, per arribar a reformes que permetin el consentiment d'un 75 o 80% de la ciutadania. L'Església a l'Edat Mitjana es va inventar els cònclaves, per tancar i deixar sense menjar (en les primeres èpoques) els cardenals fins que assolissin una majoria de dos terços a favor d'una candidatura amb un fort consens. A la mateixa Unió Europea, l'article 50 posa una data límit (2 anys) per assolir un acord amb un país que surti de la Unió, i si no s'arriba a un acord els costos per a les parts són enormes. No sé si una aplicació "tova" de l'article 155 de la Constitució espanyola i/o la convocatòria d'eleccions al Parlament de Catalunya per aquesta via pot fer aquesta funció. Però si el Sr. Puigdemont no fa cas als mediadors que ell mateix va invocar, no tindrem més remei que provar-ho.