El próximo miércoles tendrá lugar en Barcelona el IV Foro de la Economía del Agua. El programa es muy atractivo, para los economistas expertos en regulación sobre todo por la presencia de Jean Tirole, Premio Nobel de Economía en 2014. Los anteriores tuvieron lugar en Madrid y yo tuve ocasión de participar en el tercero: se puede encontrar más información aquí. Para crear ambiente de cara al cuarto, escribí un post en el blog del foro, hablando de una intervención que creo importante, y que tuvo lugar en uno de los foros anteriores, la del premio Nobel de Economía, George Akerlof. Entre otras cosas, digo en este post lo siguiente: "El público debe entender que el agua es un recurso escaso en el sentido de consentir usos alternativos que compiten entre sí, pero que se entienda no es automático. Cuando las personas consumen agua, no son conscientes de las implicaciones de ese consumo en el espacio y el tiempo, sólo lo serán si se les ayuda a crearse las “historias” adecuadas. La narrativa, el relato que se ofrezca a la ciudadanía, debe según Akerlof en primer lugar dejar constancia de la existencia de un grave problema de escasez localizada. Y en segundo lugar debe facilitar la solución adecuada a este problema de escasez. Nótese que para que el relato sea socialmente aceptable debe ser consistente con normas sociales arraigadas respecto de lo que son procesos justos. En este sentido, la política y la regulación del agua deben partir de la base de que será muy difícil separar cuestiones de eficiencia respeto de cuestiones de equidad." En el foro hablarán expertos que saben mucho más de economía del agua que yo, sobre todo Gonzalo Delacámara, director académico del Foro, que ha escrito cosas tan interesantes como esta en otro post: "Por otro lado, hay un debate público, que se beneficiaría de criterios más racionales, sobre el modelo de gestión. La evidencia internacional muestra que no es tan relevante la distinción entre público y privado como las garantías para la gestión equitativa y eficiente. En relación a este tema surgen numerosos interrogantes: ¿ayudan las posiciones apriorísticas para predeterminar la titularidad de las empresas de servicios de agua? ¿Cuál es la escala a la que estos servicios se prestarían mejor? ¿Qué clase de regulador a nivel nacional sería necesario?
Ver lo invisible, a partir de mejor información y de mayor capacidad de análisis, genera una mayor demanda de buena información y de transparencia. Igualmente, induce cambios en el comportamiento de los usuarios del agua. Por último, favorece la innovación: ofrecer nuevas respuestas a viejos problemas. Sin embargo, para ver lo invisible en relación al agua hace falta más que una cámara Schlieren: es imprescindible superar barreras administrativas, coordinar políticas, abandonar sesgos sectoriales, favorecer enfoques interdisciplinares, diseñar mejores incentivos y poner el bienestar de los ciudadanos como anclaje de los objetivos de alianzas entre la sociedad civil, el sector público y el sector privado". Ningún interesado en economía de la regulación o en el sector del agua, sobre todo si está por Barcelona el miércoles, debería perderse este importante evento.
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