Distinguido Señor Alcalde,
le escribo para disculparme por no haber podido asistir a la celebración del nuevo año en el pueblo de Tongoy (perteneciente a su municipalidad) a la que amablemente invitó a mi familia mediante un tarjetón que mi señora suegra recogió en el edificio de la antigua escuela, delante de donde está su casita de veraneo. Me hubiera gustado asistir pero estamos gestionando el jet lag... Quisiera sin embargo que me disculpe por el atrevimiento de aprovechar la ocasión para felicitarle por la rápida recuperación de Tongoy tras el tsunami de septiembre de 2015.
Temimos en algún momento que nunca más veríamos el Tongoy que recordábamos. Por lo que he sabido la reconstrucción ha sido el resultado de un gran esfuerzo colectivo, en primer lugar de la comunidad auto-organizada y en segundo lugar del gobierno a sus distintos niveles.
Yo sólo paso unos días en Tongoy cada año o año por medio como dicen ustedes, pero es lo más parecido que tengo a unas vacaciones y además es media vida para mi esposa y mi suegra. Yo soy un extranjero pero le aseguro que Tongoy es importante para mi. Cuídenlo mucho. Esas playas y esas rocas son un tesoro.
No soy el único que ha reparado en Tongoy viniendo de lejos, pues ya el escritor de mi ciudad Enrique Vila Matas dio el nombre de Tongoy a uno de sus protagonistas en un libro. Tongoy tiene mucho potencial, con menos perros y más pavimento y un poco más de inversión municipal seguro que irá hacia arriba. No se olvide tampoco de evitar que algunos arrendatarios de casas de veraneo no pongan la música a todo volumen como si el pueblo fuera de ellos, quizás los carabineros podrían ser más activos en este sentido.
En tiempos de anti-política barata, sé por mi propia experiencia de una vida anterior lo dura que es la política local, pero reconozco que no puedo ni alcanzar a imaginarme lo que debe ser para una colectividad y sus legítimos representantes sobreponerse a un tsunami devastador. De ahí de donde vengo se utiliza con mucha frivolidad la expresión "la dignidad de un pueblo". Deberíamos avergonzarnos. Ustedes sí que tienen dignidad. Le deseo lo mejor y le prometo devolverle la invitación, a un nivel mucho más modesto y privado, si se deja caer por mi ciudad. Atentamente...
le escribo para disculparme por no haber podido asistir a la celebración del nuevo año en el pueblo de Tongoy (perteneciente a su municipalidad) a la que amablemente invitó a mi familia mediante un tarjetón que mi señora suegra recogió en el edificio de la antigua escuela, delante de donde está su casita de veraneo. Me hubiera gustado asistir pero estamos gestionando el jet lag... Quisiera sin embargo que me disculpe por el atrevimiento de aprovechar la ocasión para felicitarle por la rápida recuperación de Tongoy tras el tsunami de septiembre de 2015.
Temimos en algún momento que nunca más veríamos el Tongoy que recordábamos. Por lo que he sabido la reconstrucción ha sido el resultado de un gran esfuerzo colectivo, en primer lugar de la comunidad auto-organizada y en segundo lugar del gobierno a sus distintos niveles.
Yo sólo paso unos días en Tongoy cada año o año por medio como dicen ustedes, pero es lo más parecido que tengo a unas vacaciones y además es media vida para mi esposa y mi suegra. Yo soy un extranjero pero le aseguro que Tongoy es importante para mi. Cuídenlo mucho. Esas playas y esas rocas son un tesoro.
No soy el único que ha reparado en Tongoy viniendo de lejos, pues ya el escritor de mi ciudad Enrique Vila Matas dio el nombre de Tongoy a uno de sus protagonistas en un libro. Tongoy tiene mucho potencial, con menos perros y más pavimento y un poco más de inversión municipal seguro que irá hacia arriba. No se olvide tampoco de evitar que algunos arrendatarios de casas de veraneo no pongan la música a todo volumen como si el pueblo fuera de ellos, quizás los carabineros podrían ser más activos en este sentido.
En tiempos de anti-política barata, sé por mi propia experiencia de una vida anterior lo dura que es la política local, pero reconozco que no puedo ni alcanzar a imaginarme lo que debe ser para una colectividad y sus legítimos representantes sobreponerse a un tsunami devastador. De ahí de donde vengo se utiliza con mucha frivolidad la expresión "la dignidad de un pueblo". Deberíamos avergonzarnos. Ustedes sí que tienen dignidad. Le deseo lo mejor y le prometo devolverle la invitación, a un nivel mucho más modesto y privado, si se deja caer por mi ciudad. Atentamente...
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