jueves, 17 de octubre de 2013
Uso y abuso del concepto de “élite extractiva”
El Director Adjunto de El Periódico, Sr. Albert Sáez, dijo
en un artículo reciente que “El federalismo no tiene credibilidad cuando se
presenta simplemente como un atajo intelectual para evitar que se celebre una
consulta. Entonces no es una propuesta política sino simplemente un instrumento
en manos de las élites extractivas para frenar un movimiento de base popular”.
El concepto de élites extractivas fue acuñado por Acemoglu y Robinson en su
libro “Por qué fracasan los países” (“Why Nations Fail”), para describir
aquellos grupos sociales corruptos que impiden la expansión de los derechos
políticos y económicos de las mayorías para evitar el desarrollo de muchos
países. El libro de Acemoglu y Robinson es un libro sobre economía política del
desarrollo que tiene aspectos muy interesantes, y que también ha sido sometido
a duras críticas por parte de numerosos científicos sociales. Yo me he leído el
libro, me he hecho eco de las críticas, y he debatido sobre todo ello con mis
estudiantes de postgrado y con numerosos colegas. Seguro que, sin embargo, se
me puede escapar algún detalle que no acabe de comprender. El concepto de
élites extractivas ha sido popularizado en España por César Molinas, quien lo
ha aplicado a la crisis institucional que vive nuestro país. Teniendo parte de
razón (la corrupción es un problema muy grave de nuestra sociedad: las
relaciones peligrosas entre gobernantes, grandes empresas y periodistas
necesitados de financiación son un ejemplo de ello), los trabajos de Molinas
tratando de forzar el uso del concepto de “élites extractivas” para España han
recibido comparativamente todavía más críticas que el libro de Acemoglu y
Robinson. Yo no sé si el Sr. Saéz se ha leído el libro de Acemoglu y Robinson
(o si lo ha entendido) o los trabajos de Molinas, y las críticas que han
recibido, pero lo que es seguro es que no ha entendido ni las motivaciones ni los
argumentos de los federalistas que, sin oponernos radicalmente a ello, somos muy escépticos de que una solución democrática al problema de Cataluña deba
pasar necesariamente por un referéndum de secesión que pueda dividir todavía
más a nuestra sociedad. Por ejemplo, algunos de estos federalistas somos
profesores en universidades del sector público (de esos que el señor Durán Lleida
dijo por ejemplo que no ganaban suficiente como para dedicarse a ello cuando
deje la política) cuyo principal contacto con el fenómeno de la
corrupción es estudiarlo y denunciarlo.
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