martes, 2 de julio de 2013

Patria, ciudad y libertad

Aquí está la traducción al castellano del post anterior a petición de Paquiño (se puede hacer con Google traductor y algún retoque):
Los asistentes al concierto del Camp Nou (90.000 como máximo: ahora el límite físico de capacidad acota la inflación de las cifras) tenían seguro la mejor de las intenciones y son demócratas convencidos. De todas formas, el abuso de la palabra libertad en un contexto de exaltación patriótica tiene malos precedentes, que quizás deberían haber hecho reflexionar a los organizadores. Pero el nacionalismo debe cubrir sus flancos débiles siendo competitivo en la batalla de las palabras, y siempre será mucho más exitoso un "concierto por la libertad" que un "concierto por la secesión" o un "concierto por la insolidaridad". Muchos pensamos que Catalunya no tendrá más libertad por ser independiente, sino que la tendrá si y sólo si se integra sin pasos atrás en una Europa unida sin fronteras, federal. Y los que pueden construir esta Europa, amigos, de una Cataluña independiente no quieren saber nada. En Cataluña hay plenas libertades políticas y las carencias de libertad son por ejemplo que los niños pobres no pueden desarrollar todas sus potencialidades libres por las políticas conservadoras que consiguen imponerse por la manipulación del sentimiento identitario, o por ejemplo para el ausencia de pluralismo en los medios públicos de comunicación. Tenemos más libertad que nunca en la historia de Cataluña porque junto con los otros pueblos de España hemos construido una democracia imperfecta (como todas), integrada en la Unión Europea, el espacio del mundo donde más se respetan los derechos humanos. Y la mejora de nuestras libertades sólo vendrá por la consolidación del proyecto europeo (hoy amenazado por la insolidaridad, los populismos y los nacionalismos): por la construcción de una Europa federal sin fronteras. Es un poco triste que algunos cantantes, en vez de todas las causas nobles y necesarias que hay en el mundo, hayan decidido priorizar una causa en el crepúsculo de sus carreras que no tiene nada que ver con la libertad. Los del concierto del sábado son gente bien intencionada y de buena voluntad, pero espero que no se ofendan si digo que un poco ingenuos, por pensar que la construcción de una nueva frontera (con los vientos globales que soplan) hará aumentar automáticamente la libertad y el bienestar de una sociedad. Pasemos página y busquemos consensos para alcanzar de verdad más libertad y bienestar, incluyendo el derecho de las personas y los colectivos a ver respetada su identidad. Jordi Martí dice que los socialistas teníamos que haber estado el pasado sábado en el Camp Nou, al igual que estuvimos en la manifestación de la Diada de 1977, entre otras. A mí me parece que el "concierto de la libertad" se parecía mucho más al concierto de "la Crida" con Lluis Llach que tuvo lugar en el mismo escenario, o a la campaña Freedom for Catalonia en la inauguración del estadio olímpico en 1989, donde uno de los hijos de Jordi Pujol acompañaba un grupo de chiquillos que pretendía boicotear los Juegos Olímpicos, hoy tan reivindicados por todos. Estas eran expresiones poco de consenso en comparación con la de 1977. Yo estuve con mis padres en la Plaza de Santiago, con 12 años, cuando Tarradellas dijo "Ya estoy aquí". Estuve en la manifestación, más modesta, en el Parque de la Ciutadella en 2003 donde las izquierdas pidieron un acuerdo de los tres partidos progresistas, y donde mi mujer (chilena) cantó conmigo Els Segadors. (Con esto quiero decir que, de lecciones de catalanismo, acepto pocas). Ni ella, ni yo, ni tantos progresistas, federalistas y catalanistas, no fuimos al "concierto de la libertad" porque no nos creemos que la libertad sea algo de conciertos y de fotos, sino un poco más profundo. También viví de cerca la Barcelona del 92, y el catalanismo que respirábamos era cosmopolita, solidario y abierto al mundo, y se podría resumir con aquella interpretación de El Meu Avi, donde los Manolos acababan diciendo Visca Catalunya .... y Viva la Humanidad! Mi nostalgia sólo llega a 1992, no se remonta a 1714. Yo a Jordi Martí le dije que si no me lo ponía difícil con el "derecho a decidir" estaba abierto a apoyarle en las primarias para la Alcaldía de Barcelona. Está visto que mi capacidad de influencia es perfectamente descriptible. Pero veo difícil ganar las primarias de un partido donde según Carlos Castro en La Vanguardia sólo el 17% de los votantes son independentistas, creyendo que lo más normal del mundo era estar el pasado sábado en el Nou Camp.

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