viernes, 16 de junio de 2023

¿Urge la penitencia de Sánchez y damos por acabada la del PP?

Hubo un tiempo en que personas como yo (o sea, votantes progresistas lectores de El País)  seguíamos en todo a Juan Luis Cebrián. Su prestigio como periodista le hizo aventurarse incluso en la literatura de ficción y en el mundo de la empresa. No soy quién para evaluar sus éxitos en estos ámbitos, pero quizás de ahí adquirió cierta confianza en sí mismo para evaluar el grado de narcisismo de las personas (de las otras personas, se entiende).

En un artículo reciente en el diario que dirigió, la crítica al narcisismo de Pedro Sánchez es el hilo conductor que le lleva a recomendar al PSOE un período de penitencia, dando por terminado implícita pero necesariamente el período de penitencia del PP alejado del gobierno español. Si Cebrián se ha visto muy impresionado por el examen de conciencia y el propósito de enmienda de los populares tras la gran mentira de Aznar el 11-M de 2004, o los gravísimos casos de corrupción del PP bajo el mismo Aznar y Rajoy, que terminaron con el gerente del PP entre rejas, es algo que no nos cuenta.

Algún día se estudiará el éxito de la narrativa anti-sanchista, basada en supuestos atributos psicológicos del presidente del gobierno y en su política de alianzas puntuales o estables, pero muy poco basada en un análisis riguroso de las políticas que ha desarrollado, las que puede seguir desarrollando y la comparación de las mismas con las alternativas probables. En todo el artículo de Cebrián no hay ninguna sola crítica a una política pública concreta, a una reforma, a una ley… Estaría bien saber con cual no está de acuerdo: reforma laboral, de pensiones, salario mínimo, eutanasia, Ingreso Mínimo Vital, ERTES, Fondos NG…

El artículo mencionado receta el paso del PSOE a la oposición, y por lo tanto la victoria de la derecha española (probablemente con el apoyo o en coalición con la extrema derecha). Es de aplicación aquí todo lo que dije en mi post anterior.

Mi estupefacción es parecida a la que sentí cuando personas a las que admiraba se hicieron de repente independentistas catalanes, asumiendo rápidamente la narrativa del soberanismo. Por muchos problemas que se tengan con los socialistas, cuesta entender que personas con quienes habías compartido valores y principios, de repente se pliegan a lo que creen una nueva centralidad. Sí, Cebrián cree que el PSOE ha perdido centralidad, a pesar de que sus políticas están apoyadas por la Comisión Europea, siguen las recomendaciones de la ONU y se parecen mucho a las de Biden.

En varias regiones, se ha consumado ya el matrimonio PP-VOX. Pero el problema no solo es VOX. Aznar, Ayuso y las políticas negacionistas del cambio climático en Andalucía, son tan preocupantes como las bravatas de cuatro fachas sin complejos. Sin embargo, los anti-sanchistas dicen que el peligro para España es el radical-populista Sánchez, como Trump dice que nombrará un fiscal especial para investigar a Biden. Trump llama comunistas y radicales a los demócratas, como López Burniol llama radical-populista a Sánchez. El anti-sanchismo demoniza al adversario como hacen algunos sectores del independentismo catalán con el PSC (“los de la cal viva”, “represores”). Para los indepes, PSOE=GAL y para los antisanchistas PSOE=ETA. El marco mental es el mismo. El PP no ha hecho ninguna autocrítica ni ha pedido perdón por sus mentiras y su corrupción, y se agarra ahora a la ola neo-conservadora en Europa, invirtiendo en poderosas narrativas que se transmiten rápidamente desde altavoces de alto status.

Tengo que confesar que yo estaba desentrenado de la crítica al PP y a VOX. Creía que era algo obvio, y me parecía más ético ir contracorriente en mi entorno y concentrar mis energías en la versión catalana del nacional-populismo rampante, que creía más sutil. Ahora veo que en el fondo es muy parecido, y por lo tanto requiere el mismo nivel de esfuerzo. Son dos nacionalismos que se parecen, y que se alimentan el uno al otro (como dice brillantemente Cohn-Bendit en el documental “Federal”): la nación está en peligro, cantemos pues (o escuchemos, cuando no tiene letra) el himno nacional,… no me extrañaría que tanto Aznar como Puigdemont estén deseando otro "Procés".

Un grueso suficiente de personas que actúen por principio y no por rencillas o eslóganes forma parte imprescindible de la estructura institucional de una sociedad democrática. Pienso en personas como el historiador Timothy Snyder en Estados Unidos, los sucesivos directores del diario La Repubblica en Italia, o Valls hace cuatro años en Barcelona dando la alcaldía a Colau sin nada a cambio, por principios, para evitar un mal mayor (educado en un país donde Jospin pidió el voto por su rival Chirac para evitar que la extrema derecha llegara al poder).

Soy de los que cree que hay que votar al PSOE (o al PSC) y reforzar su entramado institucional y el de su entorno, porque con todas sus limitaciones, es (como lo es el Partido Demócrata en Estados Unidos) la viga principal, si bien no la única, que sostiene la democracia española (y la catalana). Ojalá el PSOE pueda depender menos para aprobar reformas de partidos con los que nos separan muchas cosas. Ojalá el declive de ERC y de Pablo Iglesias se refleje en apoyos más sólidos y seguros a políticas de progreso real.

Pero tiene que ser posible llegar a acuerdos con partidos que no sean violentos y que respeten el estado de derecho, independientemente de lo que hayan hecho EN EL PASADO, si es en favor de políticas deseables. Por ejemplo, defiendo que se pueda llegar a acuerdos con el PP (como hizo Patxi López en Euskadi), un partido fundado por un ministro de una dictadura fascista. En decenas de democracias, la convivencia se sostiene por los acuerdos entre personas que EN EL PASADO se habían matado. ¿No se puede hoy, 12 años después del fin de ETA (en el gobierno de Zapatero y Rubalcaba) llegar a acuerdos puntuales con Bildu, por ejemplo a favor de las políticas sociales que incluso Cebrián califica de positivas? El mismo Patxi López que en el pasado pactó con el PP y que fue a varios funerales de compañeros suyos asesinados por ETA ha defendido estos acuerdos puntuales. A quienes se creen que se marcan un tanto graciosillo -en realidad repugnante- asociando al PSOE con ETA (“que les vote Txapote”) les deseo que nunca tengan que ir a un funeral por un compañero asesinado, o convivir con alguien que tenga que ir siempre con escolta.

La consecuencia principal de enviar a Sánchez a hacer penitencia y dar por terminada la del PP es reforzar la deriva orbanista/meloniana (negacionista, anti-feminista, ultraconservadora) del Partido Popular Europeo y de la Unión. ¿Tan poco importan las políticas sociales, ambientales, la violencia contra las mujeres? ¿No hay que frenar la competencia fiscal para reforzar el Estado de Bienestar? ¿Tan poco importan la evolución de Europa y el avance del Trumpismo en el mundo?



2 comentarios:

  1. Un dels millors articles que t'he llegit.
    Gràcies, Quico!

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  2. Gràcies por publicar articulos que aportan valor a la democràcia

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