El independentismo
catalán no se enfrenta, como cree, a España. Se enfrenta al “sistema”. El
mensaje del rey no iba dirigido ni a los españoles ni a los catalanes ni a los
partidos políticos, aunque su mensaje tenga evidentes efectos en todos esos
colectivos. El mensaje del rey iba dirigido a los mercados financieros: habrá
estabilidad, haremos lo que haga falta. No subáis la prima de riesgo. No
permitiremos que Catalunya se desestabilice.
Hay un billón de euros de
deuda española en los mercados. Son títulos (bonos, obligaciones) mediante los
que el Reino de España se financia comprometíendose a pagar al portador unos
intereses, normalmente anuales, y a devolver el nominal del título en un
vencimiento. A pesar de las mejoras económicas, las cuentas españolas todavía
no permiten reducir esa deuda; al contrario, todavía aumenta. A cada vencimiento
de las emisiones hay que ir renovándolas emitiendo nuevos títulos en los
mercados. Hasta aquí, nada extraño. Pero variaciones en las percepciones del
riesgo de los títulos en los mercados pueden generar una catástrofe. Veamos.
Estos títulos están en el
activo del balance del BCE y en los balances de bancos europeos, todavía muy
frágiles después de la crisis, y en las carteras de inversión de los inversores
institucionales: fondos de inversión y fondos de pensiones. Si los nuevos
títulos deben emitirse a un tipo de interés más alto debido al riesgo que el
mercado percibe a causa de la inestabilidad política, esas carteras de bonos no
vencidos pierden valor y en consecuencia empeora la solvencia de sus tenedores,
es decir del sistema bancario europeo y de todos los titulares de esos bonos. És
lógico: ¿quién va a querer mantener en su cartera de inversión, en su activo,
un bono a 10 años que paga el 1,75% anual si las nuevas emisiones son a un tipo
superior? El valor de los bonos ya emitidos se ajustará para compensar la
reducción de la nueva rentabilidad que exigirán los inversores. Si queremos
vender un bono que paga el 1,75% en un mercado donde los nuevos bonos con el
mismo nivel de riesgo, el de España en nuestro caso, se están emitiendo al 2,5%,
deberemos venderlos más baratos. En concreto hasta que el nuevo precio, mas
bajo, haga que el interés del 1,75% sea en términos efectivos un 2,5%. Esa
pérdida de valor, que los tenedores deberán contabilizar pues así lo obligan
las normas contables, habrá que provisionarla, generando, insistimos, una
reducción de la solvencia de todos los propietarios de los títulos.
Añadamos además que cada
punto básico de aumento de la prima de riesgo implica millones de euros que se
destinarán a pagar intereses en vez de a gasto social.
Dada la fragilidad del
sistema financiero internacional, ¿alguien en su sano juicio imagina que Europa
y el mundo (¿tal vez Rusia?) apoyarán la inestabilidad derivada de una independencia
no pactada de Catalunya? ¿No es más razonable imaginar a Merkel, Macron y otros
líderes europeos pidiendo sottovoce al gobierno central que tome el mando de la
situación? ¿Cómo es posible tanta frivolidad e irresponsabilidad? Del plantel
de economistas ilustres del movimiento independentista, ¿ninguno le ha echado
un vistazo a un clásico como el Brealey y Myers o manuales similares?
No hay comentarios:
Publicar un comentario