domingo, 31 de enero de 2016

La dissonància cognitiva dels federalistes a temps parcial

Ha nascut una nova espècie: el o la federalista a temps parcial. Es tracta dels qui diuen que són federalistes a Europa però no a Espanya. Si abans Europa s'acabava als Pirineus, ara és el federalisme el que s'acabaria als Pirineus. Els principis del federalisme servirien per organitzar Europa però no per organitzar Espanya. Segons aquests federalistes a temps parcial, el problema a Espanya és que hi ha un subjecte polític oprimit, anomenat Catalunya, que per raons naturals té una sobirania prèvia a qualsevol debat sobre què s'ha de fer. Els qui defensen això sembla que han arribat a convèncer Oriol Junqueras de dir que ell també és federalista, encara que quan ho va dir no va plorar, com quan va dir "fem-ho ja..." referint-se a la independència de Catalunya. El que tenen al cap aquests mig-federalistes en realitat és una confederació, és a dir, una aliança d'entitats sobiranes, entre les quals estaria Catalunya. Els federalistes a temps complet no defensem el mateix només que on uns diuen Catalunya nosaltres diríem Espanya. No: nosaltres defensem una organització institucional on hi ha diversos nivells de govern i on tots ells rendeixen comptes directament a la ciutadania, i on l'èmfasi al segle XXI està a fer d'Europa el subjecte polític, on les sobiranies es comparteixen i no es monopolitzen. Per això els grans federalistes europeus, els Cohn-Bendit, els Scalfari, els Habermas, no en volen ni sentir a parlar dels moviments independentistes de les regions relativament riques d'Europa. I en canvi els Putin i els que volen acabar amb l'Europa unida els veuen amb molta simpatia. El federalisme contemporani es basa en una desconfiança dels himnes i les banderes i en uns valors internacionalistes que tenen molt poc a veure amb les coreografies uniformades dels darrers onzes de setembre. Es basa en la idea que l'estat-nació és una recepta caduca que ha de ser substituïda per una governança democràtica multi-nivell adaptada a un món interconnectat d'identitats barrejades. I aquesta substitució s'ha de produir per les mateixes raons a Catalunya, a Espanya i a Europa. Per això fa mal als ulls veure-hi, en el federalisme a temps parcial, a persones que fins fa poc deien defensar ideals progressistes. Crec que dir això no em fa ni dogmàtic ni intolerant, com deia l'historiador nacionalista Culla en un article recent on defensava els escindits del PSC dels suposats gravíssims atacs que reben dels seus ex-companys (comparant aquests de forma indigna amb els intolerants que volen prohibir que els que critiquin a Artur Mas rebin el seu sou públic). En realitat, els Mascarell i companyia han estat molt respectats pels seus ex-companys, i els atacs més durs els hi han arribat per part de persones que no han estat mai socialistes, com Gregorio Morán o Xavier Rius. Els que en temps difícils hem seguit defensant els nostres vells principis crec que hem estat força prudents, cosa que no ens impedeix dir què pensem, en el meu cas i habitualment a la cara d'algun dels afectats, perquè alguns segueixen sent amics meus. Per què ens hem de callar si els que defensaven el radicalisme democràtic quan estaven al PSC ara s'empassen que el 4 de Barcelona assenyali el 3 de Girona com a mecanisme democràtic, o que aquest darrer ordeni fer córrer la llista fins al número 19, que no havia estat elegit ni com a regidor? Ha dimitit la representant d'Avancem a la llista de CiU per Girona com a resultat d'aquest assalt a la democràcia? O hem de callar que s'empassin (tant ells com els ex-membres del tripartit ERC) que els partits independentistes es reparteixin els càrrecs dels mitjans públics de comunicació, mantenint una normativa contrària a la pràctica plural dels governs d'entesa de Maragall i Montilla?

jueves, 28 de enero de 2016

Cataluña: rompeolas del populismo

El historiador Xavier Casals ha escrito un artículo, del cual ha informado en su interesante blog sobre extremismo y democracia, contextualizando las dinámicas políticas de la sociedad catalana respecto al ascenso de los populismos en Europa y el mundo. No estoy seguro de que esté de acuerdo con todo lo que se dice en el artículo, pero me parece que aporta muchos elementos de valoración interesantes para comprender fenómenos que para quienes formamos parte de la sociedad catalana, son difíciles de analizar con objetividad. Es muy difícil analizar algo con distancia científica cuando uno es un ratoncito más del experimento. Aunque una de las dificultades a las que se enfrentan las ciencias sociales es la de satisfacer la demanda de símiles que existe en la sociedad ("tal cosa se parece a tal otra"), lo cierto es que cada fenómeno social arraigado en un territorio tiene características particulares y cualquier comparación es muy arriesgada. Pero intuyo que Casals da en el clavo al afirmar que Cataluña comparte características que la hacen proclive tanto al populismo de derechas como al populismo de izquierdas. Por una parte, somos una región relativamente rica de un conjunto que está organizado como un espacio de solidaridad (España), lo que alienta un populismo insolidario de derechas ("España nos roba"). Por otra parte, somos un núcleo culturalmente y geográficamente central de la periferia de Europa, con lo que nuestras élites políticas viejas o emergentes reciben incentivos para abanderar la revuelta de las palabras contra la Europa del norte que nos exige todavía más austeridad. A ello se le añade la herencia cultural del franquismo y la España negra, que todavía cree (aunque menos que en el pasado), que la diversidad cultural y lingüística es una amenaza, y que ve reforzada esta visión debido al uso oportunista de los recursos y las instituciones públicas por parte de los independentistas catalanes. Aunque las grandes crisis económicas de origen financiero tienden a dar alas a la extrema derecha, hoy parece obvio que en España la úlitma crisis ha producido un terremoto que, sin acabar con el sistema político anterior, sí que lo ha sacudido enormemente, dando lugar a fenómenos de hiperliderazgo, apelación a la democracia directa soberanista y por qué no decirlo, clara demagogia (basada en esconderle a los votantes la verdad de las cosas), que apelan tanto a valores de la izquierda como de la derecha. El problema que comparten estas distintas ramas del populismo es que, pese a que ambas suponen por lo menos en parte una reacción a la crisis, ninguna de ellas aporta soluciones reales, sino que más bien lo que hacen es retrasar la adopción de soluciones realistas y posibles. El populismo en España no tiene algunas de las características explícitamente xenofóbicas que tiene en otros países, y hay que felicitarse por ello. Pero ni Cataluña ni España han estado exentas de brotes racistas, ni algunas de las fuerzas políticas, con rasgos de populismo de izquierdas y de derechas, son especialmente tranquilizadoras respecto a la calidad de nuestra democracia.

domingo, 24 de enero de 2016

El diario italiano La Repubblica, un referente moral

Hace unos días tuvo lugar el traspaso de poderes entre el segundo director de La Repubblica, Ezio Mauro, y el tercero, Mario Calabresi. Mauro había tomado el relevo del periodista más importante de Italia, Eugenio Scalfari, fundador del diario hace poco más de cuarenta años. Este fantástico vídeo, de poco más de veinte minutos de duración, reproduce la sencilla pero profunda y emotiva ceremonia de traspaso de poderes entre Mauro y Calabresi, donde ambos reflexionan ante su redacción (entre cuyos componentes se puede ver al autor anti-Mafia Roberto Saviano) sobre el papel del periodismo en nuestra época y sobre los cambios producidos en nuestras sociedades y los que se están produciendo.
Las reflexiones de estos gigantes del periodismo europeo no son más que un ejemplo del liderazgo moral que ha ejercido y sigue ejerciendo La Repubblica en la sociedad italiana. Cuando tuve la suerte (y algo de mérito, me gané una beca) de pasar cuatro años en Florencia (1995-99) estudiando el doctorado, leía cada día La Repubblica, aún cuando algunos de mis amigos leían el también excelente, pero menos combativo, Corriere della Sera. Todavía hoy sigo el ritual dominical de leer la extensa reflexión del anciano pero cada día más lúcido Scalfari, que recomiendo a todo lector civilizado con una mínima facilidad para los idiomas latinos. Durante todos estos años, el diario que él fundó no sólo ha sido y sigue siendo uno de los mejores diarios del mundo, sino que es un referente moral comprometido con la democracia, el progreso, Europa, la libertad y la decencia. La Repubblica ha estado en la vanguardia de la lucha contra la corrupción, el populismo, el nacionalismo y la Mafia, en un país donde esta lucha no tiene necesariamente todas las de ganar. En unos tiempos en que no es fácil encontrar la línea justa entre la denuncia de las injusticias y el humo de las promesas huecas, la seriedad progresista de Scalfari, Mauro y sus colaboradores ha sido capaz, un día tras otro, de no separarse de esta línea. Estos directores han mantenido desde hace años su compromiso con las ideas del federalismo europeo, y han hecho de su diario el mejor heredero de las ideas de Spinelli y de su manifiesto de Ventotene. Combatiendo al mismo tiempo a los populismos de derecha y de izquierda, comprometidos no sólo contra Berlusconi y el crimen organizado sino también contra la frivolidad de muchas de las iniciativas del actual presidente del consejo de ministros Renzi, uno tiene siempre la certeza de que en La Repubblica encontrará las palabras justas para interpretar los grandes desafíos que atraviesan Europa y el mundo en el siglo XXI. En España mientras tanto quienes podrían haber ejercido un papel parecido han preferido últimamente extender sus alfombras rojas a los magnates de la tierra y parecen ser víctimas de un miedo sobrevenido a un gobierno progresista. Me refiero al diario El País, que pese a la enorme dignidad y calidad de muchos de sus periodistas y columnistas, parece más preocupado por las implicaciones de su línea editorial sobre su supervivencia financiera, que por mantenerse fiel a un compromiso por la libertad y las reformas progresistas que nos permitan avanzar hacia una sociedad más libre e igualitaria. A quienes hacen La Repubblica cada día les mando mi modesto homenaje y un sencillo mensaje: non mollare, amici.

viernes, 22 de enero de 2016

Governants de qualitat, si us plau

Ara que hi ha una polèmica sobre la baixada de nivell a Catalunya des del suposat govern dels millors al govern de Puigdemont, i que s'està en ple debat sobre el futur govern espanyol, i que els socialistes es plantegen entrar al govern de Colau a Barcelona, potser és un bon moment per reclamar la importància de la qualitat dels governants. No em refereixo necessàriament a acabar les carreres universitàries ni a tenir títols, perquè la qualitat en la política i el govern és quelcom difícil de definir i mesurar (però això no vol dir que no sigui important). Però a mi em preocupa que el conseller d'economia i vice-president del nou govern català no tingui coneixements d'economia, i que el nou conseller de sanitat no tingui coneixements de sanitat. Tant ells com el nou president són bàsicament experts en comunicació política (en diferents formats) i poca cosa més. A mi em preocupa que el responsable de pagar la meva nòmina (i la de tots els treballadors públics de Catalunya) sigui un predicador que no entengui que quan s'està en necessitat permanent de demanar crèdit (financer, em refereixo), cal portar corbata. El seu predecessor va cometre greus errors, però la seva experiència i intel·ligència feien que en situacions límit, busqués solucions pragmàtiques. També em preocupa que la gestió de la sanitat amb la qual alguns familiars meus i jo ens farem vells estigui en mans d'algú que ha tingut serioses dificultats per tirar endavant una carrera professional, la que sigui. I que tots ells estiguin dirigits per algú triat a dit i que com a grans atributs té la seva experiència en el món comunicatiu i polític local de les comarques gironines exclusivament. Per això crec que és important que Jaume Collboni a Barcelona i Pedro Sánchez al conjunt d'Espanya facin bandera de la qualitat en la política i la gestió pública, i que proposin que hi hagi professionals de prestigi en els llocs de direcció i responsabilitat. En particular, crec que Pedro Sánchez hauria d'oferir a la resta de forces polítiques un govern basat en un programa de reformes progressistes i federals, integrat per personalitats polítiques i professionals, i especialment format per persones amb prestigi al conjunt d'Europa. El programa que s'ofereixi i el perfil de les personalitats haurien de fer difícil d'explicar a altres forces polítiques no votar a favor d'aquesta proposta. Aquesta podria anar acompanyada d'una oferta d'elaborar en dos anys una reforma de la Constitució (en una comissió presidida per una persona dialogant del PP, i per la qual passessin els principals experts constitucionalistes d'Espanya i Europa), i que si aquesta és aprovada en aquest termini per les forces polítiques des del PP fins a Podemos, es podrien dissoldre les càmeres i convocar noves eleccions, on cadascú rendeixi comptes del seu comportament en aquesta etapa decisiva de la història de la pell de brau. (Ja sé que tot això no és fàcil que passi).

domingo, 17 de enero de 2016

Existen ideas democráticas mejores que "el" referéndum

La propuesta de Podemos de celebrar un referéndum de independencia en Cataluña fue incluida a última hora en su programa al parecer bajo presión de Ada Colau y su grupo. Es posible que los principales dirigentes del partido se sientan incómodos ante la propuesta, y eso parece denotar el hecho de que no son muy claros respecto a cuál sería la pregunta exacta en el referéndum ni las reglas que lo presidirían (¿sería suficiente una mayoría de votos afirmativos?). Volvemos en definitiva al debate que tuvo lugar en Cataluña en 2013, que culminó en el 9N de 2014 con una pregunta en la que hubiera podido ganar la independencia con el 26% de los votos si el evento hubiera sido legal, y que ha hecho que los propios independentistas intenten dejar atrás la pretensión de organizar un referéndum legal. Aún así, muchas voces bienintencionadas, no sólo en el entorno de Podemos, siguen insistiendo en "el" referéndum. Aunque quienes lo proponen no siempre son claros al respecto, implícitamente se sugiere un referéndum de autodeterminación donde, como en Escocia, los ciudadanos se pronuncien sí o no respecto a la independencia. Al margen de las dificultades de compararnos con Escocia, porque España sí está en la zona euro y sí tiene una Constitución escrita (y un marco muy claro para reformarla), es oportuno recordar los argumentos por los que la mayor parte de países desarrollados y democráticos, incluidas la inmensa mayoría de las grandes federaciones democráticas, no contemplan la posibilidad de que se celebren referéndums de independencia. En primer lugar, es imposible establecer criterios objetivos para decidir quien tiene ese derecho: ¿todas las comunidades autónomas en España? ¿cualquier comunidad que lo pida, por ejemplo también quienes se sientan de la nación española en Cataluña? ¿cualquier minoría nacional, étnica, religiosa o lingüística en Europa? En segundo lugar, no está nada claro que las opciones deban reducirse a dos: sí o no a la independencia, como se derivaría de llevar hasta el extremo la lógica de la ley de claridad en Quebec, que algunos han defendido para España de forma poco clara, al intentarla hacer compatible con una reforma federal que no estaría en la papeleta de votación. En caso de que hubiera tres opciones o más en la papeleta, en pie de igualdad y no como el 9N, la regla de votación que permitiría alcanzar el mejor compromiso sería la regla de Borda (aunque éste no es el fin de la historia, que tiene mucha más complejidad), como argumenté en un artículo anterior. Eso es exactamente lo mismo que defiende alguien que no saldrá en TV3 pero que debería hacerlo: Peter Emerson, director del De Borda Institute de Belfast, hijo de padres "mixtos" católico-protestantes en Irlanda del Norte, y autor de un libro que la Generalitat dirigida por los independentistas jamás traducirá al catalán o al castellano pero debería hacerlo: "Designing an All-Inclusive Democracy", un alegato contra los referéndums binarios y contra la aplicación de la regla simple de la mayoría en los conflictos de soberanía. En Cataluña y España tenemos un procedimiento muy claro para resolver estas cuestiones: reformar la constitución si ello tiene un consenso suficiente (dos tercios de dos parlamentos consecutivos y un referéndum final). Aunque incluso este procedimiento a mi juicio debería adaptarse al hecho de que ahora estamos en una Unión Europea con creciente soberanía. Creo que es de todos modos un procedimiento que sería aplaudido por Peter Emerson (que dedica su libro al recuerdo de las victimas de la lógica binaria, incluyendo a los muertos de los Balcanes o la misma Irlanda del Norte). Y no estoy de acuerdo con quienes dicen que si esta reforma no es aprobada en Cataluña entonces deberíamos ir a un referéndum de independencia. No entiendo por qué si no hay consenso o un compromiso mínimo alrededor de una reforma concreta, deberíamos abandonar la idea del compromiso. Si existiera el plan B de un referéndum de independencia al final del camino, los independentistas nunca negociarían de buena fe un compromiso, sino que lo boicotearían para hacer posible su forma de decidir ideal (la que prefieren para sus propios proyectos Nigel Farage en el Reino Unido o Marine Le Pen en Francia). Si no funciona la reforma A, inténtese la reforma B, y si no hay consenso suficiente, sigamos con nuestra Constitución, nuestro viejo coche cubano, que tuvo consenso suficiente y nos ha traído hasta aquí. No es lo ideal, pero si alguien quiere de verdad cambiarla, tiene que hablar con los demás (también con los indepes), y buscar un compromiso amplio que todos podamos aceptar.

sábado, 16 de enero de 2016

És Carles Puigdemont alguna cosa més que un independentista radical de CDC?

Quan es va saber que Carles Puigdemont, fins llavors Alcalde de Girona, seria el nou President de la Generalitat, per decisió d'Artur Mas, el columnista de La Vanguardia Antoni Puigvert va fer un article d'urgència molt interessant on destacava la forta tradició carlina del poble nadiu del nou president, Amer. En una columna al cap d'un parell de dies, no menys interessant, en Puigvert matisava les seves paraules, que havien donat lloc a alguns comentaris simplificadors (potser el meu inclòs) sobre el caràcter rural del nou líder. El columnista, en aquest segon article, destacava el caràcter exportador de la indústria de les comarques gironines, i interpel·lava el lector a intentar entendre per què d'aquestes comarques en sortia un fort impuls independentista, representat ara en el Sr. Puigdemont, a qui per altra banda descrivia com una persona emprenedora allunyada dels estereotips de la política professional, fins i tot dels del seu propi partit. Té raó el columnista de La Vanguardia que la ruralia ja no és el que era, però no només a les comarques gironines, sino a tota Catalunya i Espanya i a tot el món desenvolupat. També té raó que és important entendre per què en unes comarques hi ha un sentiment independentista més arrelat que en unes altres. Jo penso que és relativament interessant saber exactament qui és el Sr. Puigdemont. És interessant perquè els líders polítics, especialment en èpoques de confusió, poden determinar en una mesura superior que en els temps "normals", el futur de les seves societats. I ho és relativament, perquè el determinant més important al meu entendre no ve donat pel que fan els individus més coneguts, sinó el que succeeix en les plaques tectòniques de la societat. Sent relativament interessant la qüestió, m'he llegit amb atenció alguns articles apareguts sobre la trajectòria del Sr. Puigdemont, i he llegit les seves biografies a Internet. Encara que les dades no sempre coincideixen i no són clares sobre algun aspecte (va acabar la carrera universitària que va estudiar, filologia catalana, el senyor Puigdemont?), sí que de les lectures diverses en surt un perfil clar: el Sr. Puigdemont és fill d'una família catòlica benestant (8 fills, dos d'ells regentant la pastisseria familiar), que va passar diversos anys en un internat catòlic, i que des de ben jovenet es va fer militant de CDC i independentista català. El seu CV és impecable des del punt de vista de les credencials independentistes: militància (com Àngel Colom i Jordi Sánchez) a la "Crida", investigació sobre el jutge Garzón i l'acusació que se li feia d'ordenar tortures a presos independentistes durant l'època dels Jocs Olímpics, feina periodística centrada en les aspiracions nacionals de Catalunya, president de l'Associació de Municipis per la Independència, etc. Sembla que de filologia catalana va passar al periodisme per la via inicial de fer de corrector de textos, i que ja es va quedar com a periodista, sempre en els mitjans locals de les comarques gironines. Com a tal i mentre desplegava els seus contactes com a militant de CDC i les seves joventuts, va crear diverses empreses que van rebre subvencions i contractes de l'administració (jo he conegut persones de perfil semblant d'altres partits, inclòs el meu). En Puigvert i altres fonts han donat molt de mèrit a un any que l'actual president va passar viatjant per Europa, d'on sembla que en va sortir un llibre (sobre Catalunya i com era vista a l'exterior) i/o alguna col·laboració periodística. No està clar exactament a quin lloc o llocs d'Europa va estar, però no sembla que fés en aquesta estada cap màster ni que treballés per cap institució o projecte d'un altre país (ho dic perquè moltes altres persones de la seva generació i posteriors sí que han/hem estat a l'estranger força més temps fent activitats en institucions estrangeres que consten perfectament en el nostre CV). En fi, que ja em perdonareu, però que jo no li trobo especials mèrits al Sr. Puigdemont. El Sr. Mas (o els que li van permetre el "dedazo") podien haver pensat en un perfil més moderat, o de més amplis horitzons, o més metropolità, o més mestís, per intentar demostrar que el projecte independentista no és només el d'una part dels catalans. Però va pensar en el perfil del Sr. Puigdemont. Potser el nou president ens sorprendrà (al cap i a la fi, fou Nixon qui va anar a la Xina), però de moment el que està clar és que es tracta senzillament d'un independentista radical de CDC, el partit d'Artur Mas i Jordi Pujol, als quals per cert el nou president fins avui no ha deixat mai de rendir pleitesia.

miércoles, 13 de enero de 2016

El món passa bastant

Vaig passar la tarda i la nit del dilluns a Paris. Vaig participar en un seminari a la Universitat de París-Dauphine, vaig sopar amb uns professors i al matí següent tornava a Barcelona. A la capital francesa hi havia més policies i soldats armats que altres vegades, però seguia fent la mateixa sensació de riquesa i bellesa de sempre. A l'hotel i a l'estació vaig llegir Le Monde i l'edició internacional del New York Times, que contenien en pàgines interiors breus mencions a l'elecció del nou president de la Generalitat, Carles Puigdemont. A l'hora de sopar, amb els meus col·legues francesos vaig intentar treure el tema de la deriva identitària a Euorpa, veient si per la via de parlar del Front Nacional i de les reaccions davant del terrotisme islamista (tema que els entusiasmava), jo tenia alguna oportunitat de parlar de l'independentisme català, potser perquè veiessin que hi entenc de veritat d'alguna cosa. Quan ja portàvem una estona parlant de les arrels socials de la dreta populista francesa (vaig aprendre que el suport al lepenisme creix a mida que un s'allunya del centre de les ciutats, però que no creix amb el grau de barreja ètnica), jo vaig insinuar que la deriva identitària catalana podia tenir-hi alguns aspectes de similitud (encara que en té altres de diferència). Però em van mirar breument, i van seguir parlant del Front Nacional. Un dels comensals tenia orígens al País Basc francès, i em va preguntar per l'ETA, però poca cosa més. No se'ls veia ni preocupats ni interessats pel procés sobiranista català. Això no vol dir que en el futur no trobin motius per interessar-s'hi. Si a França passessin algunes de les coses que passen amb la democràcia a Catalunya, segurament els catalans i els espanyols ens interessaríem encara més per la política francesa. De la mateixa manera, sembla que la premsa europea està recobrant un interès per Polònia (la de veritat) que no tenia des dels temps del sindicat Solidaritat. El corresponsal francès Henry De Laguérie també creu segons la crònica de Christian Segura que "per als periodistes establerts a Espanya cada cop és més difícil convèncer els seus superiors sobre la importància del procés sobiranista: “Hi ha coses que a Catalunya poden semblar normals però que a Europa sobten molt. Si es fa una declaració de ruptura al Parlament i després es diu que no s'ha de prendre al peu de la lletra; si van anunciant-se decisions però després no canvia res; si es fan consultes i no canvia res, al final a les nostres redaccions van prenent-s'ho menys seriosament”. Hans-Günter Kellner, periodista de Deutschlandfunk i president del Cercle de Corresponsals Estrangers a Espanya, confirma que, pel que fa a les diades, el factor noticiable de l'esdeveniment, per molt multitudinari que sigui, perd importància “perquè cada any és el mateix”.

domingo, 10 de enero de 2016

Justifica Puigdemont empassar-nos a Rajoy?

En el darrer regat del procés independentista català, el número 4 de Barcelona ha designat president el número 3 per Girona de la candidatura que es va presentar a les eleccions. Els votants ni sabien qui era el tal Puigdemont, que no va a anar a cap debat ni es va passejar per Catalunya per conèixer una mica els seus problemes: sap Puigdemont on està el barri de Llefià? Ha estat alguna vegada a la Mina? Sabria distingir entre Ciutat Meridiana i l'Avinguda Meridiana? Puigdemont empetiteix l'independentisme: el fa més rural sense que tingui cap contacte ni cap capacitat per trobar cap més suport internacional que els que va trobar Artur Mas (la xenofòbica Lliga Nord). A mi em toca renovar-me el passaport i el meu passaport juraria que serà l'espanyol per bastants anys. Justifica el disbarat democràtic que suposa la humilant claudicació de la CUP que ara el PSOE hagi de recolzar el PP? No veig per què, perquè amb aquest darrer regat l'independentisme no s'ha fet més fort, sinó més dèbil. El que estan demanant a crits Catalunya i Espanya és una apertura federalista espanyola i europea que s'oposi a l'enroc de la deriva identitària i populista que viuen, entre altres societats, la catalana. El primer pas pot ser triar un president del Congrés de Diputats amb capacitat de diàleg amb totes les forces polítiques, inclosos Podemos, el Partit Nacionalista Basc i el PP (Patxi López seria un bon nom). El segon pas escoltar respectuosament la proposta de Mariano Rajoy si és que arriba a produir-se, i que en el discurs d'oposició Pedro Sánchez li expliqui a ell i a tota l'opinió pública, que té idees millors. El tercer pas, procedir a la investidura de Pedro Sánchez, on ofereixi el bon programa que el PSOE va presentar a les eleccions (incloent la proposta federal), obrint-se a ampliar les polítiques socials i les propostes de regeneració democràtica, començant per la pluralitat i independència dels mitjans públics de comunicació i els organismes reguladors. Aquest programa hauria de ser recolzat afirmativament per Podemos i el Partit Nacionalista Basc, i rebre l'abstenció de Ciutadans (en coherència amb el seu tarannà reformista, que sembla que ha abandonat misteriosament des del darrer dia de la campanya electoral) i potser algun altre nacionalista com Campuzano si és que encara no l'han defenestrat els talibans de Convergència. Sánchez hauria de proposar una reforma constitucional creant un grup de treball presidit per una persona d'esperit federalista del PP, de l'estil de l'actual ministre Margallo. Si la reforma constitucional federal no la recolzen a més del PSOE i el PNB almenys el PP i Podemos, no cal continuar, i ens dediquem a fer una interpretació federalista de la Constitució actual. En tot moment, el líder del PSOE ha d'oferir lleialtat i voluntat reformista respecte a les institucions europees, i incloure com a proposta de personalitats rellevants per al seu govern a persones de presitigi socialistes i no socialistes respectades a Europa. És tot això el que els anglesos anomenen "wishful thinking"? Jo crec que és el que acabarà passant, i que com més aviat ens hi posem millor. L'alternativa és la paràlisi absoluta, i esperar entre tots que peti Europa perquè l'apoteosi dels nacionalismes es faci realitat i personatges com Vladimir Putin ho celebrin amb una ampolla de Vodka.

miércoles, 6 de enero de 2016

La cara oculta de la "revolta dels somriures"

Rafael Jorba ha estat la darrera víctima de la intolerància d'alguns partidaris fanatitzats de la independència de Catalunya. En el passat van ser el professor Quim Brugué, la candidata d'EUiA per Girona Marina Pibernat (que va haver de deixar una candidatura democràtica i el seu domicili), o el dirigent de la CUP Xavier Monge. Quasi a diari la víctima és l'independentista crític Xavier Rius (no per ser independentista, sinó per ser crític) director del valent magazine on-line e-notícies, amb el qual sovint discrepo però que acostumo a llegir. Fins i tot un obscur professor de la facultat d'economia i empresa de la Universitat de Barcelona va anomenar "fills de puta"a la CUP (i "maleïts siguin els seus descendents"), o un periodista de CDC va anomenar "puta traïdora" a una diputada de la CUP, Anna Gabriel (aquest almenys es va disculpar, però les disculpes són excepcionals). Es podrien posar molts altres exemples, que per descomptat no són exclusius dels sectors fanàtics de l'independentisme català, sinó que són freqüents entre els sectors fanàtics de qualsevol moviment nacionalista, sigui serbi, espanyol, català o dels Estats Units.

La novetat en el cas de Rafael Jorba ha estat que la persona que ha insinuat que se l'hauria de boicotejar (a ell o al diari on publica) ha estat una ex-presidenta del Parlament de Catalunya, la Sra. Núria de Gispert. Li ha estat igual que l'objectiu de la seva "fàtua" sigui un periodista tan moderat i dialogant com en Rafael Jorba, sempre partidari del diàleg i de buscar solucions en el marc del catalanisme i la federalització d'Espanya i Europa. És impossible que a Jorba li puguin aplicar l'argument "i tu pitjor". Quan una persona que ha tingut responsabilitats institucionals tan importants com de Gispert adopta aquesta actitud inquisitorial, qualsevol vailet malcriat pot pensar que la veda està oberta i que qualsevol escrúpol de tolerància o bona educació pot quedar abandonat. Trobo a faltar que persones del món independentista aixequin la seva veu contra aquestes cada vegada més fortes tendències a practicar la llei de la turba. Haurien de sonar ja totes les alarmes. Com he llegit en algun comentarista, a mida que l'independentisme perd suports (a poc a poc, no em faig il·lusions) sembla que va guanyant en actituds nervioses i obertament intolerants. Trobo en particular a faltar la veu d'aquells que tenien tots els altaveus del món i micròfons a la boca quan eren crítics del PSC, i que darrerament no se'ls sent gaire si no és per fer d'escolanets d'un procés que viu setmanes o dies difícils. En aquest període la pressió dels sectors sobiranistes més actius per terra, mar i aire s'accentua fins a acostar-se a la intimidació, que per cert funciona de vegades, com ens il·lustra el curiós comportament del simpàtic Antonio Baños, la credibilitat del qual ("mai, mai, mai") l'hem pogut comparar aquests dies amb la de Florentino Pérez. On està ara la valentia d'un Ernest Maragall, d'un Toni Comín? Si Catalunya fós un estat membre de la Unió Europea algunes coses que passen cridarien l'atenció de les autoritats comunitàries, del Parlament i de la Comissió Europea, com criden la seva atenció els jocs de mans amb la democràcia i els mitjans públics de comunicació i altres institucions suposadament neutrals que fan els dirigents ultra-nacionalistes dels governs de Polònia i Hongria. No ens hem d'acostumar a la cara oculta de l'auto-anomenada "revolta dels somriures" ni als jocs amb la democràcia dels moviments ultra-nacionalistes.

sábado, 2 de enero de 2016

Estem al 2016 i Catalunya encara no és independent?

Ja a la primera dècada del segle present alguns dirigents d'ERC van començar a profetitzar que Catalunya seria independent a l'any 2014, coincidint amb el tercer centenari dels fets de 1714. Ja sabem que la manipulació descarada dels mites de la història és una de les constants de tots els nacionalismes, tant paradoxalment semblants tots ells. Després a partir de la sentència de l'Estatut de 2010 i de la caiguda del cavall camí d'Ítaca d'Artur Mas en 2012, alguns van creure que la profecia es faria realitat, i es van apuntar a una mobilització de masses sense precedents que volia cremar etapes. Van voler fer un referèndum proposat unilateralment per una part dels catalans, casualment i per a més escalforeta en un 2014 degudament inflamat, amb una pregunta única al món, on els independentistes haguessin pogut guanyar amb el 26% dels vots (les assemblees de la CUP tenen regles de votació de més qualitat). Allò no va acabar de portar-nos a la independència, però no importava, perquè la senyora Forcadell deia que era qüestió de mesos i que coincidint amb Sant Jordi de 2015, ens declararíem independents, perquè com ens va recordar fa poc Quico Homs, fer la independència ho podem fer entre nosaltres, no necessitem aliats ni interlocutors (els temes relatius a l'euro i la UE no seran mai un problema, perquè ens esperen amb els braços oberts, com tothom sap), tot i que algun suport més a part de la xenofòbica Lliga Nord italiana no ens aniria malament (és que ni els nacionalistes bascos ni els escocesos no ens recolzen, els desagraïts). Es veu que en 2015 tampoc no hem acabat de trobar el moment, encara que se'ns va dir que el 27S seria el vot de la nostra vida (suposo que tindrem un segon vot de la nostra vida, quan David Fernández i acompanyants deixin de fer el boca a boca o l'abraçada a abraçada). Tenim pressa, i hem passat moltes pantalles, però jo m'haig de renovar el passaport espanyol d'aquí uns dies i no hi ha encara finestreta per tramitar un passaport català, ni se l'espera. En fi, que per què no reconeix algú que tot plegat ha estat una gran farsa des del minut zero. Ja ho ha dit un dirigent de la CUP que el procés és un frau de proporcions galàctiques. És clar, ha hagut de tancar el compte de twitter, perquè com Quim Brugué, Marina Pibernat i tants altres també ha rebut les carícies de la revolució dels somriures, que presumeix de no ser violenta (encara que se saludi els violents no penedits com a "companys" o "independentistes combatius") i com la nova dreta populista europea i nordamericana (Trump, Le Pen, Farage, Finlandesos Autèntics, Nova Democràcia, Partit de la Llibertat... i tots aquests noms que s'assemblen tant a les marques blanques del procés) sempre van donant lliçons de democràcia als altres mentre intenten fer efectiva la seva estratègia d'apuntar als bócs expiatoris, siguin musulmans, mexicans, espanyols o senzillament diferents. El procés ha estat un frau no perquè no sigui legítim reclamar la independència, sinó perquè els seus dirigents no han treballat mai seriosament per fer-la possible, perquè bàsicament en l'Europa unida i en la zona euro del segle XXI, és quasi impossible, i explicar això a l'electorat és molt difícil. O és que és treballar seriosament per a res intentar enviar a les Corts espanyoles "estadistes" del nivell de Quico Homs, Gabriel Rufián, Jordi del Río o el jutge Vidal? És fàcil ficar-li la culpa a Artur Mas de tot plegat, o encara més hipòcritament a la CUP. No, en una democràcia les culpes estan molt repartides, i si hem caigut tan baix (la vaga de fam convocada avui per membres de l'ANC no és una innocentada) i hem perdut tot sentit del ridícul, la culpa principal és la de tots aquells i aquelles que tenint altaveus i podent fer sentir la seva veu, s'han posat al servei d'un procés que fa aigües per tot arreu i li han donat credibilitat. Els més lúcids ja reconeixen que hauran d'esperar una generació, però sóc molt escèptic que en una generació es pugui fer gran cosa (ni la independència, ni ressuscitar un autogovern mínimament solvent), donat el desprestigi sembrat pels sectors independentistes de l'actual generació dirigent.