Asistí el pasado miércoles a un interesante debate en la
Fundació Catalunya Europa sobre regulación, con la participación del ex
presidente de la CNMV, Manuel Conthe.
Para preparar el debate, se distribuyó una documentación muy
apropiada, donde se resaltaba la relación entre regulación y la nueva economía
del comportamiento (o conductual, “behavioral economics” en inglés). También se
proponía para España la creación de una agencia de supervisión regulatoria,
parecida a la que existe en Estados Unidos, la OIRA, que depende directamente
del presidente, y que durante la primera administración Obama estuvo presidida
por el académico jurista Cass Sunstein.
Manuel Conthe, en una muy interesante intervención inicial
basada en su experiencia como Secretario de Estado en gobiernos socialistas y
como presidente de la CNMV, destacó la necesidad de no agarrarse a verdades
absolutas, sino aprovechar lo que funciona y utilizar lo que existe para
corregir lo que no funciona bien. La independencia máxima y la transparencia
máxima, dijo, no siempre funcionan. La dirección general de seguros, puso como
ejemplo, no es formalmente nada independiente, y funciona bastante bien fuera
de los focos de la política partidista. La transparencia llevada a un extremo
puede llevar a los responsables públicos a conducir sus negociaciones fuera de
los foros oficiales, y limitarse en estos a intervenciones puramente
protocolarias.
La idea de trabajar con lo que existe o a partir de ello es
consistente con el carácter endógeno de las instituciones (en la línea de los
trabajos de Aoki), que son malas viajeras y se complementan unas a otras,
dependiendo su eficacia de la dotación institucional previa, del capital
humano, la cultura o la tradición.
La independencia de los reguladores tiene ventajas e
inconvenientes, y es cierto que en cualquier caso hay que tener en cuenta los
sesgos conductuales de los propios reguladores. El
25 de enero voy a presentar un artículo en la Conferencia sobre Regulación y
Competencia de la City University de Londres sobre la fusión de reguladores en
España, que ha generado una polémica donde todas estas cuestiones están
implicadas. El artículo lo estoy preparando a raíz de sentirme estimulado por
una intervención del Sr. Amadeu Petitbò en unas recientes jornadas de la
Autoritat Catalana de la Competència, que calificó de frívolo un comentario que
realicé asociando el proyecto del gobierno del PP en este sentido con la
abundante evidencia que existe en España sobre captura de la regulación por
parte de las grandes empresas. Mis argumentos tendrán que ver por supuesto con
la relación entre riesgo de captura e integración de agencias, y la relación
entre dicha integración y el grado de independencia del regulador. Personas tan
poco frívolas como Ignacio Pérez Arriaga, Luis Garicano, Gaspar Ariño, o en el blog "Nada es Gratis" de Fedea Juan Delgado o Gerard Llobet, no parece que crean que criticar la propuesta de fusión de
agencias sea una frivolidad. Cuando mi artículo para la Conferencia de la City
University esté listo lo colgaré por aquí.
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