El otro día Josep Ramoneda en un artículo en El Pais insinuaba
su esperanza de que Artur Mas diera por acabado el pragmatismo pujolista y
decidiera no aceptar migajas en su posible negociación por el “pacto fiscal”.
Yo, la verdad, veo pujolismo por todas partes, empezando por
el apellido del número dos de Covergència Democràtica de Catalunya. Hoy Oriol
Pujol se defiende de los casos de financiación ilegal y corrupción que acechan
a su partido y a él personalmente diciendo básicamente que son ataques a
Catalunya. ¿En esto consiste el declive del pujolismo? ¿En decir lo mismo que
la familia Pujol ha venido diciendo desde hace 30 años? Por supuesto,
mini-Pujol conecta su argumentario con la necesidad de hacer oídos sordos a
estos ataques a Catalunya centrando la atención en la “transición nacional”
hacia la “libertad”. ¿Hay algún plan jurídico concreto en que se concreten
estas palabras vacías? Pujolismo del bueno.
Es el pujolismo de siempre pero está más gastado que nunca.
¿Y si construimos una alternativa nueva, sobre la base de un proyecto amplio
protagonizado por las jóvenes generaciones, que reúna a los partidos,
movimientos y personas que simplemente deseen que Catalunya contribuya a un
mundo mejor (donde por cierto, se pueda también hablar de planes tangibles y
concretos por reformar la organización de las soberanías)?
No hay comentarios:
Publicar un comentario