En Chile sigue el debate en la Concertación entre autocomplacientes y autoflagelantes, sin que se sepa qué alternativa hay si Bachelet no se presenta a las siguientes elecciones presidenciales. Lo que sí parece asumido es que el candidato de las dos grandes coaliciones se elegirá por elecciones primarias reguladas por ley. Además, se ha aprobado con un elevado consenso un cambio del sistema electoral para hacer el voto voluntario y sin inscripción previa. Esperemos que estos impulsos formales permitan aflorar un debate político en profundidad que permita a la izquierda modernizarse y conectar con la juventud movilizada por un Chile más justo.
Como ya tengo todos los libros de Roberto Bolaño, ahora compro libros sobre él, que también proliferan. Pero hay tantos que decido no comprar libros académicos sobre Bolaño, porque en literatura no soy un académico, sino un mero aficionado. Aunque Bolaño amaba México y menospreciaba Chile, en su país natal se le adora y en su país inicial de adopción se le trata con cierta indiferencia, a juzgar por la presencia de sus libros en las estanterías comerciales. Los chilenos no parecen rencorosos.
Miembros de la coalición del presidente Piñera, mientras éste anda sumido en una gran impopularidad, siguen homenajeando a militares acusados de graves violaciones de los derechos humanos, y el gobierno pretende que los niños en los colegios aprendan a decir “régimen militar” en lugar de “dictadura”. Mientras, los jóvenes se han levantado, no sólo para pedir un sistema educativo más justo, sino para pedir una sociedad menos clasista. Les da igual que la economía crezca al 6%, ellos quieren que crezca para todos.
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