viernes, 1 de septiembre de 2023

¿De quién es hoy el Barça?

Se habla de la privatización del Barça como algo que puede acabar pasando en el futuro, pero ya hoy…

1) Holanda

El Barça planea sacar a Bolsa (de Estados Unidos) una filial, previa domiciliación en Holanda a lo Ferrovial, en una operación cuyos inquietantes elementos de opacidad, elusión fiscal y fantasía financiera han sido explicados por medios tan distintos como El País, El Mundo y Ara.

2) Avales

Ya el año pasado, la directiva tuvo serias dificultades para inscribir a sus fichajes, por incumplimiento de las reglas de equilibrio financiero, unas reglas que los clubs se dan para protegerse de sí mismos. Se superaron al final estas dificultades, vendiendo patrimonio a agentes privados. Ahora ha resultado que parte de esas “palancas” no eran ni pan para hoy, porque algunos protagonistas no pagaron lo que prometieron. Debido a eso, el presidente ha apostado por avalar él mismo (por lo menos formalmente; los detalles están pendientes de explicación y concreción), como si el club fuera su finca (que ya lo es en términos de gestión). Marçal Lorente ha explicado la chapuza y el conflicto de intereses (impensable en cualquier entidad seria) que esto implica.

“Todo va bien”, como les decía a sus hijos Bernie Madoff, el responsable de la mayor estafa piramidal de la historia financiera, interpretado por Robert de Niro en una interesante película.

Aunque esta implicación personal y los apuros harían pensar que el avalista ha pasado unos días encerrado en su oficina llamando a todo el mundo, en realidad tuvo tiempo para ir a Kirguizstan hace unos días a hacer negocios con su oscuro presidente, en una aventura que recuerda a la de Uzbekistan en su primer mandato, inmortalizada por John Carlin en El Pais hace unos años.

3) Mendes

La gestión del mercado de fichajes, en combinación con la gestión de la cantera, son los aspectos clave en la dirección deportiva de un equipo de fútbol. Esta vez, el Barça ha cambiado  de director deportivo a 2 semanas de finalizar la principal ventana de fichajes del año. Y se ha puesto en manos de uno de los más poderosos agentes de futbolistas, Jorge Mendes, que fue el agente del nuevo director deportivo, Deco (él mismo agente de uno de los fichajes del año pasado), cuando era futbolista. Mendes ha protagonizado la mayoría de transacciones en las que ha participado el club en este cierre de mercado.

Al final de la ventana (esta noche al escribir esto) nos contarán que todo ha ido muy bien, pero lo cierto es que el Barça ficha a quien puede, debido a su nefasta situación financiera, y sus principales rivales a quien quieren.

La oscura historia de la cotización en Bolsa de la filial, el aval personal para las inscripciones, y la influencia de Mendes están interrelacionadas, y forman parte de la huida hacia adelante que emprendió Laporta hace dos años y medio cuando accedió a la presidencia del club por segunda vez. El club no va a desaprecer porque tiene una fuerte comunidad de aficionados detrás, y puede que necesite una profunda reestructuración, y que el capital privado pueda tener un espacio de forma transparente. Pero, pese a que el club estaba en una situación muy delicada por la mala gestión de la anterior directiva, la opinión pública hizo la vista gorda ante una persona que no estaba capacitada para sanear una entidad en crisis, pero sí para aprovecharse de ella temerariamente. Hoy tenemos unas cuentas anuales cerradas en julio y no publicadas, y un estadio patas arriba sin permiso de obras en manos de una constructora turca que promete terminar las obras en poco más de un año.

¿Pero a quién le importa de quien es el Barça? En primer lugar, debería importarles a quienes todavía hoy creen que son sus propietarios, porque quizás están usurpando sus funciones. En segundo lugar, debería preocupar a los aficionados al fútbol (empezando por nosotros, los culés), porque una entidad apreciada mundialmente está en riesgo (no de desaparición, pero sí de declive irreversible) por una gestión errática y opaca. Y debería preocupar al conjunto de la sociedad (y a sus gobernantes), porque como se ha visto con el caso Rubiales, el fútbol tiene un gran impacto social y lo que ocurre en él marca los estándares sobre lo que se puede y no se puede hacer.


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