Las tandas de penaltis se han convertido en uno de los principales atractivos de los grandes torneos de selecciones, donde en la fase de eliminatorias a un solo partido suele haber encuentros muy igualados, como ocurre ahora en la Copa América y la Eurocopa.
Quizás por la emoción que proporcionan los penaltis, se ha generado todo un relato asociado a los mismos, que no siempre responde a la realidad. El relato incluye que lanzar primero da una ventaja del 60%, porque en una base de datos inicial con una muestra parcial, daba como resultado que el equipo que empieza lanzando ganaba el 60% de las veces. Pero con una base de datos más amplia, que incluía la primera, la ventaja se reducía al 53%, y la diferencia no era estadísticamente significativa (la diferencia podía ser debida al azar). Es importante incluir datos previos a 2003, porque hasta entonces quien disparaba primero o segundo no respondía a una decisión expresa (endógena), sino que lo decidía una moneda. Desde entonces, quien gana el sorteo de la moneda elige si tirar primero o segundo. Si se incluyen datos posteriores a 2003, puede que no se gane por tirar primero, sino que se tira primero porque se cree que se va a ganar. Si crees que tu portero es muy bueno y tienes mucha confianza en él, es mejor tirar segundo, porque sus primeras paradas minarán la moral del equipo rival. Croacia, que ganó dos tandas de penales en el último mundial (donde siempre ganó el equipo que tiró segundo, a diferencia de la actual Eurocopa), decidió tirar segundo en la segunda de ellas, dada la excelente actuación de su portero en la primera.
Otro mito es que uno puede predecir lo que hará un jugador estudiando su actuación en lanzamientos anteriores. En esta Eurocopa, Suiza repitió los cuatro primeros lanzadores de penalties contra Francia y contra España. Contra Francia los marcaron los cuatro (y el quinto) y contra España sólo marcaron el primero. El lanzador de éste disparó alto y hacia su lado natural (la derecha del portero para un diestro) contra Francia; y a media altura y hacia el mismo lado contra España (aunque Unai Simón no lo paró, y se lanzó hacia el otro lado); el segundo lanzador disparó hacia su lado no natural marcando contra Francia, y hacia el lado natural parando Unai Simón contra España; el tercero disparó igual contra España que contra Francia, al lado natural y abajo, y Unai Simón lo paró; el cuarto lo disparó hacia el lado natural y a media altura contra Francia, y al lado natural y (demasiado) arriba contra España.
La mayoría (todos excepto uno) o no lanzaron al mismo lado o no lanzaron a la misma altura. Por suerte, Unai Simón no esperaba que tirarían igual, y por eso paró por lo menos uno (el otro sí lo paró lanzándose al sitio donde el suizo había tirado unos días antes). Por lo menos en dos de los cuatro penaltis (en el cuarto apenas se movió), Unai Simón no creyó que los suizos iban a hacer lo mismo que contra Francia. O sea, que es consciente que los buenos profesionales van cambiando su forma de tirar los penales, como es lógico, del mismo modo que cuando jugamos a piedra-papel-tijera lógicamente no hacemos siempre lo mismo. Lo que hace absurdo lo de llevar papelitos advirtiendo de cómo disparan los del equipo rival, o peor todavía, memorizando lo que han hecho en el pasado. La estrategia óptima para cualquier pateador es variar aleatoriamente la forma de tirar (y no solo respecto al lado y la altura). Y la forma de lanzarse por parte del portero es también cambiar la forma de reaccionar a cada penalti aleatoriamente. Los expertos en teoría de juegos, que pueden llegar a polemizar mucho en el fútbol, están de acuerdo en que así se comportan los buenos profesionales, practicando lo que se llama estrategias mixtas, igual que en el servicio en el tenis. La razón es muy sencilla: si no lo hicieran así, serían predecibles.
Si los pateadores lanzan aleatoriamente, eso significa que no solo lo de los papelitos es absurdo, sino que algunas expresiones que utilizan los comentaristas tienen poco sentido. Los pateadores ni "engañan" a los arqueros, ni estos "adivinan" sus intenciones, sino que ambos deciden casi simultáneamente (y por eso muchas veces vemos el balón a un lado y el arquero al otro), y si es gol o no, no depende de adivinar o engañar, sino de la suerte. Lo único que no es un tópico es que las tandas de penaltis son una ruleta.
Eso no significa que no convenga entrenar. Los pateadores deben asegurarse que no son ellos quienes fallan el penalti, sino que en todo caso es el portero quien lo detiene, disparando dentro del arco, y si puede ser con determinación. Para eso, una buena preparación psicológica en momentos de gran tensión puede ser útil sin duda. Y poco más. Tampoco es una garantía el activismo del entrenador. En el Mundial de 2014 a Van Gaal le salió a cuenta sacar un portero fresco al final de la prórroga en una eliminatoria, pero Luis Enrique sacó a Rodrigo al final, no para sustituir a Busquets que sería lo natural a medio partido, sino para sustituir a Pedri, manteniendo a Busquets. Al final, Busquets y Rodrigo fallaron sus penaltis, aunque por suerte no hicieron falta.
Supongo que todo esto no importa mucho. Al fin y al cabo, es un contexto donde disponer de un buen relato, aunque tenga poco que ver con la realidad, no causa un gran daño. En otros contextos, preferir un buen relato a la realidad puede ser más dañino.
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