domingo, 22 de junio de 2025

Píldoras para aliviar la desmoralización y frenar la desafección

1. No tengo la solución a la corrupción en la política y desconfío de quien diga tenerla; dejé de priorizar la regeneración política en mi actividad militante (quizás erróneamente) cuando vi que algunos que hacían bandera de la regeneración (conmigo) aprovecharon para dejar el PSC y sumarse al “procés” que, dicho con todo respeto para otras personas que lo abrazaron, fue entre otras cosas una estafa democrática. Pero sigo creyendo que la regeneración es necesaria pese a avances logrados, he estudiado la relación entre economía y corrupción, y creo ser consciente de la importancia del tema, su gravedad y la dificultad del combate.

2. Solo unos pocos países han reducido la corrupción al mínimo, parece inherente al capitalismo (sin que el comunismo haya eliminado la corrupción, por supuesto). Pero existen casos de éxito, sobre todo en el norte de Europa, y existen países más y menos corruptos. Por lo tanto, se puede casi eliminar la corrupción, pero no es fácil. Países tan ricos y exitosos en muchos aspectos, como Estados Unidos, Francia e Italia, no son para nada ajenos a niveles altos y casos graves de corrupción (más sobre Estados Unidos después). El éxito (como en China en la economía o España en el fútbol) no es incompatible con la corrupción. Pero también se puede tener éxito económico sin corrupción, y el modelo resultante (el nórdico) es mucho más satisfactorio.

3. Pero si existe la solución (o una estrategia para avanzar en este combate), debe estar en el triángulo entre corruptos, corruptores y entorno legal y social. Las instituciones que pueden combatir la corrupción tienen dimensiones formales y no formales, en un sistema económico y social donde hay corrupción en la política, en la empresa, en el deporte, en la sociedad civil y en la religión.  Las soluciones exigen diseño y coordinación, hacer varias cosas a la vez y por parte de un conjunto de actores. Y ya se han hecho cosas, que hay que apreciar y no tirar por la borda. Y partir de un aspecto positivo: en España, la corrupción ya no sale gratis (como en la dictadura por ejemplo); de lo contrario, no estaríamos hablando de ello.

4. Sigo pensando que la actitud de la (extrema) derecha española, no digamos del obispado, es a pesar de todo hiperbólica, y poco interesada en encontrar soluciones a un problema ante el que ellos reaccionan mucho peor, y ante el que han hecho mucho menos (no digamos cierta derecha catalana). Lo que ocurre en España sirve para no ver (hay que agradecer a los corruptos por “conseguirlo”) la gravedad de la violencia, la disrupción y la corrupción (una presidencia en venta) de una Casa Blanca con antenas en Europa.

5. Quien se pueda afiliar que se afilie –y que no se vaya. Porque la mayoría de la gente es básicamente honesta y los partidos son un reflejo de esa mayoría. Y porque no solo se arreglará desde fuera, sin arremangarse y darse cuenta de las dificultades de atraer a los escasos mejores (¿definidos cómo?) a la trabajo-intensiva actividad política. La secretaria de organización sobre todo en un partido de gobierno es más importante que la ministra de economía: objetivamente, es una actividad con riesgo objetivo de corrupción, especialmente si también se ocupa de las finanzas, de proponer cargos y de protagonizar negociaciones opacas, no digamos si además dirige un ministerio. Nos preocupamos de que la ministra de economía sepa inglés, esté bien vista por Europa, tenga currículum, y no miramos el CV del secretario de organización (que sea mujer creo que reducirá algunos riesgos en cuanto a su comportamiento privado, que tiene consecuencias públicas).

6. Los partidos son necesarios, sin partidos no hay política, igual que sin empresas no hay economía o sin equipos no hay fútbol. El PSOE con todos sus defectos, actuales y pasados, es el partido de la democracia, de Europa, de las libertades y derechos, y del estado del bienestar. Con el PSC, es el partido del federalismo español y europeo. También hoy (con otros) el partido de la lucha contra el cambio climático, que lidera la socialdemocracia europea, que ha situado a Calviño y Ribera en la cima de cruciales instituciones europeas. Donde la socialdemocracia es pieza clave (pero débil) del hub democrático europeo en un mundo en guerra, con la guerra principal entre el neo-fascismo de Trump y Putin y los demócratas.

7. No es una cuestión de medidas u opciones, no bastará esta vez con un golpe de efecto. Ni se resuelve cambiando simplemente el líder (todos los posibles tienen contraindicaciones) ni siguiendo las instrucciones de quien se refugia en grupos de supuestos “renovadores” o “regeneradores”. Pero hay mucha gente buena y válida en el PSOE y a su alrededor, que hay que promover.

8. Se pueden cometer nuevos errores pero no los mismos errores. Siempre se cometerán errores. Como dice el politólogo Larry Bartels, la democracia se erosiona desde arriba: hay una gran base de votantes progresistas, y articular a partir de ellos una mayoría depende de ofrecer buenas alternativas, en un contexto donde los rivales tienen muchos medios y muy malas intenciones. ¿Habíamos olvidado a Juan Guerra y Luis Roldán? Hace falta un grupo con personas de distintas edades: gente mayor que se acuerde de la corrupción de los 1980 y 1990, gente joven que no esté contaminada todavía por la gramática parda de la política, y gente de mediana edad en plenitud de energías y que quiera arriesgar su carrera profesional por la política.

9. Pienso en un 1993 mejorado, cuando un Felipe González acorralado habló del “cambio del cambio” (y después: "he entendido el mensaje") y convenció a una justa mayoría situando a líderes prestigiosos ajenos al aparato en la dirección operativa (Obiols, Maravall) e hizo fichajes externos como el juez Garzón. Pero los cambios no tuvieron la profundidad necesaria para evitar el calvario de los tres años siguientes. Ayudaría erradicar (¿mediante mejores códigos éticos?) el cinismo, la chulería, la soberbia y la chabacanería que todavía existe en la política, y que está altamente (aunque no al 100%) correlacionada con la corrupción, es decir, que ayuda a predecirla.

10. Hemos conseguido muchas cosas, también podemos conseguir erradicar la corrupción. Igual que hay corruptos, hay muchas personas que se han negado a corromperse o a ayudar a los corruptos. Se ha mencionado en este sentido a algunos dirigentes (en la letra pequeña de las crónicas), pero hay muchos más que no salen a la luz, porque obviamente no es noticia. Si combatir la corrupción es necesario siempre, si nunca había que haber bajado la guardia, es más necesario que nunca en un mundo que pende de un hilo.


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