jueves, 28 de diciembre de 2017

Seguim votant, o tornem a parlar?

Ara que aquest blog arriba a la seva fi (més sobre això la setmana que ve), pot ser un bon moment per recopilar experiències. Quantes vegades hem votat la ciutadania de Catalunya des que vaig començar a escriure-hi? El primer post va ser el juliol de 2011. Hi ha hagut tres eleccions al Parlament de Catalunya, unes eleccions muncipals, tres eleccions generals i unes eleccions europees, si no compto malament. Encara no sé com he trobat el moment d'escriure d'alguna cosa que no fós el tema polític català. A més, hi ha hagut dos intents unilaterals de celebrar referèndums d'autodeterminació per part de la minoria independentista. Són vuit votacions a Catalunya, deu si sumem els referèndums unilaterals. En sis anys i mig. Ens hem comptat totes aquestes vegades, totes elles després d'agres enfrontaments, que han servit per fer agit-prop i dividir-nos per identitats. Alguns poden pensar que precisament això és la democràcia, votar, però aquesta és una visió molt parcial; democràcia també és dialogar, respectar totes les posicions, cercar consensos, promoure la convivència. Prefereixo la qualitat democràtica abans que el radicalisme democràtic, que em sembla un tret propi del populisme. La conclusió que no es vol acceptar d'aquestes votacions és que avui a Catalunya ningú té majoria per aplicar el seu projecte (a part de la fractura social i l'arraconament de l'esquerra). Crec que en aquests moments l'única majoria real és la de la gent que està tipa de Puigdemont, que inclou els votants i dirigents del PP, Ciutadans, PSC, Comuns, ERC i una part del mateix partit de Puigdemont, que ja no recordo com es diu (la CUP, sempre tant bons minyons, roman fidel). És una majoria robusta i qualificada. Potser deixar de fer cas al patètic pallasso de Flandes (com els pares que deixen plorar els nens fins que aquests s'adonen que ningú els fa cas) ens permetria començar a parlar, i buscar consensos bàsics per refer la convivència i deixar de perdre el temps. Hem perdut ja l'agència del medicament, seus d'empreses, turistes, estudiants,... En podem perdre molts més si ens tornem a posar a frec del precipici com vam fer el passat mes d'octubre. Mentrestant el món va canviant, Europa es va redefinint, els problemes socials i medi-ambientals s'acumulen, les desigualtats es cronifiquen, i nosaltres, la ciutadania de Catalunya políticament organitzada, no hi som. En canvi, alguns proposen seguir votant i seguir fent pensar a la gent que "ara sí", "ho tenim a tocar", bla, bla, bla. Un referèndum legal i acordat d'autodeterminació que no sigui consultiu està prohibit a la Constitució (en l'espanyola i en totes excepte les de tres països excèntrics) per bones raons. No passarà, però si la Constitució es canviés per fer-lo el resultat seria un embolic total com passa amb el Brexit. Les propostes per fer-ne un de consultiu amb més de dues opcions soluciona alguns problemes però en crea altres: qui decideix quines són les opcions? Per què Catalunya podria negociar un canvi constitucional amb les mans lligades per un referèndum però altres agents no? Què passa si guanya una de les opcions amb el 34% dels vots? Què fem amb Tabarnia (un problema que fa ja quatre anys va profetitzar l'escriptor Jordi Soler)? Deixem de buscar solucions falses i busquem evolucions possibles. Tornem a parlar, sisplau.

viernes, 22 de diciembre de 2017

Mis elecciones catalanas, en perspectiva

1-Perspectiva. Siempre he pensado que un análisis electoral sosegado requiere dos días por lo menos, pero como mañana tengo un día de aeropuerto y partido del Barça por alguna tele, y después viene la Navidad, me arriesgo a hacerlo con antelación. No tengo pues perspectiva temporal, pero sí geográfica, ya que voté por correo y a medida que mis conciudadanos se preparaban para votar o lo hacían, yo me alejaba de ellos en dirección al hemisferio sur. En mi viaje paso por Roma, compro el diario La Repubblica, leo sobre la polémica propuesta austríaca de ofrecer el pasaporte a los italianos de la región italiana fronteriza que hablen alemán, y me doy cuenta de que el caso catalán es uno más de los casos de nacionalismo y tensión identitaria que ocurren en un mundo plagado de problemas que interaccionan con las identidades y temerosos sentimientos de pertenencia. Como sabe el lector, alterno el catalán y el castellano en mi blog. La elección depende del tema y de factores aleatorios. Quizás porque estoy en Chile, quizás porque desde ayer casi los únicos que se han interesado por mi opinión son personas que viven fuera de Cataluña y se expresan en castellano, escribo este post en este idioma. También se interesó un amigo inglés, que me preguntaba cómo veía "el referéndum": suerte que no fue tal, porque si lo llega a ser daba para segregar dos partes de Catalunya: el norte cristiano con Puigdemont, el sur antiguamente musulmán con España. En Chile leo porque estaba en la maleta una reseña de una biografía de Polanyi, que decía que en la primera mitad del siglo XX el extremismo nacionalista fue una consecuencia del liberalismo extremo. Se olvida que en Cataluña también, entre otros factores: Mas encontró en su radicalización la forma de tapar su neoliberalismo cuando este empezó a hacer daño en el bolsillo a mucha gente. Por eso me asusta que algunos se alegren de que un partido neoliberal sea el gran beneficiado del voto no independentista: sin soluciones sociales, sin un proyecto sólido de reformismo social federalista serio, el nacionalismo extremo seguirá campando a sus anchas.
2-Los independentistas vuelven a sacar menos de la mitad de los votos aunque tienen muchos, pero vuelven a tener mayoría (algo reducida) de escaños. Su voto se concentra en algunas áreas del territorio y en grupos demográficos muy definidos. De transversalidad, nada. Tienen mayoría para elegir un gobierno autonómico, que les dará para seguir controlando los grandes medios públicos de comunicación. Creo que esto es lo único que tienen claro que harán. La CUP pasa de 10 a 4 escaños, lo que no es de extrañar porque su programa eurofóbico lo asumió Puigdemont, mientras ellos presentaban a un candidato cura (o lo parecía) y su gran día en la campaña fue cuando se manifestaron por las obras de arte religioso de Sijena. Felicidades, anticapitalistas.
3-Ciudadanos. Les felicito. Son los grandes beneficiados de la polarización y uno de los grandes logros del independentismo. No me alegro de que un partido desacomplejadamente nacionalista español sea el más votado, en Cataluña o en Madrid. Prefiero que ganen ellos antes que un partido fascista, por supuesto. Pero Ciudadanos (véase el nombre) tiene fuertes componentes populistas. La ideología ha venido después, y cuando han tenido que elegirla, han elegido la neo-liberal, de la mano de un economista competente, Luis Garicano, que excepto en la independencia se podría entender en todo con el Grupo Wilson de economistas neo-liberales independentistas. Todos ellos están encantados de tenerse como rivales, unos hablando en castellano y otros en catalán, unos en el campo y otros en las ciudades. Ciudadanos se ha beneficiado de pasar por este proceso sin responsabilidades en ningún gobierno (0 alcaldes en Cataluña), y sin que un solo votante recuerde ninguna de sus propuestas programáticas. Le iría bien empezar a tener alguna responsabilidad y alguna propuesta. El nacionalismo es letal para la izquierda, en Israel, en Irlanda, en Cataluña y en España.
4-El PP. Compartirá grupo mixto con la CUP. Cosecha en Cataluña el resultado de muchos años de utilizarla para conseguir votos fuera de ella. Su candidato era nefasto: una persona chulesca con un pasado racista. Tenían candidatos mucho mejores y no los usaron. La mayoría de sus votantes habituales votaron a Ciudadanos. En fin.
5-Los Comunes. Pasa de ser el partido más votado en Cataluña en las generales al quinto en las autonómicas. En 2015 sus 11 diputados se consideraron un mal resultado. Hoy, sacan menos. Tuvieron quizás al mejor diputado de la anterior legislatura (Coscubiela) y lo sacaron. La izquierda lo tiene objetivamente difícil, pero algunos parecía que ayudaran al rival, con el auxilio de Roures quizás.
6-El PSC. Sobrevive de nuevo, pero esta vez se había creado a si mismo unas expectativas excesivas. No parece que los ex de Unió hayan servido para capturar mucho voto nacionalista arrepentido. Para penetrar ahí (y si no lo hace el PSC no lo hará nadie) habrá que probar otras vías, con otras generaciones de líderes provenientes del nacionalismo. Hay que ser muy prudente a la hora de juzgar a los socialistas, que a diferencia de otros sí han asumido responsabilidades y han recibido fuego cruzado de todas partes, y nulo agradecimiento a los servicios prestados al catalanismo por parte de unos, y al respeto a la legalidad democrática por parte de otros. Partidarios de volantazos, abstenerse. El PSC es lo que es. Tiene que serlo mejor. Para subir, tenía que haber sido más de fiar, y para mucha gente no lo ha sido suficientemente. Para serlo no creo que la receta sea sumarse a los gritos españolistas de la segunda fila del escenario de Ciudadanos, sino ganar en seriedad y robustez. El federalismo no debe venderse como una propuesta territorial e identiraria, sino como una propuesta social para el mundo del siglo XXI. Iceta, Granados, Illa, y Silva, entre otras y otros, merecen apoyo para trabajar más en esta dirección, y para buscar a los nuevos liderazgos que nos permitan avanzar en el futuro, generando más confianza en el electorado y en sus potenciales aliados fuera de Cataluña, que son necesarios. Los spin doctors pueden volver a su casa.

martes, 19 de diciembre de 2017

La por a la reconciliació o "contra el PSC vivíem millor"

Davant del fracàs pràctic del procés independentista hi ha dues alternatives: o persistir en l'error o buscar vies per refer la nostra convivència. Per descomptat que d'aquestes darreres n'hi ha moltes, i alguns almenys preferiríem la via del diàleg, el possibilisme i la gestió de les reformes dintre de la legalitat democràtica. Això sona avorrit, però en el món d'avui també vol dir buscar formes organitzatives i institucionals que ens permetin resoldre millor els problemes i desafiaments gravíssims de la nostra societat: desigualtats socials, canvi climàtic, transformacions tecnològiques. Jo en dic federalisme, però admeto que altres busquin altres denominacions. Crec que aquest és un debat necessari. El va intentar obrir ahir Joan Botella, president de Federalistes d'Esquerres, quan li va preguntar a Marta Rovira al debat de TV3 què li semblava la idea d'avançar cap a una Europa sobirana sense fronteres. Marta Rovira va dir que ella era europeïsta, i després va comparar el 1-O amb la democràcia a Tuníssia. No va dir què li semblava avançar cap a una Europa més sobirana sense fronteres. Aquesta actitud sembla que la tenen altres, que admeten que el procés pot haver comès algun error, però que encara no l'hem de rectificar perquè és previ lluitar contra els enemics de la democràcia i "el bloc del 155", on emfàticament s'esforcen a situar-hi el PSC (malgrat que potser va ser el partit que va fer més per intentar evitar-lo, tot i que és un article tan constitucional com tots els altres). Entre aquests que no tenen ara cap pressa per passar pàgina hi ha bastants ex-PSC. Alguns l'altre dia deien que el partit de Reventós, Pallach i Obiols no hauria caigut mai en les polítiques de l'actual socialisme català. Es van trobar però que un d'ells encara és viu i ha escrit potser les millors notes de la campanya, i ha demanat el vot pel partit del qual va ser primer secretari. Es va apostar molt fort a la mort del socialisme català i aquesta no s'ha produït, cosa que deu resultar una mica desesperant no només en un sector.  Alguns volen responsabilitzar el PSC de la presó d'alguns dirigents independentistes, malgrat que Iceta n'ha demanat l'indult, Obiols no para de dir que hi està en contra i nombrosos federalistes com Joan Botella i Carlos Jiménez Villarejo hi han opinat en contra. A més, no està en les seves mans el destí judicial dels presoners, i si ho hagués estat en alguns moments és evident que no haurien acabat mai a la presó. Per a mi, és una llàstima que Junqueras no estigui en llibertat perquè hagués estat bo que retés comptes de la seva pèssima gestió com a conseller d'economia responsable d'una estampida empresarial, i com a vice-president responsable d'unes mentides avui reconegudes. Que alguns amics seus diguin que és bona persona i bon cristià no l'eximeix d'explicar per què va dir mentides i va malversar fons públics, per esmentar dos tipus d'accions que els cristians anomenarien "pecats" (mentir i robar). I no sé com anomenarien dividir una societat i posar en perill el seu destí europeu, encara que no estigui a les taules de la llei. Reconèixer tot això com més aviat millor ens pot ajudar a reconciliar-nos i iniciar una etapa que pot necessitar un temps, però que és inevitable.

sábado, 16 de diciembre de 2017

Socialistas a fuer de federales

Indalecio Prieto sentenció que él era "socialista a fuer de liberal". Con esa frase reflejó uno de los componentes esenciales de la tarea de la izquierda española de modernizar nuestra sociedad por vías estrictamente democráticas. Junto con los objetivos de luchar contra la dictadura y consolidar la democracia, y de desarrollar el estado del bienestar, de forma complementaria la gran aspiración del socialismo español, en su gran diversidad, ha sido conectar con las ansias regeneracionistas y liberal-progresistas de la Institución Libre de Enseñanza y de todos aquellos grupos que luchaban por dejar atrás el oscurantismo y cualquier forma de opresión y así conectarnos con Europa. En el mundo del siglo XXI esas aspiraciones enlazan con los esfuerzos por proponer modelos de convivencia y de organización del gobierno que permitan afrontar los enormes retos de convivencia, sociales y medio-ambientales de la España europea totalmente integrada en la economía mundial. Entiendo que esta es la idea que tienen todos aquellos socialistas españoles que estos días están apoyando de corazón la campaña electoral de Miquel Iceta Llorens, no sólo Pedro Sánchez y José L. Rodríguez Zapatero en numerosos mítines, sino también Ximo Puig, Guillermo Fernández Vara, y personalidades que han firmado el manifiesto de apoyo a Iceta como Carmen Alborch, Carlos Solchaga, Joaquín Almunia y quienes asistieron a la III Convención Federalista organizada en Barcelona por la Fundación Campalans y la Fundación Ebert, entre ellos Ignacio Urquizu, Diego López Garrido, Manuel Escudero y José Antonio Montilla. Y también de periodistas como Juan Cruz, que escuchan más a sus compañeros de redacción en Barcelona Lluis Bassets y Xavier Vidal-Folch que a la Brunete mediática. Todos ellos lanzan un potente mensaje a quienes, desde posiciones pretendidamente progresistas, se encuentran más cómodos eligiendo fuerzas nacionalistas para enfrentarse a nacionalismos de signo contrario. Como dice Victoria Camps en el ya estrenado documental "Federal" de Albert Solé, el federalismo es casi inevitable en la España y el mundo de hoy. La alternativa es la parálisis de España y de Europa, y la parálisis en el mundo en marcha del siglo XXI significa quedarse de nuevo atrás. Siendo casi inevitable, es concebible incluso un federalismo sin federalistas, fruto de un equilibrio negociador entre fuerzas opuestas. Pero ese sería un federalismo a regañadientes, como el auto-gobierno consociativo (que sólo funciona a tiempo parcial, dado que pasa la mitad del tiempo suspendido por Westminster) de nacionalistas radicales de signo contrario en Irlanda del Norte, donde se echa de menos la fuerza propositiva de los moderados de John Hume, auténtico artífice de los acuerdos de paz. Sin federalistas, el federalismo será también inevitable pero renqueante y a la larga insostenible. Es la hora de ser socialista a fuer de federal.


miércoles, 13 de diciembre de 2017

Me sumo al Manifiesto por la convivencia promovido por el Prof. Pérez-Tornero

Este manifiesto que circula por change.org y que se puede firmar on-line me parece muy oportuno y por ello lo he apoyado. Ojalá lo apoye y sea coherente con él mucha gente con ideas distintas. Dice así:
Por un compromiso con la transparencia, la convivencia y la Constitución, ante las elecciones catalanas del 21-D
Cataluña atraviesa un preocupante deterioro de la vida pública y privada. Un Procés interminable y una abrupta declaración de independencia han provocado la ruptura de la legalidad constitucional con múltiples consecuencias negativas: huida de miles de empresas; aumento del desempleo; caída abrupta del turismo; creciente pérdida de prestigio internacional; y, lo más preocupante, una seria fractura en la convivencia cívica.
 Sin embargo, el horizonte de las elecciones autonómicas ha abierto la posibilidad de una cierta esperanza. Pero para que esta esperanza se haga realidad, los partidos, las instituciones políticas y los medios de comunicación deben ser capaces de propiciar un nuevo compromiso democrático con la ciudadanía, que se concreta en tres dimensiones:
a)     Compromiso con la ley y con los cauces de reforma previstos en ella. Porque para que un cambio de leyes tenga legitimidad solo puede hacerse dentro del marco de la legalidad democráticamente establecida.
 b)     Compromiso con el pluralismo, la diversidad y la tolerancia. Porque solo respetando el hecho de que en Cataluña existe una ciudadanía con identidades diversas y los mismos derechos se puede construir una democracia avanzada.
 c)     Compromiso con la información y comunicación veraces. Porque solo ellas pueden contribuir a la existencia de una esfera pública democrática.
 Ante las próximas elecciones autonómicas, los abajo firmantes  entendemos que estos compromisos deben traducirse en una serie de exigencias dirigidas a los diversos actores políticos:
 1.     A las instituciones y partidos que se presentan a las elecciones autonómicas:
 ·       Que participen en ellas con un leal, claro y explícito compromiso con la Constitución y con el conjunto de las leyes que se derivan de ella, especialmente con el Estatuto de Autonomía de Cataluña y con el Tratado constitucional europeo.
 ·       Que sean claros y transparentes en sus programas y propuestas. Que eviten las ambigüedades y las zonas oscuras. Y que faciliten a la ciudadanía la información suficiente como para que pueda elegir con conocimiento y responsabilidad.
 ·       Que aprovechen la próxima campaña electoral para escuchar a la ciudadanía y promover la cooperación cívica en la búsqueda de soluciones a los problemas existentes.
 2.     A los responsables políticos:
 ·       Que, a través de sus acciones y discursos, den siempre prioridad a la concordia y al entendimiento, siempre en el marco del interés general.
 ·       Que no exageren sus desavenencias ni dramaticen sus diferencias. Nada más lejos de una democracia avanzada que la agresividad, el lenguaje del odio, las injurias y las calumnias.
 3.     A los medios de comunicación y a las redes sociales:
 ·       Que sirvan de plataforma activa para el entendimiento y para la conversación social.
 ·       Que sean respetuosos con la pluralidad social y la diversidad; y
 ·       Que sepan promocionar los valores de la convivencia.
 4.     A las instituciones educativas y culturales:
 ·       Que contribuyan al pensamiento crítico, a la tolerancia y a la convivencia; y
 ·       Que no se presten ni al sectarismo ni al adoctrinamiento.
Los abajo firmantes defendemos la idea que este amplio compromiso -con la transparencia, la convivencia y la Constitución- es necesario en cualquier sociedad democrática,  pero resulta esencial en el momento excepcional que vive Cataluña.  Es clave para recuperar la esperanza en el futuro, el funcionamiento normal de las instituciones, y, sobre todo, restaurar un clima favorable al intercambio y la convivencia.

lunes, 11 de diciembre de 2017

La anti-política, ese recurso tan fácil

Ismael Peña-López, profesor de Derecho y Ciencia Política en la Universidad Oberta de Catalunya (UOC) e investigador de la fundación Open Evidence y la Information Society, Digital Divide (ICT4D) dice en un artículo (por otra parte interesante) sobre comunicación y política lo siguiente: “Los think tanks, las fundaciones de los partidos, han abandonado la reflexión y son instituciones donde se gana dinero, se coloca gente y se hace marketing. Han abdicado de sus funciones. No hay herramientas para la reflexión”. Como desde hace más o menos cuatro años, si no cuento mal el tiempo, que estoy en la Comisión Ejecutiva y el Patronato de la Fundación Rafael Campalans, vinculada al PSC, le puedo desmentir su afirmación, por lo menos en lo que se refiere a esta fundación. En la Campalans sólo hay una persona contratada, una politóloga con un nivel de formación más que notable. Yo desde que estoy no he ganado ni un euro, ni sé como podría ganarlo porque el presupuesto es bastante escuálido. Antes de estar en su dirección, ya había realizado otras colaboraciones, por las que jamás cobré (me gano la vida en la UAB). La Fundación tiene un código ético bastante estricto y apareció destacada recientemente en un ránking de transparencia que tuvo un eco nulo en los medios de comunicacion, porque vende mucho más la anti-política barata. No deja de ser revelador que un reportaje sobre cómo la comunicación prevalece sobre la política, el intelectual más destacado que interviene (se supone que para criticar el excesivo peso de las técnicas de comunicación) se preste a los tópicos más manidos de dicha anti-política. Respecto a que las fundaciones de los partidos han abandonado la reflexión, mi experiencia de nuevo me indica todo lo contrario en lo que se refiere a la fundación en la que colaboro. Para hablar sólo de actividades en las que he participado directamente al haberlas propuesto yo mismo, en estos cuatro años hemos celebrado tres convenciones federalistas (co-organizadas con la Fundación Ebert alemana, que supongo que desde hace décadas también se dedica a colocar a gente y enviat tuits, según el tópico) con la participación de los más destacados expertos nacionales e internacionales, y celebramos una sesión de debate sobre los partidos políticos y la renovación de la política, dando lugar a un interesante documento de reflexiones. Habrá que invitar a este profesor a la próxima edición. Además, la Fundación Campalans publica cada año un Informe Social que es una referencia sobre los problemas de justicia social en Cataluña, algo que también recibe un eco bien escaso entre los medios y los expertos en comunicación. Este think-tank (thinktankito, dados los medios) lleva años realizando propuestas para una reforma federal en España que ahora encuentran mucho eco en el debate político, entre otras razones porque el líder que las impulsa presidió en el pasado esta entidad (lo cual es un indicador más de la utilidad de la misma). Si este eco se trasladará a reformas concretas dependerá de la voluntad final de la ciudadanía y los legisladores, pero lo que es difícil de discutir es que por lo menos una fundación de un partido político ha hecho su trabajo. Lejos de abdicar de su función, se ha dedicado a fondo a ella en un contexto de escepticismo generalizado, escasez de medios y vacío comunicacional.

domingo, 10 de diciembre de 2017

El vot crític i responsable ha de ser per Miquel Iceta

Diversos comentaristes han publicat articles i llibrets els darrers dies i setmanes denunciant la falta d'esperit crític i autocrític a Catalunya, i la gran dosi d'irresponsabilitat que ens ha portat a la situació actual: fugida d'empreses, risc econòmic per al consum i el turisme, auto-govern intervingut. Tenen tota la raó. Un problema de la nostra societat catalana és que tothom es coneix massa, som una comunitat molt endogàmica, especialment entre els cercles petit-burgesos que han dominat fins ara la política i els mitjans de comunicació. És més fàcil lloar la intel·ligència dels uns i els altres que ficar-li el dit a l'ull a algú. Això s'agreuja paradoxalment amb les xarxes socials, on tots busquem que ens tuitegin i ens retuitegin, cosa que és més fàcil si ensabonem a algú que ocupa un lloc central a la xarxa, per exemple dient que els seus comentaris són "sempre" tan encertats. El problema és que recuperar el sentit crític i la responsabilitat és urgent. Dubto que Catalunya es pugui permetre sis mesos o un any més d'inestabilitat. Rectifico: sí que s'ho pot permetre, i aquest és el problema. Som una comunitat molt més rica que la mitjana mundial, estem fins i tot per sobre de la mitjana de la Unió Europea. Ens podem pagar de sobres la falta d'esperit crític i la irresponsabilitat dels darrers anys, i aquest és part del problema. El cost és enorme, però de moment és assumible, perquè ha estat més un cost d'oportunitat (allò que podíem haver fet aquests anys i no hem fet) que no pas un cost en termes d'haver perdut renda per a una majoria de la població. La por i l'angoixa que vam passar al mes d'octubre la tenim ben apuntada, però encara no som conscients que si es tornen a produir episodis semblants les pèrdues econòmiques, ja importants, poden ser catastròfiques. La democràcia electoral té però com a gran virtut la pràctica del vot retrospectiu, és a dir, la rendició de comptes d'aquells que han exercit el govern i aquells que els han recolzat. Aquesta rendició de comptes no pot ser més negativa en el cas de les eleccions al Parlament de Catalunya del 21D. Si s'ha de jutjar els polítics pel resultat de les seves accions, en aquest cas estem davant d'una avaluació molt deficient. No podem tornar a elegir els mateixos. No podem seguir per la via de l'enfrontament, la incertesa i la vulneració de la legalitat democràtica. No podem seguir per la via de l'enfrontament amb les institucions europees, que inclouen els governs dels seus estats membres, començant per l'espanyol. Hem de ser coherents amb les nostres exigències d'esperit crític i sentit de la responsabilitat. És contradictori demanar esperit crític i elogiar la intel·ligència de Ferran Mascarell, o de Jordi Sánchez, dos dels qui ens han portat precisament on som ara. No es poden demanar banderes europees a les manifestacions sobiranistes i alhora comparar al cada cop més euro-escèptic Carles Puigdemont amb Emmanuel Macron, precisament el líder més europeïsta i més contundent contra l'independentisme català. O no es pot criticar la irresponsabilitat dels líders independentistes i al mateix temps anar a votar al referèndum il·legal del primer d'Octubre perquè a un li va demanar una persona apreciada que no podia fer-ho, malgrat ser un referèndum que contravenia totes les prescripcions de la Comissió de Venècia, l'autoritat internacional en aquesta matèria, creada per lluitar argumentalment contra els tripijocs dels nacional-populistes com Le Pen, Farage, Wilders, Orban, etc., que troben en els referèndums sobiranistes la màxima expressió de la democràcia. No és acceptable que es permeti acríticament que Puigdemont vagi dient (de bracet amb un grup d'extrema dreta flamenc) que la democràcia espanyola, que ens ha portat a Europa i que avui està perfectament homologada, s'equipara al franquisme. Si és així, d'on surt l'autoritat democràtica dels milers de regidors i alcaldes que recolzen l'independentisme? Si és així, com és que els consellers moderats van abandonar el govern del Sr. Puigdemont? Que no sabien que estaven lluitant contra una dictadura? Mentrestant hem de veure com alguns periodistes europeus de prestigi, com Peter Preston, comparen la nostra televisió autonòmica amb la televisió franquista. No sé per què hem de tolerar acríticament que un ex-conseller de sanitat, que va ser incapaç de reduir les llistes d'espera i que veu com les seves aparents vel·leïtats progressistes desapareixen dels programes dels partits independentites, avui vagi cridant per Brussel·les com Tarzan a Nova Iork contra la democràcia espanyola, que hem construit entre tots, també amb els nacionalistes catalans i l'esquerra catalana. No sé per què hem de tolerar acríticament que facin victimisme persones de classe mitjana o alteta que ho han tingut tot, que fan crides a treure diners dels caixers a final de mes per gastar en un capritxet, que tenen calers per anar a passar un cap de setmana de pont amb tota la família a Brussel·les a fer una mani, o que descobreixen que a les presons emmanillen o el menjar no és massa bo. La població marginal que pateix massivament la presó preventiva té menys oportunitats, pitjors advocats i molts menys altaveus, a la vegada que la seva vulneració de la llei ha estat menys flagrant i té menys agreujants. Si almenys hagués servit tot això per pensar una mica més en ells... Jo espero que qui s'hagi d'enfrontar al vot retrospectiu d'aquí quatre anys (per què menys?) sigui Miquel Iceta. Qui combini esperit crític respecte al que ha passat, i a la vegada sentit de la responsabilitat envers Catalunya, dubto que tingui una millor opció. Si en comptes de votar per una sola candidatura poséssim a l'urna un rànking amb les nostres preferències completes, com suggerien el Marquès de Condorcet o el seu rival intel·lectual inspirat en Ramon Llull, Jean-Charles de Borda, el "guanyador de Condorcet" o el guanyador pel "recompte de Borda" seria sens dubte Miquel Iceta: derrotaria els altres pel vot sincer i ponderat dels electors. Derrotaria qualsevol de les altres candidatures en comparacions per parells d'alternatives (Condorcet) un cop analitzats els rànkings (cosa que avui els ordinadors podrien fer ràpidament), i seria l'opció més puntuada si es votés com al Festival d'Eurovisió (Borda), sense necessitat de ser la primera per a una majoria. Malauradament, aquests sistemes de votació no són els que permeten les nostres primitives lleis electorals. No queda més remei doncs que votar directament com a primera i única opció per la candidatura que encapçala el líder socialista. Caldrà ser exigents amb Iceta, li haurem de demanar que també ell eviti els errors del passat dels seus correligionaris. Ha de ser un vot crític i responsable. La campanya electoral no justifica abandonar l'esperit crític, ben al contrari. Ni el sentit de la responsabilitat.

jueves, 7 de diciembre de 2017

Un mundo amenazado por charlatanes

La sección de Ciencia ("Materia") del diario El País ha prestado un gran servicio público al desenmascarar a un charlatán pseudo-científico que en el pasado reciente había conseguido acceder a los grandes medios de comunicación. Yo mismo quedé impresionado por la espectacularidad de sus afirmaciones en una entrevista televisiva con Iñaki Gabilondo, a quien por cierto todavía no he visto pedir disculpas por vendernos una mercancía tan defectuosa (por favor que alguien me informe si lo ha hecho y daré debida cuenta de ello). Estoy bastante sensibilizado por la cuestión, porque un amigo mío, aquejado simultáneamente de una enfermedad mental y de un cáncer curable, falleció hace unos años al creer a gurús de Internet que vomitaban la porquería de que la ciencia de verdad era innecesaria. Por eso merecen un homenaje los periodistas u otros profesionales (como Daniel Mediavilla, el autor del artículo en Materia) que se toman el trabajo y la molestia de decir la verdad, como se merecen un homenaje los médicos de la sanidad pública que, sin tener cuenta de twitter ni un programa de televisión, contra viento y marea pacientemente explican a los padres dubitativos que las vacunas son necesarias (yo he visto a un pediatra explicar que las vacunas han hecho más por la infancia que todos los pediatras del mundo). Es una lucha desigual, la del científico contra el charlatán, como lo era la de la hormiga contra la cigarra. En el terreno de las ciencias sociales, en el que me muevo yo, filtrar a los charlatanes es todavía más difícil, no porque el método científico sea ajeno a lo social (no lo es), sino porque los hechos son complejos, continuamente cambiantes, y porque existe una constante demanda de explicaciones rotundas y espectaculares, a la que responde una oferta sin escrúpulos dispuesta a manipular la democracia en su nombre para mejorar su cuota de mercado. En el terreno de la economía, abundan los vendedores de lo que "la gente" quiere escuchar en un extremo, o los propagandistas de lo que conviene a los más poderosos, en el otro. En el mundo de la política, vemos hoy como los charlatanes en jefe de nuestro mundo arrasan con consensos pacientemente construidos o lo intentan (Trump con Oriente Medio, el Brexit con Irlanda, Puigdemont viendo si consigue despertar a todos los nacionalismos en Bruselas), sin reparar en que nuestro mundo de hoy depende de complejos acuerdos que ahora nos damos cuenta de que requieren un marco institucional tanto formal como informal mucho más sólido, a prueba de bocazas.

domingo, 3 de diciembre de 2017

Federalistas: tomando la iniciativa, sin ansiedad

La pre-campaña electoral de Miquel Iceta ha cristalizado, en una serie de mensajes concretos (diálogo, transversalidad) y en un candidato competente, lo que ha sido el trabajo sordo de muchas personas en los años de plomo del independentismo. Una parte de este trabajo sordo se ha visualizado, por lo menos para quien quiera ver, en dos eventos que han tenido lugar este fin de semana, a saber, la III Convención Federalista organizada por la Fundación Rafael Campalans y la Fundación Ebert, y el estreno del documental "Federal", dirigido por el cineasta Albert Solé y financiado por medio del micro-mecenazgo. La Convención empezó con un seminario de expertos en formato de tormenta de ideas el viernes, que reunió a algunos de los principales exponentes de las ideas federalistas, españoles y alemanes. Se dijeron cosas muy interesantes en el esfuerzo por construir una narrativa federalista eficaz. Por ejemplo, un profesor madrileño dijo que el federalismo no se opone al nacionalismo, sino que lo asume y lo supera. Y la misma persona dijo que hay que aceptar que el federalismo no está exento de críticas, y que hay que librarse de una cierta ansiedad federal y tomarse la propuesta con la calma y el realismo que requieren los combates complejos, si lo entendí bien. Otros se expresaron en el sentido de que hay que vencer la tentación de dejar de lado por pragmatismo la palabra que empieza por F. Si a las primeras de cambio dejamos de pedir un reconocimiento expreso de que España y Europa avancen por la senda federal, quienes lo defendemos perderemos credibilidad: no habrá una España y una Europa federales sin que se vean y se escuchen personas que se reclamen federalistas. En la sesión pública de la Convención, destacó la intervención del presidente valenciano Ximo Puig, quien dijo que esperaba que Miquel Iceta fuera presidente porque las reformas que requiere España, y que pide su Comunidad, necesitan a Cataluña. Y también destacó la intervención del destacado europeísta Patxi Aldecoa, que explicó que en Europa se vive un nuevo optimismo tras un Brexit que paradójicamente ha espoleado la unidad de los europeos. También habló de la importancia de tener un plan, y que ese plan, totalmente vigente, era el que ya trazaron en 1941 Spinelli y Rossi en la isla de Ventotene en su Manifiesto por una Europa federal. Precisamente este manifiesto juega un papel importante en el Documental "Federal" que hoy la sala principal de los Cines Verdi en Barcelona, abarrotada, ha podido presenciar por primera vez. Los asistentes han abandonado la sala emocionados, confirmando que las ideas federales no sólo entran por la razón, sino también por los sentimientos. Si no fuera porque sólo cabían 300 personas, uno estaría tentado de decir que ahí estaban las mejores personas de nuestra comunidad, muchos de aquellos que en estos años de plomo y mucho antes se han agarrado con fuerza a su brújula moral, por utilizar una expresión de Isabel Coixet. Estaban entre otros Pasqual y Ayry Maragall, Diana Garrigosa, Joan Saura, Imma Mayol, Jordi Hereu, Núria Marín, Antonio Balmón, Ricard Fernández Ontiveros, Eva Granados, María Comín, Siscu Baiges, Carlos Jiménez-Villarejo, el federalista europeo Paolo Vacca (que también habla en el documental) y decenas de personas sencillas y comprometidas que con su entusiasmo han hecho posible este excelente producto cinematográfico, que durante el próximo año se exhibirá por todas partes donde se pueda (y en un mundo mejor, también en TV3). En él aparecen las aportaciones de Emma Bonino, Daniel Cohn-Bendit, Owen Jones, Romano Prodi, de académicos de varias nacionalidades y de los españoles García-Margallo, Monedero y Solana, entre muchos otros. A diferencia del film sectario a mayor gloria del independentismo de la directora Isona Passola, no se omiten en "Federal" las dificultades del federalismo, y aparece la voz de una persona que expresa su escepticismo, como JL Carod-Rovira. De estos mimbres, y del diálogo y la transversalidad, saldrá lo único que nos puede sacar de la parálisis en Cataluña y ayudar a construir una España, una Europa y un mundo mejores. La campaña electoral en Cataluña está servida; por suerte los valores que emergían hoy de los Cines Verdi estarán presentes en ella. En las semanas que siguen, seguro que escucharemos cómo estos valores se concretan en un gobierno mejor, formado por personas competentes, o podríamos decir en un gobierno que vuelva a gobernar (el autogobierno en Cataluña terminó de facto mucho antes de la aplicación del artículo 155 provocada por los líderes independentistas), que vuelva a dar tranquilidad a la población, que vuelva a tener como prioridad organizarnos mejor para resolver los problemas sociales.