sábado, 6 de enero de 2018

Contra la inercia: Progreso Real se despide de ustedes

He decidido terminar este blog. Las experiencias no tienen por qué eternizarse, incluso las más divertidas. A veces hay que crear espacio vital para nuevos proyectos, o para priorizar otras dimensiones esenciales del ser humano. Alguien dijo que para escribir un blog hay que ser suficientemente arrogante para creer que uno tiene algo que decir, y suficientemente estúpido para creer que a alguien le interesa. Durante seis años y medio creo haber padecido estos fenómenos. Ahora, sin que mi arrogancia ni mi estupidez hayan declinado en exceso, me siento suficientemente retribuido por haberlo pasado francamente bien escribiendo estas notas y por haber sido leído por algunos lectores fieles y otros menos fieles pero también muy valiosos. Estoy muy agradecido a todas y todos, especialmente a algunos que he conocido al revelarme que eran lectores asiduos de Progreso Real, como Ricard Fernández Aguilá, Lluis Pascual o Jordi To. Espero que me perdonen y que sigan siendo amigos míos sin el blog. También estoy muy agradecido a quienes han ayudado a difundir el blog desde sus cuentas en las redes sociales (en las que yo no participo), columnas o magazines on-line. Termino Progreso Real por miedo a "quedarme pegado", a petrificarme o momificarme cuando tengo todavía fuerzas y edad para hacer otras cosas y adoptar otros perfiles, ya no totalmente distintos. El formato de un blog tiene muchas ventajas, pero también genera el riesgo de prestar demasiada atención a la actualidad y sucumbir a su tiranía, cuando la actualidad no es más que un punto arbitrario de la flecha del tiempo. Este riesgo comporta derivadas patológicas cuando la actualidad está dominada por algo tan lamentable y bochornoso como el proceso independentista catalán. Voy también a descansar de una fase de activismo dejando responsabilidades que he adoptado en los últimos años, para concentrarme de momento en lo esencial, aprovechando también una pequeña reasignación de tareas domésticas. También tengo la sensación de que estaba entrando en rendimientos decrecientes en mi activismo, incluso que me estaba repitiendo. Mis ideas y mis compromisos no cambian, voy a seguir siendo militante de base de lo mismo, y ya encontraré formas de meterle a la gente el dedo en el ojo cuando algo me moleste. También me doy cuenta de que los palos de ciego, aún cuando puedan tener cierta gracia, sirven para resistir, pero no para vencer. Y hay que empezar a pensar en vencer, en vencer no sólo a la injusticia y a la opresión ahí donde se produzcan, sino al nacional-populismo, al egoísmo, a la insolidaridad, que aprovechan todas las técnicas que la modernidad pone a su alcance para lograr sus objetivos. De vez en cuando hay que remover la coctelera, como dijo Ernesto Valverde cuando se despidió del Athletic de Bilbao. Por desgracia a mi no me ficha el Barça para hacer un re-set, pero espero aprovechar espacios donde seguir agitando las cosas. Moltes gràcies i bona sort.