lunes, 21 de agosto de 2023

El continuo federal: el hilo que va de Rubalcaba a Sánchez

Cuando se trata de dar respuesta a las presiones nacionalistas, se vuelve a hablar más de federalismo, aunque nunca deja de hablarse del todo de él. Aceptémoslo aunque sea con resignación, quienes hablamos el idioma federal en todas circunstancias

Que los independentistas pongan más énfasis en sus otras “líneas rojas” que en el referéndum de autodeterminación, significa implícitamente que reconocen que no habrá autodeterminación, y que por la tanto nos movemos en terreno federal. Incluso que pongan más temas encima de la mesa que la autodeterminación significa que no deben tener mucha fe en ésta. Si se la creyeran, ¿a qué viene pedirle otras cosas a una España que tienen previsto abandonar?

Adjetivar el federalismo (“asimétrico”, “cooperativo”) es un campo interesado de minas, pero usar los derivados de la palabra que empieza por F como adjetivo puede ser más fértil. Voy a probar con “continuo federal”, con la idea de que no existe una DUF (Declaración Unilateral de Federalismo), ni un momento F. Es tan verdad lo que dice Javier Cercas (que España ya es de facto una federación, imperfecta como todas, sólo nos falta reconocerlo), como que España necesita importantes reformas federales, como dice Alberto López Basaguren, como fruto de la evolución del Estado autonómico y de su integración en una UE cada vez más unida, en la zona euro y el espacio Schengen. Hay un continuo federal geográfico (España y Europa experimentan una evolución federal desde orígenes muy distintos) y un continuo federal temporal (no hay un día concreto del federalismo). El federalismo no es una panacea (ha habido fracasos) pero federales son algunas de las realidades políticas más estables y prósperas del Planeta (Estados Unidos, Canadá, Australia, Alemania, Suiza), y la realidad más prometedora (la Unión Europea) tiene características ya federales y es el fruto del sueño federal de Ventotene.

El federalismo está ahí (democracia multinivel, descentralización, rendición de cuentas democrática de varios gobiernos, elementos de gobierno compartido, unidad en la diversidad); no tiene mucho sentido criticar el concepto, ni discutir si tenemos más o menos. Si nos ponemos estrictos, ninguna federación cumplirá con una definición que sirva para todas. Sería como criticar la existencia de las puestas de Sol, que cada día son distintas, pero ocurren con una regularidad previsible. Lo que tiene sentido es discutir qué federalismo queremos, en una Europa sin fronteras (como también dice Cercas, la federación europea es la única utopía disponible de nuestros días) y en un mundo donde los grandes problemas desbordan al viejo Estado-nación, como desbordan las bienintencionadas nociones de “la” nación de ciudadanos libres e iguales. Lo que hay que construir de modo pragmático es una transición federal hacia un mundo globalmente organizado donde cada uno contribuya según sus capacidades y reciba según sus necesidades. Hay que superar el error de Wilson: la pretensión de que cada "pueblo" pueda formar un estado, y que esa sea la base de la organización internacional.

El PSOE debe sentirse orgulloso de su hilo federal, que viene del nombre de sus órganos nacionales, de la Declaración de Granada, de la presencia de Rubalcaba en actos de Federalistes d’Esquerres, y del federalismo a la Molière (sin nombrarlo) de Sánchez con la co-gobernanza de la pandemia, las vacunas organizadas federalmente, y los fondos Next Generation. Y su contribución a frenar a la ultraderecha centralista.

Este hilo ha estado a veces a punto de romperse, como cuando la gestora del PSOE decidió que su principal problema era el protocolo de unidad con el PSC. Dicen malas lenguas que Alfonso Guerra dijo poco antes de las últimas elecciones (en las que el electorado catalán contribuyó decisivamente al buen resultado socialista) en un acto privado en Barcelona que el principal error del PSOE había sido el Protocolo de Unidad con el PSC (y preveyendo, quizás deseando, un mal resultado, que habría que refundar el PSOE tras las elecciones; si se descuida)...Y el hilo a veces se ha enredado, con arranques y parones como la efímera presidencia del Senado de Manuel Cruz, o los efímeros pasos de Batet e Iceta por el Ministerio Territorial. Pero ahí sigue el hilo, ahora enhebrando la aguja por medio de la presidencia del Congreso de Francina Armengol, no sólo catalano-parlante como Batet, sino también expresidenta de una Comunidad Autónoma.

Es muy importante que, si el PSOE y Sumar llegan a un acuerdo con fuerzas independentistas, que inevitablemente incluirá retoques a nuestro federalismo, estos sean mejoras que formen parte de un proyecto que se pueda transmitir y comprender, y que pueda ser apoyado por una gran mayoría. Creo que con la utilización de las lenguas co-oficiales se está consiguiendo: incluso es algo que genera mayor satisfacción entre los federalistas que entre los independentistas. Aunque los más lúcidos entre estos puedan empezar a ver que lo que les conviene es moverse con libertad, y con lealtad, y respeto al estado de derecho, en una Europa sin fronteras. Como dijo Inma Carretero, “tiene Sánchez que hilar muy fino y explicar muy bien lo que hace para intentar colocar los cimientos de la nueva legislatura”. Quizás lo conseguirá aceptando con la boca grande que lo que está haciendo forma parte de un continuo federal.

No tenemos que ocultarnos las desconfianzas que genera el federalismo (no solo en España; recuerdo a Boris Johnson reírse de la palabra “federal” en la Cámara de los Comunes). Como tampoco tenemos que ignorar dos dificultades serias a las que los federalistas nos enfrentamos en España: que es visto como una concesión a los nacionalistas, y que estos en muchos casos aprovechan su poder autonómico para erosionar la “federación” en lugar de contribuir a ella.

Gestionar la España diversa y plural (tirando con lo que tenemos pero que requeriría en un mundo ideal reformas constitucionales, para lo que habrá que esperar a un PP que deje atrás la aznaridad). Integrar Europa. Avanzar en la gobernanza global. Estos son los retos prácticos del federalismo del Siglo XXI.

Si superamos el error de Wilson y nos adentramos en la transición post-nacional será más fácil abordar las lenguas, el tratamiento judicial y democrático del secesionismo, la financiación autonómica (en el contexto de una re-organización europea y global de la financiación pública). Podremos pasar del café para todos al “Capuchino para todos” en expresión afortunada de Philippe Van Parijs, el federalista padre de la renta básica universal (un poso común de café, al que cada uno le puede añadir lo que quiera). Nadie dice que todo esto vaya a ser fácil. Pero creo que no hay otra.


jueves, 17 de agosto de 2023

Els meus dies a prop de la llibreria Morisaki

A principis d'Agost, aprofitant les vacances i tal com teníem planejat des de feia mesos, vaig sortir de la meva zona de comfort i vaig viatjar al Japó. Vaig passar uns dies a Tòquio i uns dies a Kyoto, amb la meva filla. Si no fós per ella, no hagués anat mai a un lloc tan llunyà amb una barrera idiomàtica tan gran. Però em va agradar, i el que segueix és un elogi del Japó (segur que hi ha coses negatives, no s'ha de mitificar res).

Per casualitat, estàvem a Tòquio en un hotel (al costat del principal estadi de Beisbol de la ciutat, rodejat del que suposo que aspira a ser l’Espai Barça, una moderna zona comercial i d’esbarjo), relativament a prop del barri de Jinbo-Cho. Aquest barri agrupa una de les més grans concentracions de llibres de vell del món (hi ha una llibreria de llibres en anglès i una molt petita de llibres en castellà, italià i portuguès), i és l’escenari de la novel·la “Els meus dies a la llibreria Morisaki” de l’escriptora Satoshi Yagisawa, traduïda al català per Jordi Mas en l’edició de Navona. Un llibre que recomano, perquè trasllada al lector la tranquil·litat que inspira una vida entre llibres, i el poder d’aquests per vèncer inseguretats i connectar ànimes sensibles.

El llibre també té elements per ser una guia d’alguns aspectes del Japó modern, més enllà del barri de les llibreries de vell. En un moment de l’argument, la protagonista surt de Tòquio i parla de la ciutat com d’un “Formiguer humà”, sensació que és inevitable quan un es troba allà al mig, en la ciutat més gran del Planeta, amb concentracions humanes difícils de trobar o fins i tot concebre a altres llocs del món que no siguin per exemple les grans estacions de tren de Tòquio.

El problema de la metàfora del formiguer humà és que ens pot impedir veure els individus. Doncs bé, ens convé no oblidar que existeixen les persones japoneses concretes, com la protagonista del llibre, o persones que protagonitzen altres històries que ens arriben d’aquesta societat fascinant, com el senyor de la zona de Shibuya a Tòquio a qui cada dia esperava un gos a l’estació, i un cop el senyor es va morir el gos el va estar esperant durant 9 anys (ara el gos té un monument a l’estació); o el senyor sense sostre del preciós parc de Ueno, que narrava en una història els sorolls del parc. La perspectiva occidental dominant és la d’unes societats asiàtiques on no hi ha persones diferenciades com nosaltres, sinó que tendim a veure-les totes iguales, com una massa uniforme. O encara pitjor, on les ignorem, malgrat ser una part molt important de la humanitat a la qual han fet i segueixen fent contribucions molt destacades. Per exemple, aquests dies hi havia una gran indignació amb la pel·lícula Oppenheimer (la vaig anar a veure just quan vaig tornar), on es parla de la bomba atòmica de Hiroshima i Nagasaki… i no es veu ni una persona japonesa en tot el film (on es parla amb exemples individuals dels traumes dels jueus, els alemanys, els nordamericans, els comunistes… tots els grups rellevants identificables, menys els japonesos).

Vam visitar coses tan recomanables com un petit museu d’Origami a Tòquio, on un senyor ens va parlar d’Unamuno i ens va ensenyar una foto d’un retall antic de diari en català que deia, al costat de la foto d’aquest escriptor, “Lo Gall de Paper” –per referir-se a una “pajarita”; i estirant el fil suggerit per Javier Pérez Andújar he après coses interessants com reflecteix una noticia de Diario del Sur…; o com el Museu Internacional del Manga de Kyoto, que es feia ressò del doblatge al català de sèries japoneses i d’un premi que havien donat al còmic El Capitán Trueno.


El menjar i l’idioma (i la combinació dels dos) són una barrera, però tant els turistes com els venedors locals s’estan acostumant a fer servir amb normalitat els traductors del mòbil en cas de necessitat. I quan quelcom és necessari, no se sap com però les barreres idiomàtiques es superen entre japo-anglès i smartphones. 

S’hi poden veure (i sentir) experiències novedoses per a nosaltres, com un concert permanent de grills i cigarres a qualsevol lloc de la ciutat (només he sentit quelcom semblant a Cali, Colòmbia), o que el personal et rebi i se t’acomiadi cantant en els restaurants, per petits que siguin (la majoria són petits, com les habitacions d’hotel).

Vam comprovar que al Japó es pot posar el rellotge a l’hora amb l’arribada dels trens, i no només amb la sortida, sempre i de forma sistemàtica, sense cap excepció en la nostra experiència (d’ús intens dels trens, gràcies a un artilugi anomenat Japan Rail Pass –gràcies pel consell, Miquel).

Es pot acompanyar la visita amb la lectura de “The Japanese”, un llibre de Cristopher Harding on repassa la història de l’arxipèlag on ara hi ha el Japó des de quasi la prehistòria fins als nostres dies, a través de la vida de 20 personatges (homes i dones). La barreja de modernitat i tradició, de localisme i apertura (que ve de lluny), és una constant en la història recent del país.


En un article de fa uns dies de l’economista Paul Krugman sobre Japó al New York Times, n'elogia la cohesió social i la vitalitat cultural malgrat l’estancament demogràfic, i diu això: "In some ways, Japan, rather than being a cautionary tale, is a kind of role model — an example of how to manage difficult demography while remaining prosperous and socially stable. And while this is hard to quantify, lots of people I’ve talked to say that Japanese society is far more dynamic and culturally creative than many outsiders realize. The economist and blogger Noah Smith, who knows the country well, says that Tokyo is the new Paris."

(D'alguna manera, Japó, en lloc de ser una història per prevenir-nos, és una mena de model a seguir, un exemple de com gestionar una demografia difícil mentre es manté pròsper i socialment estable. I tot i que això és difícil de quantificar, molta gent amb qui he parlat diu que la societat japonesa és molt més dinàmica i culturalment creativa del que molts estrangers s'adonen. L'economista i blogger Noah Smith, que coneix bé el país, diu que Tòquio és el nou París).