sábado, 26 de junio de 2021

La propuesta de Albiach es peor que la de Mas

Me sabe mal, porque me gustaría que los Comunes y Podemos fueran clarificando su hasta ahora confusa propuesta para mejorar el encaje de Cataluña en España; pero no terminan de salir del lío.

Hoy su líder en el Parlament, Jessica Albiach, en una entrevista en La Vanguardia ha dicho: “Siempre hemos hablado de un referéndum y pensamos que se tienen que poder votar distintas opciones. La mía es una república plurinacional, pero también tiene que haber otras. Tiene que haber una pregunta sobre independencia, sobre si nos quedamos como estamos y otra sobre la república plurinacional.”

Como supongo que añade matices a su posición anterior, el diario ha titulado, como una novedad, que Albiach propone un referéndum con tres opciones. La propuesta concreta que se realiza es peor que la propuesta de Artur Mas (que se vote la propuesta independentista, junto a la propuesta “del Estado”), que a su vez es peor que el referéndum del Brexit, que ha sido tan cuestionado, por ejemplo por el Premio Nobel de Economía (ahora que se valora tanto la opinión de los Nobeles de Economía), Amartya Sen.

En primer lugar, un referéndum con tres opciones puede dar lugar a la victoria de la opción más odiada de las tres. Por ejemplo, la opción ganadora podría tener el 35% de los votos, y ser la peor opción de las tres para el 65% del electorado (que podrían repartirse entre 32% que prefieren una opción y 33% que prefieren la otra). Eso si, como es lo habitual, cada persona vota por una opción y gana quien tiene más votos. Podría votarse también (sería mejor) mediante el método de Borda (puntuar las 3 opciones, como en el Festival de Eurovisión) u algún otro método basado en que cada votante presente un ránking de todas las opciones, pero entonces surgen otros problemas (ya sea de intransitividad o de impacto sobre el resultado de una alternativa irrelevante). Vale, esto es más complejo (pero está en el libro de Amartya Sen sobre elección colectiva), y no parece que Albiach proponga un método basado en ránkings.

En segundo lugar, en la medida que distintos grupos sociales apoyarían cada una de las tres opciones, se llegaría al referéndum en un clima de división social y controversia, que haría probablemente que el resultado dependiera de factores aleatorios, como los golpes de efecto de spin doctors, los algoritmos de las redes sociales, el tiempo, la abstención diferencial, etc. Y haría que las tres opciones no estuvieran detalladas. Si no está acordado, ¿qué exactamente se está votando? Por ejemplo (y este es un problema que la propuesta Albiach comparte con la propuesta Mas), ¿la alternativa independentista incluiría un compromiso creíble de pertenencia a la UE? Difícil con un acuerdo, imposible sin él.

En tercer lugar, Albiach no aclara en la entrevista si el referéndum sería a escala española o a escala catalana. Supongo que ella tiene en mente un referéndum a escala catalana, dada la simpatía que quien lidera los Comunes ha mostrado con el derecho a decidir del soberanismo catalán, y en general, sus dificultades para plantar cara a éste. Pero si una de las opciones es una supuesta “República plurinacional” (sea lo que sea eso), ¿cómo puede el electorado del 16% de la población española –o incluso el 35% de este 16%- decidir que el conjunto de España se convierte en una “República plurinacional” o lo que sea? 

Por supuesto, la propuesta de Albiach comparte con la de Mas que podría ganar una propuesta que no cabe en la Constitución actual, lo que obligaría a reformar la Constitución, lo que solo puede hacerse con el apoyo de 2/3 del Parlamento español. Si una de estas propuestas ganara, estaríamos abocados a un período (adicional al que ya venimos sufriendo) de crisis constitucional. Y ya estamos un poco cansados. Albiach, Mas y otros líderes que llevan años probando distintos referendos divisivos, deberían sacarse la pereza de encima, asumir sus responsabilidades, y ponerse a trabajar en un acuerdo amplio de evolución del Estado de las Autonomías en una Europa integrada que nos permita avanzar hacia un federalismo mejor. Y ese acuerdo, detallado, como la Constitución de 1978 o el Acuerdo de Viernes Santo en Irlanda del Norte, podría ser ratificado por la ciudadanía. Y si no lo fuere, como ocurrió en Colombia con el acuerdo auspiciado por Santos, a seguir trabajando.


jueves, 24 de junio de 2021

La propuesta de Artur Mas es más descabellada que el referéndum del Brexit

Ayer se cumplieron 5 años del referéndum del Brexit, una forma democrática binaria previa a cualquier acuerdo (cuando la democracia permite muchas otras opciones), que dio lugar a una decisión confusa que hoy una mayoría de británicos lamenta, y que vino acompañada de mentiras y actos xenofóbicos de sobras conocidos.

No sé si para celebrarlo, el expresidente de la Generalitat Artur Mas publicó un artículo en el diario El Pais titulado “¿Son los indultos la solución?”. La respuesta para Mas por supuesto es que no, pero él sí tiene la solución, una que en realidad ha sugerido varias veces, quizás ésta vez con un poquito más de desarrollo:

“Así pues, la solución definitiva al conflicto catalán pasa por la política y, en mi opinión, debería pasar por un referéndum vinculante y acordado entre el Estado español y las instituciones catalanas, con lo cual sería necesaria una propuesta estatal que se pudiera poner al lado de la propuesta de la independencia. Un referéndum acordado, con dos preguntas y con dos formas diferentes de implementar las respuestas. De esta forma, se podrían votar dos propuestas: por una parte, la independencia por parte del soberanismo catalán; y por la otra, la propuesta de mejora del autogobierno por parte del Estado español. Mi propuesta sería que la implementación del resultado fuese inmediata en caso de que ganase la opción de la mejora del autogobierno, pues no requeriría una modificación del marco legal; mientras que, en el caso de ganar la opción de la independencia, se tendría que conceder al resultado un valor político, con el compromiso por parte del Estado español de promover los cambios necesarios a nivel legislativo para poder implementar el resultado de manera legal y acordada.”

Esta propuesta es peor que la de David Cameron con el referéndum del Brexit, que tan mal resultado ha dado. Es también una propuesta binaria, divisiva, pero mucho más confusa e irrealizable que la de Cameron. El Sr. Mas ya en 2014 innovó con un referéndum ilegal con un método ventajista y una pregunta interesada (que el politólogo Toharia llamó “autopista hacia el sí”), y en 2017 apoyó otro, al margen del marco legal y contraviniendo las indicaciones de la Comisión de Venecia del Consejo de Europa, especializada en plebiscitos soberanistas. Además, en 2015 convocó unas elecciones que él llamó “plebiscitarias”, y de las que se proclamó ganador, a pesar de que su candidatura unitaria, “Junts pel Sí”, quedó muy lejos del 50% de los votos. Y ahora insiste en su propuesta de un referéndum, este sí definitivo, claro.

Se trataría de que la ciudadanía pudiera elegir entre la propuesta de los soberanistas, y la propuesta “del Estado” (solo le falta decir, la propuesta de los malos). Mas nos alecciona de que esto responde a los “cánones democráticos del Siglo XXI”, aunque no se me ocurre ningún ejemplo, ni en el actual siglo ni en ninguno, de un plebiscito con parecidas normas ("con dos formas diferentes de implementar las respuestas"). La idea de que la propuesta de la independencia esté encima de la mesa, sabiendo que no cabe en el marco legal (como no cabe en ningún país con Constitución escrita de Europa), y que en el acuerdo por el referéndum el Estado se comprometería a acometer los cambios legales necesarios, no se sostiene. ¿Quién es el Estado? ¿El gobierno? ¿El Tribunal Constitucional? Si algún gobierno español (¿uno hipotético de Podemos y ERC?) pactase algo así, nos abocaría a 10 años más de crisis constitucional en España, sin salida clara. O sea, que de solución definitiva, nada.

Parece mentira que después del fracaso de los últimos años, Artur Mas no tenga la humildad de reconocer que sus ideas y sus actos están muy lejos de “los cánones democráticos del siglo XXI”, y que la única evolución posible pasa por grandes acuerdos (protagonizados por personas electas) eventualmente ratificados en una votación. La propuesta de mejora del autogobierno (ahora por lo menos los soberanistas reconocen implícitamente que esta propuesta existe) tiene que ser acordada, y los independentistas no entrarán nunca a negociar un acuerdo si creen que pueden poner su propuesta de máximos encima de la mesa.


viernes, 11 de junio de 2021

Per un marc mental federalista

Acabat el "procés", l'únic debat rellevant és quin federalisme. El federalisme pot tenir moltes formes, però els valors (no cal remuntar-se a Hamilton i Pi i Margall) son els de Piketty, Spinelli, Ursula Hirschman, Salvador de Madariaga, Enrique Barón, Manuela Carmena, Pasqual Maragall, Raimon Obiols, Fernández Jurado, Marta Mata, Pepe González, Josep Pallach, Xavier Vidal-Folch, Eva Granados, Javi López, Ernest Urtasun, el Cercle d’Economia, els principals hisendistes i constitucionalistes; llegim-los i escoltem-los i anem per feina.

Però només serem fidels a aquests valors quan siguem capaços de desampallegar-nos del marc mental sobiranista i siguem capaços d'imposar en la narrativa un marc mental d'idees pròpies, on no ens deixem robar les bones paraules. Aquí va la meva proposta, on contrasto el marc mental sobiranista del passat, amb el marc mental federalista del futur. És només una proposta, cada federalista hi pot afegir el seu ítem preferit.

Marc Mental Sobiranista

Marc Mental Federalista

Joc de suma zero. Espanya ens roba. La independència és el millor instrument per millorar les condicions socials. El "fet nacional" serveix per solucionar els problemes socials.

Joc de suma positiva. Els grans problemes de la humanitat, i els de Catalunya també, només es poden resoldre amb la cooperació i el pacte. A Espanya hi ha un sistema de finançament territorial imperfecte, però bàsicament Catalunya paga per renda i rep per població, com correspon a un sistema impositiu progressiu. El fet federal ens fa veure que els problemes socials només es poden solucionar amb institucions que tinguin en compte interdependències com la competència fiscal.

Espanya no té remei, és un estat fallit, no és una democràcia plena. No hi ha federalistes més enllà de l’Ebre, ho hem provat tot, no ens fan una proposta.

Espanya és una democràcia avançada de la Unió Europea, la zona euro i l’espai Schengen. La proporció de persones fanàtiques i tolerants a cada lloc és força semblant, incloent Catalunya. Hi ha una proposta federalista sobre la taula des de fa temps: la de seguir amb l’evolució federal de l’estat de les autonomies a Espanya i de la integració a Europa, i aquesta evolució està avançant, com s’ha vist amb la pandèmia.

L’autodeterminació, súmmum de l’ideal democràtic. Només quan siguem sobirans i independents com a poble i com a nació serem lliures.

Vivim en un món de sobiranies compartides i solapades. Fins i tot quan legalment es pot organitzar un suposat referèndum d’autodeterminació, aquest no resol els problemes (més aviat els agreuja, dividint i treient el pitjor de la societat), perquè les interdependències continuen, com s’ha vist amb el Brexit. Vivim en un món on cada vegada més són possibles les identitats no binàries, i on diferents identitats canviants es barregen en cada territori en una lògica postnacional. El federalisme és dret a la diferència sense diferència de drets. Els conflictes d’identitat es resolen amb el diàleg, amb acords entre representants votats que es puguin ratificar, i no votant desacords.

La independència és irreversible, si no l’aconseguim ara l’aconseguirem en la propera generació. S’ha d’implementar el mandat democràtic de l’1-O.

El federalisme és irreversible. Les grans democràcies del món són federacions, i és on viu la major part de la població que viu en democràcia al món. Les nostres interdependències condueixen a la democràcia multinivell, on cada nivell de govern té diferents competències dintre de l'Estat de Dret. Ningú està per sobre de la Llei. El federalisme és la forma política de la fraternitat.