Existe un gran consenso entre los economistas progresistas y otros expertos de la necesidad de medidas de confinamiento para mitigar el durísimo coste humano y sanitario (como dice Paul Krugman en este vídeo, y como argumenta Miguel Almunia en este texto), acompañadas de decisiones ambiciosas para combatir las desigualdades a corto plazo y apoyar a los sectores más desprotegidos. Pero a medio y largo plazo habrá que ir más allá.
Aunque a veces el paralelismo con una guerra es adecuado, en el sentido que se requiere un esfuerzo colectivo que haga uso de instrumentos que no son los de un período normal, en otros casos es inadecuado. En una guerra hay un grupo humano adversario, un “exogrupo”. En esta guerra toda la humanidad está del mismo lado, y podremos ganarla más rápido y con mayor eficacia si todos vamos juntos. Ningún humano es enemigo de otro en esta crisis.
La salida gradual de la crisis, a pesar del enorme dolor que produce la pérdida de vidas y el aislamiento de las personas enfermas, debe ser vista como una oportunidad. No debemos limitarnos a hacer predicciones en un contexto de gran incertidumbre, o a visualizar escenarios. Sabemos que la pandemia va a ocasionar un descenso muy profundo de la actividad económica, por lo menos a corto plazo, aunque hay que hacer todos los esfuerzos posibles para salvar empresas y puestos de trabajo. Hay que hacer posible lo que deseamos: una contención del coste humano y social de esta crisis, una pronta recuperación propiciando el retorno gradual a la actividad, y aprovechar la reconstrucción para construir un modelo social y económico más justo y eficiente.
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