viernes, 10 de abril de 2020

Gobiernos de alta capacidad a todos los niveles

El debate entre Acemoglu y Tirole retransmitido por la Royal Economic Society dejó algunas claras conclusiones: necesitamos gobiernos de mayor capacidad, más cooperación, instituciones internacionales más fuertes, y normas sociales para promover más inversión y menos consumo a medio y largo plazo. Hemos necesitado y vamos a necesitar un gran esfuerzo público desde todos los niveles, desde las organizaciones internacionales a los ayuntamientos. Hay por lo menos tres razones para enfatizar la necesidad de un enfoque multinivel:
-Subsidiariedad para llegar rápidamente a todos los rincones con las ayudas.
-Experimentación y aprendizaje en período de alta incertidumbre.
-Coordinación en información, logística y gestión de recursos.
El sector público a todos los niveles debe ser reforzado. Por eso hay que combatir la competencia fiscal en España y Europa y el fraude, y estudiar a fondo los sistemas de financiación, tanto sus normas y criterios como su forma de gestión. En Cataluña, es urgente la creación del consorcio tributario que prevé el Estatuto de Autonomía vigente.
Una rebaja generalizada de impuestos en este contexto sería contraproducente. España tenía una presión fiscal por debajo de la media europea antes de la crisis. Ello no es ajeno a los recortes de la sanidad pública propiciados por los gobiernos de derechas. El impuesto de sociedades no se paga si hay pérdidas, y las pérdidas se descuentan de los impuestos futuros.
Si el coste inicial de la crisis se pagará mediante el recurso al endeudamiento, a corto y largo plazo será necesario desarrollar nuevas figuras impositivas, a la vez que se lucha por evitar que los más privilegiados eviten el fisco. Deben imponerse un impuesto digital e impuestos verdes. Debe promoverse una mejor cultura impositiva. Y deben reforzarse y armonizarse los impuestos sobre la riqueza (sucesiones, patrimonio, sociedades). Se puede modular el pago y el nivel de impuestos en función de la afectación de la crisis en la actividad.
Las reglas de gasto necesariamente se están relajando y va a aumentar la tolerancia hacia políticas de intervención del Estado en la economía. Hay que aprovecharlo para construir un sistema económico y social más justo y eficiente y hacerlo con ejemplaridad, eficacia, transparencia y equidad.

Todos los niveles de la administración forman parte del Estado, del sector público. Nadie tiene ni va a tener el monopolio de la soberanía, y ningún nivel puede plantearse dar batallas imaginarias cuando las batallas que hay que dar son muy reales y afectan directamente al bienestar y a la seguridad de las personas: la pandemia actual, las desigualdades, el cambio climático.

El sector público a los distintos niveles debe ser fuerte para desarrollar un modelo social y sanitario que actúe coordinadamente: nuevas prestaciones, nuevos sistemas de protección

En Cataluña, la Generalitat debe movilizarse urgentemente para complementar las ayudas del gobierno de España a las necesidades económicas y financieras básicas de empresas y pesonas, y debe movilizarse por hacer llegar recursos tecnológicos a todos los alumnos que no tienen acceso a ordenadores o Internet en condiciones adecuadas, especialmente en el período de cierre de los edificios escolares y universitarios. Por supuesto, las desigualdades y la segregación educativa no dependen solo de tener un artefacto informático. Hay que desarrollar políticas mucho más ambiciosas para reducir la desigualdad de oportunidades y para mejorar radicalmente la movilidad social.

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