Montevideo tiene la mejor llegada a una ciudad desde su aeorpuerto que yo conozca. Para acercarse al centro de la ciudad, la carretera bordea el agua por lo que se conoce como la Rambla. Los uruguayos que saben de Barcelona recuerdan haberse sorprendido de que en nuestra ciudad la Rambla sea un paseo que va a dar al mar, mientras que en su país es un paseo que bordea la playa, en este caso la playa de un estuario que es como un mar. La capital de Uruguay es una ciudad antigua, con muchos edificios viejos, testigos de pasadas riquezas, pero que hoy se está modernizando gracias a varios años consecutivos con crecimiento económico y estabilidad. Parece una capital más tranquila y menos desnivelada que otras grandes urbes latinoamericanas. Las personas con quienes me relaciono hablan bien de los gobiernos del Frente Amplio. Visito el instituto de Economía de la Universidad de la República y me llevo una impresión muy grata. El economista Andrés Rius me lleva a almorzar a la Ciudad Vieja, concretamente al Mercado del Puerto, y me muestra paseando una fuente regalada por el Ayuntamiento de Barcelona al de Montevideo, ilustrando unos bien motivados lazos de amistad. Me cuenta el profesor Rius que su abuelo iba a hablar en catalán con un panadero que vivía cerca de su casa, para que no se le olvidara. Por la noche, mis alumnos Martín, Gonzalo y Paula me llevan a cenar un asado, y nos acompañan mi primo Raimon, un uruguayo de Llorenç del Penedès, o un catalán de Montevideo, y su compañera Karla. Les digo que como Uruguay siga para arriba y Europa para abajo, la próxima vez seremos muchos más en el asado hablando en catalán u otros idiomas de los que sólo se hablan en Europa. De regreso a Santiago, un amigo chileno recurre al estereotipo con su objetivo preferido, y dice que los uruguayos son argentinos simpáticos. Intento defender a los argentinos (y él me responde afilando el estereotipo, y apuntando a los bonaerenses, a quienes también defiendo a la desesperada), pero no le desmiento sobre los uruguayos.
Montevideo, que envidia... no la conozco (todavía), pero el tono de tu nota me ha recordado (considéralo un piropo) al artículo de Muñoz Molina en El País de hace, ya, 15 años: http://tinyurl.com/d6gbmt7
ResponderEliminarSaludos,
Javi Asensio