En el fantástico acto que tuvo lugar el pasado vienes en Barcelona, organizado por Federalistes d'Esquerres, sobre la necesidad de encontrar soluciones federales a la crisis de los refugiados en Europa, el secretario general de la Unión Europea Federalista, Paolo Vacca, explicó con cifras elocuentes que el flujo de refugiados en Europa es un problema de dimensiones gestionables siempre que se adopte una perspectiva federal. La cantidad de personas que ha entrado a países de la Unión Europea supone solamente un 0,2% de la población total. Si este flujo, e incluso uno superior, se organiza de forma coordinada, federal, la solución es perfectamente viable y conforme a los derechos humanos, así como a las necesidades de sociedades en declive demográfico en muchos casos.
En el acto participaron prestigiosos representantes de Amnistía Internacional y de ACNUR, la organización de las Naciones Unidas dedicada a los refugiados. En el debate también participó desde la fila cero el director de la revista Alternativas Económicas, Andreu Missé, quien argumentó que la coincidencia de la crisis de los refugiados con la persistencia de las consecuencias de la crisis del euro y la deuda, ilustran perfectamente las ventajas que tendría para Europa avanzar en una clave decididamente federal. Si la población alemana pide compartir con el resto de países la carga que supone la concentración de población inmigrante en su país, otros países piden compartir con Alemania (con los acreedores) la carga de la deuda. Si compartiéramos riesgos de forma colectiva (eso es lo que es el federalismo), ambos problemas serían perfectamente manejables. En el caso de Europa, si avanzáramos hacia un gobierno europeo más fuerte, además podríamos contribuir a hacer mucho más (a través de una política exterior común) por solucionar los problemas de origen, que están en la miseria y los conflictos de estados en descomposición muy cerca de Europa. Construir vallas y expulsar refugiados no conseguirán que el problema desaparezca, además de ser inmoral e insolidario. Varios de los asistentes entre el público mostraron su interés por ver qué podían hacer como ciudadanos y ciudadanas por contribuir a resolver el drama de los refugiados. El mensaje de Paolo Vacca y otros ponentes fue claro: movilizarse y hablar con la voz bien alta a favor de soluciones solidarias y federales. Por ejemplo, apoyar iniciativas que ayuden a elevar la voz de la concordia (como ésta) y no dar el voto ni hacer el juego a opciones políticas que, o desean los unos aplicar soluciones ilegales sin pasar por el Parlamento, o pretenden irse por la cloaca del euroescepticismo diciendo que si Europa no funciona debemos irnos de Europa (por cierto, Lluis Llach: cuando dices esto no sólo te pones del lado de la CUP, sino también de Marine Le Pen y Nigel Farage; los nacionalistas creen que "yéndose" de los problemas estos desaparecerán).
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