A l'any 2006, el govern de Zapatero va aprovar la Llei de Dependència. La crisi econòmica de 2008-2010 i els governs de Rajoy van aturar el seu desplegament. A l'any 2020, el govern de Sánchez ha aprovat l'Ingrés Mínim Vital, que també crea una nova pota de l'Estat del Benestar. El repte és que aquesta nova pota sí que sigui robusta i sostenible en el temps. És a dir, que hagi arribat per quedar-se, que un eventual govern de dretes o un eventual empitjorament de la situació econòmica o de finançament del deute, no faci aquesta nova pota quelcom temporal.
Què es pot fer perquè l'IMV sigui robust i sostenible en el temps? Una primera cosa ja s'ha fet, i s'ha fet bé, al meu entendre. La seva aprovació ha vingut precedida per un intens treball d'estudi i preparació, que enfonsa les seves arrels en nombrosos treballs acadèmics, ministerials i de l'autoritat fiscal independent, l'AIREF, que precisament havia estat presidida per l'actual Ministre Escrivá en el període anterior. A resultes d'aquest treball sòlid de preparació, l'IMV ha estat rebut positivament per la majoria d'experts i comentaristes. Això farà que si qualsevol govern posterior vol eliminar-lo, ho tingui molt difícil per explicar-ho a l'opinió pública i experta. A més, la mesura introdueix una sèrie d'innovacions (l'ús de Big Data, la disponibilitat a ser avaluada) que li donen una flexibilitat i adaptabilitat que facilitaran la seva modulació a circumstàncies diferents i l'arribada de nova informació i coneixement, com ha explicat el propi ministre Escrivá.
Però caldrà fer més. En particular, caldrà que l'IMV actual, i la seva possible ampliació en el futur, vagi acompanyat d'un paquet de mesures a mig i llarg termini que facin l'Estat del Benestar finançable de forma permanent i sostenible. Això vol dir sobretot dues coses: creixement sostenible i més ingressos fiscals. El creixement sostenible ha de venir de la mà del New Green Deal europeu i d'un fons de reconstrucció europeu ben gestionat, així com de polítiques que facin augmentar la productivitat sense que ningú quedi enrera en el marc de la transició digital. Més ingressos fiscals ha de venir de la mà d'una cultura tributària que ens permeti augmentar els ingressos impositius respecte al PIB a Espanya, avui clarament per sota de la mitjana europea, i de la mà d'un compromís europeu amb una fiscalitat millor, introduint mesures d'harmonització dels impostos amb les bases fiscals més mòbils, i introduint impostos europeus, com ja preveuen els plans de la Comissió Europea.
Com ha dit Eva Granados en un article a El País, s'ha donat un pas "escandinau", que ningú qüestionarà dintre d'un temps. Per això ha estat un encert que el govern avancés els seus plans per introduir l'IMV de forma permanent, en comptes d'introduir (com demanaven alguns) una mesura temporal ara, eliminar-la, i intentar introduir un IMV permanent més tard. Ara és quan hi ha el clima social que fa aquest esforç acceptable per al conjunt de la societat. Ara és quan s'havia de fer, perquè sigui quelcom que no tingui volta enrera, com no tenen volta enrera les pensions publiques o l'escola pública.
domingo, 31 de mayo de 2020
sábado, 23 de mayo de 2020
¿Cómo cerrar las heridas abiertas?
El documental "Ferida Oberta" ("Herida Abierta"), ya se puede ver en Vimeo on Demand por el módico precio de 2,95 euros. Fue estrenado hace unos meses en Barcelona en el Cine de las Galerías Maldà, y se iba a exhibir comercialmente en el cine Girona, pero la pandemia lo ha impedido y, para que no pierda actualidad, finalmente está accesible vía Internet.
Recomiendo a todo el mundo que lo vea, para tener una idea sobre cómo el proceso independentista catalán ha sido vivido en lo más íntimo por parte de 29 personas, la mayoría desconocidas para el gran público, de distintas ideas, incluyendo personas a favor y en contra de dicho proceso en sus más variadas gamas y colores. Entre las personas más escépticas o contrarias a dicho proceso, predomina un tono de tristeza, junto con la crónica ya conocida de amistades rotas y miedos pasados. También hay espacio para análisis profundos, como el de la socióloga Marina Subirats, que combina un elogio del carácter pacífico del movimiento, con una descripción muy gráfica del independentismo como la promesa de una puerta de salida... que se demostró que estaba pintada en una pared. Entre los independentistas, también aparecen distintos tonos, desde el más analítico del profesor Tresserras, hasta el de un personaje un tanto fanatizado que da incluso un cierto miedo físico, pasando por un dirigente bastante moderado de Ómnium Cultural, y por una señora que llora de emoción al pensar en los presos independentistas. Los personajes más radicalizados o emocionados de este sector, parecen incapaces de ver el sufrimiento y el miedo de una parte importante de la sociedad, o incluso parecen no ver a esta parte de la sociedad. En definitiva, un fresco magnífico que creo que refleja con bastante realismo lo que piensa la sociedad catalana en su gran diversidad, escasamente reflejada en los medios convencionales, y no digamos en la televisión pública catalana. Pese a la presencia de algunas personas que se abren a ver más allá de su grupo, viendo este estupendo documental uno se pregunta si será posible cerrar la herida abierta.
La posibilidad de ver "Ferida Oberta" ha coincidido en el tiempo con el capítulo final de la serie documental "ETA. El final del silencio", que recoge los testimonios de personas que vivieron de cerca la actividad de la organización terrorista, desde antiguos miembros de la banda, hasta familiares de víctimas y miembros de los cuerpos de seguridad. En el último capítulo, el séptimo, el director Jon Sistiaga reúne a dos personas cuyos padres (políticos socialistas) fueron asesinados por ETA, con dos personas de la misma generación cuyos padres fallecieron siendo miembros o cercanos a ETA, uno asesinado por el GAL y otro fallecido en prisión en Badajoz. Es difícil pensar en un grupo donde sea más difícil que se genere un diálogo. Y sin embargo, éste fluye con facilidad y respeto, mostrando las cuatro personas una gran capacidad por ponerse en la piel del otro, y rechazando todos ellos la idea del recurso a la violencia. El tono comedido se mantiene cuando los hijos de víctimas de ETA reprochan los homenajes a etarras, y cuando los hijos de etarras o su entorno reprochan la presencia de la cúpula del PSOE cuando quienes fueron condenados por dirigir el GAL ingresaron en prisión, o cuando reivindican el acercamiento a Euskadi de los presos (algo que por lo menos uno de los hijos de víctimas del ETA también defiende). Lo que ocurrió en el País Vasco fue mucho peor que lo que hemos vivido en Cataluña porque hubo muertes, muchas e inútiles. Lo vivimos de cerca, incluso quienes vivíamos en Barcelona (Hipercor, Ernest Lluch...), pero hoy gracias a Patria (el libro de Fernando Aramburu), a series como "La línea invisible", o la serie documental de Jon Sistiaga, podemos reflexionar sobre ello con perspectiva. Mirar a la verdad a la cara y cerrar heridas no es fácil, pero si lo es en el caso de ETA, lo debe ser mucho más en casos donde no hay, de momento, muertes inútiles de por medio.
Recomiendo a todo el mundo que lo vea, para tener una idea sobre cómo el proceso independentista catalán ha sido vivido en lo más íntimo por parte de 29 personas, la mayoría desconocidas para el gran público, de distintas ideas, incluyendo personas a favor y en contra de dicho proceso en sus más variadas gamas y colores. Entre las personas más escépticas o contrarias a dicho proceso, predomina un tono de tristeza, junto con la crónica ya conocida de amistades rotas y miedos pasados. También hay espacio para análisis profundos, como el de la socióloga Marina Subirats, que combina un elogio del carácter pacífico del movimiento, con una descripción muy gráfica del independentismo como la promesa de una puerta de salida... que se demostró que estaba pintada en una pared. Entre los independentistas, también aparecen distintos tonos, desde el más analítico del profesor Tresserras, hasta el de un personaje un tanto fanatizado que da incluso un cierto miedo físico, pasando por un dirigente bastante moderado de Ómnium Cultural, y por una señora que llora de emoción al pensar en los presos independentistas. Los personajes más radicalizados o emocionados de este sector, parecen incapaces de ver el sufrimiento y el miedo de una parte importante de la sociedad, o incluso parecen no ver a esta parte de la sociedad. En definitiva, un fresco magnífico que creo que refleja con bastante realismo lo que piensa la sociedad catalana en su gran diversidad, escasamente reflejada en los medios convencionales, y no digamos en la televisión pública catalana. Pese a la presencia de algunas personas que se abren a ver más allá de su grupo, viendo este estupendo documental uno se pregunta si será posible cerrar la herida abierta.
La posibilidad de ver "Ferida Oberta" ha coincidido en el tiempo con el capítulo final de la serie documental "ETA. El final del silencio", que recoge los testimonios de personas que vivieron de cerca la actividad de la organización terrorista, desde antiguos miembros de la banda, hasta familiares de víctimas y miembros de los cuerpos de seguridad. En el último capítulo, el séptimo, el director Jon Sistiaga reúne a dos personas cuyos padres (políticos socialistas) fueron asesinados por ETA, con dos personas de la misma generación cuyos padres fallecieron siendo miembros o cercanos a ETA, uno asesinado por el GAL y otro fallecido en prisión en Badajoz. Es difícil pensar en un grupo donde sea más difícil que se genere un diálogo. Y sin embargo, éste fluye con facilidad y respeto, mostrando las cuatro personas una gran capacidad por ponerse en la piel del otro, y rechazando todos ellos la idea del recurso a la violencia. El tono comedido se mantiene cuando los hijos de víctimas de ETA reprochan los homenajes a etarras, y cuando los hijos de etarras o su entorno reprochan la presencia de la cúpula del PSOE cuando quienes fueron condenados por dirigir el GAL ingresaron en prisión, o cuando reivindican el acercamiento a Euskadi de los presos (algo que por lo menos uno de los hijos de víctimas del ETA también defiende). Lo que ocurrió en el País Vasco fue mucho peor que lo que hemos vivido en Cataluña porque hubo muertes, muchas e inútiles. Lo vivimos de cerca, incluso quienes vivíamos en Barcelona (Hipercor, Ernest Lluch...), pero hoy gracias a Patria (el libro de Fernando Aramburu), a series como "La línea invisible", o la serie documental de Jon Sistiaga, podemos reflexionar sobre ello con perspectiva. Mirar a la verdad a la cara y cerrar heridas no es fácil, pero si lo es en el caso de ETA, lo debe ser mucho más en casos donde no hay, de momento, muertes inútiles de por medio.
lunes, 18 de mayo de 2020
Del costat salvatge del federalisme a la co-governança
En les darreres setmanes s’han publicat alguns articles (per exemple de Juliana,
Rabell, Romero, Barón) que posen de manifest que ens hem adonat que a Espanya
(i en part a Europa) tenim mecanismes propis d’un estat federal, però que
aquests funcionen de forma desordenada, o fins i tot “salvatge”, i que
convindria evolucionar cap a mecanismes més ordenats, en el context del que s’ha
anomenat “co-governança”.
Un cert consens sobre fer servir ara el terme “co-governança” ve facilitat perquè en els nivells sub-centrals a Espanya estan representats diferents partits polítics, i perquè un país que sembla que està tenint cert èxit relatiu en el conteniment de la pandèmia és Alemanya, que funciona amb un sistema que es reconeix a sí mateix com de co-governança federal.
El projecte emergent de la co-governança es pot resumir amb què allò que avui tenim però ha sobtat a tothom i sembla extraordinari (i que en realitat és una acceleració d’algunes coses que ja venien passant), esdevingui ordinari. Hi ha aspectes positius d’aquest re-descobriment del federalisme, com per exemple que alguns independentistes catalans avui reivinquin el federalisme alemany (on per cert la Constitució té un equivalent a l’article 155, no existeix el dret a l’autodeterminació de cap land –la Constitució espanyola es va inspirar en molts aspectes en l’alemanya, i no hi ha els nivells de descentralització de l’impost de la renda que hi ha a Espanya).
La paraula co-governança suggereix que diferents nivells de govern han de governar conjuntament, per consens. Això ja passava en molts terrenys, però la pandèmia, amb la necessitat d'una actuació més forta i visible de tot l'aparell de l'estat, ho ha fet més visible. Amb la pausa inicial obligada pel Covid-19 va ser inevitable la coerció i planificació centralitzada per limitar la mobilitat que permet constitucionalment l'estat d'alarma a Espanya i mesures semblants en altres països, mentre les Comunitats Autònomess seguien gestionant la sanitat i altres serveis socials; tant de bo que en els moments d’emergència global hi hagués també més coordinació amb coerció legitimada per institucions democràtiques, global i europea. Un cop decidit el desconfinament, la reactivació ha de ser gradual i assimètrica, amb coneixement de qui pot moure's més i qui no. La desescalada ha de ser co-governada: calen mesures diferenciades amb informació local, però amb intercanvi d’aquesta informació i coordinació (per exemple, en les decisions d’impuls al turisme). Finalment, l'estímul econòmic contracíclic amb recursos dels poders centrals però despesa descentralitzada (propi de les democràcies multinivell) requereix de nou inputs importants de tots els nivells de govern.
De vegades ens agradaria que en el nostre sistema de govern estigués molt clar i delimitat què ha de fer cada nivell de govern, però en una situació com l'actual, on la presa de decisions ha de ser ràpida però a la vegada es mou en un context d'incertesa, especialment al principi, moltes decisions s'han de prendre conjuntament, o almenys amb informació de què fan els altres nivells. D'aquí la importància de les reunions de coordinació, de presidents, o de ministres amb conselleres o consellers.
Les reunions de presidents visibilitzen que Espanya és un estat compost. Reforçaria les institucions comunes que aquestes reunions, a més d'informatives, servissin per decidir conjuntament algunes qüestions, en alguns casos per consens a iniciativa del govern central, d'altres per iniciativa d'una part o totes les comunitats.
Serà realista però avançar en aquesta direcció si abandonem la ingenuïtat de pensar que tot es podrà decidir per consens. Per exemple, difícilment es podrà reduir la competència fiscal per consens, però caldrà reduïr-la en els propers anys per reforçar les finances publiques.
Alguns autors (com Rodden i Wibbels) han destacat que en les darreres dècades, com va ser visible en la darrera crisi financera global, s'ha accentuat la contradicció entre la necessitat de concentrar en els nivells centrals l'estabilització macroeconòmica contracíclica, i unes finances sub-centrals pro-cíclices (i per tant molt limitades en moments de crisi), que poden dificultar molt l’assoliment de les polítiques socials i econòmiques de la fase de reactivació i recuperació. Canadà i Austràlia ho fan millor, però no eliminen les dificultats. De cara al futur a Espanya, serà necessari, potser quan es negocïi el nou sistema de finançament autonòmic, un mandat explícit per contrarestar els shocks de la producció, amb institucions de caràcter federal que ho facin possible. Però si no hi ha un mandat explícit amb criteris establerts a priori, hi ha el risc de generar incentius perversos perquè es transfereixin més diners a qui ha gestionat pitjor.
Sens dubte la co-governança també s'ha de produir a nivell global (com va pasar amb la crisi anterior, i cada vegada será més necessari), a Europa, i entre els poders autonòmics i els ajuntaments. Des de l'estat d'alarma, si Sánchez s'ha reunit cada semana amb els presidents autonòmics, em sembla que Torra encara no ho ha fet cap vegada amb els principals alcaldes i alcaldesses.
La co-governança és essencial per extreure lliçons ràpides i actuar sobre la marxa quan hi ha incertesa. El federalisme genera laboratoris de democràcia, però aquests només poden ser eficaços si la informació i el coneixement es posen en comú.
Amb la integració a Europa, els estats-nació i els nivells sub.estatals han perdut poder econòmic però mantenen, o fins i tot reforcen, el seu poder polític. Per això la lleialtat entre els diferents poders és tan important. Però aquesta lleialtat és endògena, no és una qualitat que s'hagi de trobar a faltar melanconiosament quan no hi és suficientment. Cal promoure incentius i normes socials que minimitzin l’oportunisme (la capacitat dels governs per fer servir el seu poder per anar contra altres governs o contra el sistema federal), que és un dels principals problemes de qualsevol sistema federal. Esperem que l'actual crisi faci que la característica de la lleialtat dongui avantatges a aquells que la fan servir, i d'aquesta manera esdevingui una característica a imitar, i per tant la proporció d'agents que són lleials augmenti, i la proporció d'agents oportunistes disminueixi.
Ara n’hi diem co-governança, encara que a tot el món se n’hi diu federalisme (almenys aquella part del federalisme que té a veure amb el govern compartit). Com se li dirà en el futur dependrà de com evolucionin les necessitats retòriques dels diferents agents en la cojuntura política. Però sigui quin sigui el nom de la cosa, els reptes no canviaran gaire. Més enllà de les narratives que li convinguin a cadascú, els problemes de la humanitat no es resoldran sense un federalisme millor. A Espanya, amb l’onada actual de co-governança, potser podem accelerar aquelles reformes federals pendents que no requereixen canvis constitucionals. I generar consens per aquells canvis on la reforma constitucional és imprescindible o molt necessària.
Un cert consens sobre fer servir ara el terme “co-governança” ve facilitat perquè en els nivells sub-centrals a Espanya estan representats diferents partits polítics, i perquè un país que sembla que està tenint cert èxit relatiu en el conteniment de la pandèmia és Alemanya, que funciona amb un sistema que es reconeix a sí mateix com de co-governança federal.
El projecte emergent de la co-governança es pot resumir amb què allò que avui tenim però ha sobtat a tothom i sembla extraordinari (i que en realitat és una acceleració d’algunes coses que ja venien passant), esdevingui ordinari. Hi ha aspectes positius d’aquest re-descobriment del federalisme, com per exemple que alguns independentistes catalans avui reivinquin el federalisme alemany (on per cert la Constitució té un equivalent a l’article 155, no existeix el dret a l’autodeterminació de cap land –la Constitució espanyola es va inspirar en molts aspectes en l’alemanya, i no hi ha els nivells de descentralització de l’impost de la renda que hi ha a Espanya).
La paraula co-governança suggereix que diferents nivells de govern han de governar conjuntament, per consens. Això ja passava en molts terrenys, però la pandèmia, amb la necessitat d'una actuació més forta i visible de tot l'aparell de l'estat, ho ha fet més visible. Amb la pausa inicial obligada pel Covid-19 va ser inevitable la coerció i planificació centralitzada per limitar la mobilitat que permet constitucionalment l'estat d'alarma a Espanya i mesures semblants en altres països, mentre les Comunitats Autònomess seguien gestionant la sanitat i altres serveis socials; tant de bo que en els moments d’emergència global hi hagués també més coordinació amb coerció legitimada per institucions democràtiques, global i europea. Un cop decidit el desconfinament, la reactivació ha de ser gradual i assimètrica, amb coneixement de qui pot moure's més i qui no. La desescalada ha de ser co-governada: calen mesures diferenciades amb informació local, però amb intercanvi d’aquesta informació i coordinació (per exemple, en les decisions d’impuls al turisme). Finalment, l'estímul econòmic contracíclic amb recursos dels poders centrals però despesa descentralitzada (propi de les democràcies multinivell) requereix de nou inputs importants de tots els nivells de govern.
De vegades ens agradaria que en el nostre sistema de govern estigués molt clar i delimitat què ha de fer cada nivell de govern, però en una situació com l'actual, on la presa de decisions ha de ser ràpida però a la vegada es mou en un context d'incertesa, especialment al principi, moltes decisions s'han de prendre conjuntament, o almenys amb informació de què fan els altres nivells. D'aquí la importància de les reunions de coordinació, de presidents, o de ministres amb conselleres o consellers.
Les reunions de presidents visibilitzen que Espanya és un estat compost. Reforçaria les institucions comunes que aquestes reunions, a més d'informatives, servissin per decidir conjuntament algunes qüestions, en alguns casos per consens a iniciativa del govern central, d'altres per iniciativa d'una part o totes les comunitats.
Serà realista però avançar en aquesta direcció si abandonem la ingenuïtat de pensar que tot es podrà decidir per consens. Per exemple, difícilment es podrà reduir la competència fiscal per consens, però caldrà reduïr-la en els propers anys per reforçar les finances publiques.
Alguns autors (com Rodden i Wibbels) han destacat que en les darreres dècades, com va ser visible en la darrera crisi financera global, s'ha accentuat la contradicció entre la necessitat de concentrar en els nivells centrals l'estabilització macroeconòmica contracíclica, i unes finances sub-centrals pro-cíclices (i per tant molt limitades en moments de crisi), que poden dificultar molt l’assoliment de les polítiques socials i econòmiques de la fase de reactivació i recuperació. Canadà i Austràlia ho fan millor, però no eliminen les dificultats. De cara al futur a Espanya, serà necessari, potser quan es negocïi el nou sistema de finançament autonòmic, un mandat explícit per contrarestar els shocks de la producció, amb institucions de caràcter federal que ho facin possible. Però si no hi ha un mandat explícit amb criteris establerts a priori, hi ha el risc de generar incentius perversos perquè es transfereixin més diners a qui ha gestionat pitjor.
Sens dubte la co-governança també s'ha de produir a nivell global (com va pasar amb la crisi anterior, i cada vegada será més necessari), a Europa, i entre els poders autonòmics i els ajuntaments. Des de l'estat d'alarma, si Sánchez s'ha reunit cada semana amb els presidents autonòmics, em sembla que Torra encara no ho ha fet cap vegada amb els principals alcaldes i alcaldesses.
La co-governança és essencial per extreure lliçons ràpides i actuar sobre la marxa quan hi ha incertesa. El federalisme genera laboratoris de democràcia, però aquests només poden ser eficaços si la informació i el coneixement es posen en comú.
Amb la integració a Europa, els estats-nació i els nivells sub.estatals han perdut poder econòmic però mantenen, o fins i tot reforcen, el seu poder polític. Per això la lleialtat entre els diferents poders és tan important. Però aquesta lleialtat és endògena, no és una qualitat que s'hagi de trobar a faltar melanconiosament quan no hi és suficientment. Cal promoure incentius i normes socials que minimitzin l’oportunisme (la capacitat dels governs per fer servir el seu poder per anar contra altres governs o contra el sistema federal), que és un dels principals problemes de qualsevol sistema federal. Esperem que l'actual crisi faci que la característica de la lleialtat dongui avantatges a aquells que la fan servir, i d'aquesta manera esdevingui una característica a imitar, i per tant la proporció d'agents que són lleials augmenti, i la proporció d'agents oportunistes disminueixi.
Ara n’hi diem co-governança, encara que a tot el món se n’hi diu federalisme (almenys aquella part del federalisme que té a veure amb el govern compartit). Com se li dirà en el futur dependrà de com evolucionin les necessitats retòriques dels diferents agents en la cojuntura política. Però sigui quin sigui el nom de la cosa, els reptes no canviaran gaire. Més enllà de les narratives que li convinguin a cadascú, els problemes de la humanitat no es resoldran sense un federalisme millor. A Espanya, amb l’onada actual de co-governança, potser podem accelerar aquelles reformes federals pendents que no requereixen canvis constitucionals. I generar consens per aquells canvis on la reforma constitucional és imprescindible o molt necessària.
sábado, 16 de mayo de 2020
Unes notes sobre Badalona
En una crònica del diari El Pais prèvia a la recent elecció per segona vegada de Xavier García Albiol com a alcalde de Badalona, Joan Botella va exposar raons profundes de la inestabilitat política de Badalona:
"El politòleg afirma que la crisi de Badalona ve de molt lluny i ha impedit de construir lideratges sòlids. La seva anàlisi es basa en dos factors: un de social, per no haver absorbit bé les successives onades d'immigració, i un altre de polític, quan els partits d'esquerra, a diferència de Barcelona o l'Hospitalet, no van realitzar prou polítiques d'integració social. “I quan per les seves crisis internes van deixar de fer-ne, ningú no els va substituir”, avisa el també president de Federalistes d'Esquerra. L'orografia no ajuda perquè l'autopista de Mataró, afirma, és gairebé una “metàfora” d'una ciutat partida: les elits polítiques i econòmiques viuen al centre, a prop del mar, on la CUP és ben rebuda, i la immigració a la muntanya. “Per cosir això es necessita molta força organitzativa", esgrimeix".
Jo hi afegiria complementàriament (tenint raó en Joan, les coses no són mai tan rodones) aspectes de mala sort i contingents en els quals no val la pena entrar, i també com la crisi que el sobranisme va provocar en el PSC cap a 2012 va sacsejar més aquesta secció local que altres del mateix partit a la resta de l'àrea metropolitana.
Ja després de l'elecció d'Albiol, Miguel Guillén ha tornat a treure partit a la seva habilitat en l'exposició de dades per mostrar que el suport a Albiol es nodreix bàsicament dels barris de classe obrera. A diferència del que ha passat en altres ciutats de l'Àrea Metropolitana, a Badalona sí que ha funcionat una estratègia lepenista-trumpista de mobilització identitària (per dir-ho d'alguna manera suau) de bona part de les famílies obreres tradicionals. Perquè les coses girin de nou cap a l'esquerra, caldria que el que fa l'esquerra s'assembli més al que ha passat en altres ciutats semblants. Però sense menysprear coses positives que han passat els darrers anys, i que van portar per exemple a l'acord de govern entre PSC i Comuns, que només ha durat un any per raons que tenen poca relació amb la viabilitat de la fórmula. El comunicat recent de Federalistes d'Esquerres (que ha fet una excel·lent feina a Badalona de la mà de veterans sindicalistes de CCOO i de joves líders socialistes i comuns) assenyala el camí a seguir, que ha de passar perquè Badalona passi pàgina totalment de l'etapa de Dolors Sabater (culpada de l'absència d'acord d'esquerres fins i tot per la secció local d'ERC) com a alcaldessa. La vaig conèixer en un desafortunat debat del qual parlo en el meu llibre Missió Federal, i crec que els fets han confirmat que tal com em va semblar en aquell debat, és una persona que té prioritats que no són el benestar de les persones de classe treballadora a Badalona. L'esquerra, al voltant d'un PSC reforçat (com a Sabadell, després d'èpoques també molt difícils, per raons ben diferents), ha de fer propostes socials i urbanístiques (per què no eliminar l'autopista i convertir-la en un bulevard amb espais públics?) i organitzar-se encara més des d'ara per exposar constructivament el conservadurisme d'Albiol, sent conscients que a Badalona no és la bèstia negra com tendim a pensar des de fora. Hem de tornar a girar la truita democràticament a Badalona... i evitar que el que hi ha passat passi a més llocs.
domingo, 10 de mayo de 2020
Hem après totes les lliçons de l'anterior crisi?
Aquesta vegada, la reacció de les
institucions europees comunitàries i dels governs dels estats-membre ha estat
molt més ràpida que a la crisi que va començar l’any 2008. La resposta
monetària ha estat més decidida des de l’inici, per part del Banc Central
Europeu, i la resposta fiscal, si bé més subjecta a tensions, s’ha proposat
desenvolupar polítiques europees contra-cícliques ambicioses, relaxant les
restriccions a les ajudes d’estat, aportant fons d’emergència i facilitant les
polítiques de manteniment de l’ocupació
dels estats-membre. Així mateix, ha anunciat la creació d’un ambiciós Fons de
Reconstrucció, que ajudi a les economies a créixer ràpidament després de la
crisi, enllaçant amb el Pacte Verd Europeu que ens ha de facilitar una
transició ecològica i digital que no deixi ningú enrere.
Clar que la cultura de les forces polítiques i socials que recolzen al govern de la Generalitat no és precisament una cultura d'assumpció de responsabilitats. El periodista Jordi Évole es va mostrar sorprès perquè Sandro Rosell va dir que votaria que sí a la independencia en un hipotètic referèndum, però que si guanyava el sí se n'aniria de Catalunya. Va dir que el cap li deia una cosa i el cor una altra. A mi no em va sorprendre, tenint en compte que molts com ell van traslladar les seus de les seves empreses massivament (milers d'elles) a la tardor de 2017 i altres van enviar dipòsits fora de Catalunya per valor de 30.000 milions d'euros. És el que té la llibertat de moviments de capital i la globalització desregulada: la burgesia deixa de sentir-se responsable del seu territori, per molt que s'hi senti vinculada sentimentalment. El vot depèn de la identitat de grup, no dels interessos de la població (aquesta pot ser una de les raons, no l'única, per la qual les constitucions escrites no contemplen referèndums d'independència), com ja anticipen els politòlegs Achen i Bartels, sense conèixer Catalunya. No estic segur que aquesta lliçó, la del preu de la irresponsabilitat, s'hagi après suficientment. Els hàbits continuen amb la seva inèrcia: reclamar polítiques ambicioses als altres i no fer-se responsable de les pròpies competències, esbiaixar més que mai la propaganda de la TV pública, jugar a prop de la hispanofobia a l'hora que es busca atraure turistes de la resta d'Espanya… De boqueta se sap que a l'anterior crisi es van cometre errors (i per això demanen als altres que no hi tornin a caure), però el "procés" en si mateix és un dels errors de la crisi anterior, i a aquest error no hi renunciaran fàcilment.
Una de les lliçons de la crisi anterior és que
les polítiques expansives van treure els Estats Units de la crisi molt abans
que la Zona Euro. Els Estats Units, de la mà de la Reserva Federal i de
l’administració Obama, havia après molt millor, al seu torn, les lliçons de la
Gran Depressió de 1929 i els anys trenta. Aquesta vegada, ningú té dubtes que
aquestes polítiques expansives han de ser ambicioses i conjuntes, també a la
Unió Europea.
Cada nivell de govern ha de comptar amb els nivells de govern inferiors per
gestionar les polítiques d’impuls de la demanda i de l’oferta, i a la vegada ha
d’assumir, i no treure’s de sobre, les
seves pròpies responsabilitats.
I els nivells de govern que no tenen directament la responsabilitat de les
grans decisions de política expansiva, no poden limitar-se a demanar coses
impossibles, sinó que s’han d’oferir
per facilitar la seva canalització. L’actitud del govern de la Generalitat
actual, demanant helicòpters monetaris, rendes universals i suspensió
d’impostos al mateix temps, ha de deixar pas a una actitud responsable de
col·laborar en la decisió i implementació de mesures anticícliques responsables
i sostenibles.
A la crisi anterior el govern de la Generalitat
dirigit per Artur Mas va ser un alumne avantatjat de les polítiques
d’austeritat. Si l’actual govern de la Generalitat vol mostrar la seva
sinceritat i credibilitat reclamant aquesta vegada polítiques expansives, ho ha
de fer sent també un alumne avantatjat, i aportant
partides pressupostàries a les polítiques expansives, canviant les seves
prioritats i reestructurant el seu pressupost.Clar que la cultura de les forces polítiques i socials que recolzen al govern de la Generalitat no és precisament una cultura d'assumpció de responsabilitats. El periodista Jordi Évole es va mostrar sorprès perquè Sandro Rosell va dir que votaria que sí a la independencia en un hipotètic referèndum, però que si guanyava el sí se n'aniria de Catalunya. Va dir que el cap li deia una cosa i el cor una altra. A mi no em va sorprendre, tenint en compte que molts com ell van traslladar les seus de les seves empreses massivament (milers d'elles) a la tardor de 2017 i altres van enviar dipòsits fora de Catalunya per valor de 30.000 milions d'euros. És el que té la llibertat de moviments de capital i la globalització desregulada: la burgesia deixa de sentir-se responsable del seu territori, per molt que s'hi senti vinculada sentimentalment. El vot depèn de la identitat de grup, no dels interessos de la població (aquesta pot ser una de les raons, no l'única, per la qual les constitucions escrites no contemplen referèndums d'independència), com ja anticipen els politòlegs Achen i Bartels, sense conèixer Catalunya. No estic segur que aquesta lliçó, la del preu de la irresponsabilitat, s'hagi après suficientment. Els hàbits continuen amb la seva inèrcia: reclamar polítiques ambicioses als altres i no fer-se responsable de les pròpies competències, esbiaixar més que mai la propaganda de la TV pública, jugar a prop de la hispanofobia a l'hora que es busca atraure turistes de la resta d'Espanya… De boqueta se sap que a l'anterior crisi es van cometre errors (i per això demanen als altres que no hi tornin a caure), però el "procés" en si mateix és un dels errors de la crisi anterior, i a aquest error no hi renunciaran fàcilment.
sábado, 9 de mayo de 2020
Europa, la utopía del siglo XXI por la que vale la pena luchar
La Europa federal es la utopía del siglo XXI por la que vale la pena luchar, la auténtica vacuna contra el virus del nacionalismo, nuestra garantía de paz y nuestra promesa de progreso compartido y solidaridad. El pasado martes participé en un debate on-line de la fundación Rafael Campalans sobre la respuesta federalista europea a la actual crisis. Para celebrar el Día de Europa, facilito la traducción al castellano del resumen de mi intervención que ha publicado la Fundación (el resto de intervenciones están resumidas aquí, y aquí se puede ver el vídeo completo del debate):
"El federalismo europeo no es un evento, no es algo que pasará un día y Europa será federal. No, es un proceso que, además, no es lineal. Pero creo que el viento sopla a favor nuestro. Es difícil pensar cómo saldremos de esto sin una Europa más federal. Al mismo tiempo, frente a los pensamientos de reclusión nacional y cierre de fronteras causados por la globalización, no debemos abandonar la globalización, la tenemos que reformar. No debemos dejar Europa, no debemos volver a nuestros países y encerrarnos, debemos mejorar Europa. Esta debe ser la actitud . Así pues, hay encrucijadas históricas donde los pasos adelante pueden ser más acelerados, y los pasos atrás también. Esta será una encrucijada histórica importante, por lo tanto, dependerá un poco de todos que empujemos el barco hacia delante y que hagamos un salto importante hacia una Europa más federal. Esto no es un juego de suma cero. Todos podemos salir perdiendo. La pandemia es global, el cambio climático afecta a todo el mundo. Son problemas globales. O lo arreglamos juntos, o no será suma cero, será una suma negativa para todos ". Por último, ante el desconfinament y la vuelta a la normalidad no podemos sólo reabrir los negocios y la economía y ya está. Debemos construir sobre bases nuevas. No puede ser que volvamos a hacer lo mismo, ya que si no, volveremos a tener una crisis. Tenemos que ir hacia una economía más cooperativa, verde, con un sector público potente pero con un sector privado que trabaje por el bien común".
domingo, 3 de mayo de 2020
Una proposta constructiva i oberta
(Aquest text és la versió catalana i una mica ampliada de l'article publicat a Crónica Global en castellà el dia 29 d'Abril)
En el
debat de pressupostos al Parlament de Catalunya, els principals dirigents del govern català van reconèixer l'important paper del PSC en aquesta crisi a
l'ésser un partit que participa en el govern d'Espanya, que és qui té la clau
de la relació amb les institucions europees. Per descomptat, es van quedar
curts: el PSC no només està al govern espanyol (i a més en el ministeri més
important del moment), sinó que està directament representat en la Comissió
Europea; està present en un dels grups principals de Parlament Europeu; està
present en bastants dels principals governs municipals i organitzacions
supramunicipals de Catalunya; i té experiència de govern a la Generalitat, a
part d'aspirar legítimament i amb reforçades possibilitats, a tornar a el
govern català de la mà de Miquel Iceta. El socialisme català té la
responsabilitat de contribuir amb força als necessaris acords i aliances sense
els quals no serà possible una sortida justa de l'actual crisi del COVID-19.
Per això, el PSC va presentar el divendres 24 d'abril un document obert de propostes per a un pacte de reconstrucció econòmica i social a Catalunya. I el dilluns 27 d'abril va anunciar la creació d'un equip impulsor i negociador del pacte. La proposta (fàcilment accessible a les xarxes socials, els mitjans de comunicació i la web de PSC) conté sis línies estratègiques, i 10 propostes concretes que en bona mesura s'empaqueten i amplien les 44 que es van fer ja a principis d'abril. Aquestes propostes s'han d'entendre com un primer paquet d'idees, obert a qui vulgui dialogar i ens faci arribar les seves. Aquest pacte català ha de ser complementari dels acords necessaris als quals s'ha d'arribar a nivell europeu, espanyol i local (com per exemple el que ja està promovent, més avançat que altres nivells de govern, l'Ajuntament de Barcelona)
Per això, el PSC va presentar el divendres 24 d'abril un document obert de propostes per a un pacte de reconstrucció econòmica i social a Catalunya. I el dilluns 27 d'abril va anunciar la creació d'un equip impulsor i negociador del pacte. La proposta (fàcilment accessible a les xarxes socials, els mitjans de comunicació i la web de PSC) conté sis línies estratègiques, i 10 propostes concretes que en bona mesura s'empaqueten i amplien les 44 que es van fer ja a principis d'abril. Aquestes propostes s'han d'entendre com un primer paquet d'idees, obert a qui vulgui dialogar i ens faci arribar les seves. Aquest pacte català ha de ser complementari dels acords necessaris als quals s'ha d'arribar a nivell europeu, espanyol i local (com per exemple el que ja està promovent, més avançat que altres nivells de govern, l'Ajuntament de Barcelona)
Aquestes línies estratègiques i propostes concretes estan basades en els
següents tres principis:
-Sortir DE LA CRISI SOBRE BASES NOVES. No
hem de limitar-nos a sortir de la crisi i tornar al que hi havia abans. Si ho
fem, tornaran noves crisis. No podem tornar al mateix, a una economia i una
societat que no prestin suficient atenció a la pobresa i les desigualtats
(d'ingrés, d'habitatge, de gènere), a la desinversió en la sanitat pública, als
reptes que ens planteja l'emergència climàtica. Hem de sortir de la crisi
sobre bases noves, econòmiques, industrials, socials i educatives. Hem de
combatre de veritat la segregació educativa i sumar-nos al pacte verd i
digital europeu amb força i lleialtat. No podem, ni en l'economia global ni a
Catalunya, perdre de nou l'oportunitat de sortir d'una crisi construint unes
noves bases per al futur. Els pactes han d'oferir seguretat i esperança a les
persones, especialment les més vulnerables.
-CONCERTACIÓ SOCIAL. Sortirem de la
crisi sobre la base de la concertació social i la col·laboració public-privada.
El sector públic, el sector privat, l'economia social, han de col·laborar, com
ja ho estan fent, per mobilitzar tots els recursos, en concertació amb els
sindicats; per coordinar la sortida del confinament; perquè ningú quedi enrere
en la sortida de la crisi; i per aprofitar per al bé comú el millor que cadascú
pugui aportar. Els sectors empresarials que han reclamat un capitalisme
reformat tenen una gran oportunitat per demostrar la seva sinceritat:
necessitem projectes empresarials sòlids que generin ocupació de qualitat i
contribueixin a una societat millor.
Catalunya no va estar sola al desaprofitament de la sortida de l'anterior crisi econòmica. Però sens dubte amb l'explosió desestabilitzadora del nacional-populisme processista, va realitzar una contribució notable a les maniobres de distracció que van impedir construir les bases d'una societat més pròspera i justa, integrada a Europa i jugant-hi un paper positiu al costat de la resta de la Espanya democràtica. Es va aconseguir sortir de la crisi, però no vam posar els fonaments d'una economia i una societat més justes i sostenibles. No ens podem permetre que torni a passar el mateix. Abans de la crisi del COVID-19 l'economia catalana ja donava símptomes de debilitat relativa, que s'aguditzaven en els moments àlgids de la desestabilització processista. De l'actual crisi no en podem sortir com de l'anterior. Si no construïm les bases d'una societat més justa, sostenible (i aquí, millor integrada a Espanya i Europa), les crisis sanitàries, ecològiques i financeres se succeiran sense pietat. Aquest és el sentit últim de la proposta, de la mà estesa, del PSC.
Catalunya no va estar sola al desaprofitament de la sortida de l'anterior crisi econòmica. Però sens dubte amb l'explosió desestabilitzadora del nacional-populisme processista, va realitzar una contribució notable a les maniobres de distracció que van impedir construir les bases d'una societat més pròspera i justa, integrada a Europa i jugant-hi un paper positiu al costat de la resta de la Espanya democràtica. Es va aconseguir sortir de la crisi, però no vam posar els fonaments d'una economia i una societat més justes i sostenibles. No ens podem permetre que torni a passar el mateix. Abans de la crisi del COVID-19 l'economia catalana ja donava símptomes de debilitat relativa, que s'aguditzaven en els moments àlgids de la desestabilització processista. De l'actual crisi no en podem sortir com de l'anterior. Si no construïm les bases d'una societat més justa, sostenible (i aquí, millor integrada a Espanya i Europa), les crisis sanitàries, ecològiques i financeres se succeiran sense pietat. Aquest és el sentit últim de la proposta, de la mà estesa, del PSC.
Alguns poden pensar que és ingenu fer propostes d'acord a un govern que ha fet de l'enfrontament i la divisió el seu senyal d'identitat. Però si l'acord avança en altres nivells (no només en l'espanyol), i si personalitats diverses com José Montilla, Andreu Mas-Colell i Carles Campuzano ho segueixen demanant, la lògica de l'acord, i no la de la propaganda i l'enfrontament, pot ser que prevalgui. I si no ho fa, la societat prendrà bona nota de qui ha estat promovent en tot moment el diàleg i l'acord, i qui no, en un moment en què les prioritats haurien d'estar molt clares per a tothom.
sábado, 2 de mayo de 2020
Acertar el tono: propuestas, críticas y denuncias
Sería deseable fijar criterios sobre la gradación de la crítica política en momentos de emergencia como los que estamos viviendo. Me refiero a criterios consistentes con unos mínimos éticos, incompatibles con la idea de que los míos siempre tienen razón y nadie más la tiene. En una democracia multinivel con división de poderes (la nuestra; ¿hay otra?), a menudo se está en la oposición en un nivel, y en el
gobierno en otros (o en otro poder del Estado, como en USA). Una propuesta de criterios podría ser la siguiente:
-Realizar propuestas constructivas a los gobiernos y expertos sin ser ingenuos u oportunistas, es decir, sabiendo que nadie tiene la razón absoluta, y adoptando una actitud de cierta modestia. Ahí cabe lo que pueden hacer expertos en todo tipo de terrenos, y también personas capaces de navegar de verdad entre distintos terrenos del saber, o por lo menos que respetan una variedad de ramas del conocimiento. En una pandemia hay necesidad de conocimientos en ciencias naturales, ciencias sociales, comunicación, derecho, ética...Ahí muestro mi escepticismo sobre los libros de filósofos sobre la pandemia, escritos y publicados en un plis plas, cuando sus autores hace dos meses seguramente ni sabían lo que era el coronavirus. Será difícil que estos libros envejezcan bien, y si lo hacen no hay que descartar que sea por pura chiripa (los relojes parados a veces marcan bien la hora); tal es el grado de incertidumbre. Tengo más respeto por quienes buscan en la penumbra una orientación general, con todas las reservas. A mi no me gusta como palabra ni recuperación ni reconstrucción, pero no encuentro nada mejor. Todo lo que empiece por re- sugiere volver atrás. Si volvemos donde estábamos las crisis sanitarias, ecológicas y sociales, creo que se sucederán. Búsquese palabra para "reactivar sobre bases nuevas". He ahí lo que considero una bien modesta propuesta constructiva.
-Crítica responsable para los errores de gestión o discurso, cuando los objetivos son loables. Ahí entra el trabajo de los medios de comunicación y también (igual que en el párrafo anterior) de los partidos de oposición serios. Incluso en los casos más trágicos donde ha habido muchas muertes, y bastantes eran seguramente evitables (por ejemplo, lo acontecido en las residencias de ancianos), a nadie se le puede ocurrir que hubiera mala voluntad por parte de las personas responsables. La crítica responsable puede incluir el elogio a personas de las que habitualmente se discrepa cuando hacen algo bien. Por ejemplo, la líder escocesa Nicola Sturgeon, que a mí habitualmente me parece guiada por un elevado grado de oportunismo, ha moderado mucho sus impulsos en esta crisis y, según The Economist, está colaborando lealmente con el gobierno británico (sobre el cuál tampoco tengo buena opinión en general).
-Denuncia contundente cuando los objetivos no son loables. Creo que hay casos en los que hay pocas dudas de que los objetivos de algunos líderes políticos no son los de salvar vidas o economías como prioridad absoluta, sino que son desgastar al adversario, generar confusión y crear inestabilidad, lo cual tiene un coste real en términos de comunicación inteligible y generación de certidumbre ante una crisis que las necesita. Hay que reservar la máxima dureza para estos casos. Ejemplos irían desde la permanente mala fe de Trump poniendo por delante sus prejuicios antes que las instrucciones avaladas por los científicos, o la política comunicativa del gobierno de la Generalitat de Cataluña, centrada en el desgaste del gobierno español, la ocultación de sus responsabilidades y la reiteración hasta el aburrimiento de un discurso supremacista.
-Realizar propuestas constructivas a los gobiernos y expertos sin ser ingenuos u oportunistas, es decir, sabiendo que nadie tiene la razón absoluta, y adoptando una actitud de cierta modestia. Ahí cabe lo que pueden hacer expertos en todo tipo de terrenos, y también personas capaces de navegar de verdad entre distintos terrenos del saber, o por lo menos que respetan una variedad de ramas del conocimiento. En una pandemia hay necesidad de conocimientos en ciencias naturales, ciencias sociales, comunicación, derecho, ética...Ahí muestro mi escepticismo sobre los libros de filósofos sobre la pandemia, escritos y publicados en un plis plas, cuando sus autores hace dos meses seguramente ni sabían lo que era el coronavirus. Será difícil que estos libros envejezcan bien, y si lo hacen no hay que descartar que sea por pura chiripa (los relojes parados a veces marcan bien la hora); tal es el grado de incertidumbre. Tengo más respeto por quienes buscan en la penumbra una orientación general, con todas las reservas. A mi no me gusta como palabra ni recuperación ni reconstrucción, pero no encuentro nada mejor. Todo lo que empiece por re- sugiere volver atrás. Si volvemos donde estábamos las crisis sanitarias, ecológicas y sociales, creo que se sucederán. Búsquese palabra para "reactivar sobre bases nuevas". He ahí lo que considero una bien modesta propuesta constructiva.
-Crítica responsable para los errores de gestión o discurso, cuando los objetivos son loables. Ahí entra el trabajo de los medios de comunicación y también (igual que en el párrafo anterior) de los partidos de oposición serios. Incluso en los casos más trágicos donde ha habido muchas muertes, y bastantes eran seguramente evitables (por ejemplo, lo acontecido en las residencias de ancianos), a nadie se le puede ocurrir que hubiera mala voluntad por parte de las personas responsables. La crítica responsable puede incluir el elogio a personas de las que habitualmente se discrepa cuando hacen algo bien. Por ejemplo, la líder escocesa Nicola Sturgeon, que a mí habitualmente me parece guiada por un elevado grado de oportunismo, ha moderado mucho sus impulsos en esta crisis y, según The Economist, está colaborando lealmente con el gobierno británico (sobre el cuál tampoco tengo buena opinión en general).
-Denuncia contundente cuando los objetivos no son loables. Creo que hay casos en los que hay pocas dudas de que los objetivos de algunos líderes políticos no son los de salvar vidas o economías como prioridad absoluta, sino que son desgastar al adversario, generar confusión y crear inestabilidad, lo cual tiene un coste real en términos de comunicación inteligible y generación de certidumbre ante una crisis que las necesita. Hay que reservar la máxima dureza para estos casos. Ejemplos irían desde la permanente mala fe de Trump poniendo por delante sus prejuicios antes que las instrucciones avaladas por los científicos, o la política comunicativa del gobierno de la Generalitat de Cataluña, centrada en el desgaste del gobierno español, la ocultación de sus responsabilidades y la reiteración hasta el aburrimiento de un discurso supremacista.
viernes, 1 de mayo de 2020
Una federació europea al servei del treball
Avui, dia Primer de Maig, és una bona ocasió per recordar com està vinculat el benestar de la classe treballadora amb el futur de la federació europea. En parlarem més (amb Cristina Gallach, Raimon Obiols, Javi López i Laura Ballarín) a l'acte online de la Fundació Campalans, que tothom podrà veure en directe des d'una pantalla a casa seva, el proper dimarts 5 de Maig a les 19h.
El social-federalisme de Thomas Piketty, explicat en el seu darrer llibre "Capital i Ideologia", assenyala que la justícia social en el món del segle XXI només és possible si es desenvolupen estratègies igualitaristes transnacionals, que depassin les estructures de l'estat-nació. Donada la mobilitat del capital i el poder de les grans empreses multinacionals, només una estratègia d'harmonització fiscal i de desenvolupament de formes d'imposició europees i internacionals pot fer possible corregir les desigualtats que es deriven de l'economia de mercat. Una capacitat fiscal europea potent a mig i llarg termini pot facilitar avui un endeutament europeu. Igual que el fort endeutament dels estats avui, que ens està salvant de la misèria, és possible per la seva forta capacitat fiscal. Però avui la fiscalitat dels estats és insuficient, precisament per la mobilitat del capital i els reptes globals: calen béns públics d'una escala que va més enllà de l'estat-nació. Això implica canvis respecte a la situació actual, com per exemple el desenvolupament d'una capacitat fiscal pròpia per part de la Unió Europea (que avui té poder monetari i regulatori, però molt poc poder fiscal directe). Això en períodes normals és molt difícil d'aconseguir, per les inèrcies i els interessos creats de les velles nacions europees, però en moments de gran crisi s'obren finestres d'oportunitat on són possibles canvis institucionals com els que van tenir lloc als Estats Units després de la Crisi de 1929, o a Europa després de la Segona Guerra Mundial. La consciència de vulnerabilitat de les poblacions davant de les pandèmies i els fenòmens climàtics, junt amb l'emergència de mobilitzar una quantitat enorme de recursos per fer front a les conseqüències socials i econòmiques del COVID-19, generen una finestra d'oportunitat d'aquestes característiques.
La llibertat de moviments i el mercat únic a Europa només són sostenibles si van acompanyats de mecanismes de protecció que vetllin pels drets de les persones treballadores. Una fiscalitat justa ha d'acompanyar una transició ecològica justa que no deixi ningú enrera i que, pel contrari, creï oportunitats per a tothom.
Les instàncies federals de l'actual UE (el Parlament, la Comissió, el Banc Central Europeu) han donat bones mostres d'apuntar en aquesta direcció. Resta la inèrcia de les instàncies confederals, especialment el Consell Europeu, que requereix per a les grans decisions de la unanimitat dels estats membres. La desigualtat de les condicions inicials entre territoris fa que no tothom vegi amb igual simpatia els projectes que impliquen solidaritat, i per això és necessari pensar estratègies que visualitzin que en moltes qüestions estem força igualats (la vulnerabilitat al canvi climatic), i també estratègies a mig i llarg termini que ens igualin, que permetin augmentar la productivitat, l'estabilitat i el creixement econòmic de tots els països. Un projecte compartit pot ser la necessitat de desescalar en certa manera la globalització (totalment és impossible i indesitjable), i anar cap a una globalització de mitja distància, on alguns processos productius essencials no depenguin totalment de la producció de països asiàtics, sinó que es generin marges de seguretat que ara no existien.
De totes maneres, l'actual crisi no serà la darrera cruïlla. El federalisme dels Estats Units ha evolucionat superant un període confederal, una Guerra Civil on el confederalisme va intentar ressuscitar, una Gran Depressió, dues guerres mundials, i actualment una presidència disfuncional. No li han faltat cruïlles crítiques de la història. A Europa els estats tenen una llarga història i molt més pes que les colònies inicials als Estats Units, però si no seguim per la via federal d'una major integració al servei de les persones treballadores, el futur és un escenari de paradisos fiscals rodejats d'estats fracassats, com a Amèrica Central o a Orient Mitjà.
El social-federalisme de Thomas Piketty, explicat en el seu darrer llibre "Capital i Ideologia", assenyala que la justícia social en el món del segle XXI només és possible si es desenvolupen estratègies igualitaristes transnacionals, que depassin les estructures de l'estat-nació. Donada la mobilitat del capital i el poder de les grans empreses multinacionals, només una estratègia d'harmonització fiscal i de desenvolupament de formes d'imposició europees i internacionals pot fer possible corregir les desigualtats que es deriven de l'economia de mercat. Una capacitat fiscal europea potent a mig i llarg termini pot facilitar avui un endeutament europeu. Igual que el fort endeutament dels estats avui, que ens està salvant de la misèria, és possible per la seva forta capacitat fiscal. Però avui la fiscalitat dels estats és insuficient, precisament per la mobilitat del capital i els reptes globals: calen béns públics d'una escala que va més enllà de l'estat-nació. Això implica canvis respecte a la situació actual, com per exemple el desenvolupament d'una capacitat fiscal pròpia per part de la Unió Europea (que avui té poder monetari i regulatori, però molt poc poder fiscal directe). Això en períodes normals és molt difícil d'aconseguir, per les inèrcies i els interessos creats de les velles nacions europees, però en moments de gran crisi s'obren finestres d'oportunitat on són possibles canvis institucionals com els que van tenir lloc als Estats Units després de la Crisi de 1929, o a Europa després de la Segona Guerra Mundial. La consciència de vulnerabilitat de les poblacions davant de les pandèmies i els fenòmens climàtics, junt amb l'emergència de mobilitzar una quantitat enorme de recursos per fer front a les conseqüències socials i econòmiques del COVID-19, generen una finestra d'oportunitat d'aquestes característiques.
La llibertat de moviments i el mercat únic a Europa només són sostenibles si van acompanyats de mecanismes de protecció que vetllin pels drets de les persones treballadores. Una fiscalitat justa ha d'acompanyar una transició ecològica justa que no deixi ningú enrera i que, pel contrari, creï oportunitats per a tothom.
Les instàncies federals de l'actual UE (el Parlament, la Comissió, el Banc Central Europeu) han donat bones mostres d'apuntar en aquesta direcció. Resta la inèrcia de les instàncies confederals, especialment el Consell Europeu, que requereix per a les grans decisions de la unanimitat dels estats membres. La desigualtat de les condicions inicials entre territoris fa que no tothom vegi amb igual simpatia els projectes que impliquen solidaritat, i per això és necessari pensar estratègies que visualitzin que en moltes qüestions estem força igualats (la vulnerabilitat al canvi climatic), i també estratègies a mig i llarg termini que ens igualin, que permetin augmentar la productivitat, l'estabilitat i el creixement econòmic de tots els països. Un projecte compartit pot ser la necessitat de desescalar en certa manera la globalització (totalment és impossible i indesitjable), i anar cap a una globalització de mitja distància, on alguns processos productius essencials no depenguin totalment de la producció de països asiàtics, sinó que es generin marges de seguretat que ara no existien.
De totes maneres, l'actual crisi no serà la darrera cruïlla. El federalisme dels Estats Units ha evolucionat superant un període confederal, una Guerra Civil on el confederalisme va intentar ressuscitar, una Gran Depressió, dues guerres mundials, i actualment una presidència disfuncional. No li han faltat cruïlles crítiques de la història. A Europa els estats tenen una llarga història i molt més pes que les colònies inicials als Estats Units, però si no seguim per la via federal d'una major integració al servei de les persones treballadores, el futur és un escenari de paradisos fiscals rodejats d'estats fracassats, com a Amèrica Central o a Orient Mitjà.
I compte amb el
framing del drama existencial tremedista; quan un govern nacional s'equivoca no
es diu pas que el país X se la juga, o que el país X decep, com si que es diu que Europa se la juga, o que Europa decep, quan són alguns dirigents nacionals, animats pels grups nacional-populistes, els qui volen frenar Europa.