domingo, 24 de abril de 2016
Federalismo antes de la telepatía
En la fantástica entrevista que Iñaki Gabilondo le ha hecho al profesor José Luis Cordeiro, éste nos cuenta que la telepatía será pronto posible. Ello nos permitirá dejar atrás esta tecnología que él considera primitiva llamada "hablar" (ya no digamos en su formato de "reunión"). Como nos vemos obligados a comunicarnos hablando, ello nos obliga a trasladar nuestras ideas a algo tan imperfecto como el lenguaje hablado, que tantos disgustos nos da. Cuando seamos capaces de enviar ideas directamente al cerebro del prójimo, cuenta Cordeiro, nos comunicaremos de forma mucho más eficiente. Según este profesor, las modernas técnicas neurocientíficas que harán posible almacenar nuestra memoria en la nube del ciberespacio, también harán posible transmitir ideas, incluso en algún momento sin pasar por la nube. A los federalistas esta tecnología nos urge, porque partimos con desventaja a la hora de exponer nuestras ideas, ante otras propuestas que llegan mucho más rápido a las vísceras, como las apelaciones a la nación o a la soberanía. Mientras llega la telepatía, creo que un intento bastante mejorado de la tecnología comunicativa del federalismo lo constituirá el libro "Qué es el federalismo", de libros de la Catarata, que aparecerá próximamente, y que ha sido escrito por Victoria Camps, Joan Botella y un tercer autor de relleno para cubrir la dimensión económica. Este tipo de esfuerzos pedagógicos, como el del documental de Albert Solé que todavía se puede apoyar por crowdfunding, deben servir para comunicar de modo más eficiente lo que para muchos es el futuro obvio de Europa, de España y de Cataluña. Pero tenemos que reconocer que hasta ahora nos ha faltado convicción y eficacia en nuestros esfuerzos comunicativos. Como dijo hace poco el profesor Xavier Vives en España parece mentira que no se alcancen acuerdos para unas reformas que son obvias. Para Rafael Jorba, una de las razones es el "riesgo moral", el saber que al final Europa nos protege y nos salva de nuestras imperfecciones. Para Soledad Gallego-Díaz, un problema es que nuestros dirigentes de izquierdas priorizan sus objetivos a corto plazo. Todo esto es verdad, pero los federalistas también tenemos que hacer autocrítica y explicar mejor que sin federalismo, sin mejorar la arquitectura institucional, no habrá una democracia mejor, ni un sistema de gobierno adaptado a la naturaleza de los problemas del siglo XXI. No hay que perder tiempo, hay que dejar de mirarse el ombligo y acelerar hacia la organización de la fraternidad, como nos piden los principales líderes políticos del mundo, como Obama hoy en Inglaterra y Alemania, o los principales periodistas de Europa, como Eugenio Scalfari cada domingo incluído hoy desde las páginas de La Repubblica.
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