viernes, 20 de octubre de 2017
Ganar por goleada el debate económico no basta
En Escocia ganaron el debate económico los contrarios a la independencia, con argumentos como los que expuso Gavin McCrone en un famoso libro. Pero tuvo que ir un viejo político, Gordon Brown, para darle la vuelta a las encuestas con un emotivo discurso en los últimos días, porque no bastaba con ganar el debate económico. En el referéndum del Brexit, los partidarios de la permanencia arrasaron en el debate económico, tras informes de los más prestigiosos institutos de investigación, del independiente Banco de Inglaterra y de la inmensa mayoría de economistas. Sin embargo, el experto en referéndums Matt
Qvortup ha señalado que para los partidarios del Brexit en el Reino Unido, el
Brexit era un bien de demanda inelástica (la percepción de un “precio” elevado
del mismo no alteraba las preferencias) mientras que quienes podían ser
partidarios de permanecer en la Unión Europea sí tenían un comportamiento más
elástico. Al poner la atención sobre cuestiones económicas (aunque el debate
económico lo ganaran objetivamente), los partidarios de la permanencia pusieron
el foco en el precio de la salida, lo que no les garantizaba el voto de sus
potenciales “elásticos” votantes y no les permitía conquistar ningún voto de
los “inelásticos” e hiper-movilizados partidarios en principio de la salida.
En Cataluña, los independentistas han dejado de esgrimir argumentos económicos tras la estampida empresarial de las últimas semanas. Hoy mismo parece que el Vicepresidente y Consejero de Economía Oriol Junqueras iba a reunirse con empresas multinacionales radicadas en Barcelona para tranquilizarlas, aunque al final ha suspendido la reunión al ver que ésta se había filtrado. No sé qué les iba a decir, porque al mismo tiempo un miembro de su partido alentaba un retiro frustrado de fondos de los cajeros. Por parte de su gobierno, no fue Junqueras sino el Consejero de Empresa Santi Vila quien tuvo que distanciarse del absurdo movimiento. Quizás el nuevo consejero de Economía de facto es Santi Vila, pero por lo menos oficialmente sigue constando Junqueras. Lo que tiene en común el debate económico en Escocia, el Brexit y Cataluña es la falacia de la suma fija. Los soberanistas consideran que hay una cantidad fija de recursos a repartir, y que con la "independencia" el tamaño de la tarta será el mismo y el reparto será más beneficioso para el territorio que se separa. Sin embargo, en los tres casos ha sido muy fácil demostrar por parte de los economistas serios, o por parte de la realidad misma, que la tarta disminuye de tamaño en el momento en que se intentan cortar los lazos con el exterior. La razón es que vivimos en un mundo interconectado, y que reivindicar la soberanía nacional reduce la capacidad de influencia real en el mejor de los casos, y en el peor aleja inversores, trabajo cualificado, transferencias, programas internacionales, etc. Pero la derrota por goleada del independentismo económico, constatada con el cumplimiento de las previsiones que hicieron dos economistas federalistas como Monés y Colldeforns (y de muchas otras que hicieron ellas y el resto de autores en "Economía de una España Federal"), no es suficiente de momento. No sólo porque a los independentistas radicales les da igual (incluidos algunos y algunas economistas), porque o niegan la realidad o están dispuestos a pagar un precio, incluso cualquier precio, como la pérdida del autogobierno y la erosión de la convivencia por culpa de su irresponsabilidad. También porque nos puede hacer caer en la autocomplacencia y dejar de trabajar en algo mucho más importante, que son los valores del federalismo, las emociones de la cooperación y la solidaridad, la defensa de la democracia. Habrá que seguir trabajando, explicando a todo el mundo las enormes ventajas económicas de la alternativa federal al independentismo y al estado-nación, pero también sus ventajas éticas y políticas en el mundo del siglo XXI.
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