domingo, 4 de enero de 2015
Chile hoy: ¿laboratorio de lo que ocurrirá en España?
Desde hace
aproximadamente un año gobierna en Chile una coalición de izquierda y centro-izquierda,
presidida por Michelle Bachelet, que derrotó a un gobierno de derechas liderado
por el entonces presidente Sebastián Piñera. La coalición lleva el nombre de
Nueva Mayoría, y resulta de la ampliación de la antigua Concertación de
Partidos por la Democracia hacia el Partido Comunista. Pero la Nueva Mayoría es
algo más que la antigua Concertación más el Partido Comunista, porque aglutina
a algunos de los líderes estudiantiles (militantes comunistas eso sí en su mayoría)
que lideraron las grandes protestas que tuvieron lugar en 2011. El nuevo
gobierno está embarcado en un alud de reformas (los líderes comunistas
prefieren llamarlo transformaciones), todas ellas necesarias, en el terreno
tributario, educacional, laboral, energético… En los próximos meses es de
esperar que se aborde también la introducción de la despenalización del aborto,
la elección directa de los intendentes regionales y una reforma constitucional (algunos
plantean un “proceso constituyente”) y de la ley electoral que termine con el
sistema binominal, que favorece desproporcionadamente a la coalición que queda
en segundo lugar en una jurisdicción electoral, que en la mayoría de casos es
la coalición de derechas. Son muchas reformas en poco tiempo (cuyo éxito
dependerá de una buena gestión técnica y política, como argumenta el economista Eduardo Engel), debido quizás a que los
períodos presidenciales en Chile son desde 2004 de 4 años y el presidente no
puede repetir mandato de forma consecutiva. Quizás serían mejor mandatos más
largos o la posibilidad de repetir por lo menos una vez. Con el sistema actual
se producen muchas prisas por hacer mucho en poco tiempo, y los ex presidentes
(que pueden regresar tras el mandato inmediatamente consecutivo) quedan merodeando
por el sistema político, tapando la posibilidad de que surjan nuevos
protagonistas. El clima surgido de las protestas de 2011 ha dado lugar a un
cuestionamiento de toda la transición política, y a un dominio del discurso por
parte de quienes desean ir mucho más allá de lo que hizo la Concertación desde
1989. Al final veremos si la retórica se traduce en avances más rápidos que los
que consiguió la Concertación, en cuyo balance deberían pesar sin embargo mucho
más las luces que las sombras. Hoy Chile está mucho mejor que países que han
seguido otros tipos de recetas izquierdistas, como Venezuela o Argentina, y los
socialistas moderados tienen gran parte del mérito, pese a que siga habiendo grandes desafíos pendientes, siendo el de la elevada desigualdad el principal de ellos. Tras unos días en Chile, de
lo nuevo me quedo con las nuevas voces del pueblo mapuche, como las del
futbolista de la selección chilena Beausejour (con un discurso muy alejado de la arrogancia de algunos futbolistas y entrenadores españoles, incluyendo los catalanes), quien dice que los mapuches como
él aspiran a una mejor integración multicultural y a una mejor educación
pública. O las del intendente de
la Araucanía Francisco Huenchumilla (un veterano representante de la izquierda
democratacristiana), que dice que Chile ya es un estado plurinacional y debería reconocerse como tal. De todos modos la derecha neoliberal heredera de la dictadura de Pinochet
se resiste a todos los cambios como gato panza arriba, por lo cual ha sorprendido
que un economista como Xavier Sala i Martín, destacado partidario nada menos que de la independencia de Cataluña haya aceptado acríticamente, añadiendo su voz a la de estos sectores en el diario El Mercurio, un
galardón concendido por una universidad privada (la Universidad del Desarrollo) fundada por los sectores más
derechistas y centralistas de Chile.
Otro social-demócrata que opina más o menos como yo sobre Chile: http://www.elmostrador.cl/pais/2015/01/05/los-columnistas-y-el-deicidio/
ResponderEliminar