Parece que a Pablo Iglesias no le gustó nada que se supiera con quien había cenado la noche del sábado pasado tras la manifestación independentista. No tanto porque otro de los comensales fuera Oriol Junqueras, sino porque el anfitrión era el empresario de Mediapro, Jaume Roures. Alguna prensa ha intentado caracterizar a Roures como un simpático e inocente trostkista (ya se sabe, esas pobres víctimas del estalinismo), pero en realidad se trata de un representante arquetípico del sector de los negocios del pujolismo prenafetista. Los detalles de la trayectoria de Roures y sus socios en el entramado político-empresarial que arranca de la sección de deportes de TV3 y de Lluis Prenafeta están explicados por delante y por detrás en la parte seria de la revista satírica Mongolia (número 57, pág. 41), que recomiendo. Esta trayectoria y estos orígenes no le han impedido acercarse a agentes políticos de todo el espectro, pero su zona de confort está en el entramado político-empresarial de los Prenafeta, Laporta, Sanchis, etc. El artículo parece que no está en abierto, pero debería ser de lectura obligatoria para todo el mundo, pero especialmente para Pablo Iglesias y Xavi Domènech (menudo papelón, nano), que le acompañó en la cena. Parece que Roures está recientemente entretenido en una campaña de acoso y derribo contra el actual presidente del Barça, en una de esas batallas fratricidas de la burguesía catalana que nos hubiéramos ahorrado si Ernest Lluch hubiese inaugurado un largo ciclo de presidencias decentes en nuestra máxima institución deportiva. Los detalles de esta batalla fratricida actual están explicados en el citado artículo, pero son parecidos a los que caracterizaron hace 30 años los intentos de Lluis Prenafeta de llevar a Sixte Cambra a la presidencia del club. Dos artículos de Santi Nolla en La Vanguardia dan algunas pistas también de lo que tiene entretenido muy probablemente a Mediapro y a sus socios, y del contexto en que hoy se despliegan las viejas tácticas en el mundo de Internet y el fútbol globalizado. En este mundo, abundan los conflictos de interés y la colusión (en algún caso cercano explicado por El Mundo Deportivo y por The Guardian), y no faltan los casos extremos de fraude fiscal y corrupción, desde la FIFA hasta la RFEF. Un aspecto en el que profundiza el artículo de Mongolia es el de la vinculación de Mediapro con negocios turbios en el entramado mediático futbolístico global, que parece que no impidieron a Oriol Junqueras utilizar a Mediapro como plataforma de un reciente viaje suyo a los Estados Unidos. Dice entre otras muchas cosas el reportaje de esta revista:
"El momento es especialmente importante tanto para el gobierno de Junts pel Sí (...) como para Mediapro, acosado por la causa judicial que se sigue en EEUU por las comisiones en la FIFA y que afecta de lleno a Media World, su filial en Miami, y el intento, cada vez más a la desesperada, de vender el 49% del conglomerado mediático cuanto antes, para evitar que se deprecie el valor de la compañía si vencen los derechos deportivos que actualmente controla. Ambos consideran clave tener el Barça remando en su misma dirección: el Gobierno para apuntalar la fase decisiva del proceso independentista y la corporación para reforzar su valor y así vender, pese a la causa judicial abierta en EEUU".
Qué hacen los supuestos herederos políticos del 15-M cenando en semejante compañía es todo un misterio.
Muchas gracias por el articulo
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