domingo, 26 de marzo de 2017
Las élites locales creen que el europeísmo es elitista
Es frecuente leer o escuchar de nuestras élites mediáticas que el europeísmo es elitista (algunos decían "globalista", antes de que del término se apoderase Donald Trump), que no conecta con la gente corriente. Yo veo en este discurso falso e interesado una forma de intentar combatir la pérdida de cuota de mercado. Nuestras élites locales, sean catalanas o españolas, serán élites en Cataluña o en España, pero en el contexto europeo la inmensa mayoría no son absolutamente nadie. Por el contrario, lejos de ser elitista, el proyecto europeo es en algunos de sus mejores aspectos un instrumento que tiene la gente corriente para protegerse de sus propias élites nacionales o locales, ya sea en las cláusulas suelo, en la reforma laboral o en la política de defensa de los consumidores frente a los monopolios. No digamos por la garantía de paz y libertad que supone, y por la suerte que tienen nuestros jóvenes de ir a trabajar o a estudiar al extranjero con todos los derechos cuando tantos de nuestros adultos endogámicos les cierran el paso. Nuestras élites siguen en debates que no tendrían ningún sentido si fuéramos conscientes de que Europa los hace irrelevantes. Quienes discuten si la "República" tiene que ser catalana o española olvidan que ya hay una tercera república en marcha, y que esta sólo puede ser Europa. Quienes quieren una federación ibérica olvidan que ésta ya está también en marcha, y que se llama federación europea, gracias a la cual la frontera entre Portugal y España hace años que desapareció. Nuestras élites locales hablan de la Liga nacional y de la Copa del Rey, cuando hace ya años que sabemos que lo importante es la Champions League, y que ésta debería ser más importante todavía, y convertirse en una superliga europea donde se multiplicara por cinco el número de partidos realmente excitantes y equilibrados. Claro que entonces tantas tertulias locales y tantos "pedrerols" quedarían marginados y en ridículo. Y si fuéramos conscientes de que nuestra realidad y nuestro destino son Europa la gente dejaría de perder el tiempo y de ponerse de mal humor viendo nuestras absurdas tertulias y debates localistas. Nuestros jóvenes van a construir el Estado federal europeo, y esto va a enviar merecidamente a la calle a nuestras élites locales y nacionales.
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