jueves, 15 de septiembre de 2016
La pregunta de los Erasmus sobre el catalán: ¿un problema sin solución?
Hace ya 14 años se estrenó la película "L'auberge espagnol", traducida como "Una casa de locos", sobre las aventuras de un grupo de estudiantes Erasmus en Barcelona. En una famosa escena, un profesor catalán bastante borde contestaba con malos modos a la pregunta de una de las estudiantes Erasmus sobre si podía dar la clase en castellano ante la presencia de un nutrido grupo de estudiantes de otros países europeos que entendían el castellano pero no el catalán. Yo me he encontrado con esta pregunta varias veces desde que soy profesor (más o menos desde los tiempos de esa peli), porque también suelo dar mis clases en catalán cuando tengo la opción de elegir el idioma. La última vez ha sido hoy, como digo 14 años después del estreno de esa película. En algo debemos haber avanzado, porque los dos estudiantes que me lo han preguntado, de nacionalidad italiana, me lo han pedido en privado en la pausa de la clase, y me han explicado que intentaron matricularse en un grupo en castellano (señal que deben tener la opción) pero no cabían. Hace unos años me quejé al Rectorado de mi universidad que esta no era una decisión que debiera dejarse en manos de los profesores, sino que debería haber una respuesta institucional de la universidad (que hiciera innecesaria la pregunta de los estudiantes de un modo o de otro), al ser un tema sensible que tensionaba sin necesidad las relaciones entre alumnos y profesores. Yo siempre intento responder a los estudiantes Erasmus con cortesía (creo), pragmatismo y voluntad de ayudarles, a diferencia del profe de la película. Algunas veces he dado un par de clases iniciales en castellano para que se adapten y he regresado al catalán. Hoy, como ya había empezado la clase en catalán, he seguido así, pero he respondido a sus preguntas en castellano. También les he dicho que el libro que íbamos a seguir, el de "Fundamentos de Economía" de Krugman, Wells y Graddy, estaba en castellano (y en italiano), que podían hacer los exámenes y otras pruebas en castellano (o italiano) y que siendo italianos con un pequeño esfuerzo podrían entender el catalán en un mes, como yo aprendí a entender el italiano tras el curso mensual de "italiano per Iberici" en Florencia. No tengo del todo claro que mi actitud sea la correcta, pero tampoco tengo nada claro que sea yo o cualquier profesor, que suficientes responsabilidades tenemos, quienes tengamos que resolver este problema sobre la marcha. Quizás no sea la Universidad, sino el gobierno catalán quien debería tener una política clara ante esta cuestión, menor, pero que no sirve para hacer más populares a los catalanes. Pero ya se sabe que el gobierno catalán anda preocupado con otras cosas. No parece que la amplia acción internacional de dicho gobierno haya servido en absoluto para que más gente entienda en Europa que el catalán no es ni más ni menos idioma universitario que el castellano. Quienes siempre que hemos podido hemos dado las clases en catalán (mucho antes de que muchos neo-independentistas empezaran a preocuparse por el futuro de nuestro idioma) desearíamos menos folklore o posturismo, y más apoyo institucional.
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