lunes, 19 de octubre de 2015
Extraer las lecciones correctas del caso canadiense
Hoy se celebran elecciones legislativas en Canadá, pero el resultado afectará poco a lo sustancial del debate sobre el federalismo y el encaje de Quebec. La semana pasada estuvo en Barcelona, invitado por Federalistes d'Esquerres, André Lecours, profesor de la Univeridad de Ottawa y director académico del Think Tank "L'Idée Fédérale," quien explicó que las cosas han cambiado mucho en este debate en los últimos 20 años. Sus palabras se pueden leer y escuchar en la página web de "Federalistes d'Esquerres". Lecours dijo que el ambiente que se vive ahora en Cataluña le recordaba mucho al que se vivió en Quebec hace 20 años (para entender el referéndum de Quebec de 1995 hay que seguir el consejo del Prof. López Basaguren y leer el impresionante libro "The Morning After"). Es muy importante extraer del caso canadiense las lecciones precisas. Las instituciones son malas viajeras, y por lo tanto es más útil extraer lecciones de las grandes ideas y principios que de los detalles precisos. Hay semejanzas en el sentido de que tanto Canadá como España se enfrentan a cuestiones de federalismo plurinacional y pluri-lingüístico. Pero también hay diferencias: Canadá no viene de un pasado de dictadura centralizada (sino de un pasado colonial), con lo cual el campo federalista puede agrupar sin grandes discrepancias a personas de ideologías dispares en otros terrenos. Otra diferencia es que Canadá en 1995 formaba parte del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y México, pero eso limitaba mucho menos su soberanía que la pertenencia de España a la Unión Europea y a la zona euro. La Unión Europea es una unión económica y política de 28 estados, cuya unanimidad se precisa para acoger a un nuevo estado. Finalmente, otra diferencia es que en España ya existe una "legislación de claridad", que en Canadá fue elaborada con posterioridad al referéndum de 1995. Hay que ser optimistas y pensar que en España empezamos a extraer la principal lección: para vencer a los secesionistas no basta con decir que no. Hay que ofrecer una alternativa. Y los principios del federalismo ofrecen la mejor alternativa, cuyos contornos precisos corresponde a los catalanes, españoles y europeos, encontrar a partir del diálogo y la negociación, con el refrendo final de la ciudadanía. Ayer los líderes de las dos fuerzas emergentes en España (Podemos y Ciudadanos) debatieron en un debate televisivo. El líder de Podemos introdujo un matiz interesante en sus palabras, que parece haber pasado desapercibido. Dijo que desea que los catalanes voten sobre su futuro, y que en esta votación él defenderá un SÍ a la continuidad de Cataluña en una España distinta. Y el líder de Ciudadanos dijo que era partidario de una hacienda federal (textual) española común y de una hacienda europea común. El resto del debate me pareció un éxito televisisvo pero de una gran vaciedad de contenidos, pero esta parte me pareció interesante. A ver si resulta que por fin estaremos yendo en la dirección adecuada.
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