Hoy Agenda Pública publica un artículo mío sobre dos estudios recientes acerca de la economía de los procesos secesionistas. Reproduzco aquí algunos fragmentos:
"El debate sobre federalismo y
secesionismo ha dado lugar a una literatura de desigual calidad sobre
los costes y beneficios para la sociedad de las distintas alternativas.
Sin embargo, quienes apresuradamente informan de los distintos trabajos
para el gran público se limitan a ofrecer una cifra final de cada
estudio, que viene a resumir el impacto supuestamente exacto de un
determinado cambio institucional sobre el crecimiento económico o el PIB
per cápita.
Pocos trabajos se alejan a mi juicio de
la tónica de dejarse influenciar por la demanda de un número mágico que
lo resuma todo. Uno de ellos, ejemplar en mi opinión, ya lo comenté en
un artículo anterior
para Agenda Pública: el libro de Gavin McCrone sobre la independencia
de Escocia. Este libro no da una cifra milagrosa, sino que analiza con
rigor distintos posibles escenarios para una serie de cuestiones
concretas, como el estado del bienestar, la energía, las cuestiones
monetarias, etc. Concluye que un escenario de autonomía mejorada, que no
máxima, para Escocia, en el supuesto de permanencia del Reino Unido en
la UE, sería más favorable para la población escocesa que la
independencia.
Un reciente estudio
de tres investigadores del Deutsche Bank (Frank Zipfel, Steffan Vetter y
Daniel Pietzker), analizando las pulsiones secesionistas en algunos
territorios de la Unión Europea, se acerca a estos estándares.(...)
Un estudio que a mi juicio se encuentra
en las antípodas del rigor y equilibrio de los trabajos de McCrone y del
Deutsche Bank, es un reciente estudio del CIDOB.
Un equipo formado por un investigador local de este centro de estudios,
que se financia sobre todo con dinero público, y un grupo de
investigadores internacionales expertos en la cuantificación de modelos
de equilibrio general, calcula numéricamente las consecuencias entre
2015 y 2030 de dos posibles escenarios (independencia pactada e
independencia unilateral), en comparación con un escenario base. En este
último, lo que los autores consideran los elementos definitorios del
status-quo actual permanecen sin reformarse. Los modelos de equilibrio
general como éste surgen de inyectar a una economía con una estructura
dada una serie de supuestos.
El trabajo empieza diciendo que hay cinco
escenarios relevantes (Tabla 2), pero sólo analizan cuantitativamente
dos de ellos, más la proyección del status quo. Los dos que
misteriosamente no merecen ser analizados cuantitativamente son los
asociados a una reforma de la Unión Europea. La posibilidad de que
España reforme su estructura de financiación, independientemente de si
se reforma o no la UE, no es ni tan sólo tenida en cuenta.(...)
Quizás valdría la pena que con dinero público se
investigaran bien las alternativas, o mejor aún, que con unos
fundamentos éticos más sólidos, universalistas, investigáramos las
consecuencias económicas y sociales de una arquitectura institucional
mejor para Europa y para el mundo, incluyendo a catalanes y españoles".
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