Montevideo tiene la mejor llegada a una ciudad desde su aeorpuerto que yo conozca. Para acercarse al centro de la ciudad, la carretera bordea el agua por lo que se conoce como la Rambla. Los uruguayos que saben de Barcelona recuerdan haberse sorprendido de que en nuestra ciudad la Rambla sea un paseo que va a dar al mar, mientras que en su país es un paseo que bordea la playa, en este caso la playa de un estuario que es como un mar. La capital de Uruguay es una ciudad antigua, con muchos edificios viejos, testigos de pasadas riquezas, pero que hoy se está modernizando gracias a varios años consecutivos con crecimiento económico y estabilidad. Parece una capital más tranquila y menos desnivelada que otras grandes urbes latinoamericanas. Las personas con quienes me relaciono hablan bien de los gobiernos del Frente Amplio. Visito el instituto de Economía de la Universidad de la República y me llevo una impresión muy grata. El economista Andrés Rius me lleva a almorzar a la Ciudad Vieja, concretamente al Mercado del Puerto, y me muestra paseando una fuente regalada por el Ayuntamiento de Barcelona al de Montevideo, ilustrando unos bien motivados lazos de amistad. Me cuenta el profesor Rius que su abuelo iba a hablar en catalán con un panadero que vivía cerca de su casa, para que no se le olvidara. Por la noche, mis alumnos Martín, Gonzalo y Paula me llevan a cenar un asado, y nos acompañan mi primo Raimon, un uruguayo de Llorenç del Penedès, o un catalán de Montevideo, y su compañera Karla. Les digo que como Uruguay siga para arriba y Europa para abajo, la próxima vez seremos muchos más en el asado hablando en catalán u otros idiomas de los que sólo se hablan en Europa. De regreso a Santiago, un amigo chileno recurre al estereotipo con su objetivo preferido, y dice que los uruguayos son argentinos simpáticos. Intento defender a los argentinos (y él me responde afilando el estereotipo, y apuntando a los bonaerenses, a quienes también defiendo a la desesperada), pero no le desmiento sobre los uruguayos.
lunes, 26 de diciembre de 2011
viernes, 23 de diciembre de 2011
La marcha latinoamericana por la Educación (por Cherie Zalaquett)
Por votación mayoritaria de los estudiantes de doctorado suspendimos nuestra clase de Filosofía de Liberación para asistir a la marcha. Estudiar el pensamiento liberador, descolonizado, situado políticamente en la realidad de dominación de Latinoamérica exigía sumarse en la calle al clamor popular por la injusticia. Sólo el fragor de la calle podía darnos esa tonalidad de resistencia, de crítica y de praxis a la teoría del pensamiento liberacionista impulsado por Francisco Bilbao y José Martí, pasando por José Enrique Rodó, José Carlos Mariátegui, Leopoldo Cea, Augusto Salazar Bondy, hasta llegar a Roberto Fernández Retamar, Rodolfo Kusch, Juan Rivano, Arturo Andrés Roig y tantos otros forjadores del pensamiento latinoamericano. Hombres todos, blancos todos, claro está, seleccionados en una bibliografía que invisibiliza a las mujeres, que sortea astutamente los obstáculos que les impone la categoría de género. Pero aún así el curso se había abierto ante nosotros como la ventana de una mónada para restituirnos el ejercicio de pensarnos como gente de América Latina en una dimensión colectiva y social.
La calle, sin embargo, se convirtió más bien en un punto de desencuentro, esa mayoría de estudiantes de doctorado que votó “democráticamente” por suspender la clase, decidió tomarse el día libre para responder a sus exigencias individuales; para ceder, una vez más, a la urgencia liberal de lo privado que nos conmina a jugar nuestro papel en la acumulación de capital; para evadir, una vez más, el enfrentamiento cara a cara con la cotidianidad del sujeto popular agotado por los engaños de un orden institucional que claramente lo excluye, aunque el discurso lo enuncie en una retórica de igualdad. Se trata, digámoslo, de una actitud light para afrontar la filosofía de la liberación, pero en fin, después de todo, lo más importante es defender el “nivel de vida”; los privilegios de clase media amparados en la institucionalidad de universidad pública al servicio del capital humano avanzado. En esa lógica, es posible que haya ocurrido lo siguiente: que algunos hayan marchado un par de cuadras para “decir” que estuvieron, un rato al menos, para “ser vistos” en una actitud de compromiso; el ratito “no más” que me permite mi apretada agenda. “Me vieron” y ya, con eso basta, luego desaparezco porque “lo privado” es lo importante, jamás lo público excepto para “figurar”. De esa manera nos ha moldeado el capitalismo para subordinar todo asomo de resistencia. ¡Es lo que hay y punto!
Bajarse del Metro en Plaza Italia fue encontrarse con el lugar cercado y custodiado por carabineros a caballo, por guanacos y buses enrejados, por gente desorientada ante ese despliegue de Fuerzas Especiales, propio de una sociedad militarizada, descompuesta por un miedo al “otro”, “a la masa,” a la turba, al “populacho”, como diría Hegel; un miedo inoculado con un aparato mediático organizado para defender la inhumanidad del capitalismo chileno; resguardarlo de la única forma posible: con la fuerza, el gas lacrimógeno, la violencia de la detención y la pistola.
“¡No se hagan los huevones, a cien pesos los limones!”, gritaba un niño empujando su carrito. Nadie repara que es un niño el vendedor ambulante que provee de limones para neutralizar el gas y la lluvia de agua tóxica que inevitablemente se desencadenará. “!Aquí llegó la UTEM, aquí llegó la UTEM, universidad pública aúúún!”, canta un grupo entusiasmado. Hay poca gente y el sol de las seis de la tarde parece empecinado en deshidratar el aire antes de esconderse. Ese sol que nunca duerme ha sido cómplice y testigo de todos los avatares humanos en su continua actividad. Ahora está siendo cómplice del cansancio, del sudor, del hambre de los estudiantes que llevan siete meses en toma y de la indiferencia ante los que luchan por una causa que jamás podrá imponer sus demandas sino se suma la acción de la sociedad en su conjunto.
Carmen Gloria Fuentealba, la compañera de curso que convocó a suspender la clase para asistir a la marcha, aparece en una esquina del parque Bustamante. Está decepcionada porque no llegaron las integrantes de su colectivo. Es hermoso encontrarla, porque su presencia restituye el sentido de pertenencia a un grupo de estudiantes de doctorado que iba a ser nuestra marca identificatoria en esta marcha. Pensamos en los compañeros que tenían que exponer hoy y que, por la postergación de la clase, van a disponer de una cómoda semana más, mientras todos tendremos que asistir un día feriado para recuperar la clase que no se hizo. Le digo que no participaré en futuras votaciones. Es que ahí está la clave en las supuestas votaciones que crean la ilusión de democracia, pero cada uno está votando por sus propios intereses nada más. La máscara del asambleísmo encubre la responsabilidad y el compromiso.
Pero la comparsa de la USACH está encajonando su banda de guerra acompañada de un payaso que silba con un pito y de una calavera que asegura que en la muerte no hay lucro. Seguimos a la banda como niños que corren detrás de los tambores. Nos vamos llenando de un ritmo que nos hace bailar, pero que no desactiva la preocupación. El sol desciende, pero no se apiada.
Estuve mirando los videos de las marchas de la Unidad Popular. Los obreros marchaban con terno y corbata, más ordenada y militarmente. No había destrozos en esas manifestaciones. El Presidente salía al balcón y escuchaba la voz del pueblo expresada en las marchas. En algunos videos le piden armas al Presidente para defender la revolución. Allende se niega, porque busca una revolución socialista sin derramamiento de sangre. Las marchas del capitalismo tardío, en cambio, son fragmentarias y caóticas. Se trata de avanzar no más por los lados, desde arriba, por cualquier parte. Se puede ser público y marchante a la vez sin que nadie lo note; muchos portan cámaras de video o graban con sus celulares. La marcha se mueve con un sentido inorgánico de carnaval, de fiesta popular callejera que más bien ironiza con el desmedro al mismo tiempo que lo denuncia.
Propongo seguir la marcha con la banda de guerra. Es una manera de entender que estamos pasando a otra etapa, a la fase de pensar en la violencia organizada para tomar el poder que se niega. Es una vía dolorosa, porque se trata de la guerra que nunca nadie ganó en ninguna parte del mundo y que ha convertido los sueños juveniles en una pila de cadáveres. Pero la idea de la lucha armada está en el aire, se puede oler con la certeza del verano. He estudiado a esa vieja agorera y la conozco por dentro con su ávido deseo de carne de cañón. Puedo verla allí como un fantasma acechando incluso en esa máscara de la muerte que se agita en forma festiva remedando el lucro. No obstante, su representación no es opaca ni una suma de intuiciones y profecías derivadas de la dictadura. Se aparece de verdad en toda su materialidad concreta, cuando en lo alto de un edificio se descuelga la bandera chilena y jóvenes encapuchados con pasamontañas levantan su puño en alto. La marcha los aclama en un estruendoso aplauso.
“¡A ver a ver, quién lleva la batuta, los estudiantes o los hijos de puta!”. “¡…porque el pueblo está cansado de las leyes del Estado…” De pronto descubro al paco camuflado de estudiante, con su pelo cortado al rape y un tatuaje en la muñeca, lleva lentes oscuros y su mandíbula está tensa mientras simula tomar latas de cerveza que va sacando de una mochila. Lo delata una indiferencia, una ajenidad impropia de manifestante alojada en la rigidez de su mandíbula. Lo miro directo a los ojos y puedo ver la frialdad de sus pupilas a pesar de la pantalla de sus lentes oscuros. No se deja intimidar. Carmen Gloria le toma fotografías y él la mira impasible mientras sigue filmando en su soledad de paco desclasado moviéndose en la marcha con un halo inocultable de comando esclavo de la facticidad del poder
¿Cuántos somos los que marchamos?
Nuestro compañero Rodolfo Mariño nos esperaba en una esquina. Lo abrazamos felices por el encuentro inesperado. Dice que la marcha lleva cuatro cuadras hacia adelante y decidimos detenernos para contar hacia atrás. Veo pasar al diputado Hugo Gutiérrez, me dice que el presupuesto de educación será rechazado y que este movimiento va a seguir el año que viene. Le pregunto si no huele en el aire los deseos de lucha armada. “¡Sería una insensatez, para eso está nuestro partido comunista; para contenerlos!” asegura. Los políticos comunistas son tan pragmáticos que terminan siendo ingenuos. Creen que es tirar la bandada al cielo y recogerla después con la precisión de una red; su fantasía es la capacidad de reordenar un vuelo que ya adquirió su propia relación con la gravedad.
La marcha se detiene súbitamente. Me arden los pies y pienso que es buen momento para descansar, pero hay algo extraño en ese freno que se prolonga por más de veinte minutos. Pensamos que se trata de la dificultad de los carteles tratando de doblar en la esquina, pero no nos convence. Avanzamos hasta un par de cuadras y ya están los jóvenes cubriendo su cabeza con la capucha. El gas enrarece el aire, la gente trata de protegerse, pero sabemos que los medios dirán después que todos los de la marcha se convirtieron en encapuchados. Omitirán que primero hubo una operación de arrojar gas al mismo tiempo que el guanaco avanzaba amenazante. Llegó el punto de quiebre de toda marcha: los disturbios que se desencadenan con una cualidad rizomática. No hay origen ni final, sólo puntos de fuga orientándose en diferentes direcciones. Corro hasta Vicuña Mackenna donde el tránsito avanza con normalidad; es posible allí confundirse entre la gente, pero sabiendo que atrás arde la guerra urbana y el espacio público están siendo objeto de una cruel y desigual disputa. Estoy cargada de impotencia cuando veo que, una vez más, nos han disuelto en la falsa normalidad de una tarde decayendo en el horizonte con su telaraña de sombras.
lunes, 19 de diciembre de 2011
Congrés rellevant, però insuficient (per Francesc Trillas)
Felicito a tots aquells que van fer possible un congrés del PSC viu, amb debat i crítica, especialment a les plataformes critiques que van aconseguir que es parlés de reforma de les formes de fer política. No per fer un partit assembleari, com volen caricaturitzar alguns, sinó precisament perquè deixi de ser un partit assembleari, on el poder està esbiaixat en favor dels que dominen l'art de l'assemblea (i el congrés) i tenen tots els incentius i el temps per no predre-se'n ni una. En el futur será difícil justificar els falsos consensos i les votacions a mà alçada. En el futur serà difícil que no avancem cap a un partit més modern, que sigui un bé col.lectiu eficaç al servei dels sectors més vulnerables de la societat. Ells, els col.lectius crítics, són els autèntics guanyadors del congrés, encara que també hauran vist el molt que costa fer avançar dos centímetres una roca pesada. Caldrà seguir empenyent-la. Se m’escapen molts detalls, perquè els dies del congrés estava un oceà enllà, tot i que m’he implicat força, com a militant de base, en el procés pre-congressual. M’han arribat per e-mail i SMS les impressions de diversos companys, i he llegit algunes cròniques periodístiques. M’han recordat un llibre que vaig llegir una vegada sobre com els diferents protagonistes d’un partit de futbol històric entre la URSS i Xile recordaven l’esdeveniment. Resulta que aquell enfrontament es va jugar uns dies després del cop d’estat de Pinochet, a l’any 1973, i no es guarden imatges televisades d’un partit que tenia connotacions polítques especials. Resulta que amb el pas del temps, diferents jugadors, periodistes i testimonis recordaven el mateix partit de formes totalment diferents. Ara no han hagut de passar ni tan sols unes hores perquè diferents testimonis t’expliquin almenys sensacions molt diferents. Una cosa que a mi em preocupa, veient la llista de la nova direcció, és la gran quantitat d’amics i coneguts que hi tinc (per cert, que els felicito, si és que estar en aquesta executiva els fa feliços). Em preocupa perquè en la seva majoria els conec des de fa més de vint anys, i em sorprèn que malgrat el temps que ha passat, i malgrat que jo vaig passar 7 anys a l’estranger entre mig (jo hauria esperat que alguna cosa nova passés durant aquest temps), tantes cares conegudes segueixen fent el mateix, encara que un esglaonet més amunt. Bé, almenys suposo que encara passen per joves. Crec que cal seguir treballant molt per fer que el PSC s’obri i vagi en busca de nous talents, més enllà dels bons minyons que s’han format en despatxos d’òrgans del partit i institucions, com deia Enric Company en un article recent. La nova direcció pot comptar amb la millor forma de lleialtat per part dels que tenim per máxima aspiració ser uns modestos però actius militants de base de l’esquerra catalana: la nostra veu crítica i el nostre compromís per un socialisme millor (per cert, l’eslògan del congrés, la darrera genialitat de la direcció sortint, va estar a punt de superar les previsions lampedusianes per endinsar-se en el món imaginat per George Orwell).
domingo, 11 de diciembre de 2011
El "viva quien vence" de Quim Nadal (por Pedro Alas)
Decía irónicamente Miguel A. Aguilar pocas semanas antes de las elecciones del pasado 20 de noviembre que "Ahora mismo se multiplican las actitudes valerosas de quienes se arriesgan precipitándose en socorro de Rajoy, al que consideran seguro vencedor". Estas palabras han venido a mi memoria al ver el espectáculo de Joaquim Nadal, ofreciéndose para "seguir colaborando", pidiendo a algún candidato a dirigir el PSC que se retire, y vaticinando la victoria de otro. Estas actitudes valerosas "a la Nadal" también las hemos visto en un apresurado acto organizado hace unos días por una parte de los firmantes del "manifiesto de las blackberries", mientras otros se sentían manipulados al darse cuenta por fin de que todo había sido una maniobra lampedusiana más del aparato (perdona Miquel Iceta, de una parte del mismo). Añadía Aguilar que "han dejado de computarse sus méritos y capacidades y ya solo se ponderan sus probabilidades de victoria. Ahora podría oírse de nuevo a don Quijote afeando el comportamiento de su escudero, por apostar sin más a favor de las expectativas, con aquellas palabras: Bien se ve Sancho que eres villano, de los que dicen ¡viva quien vence!, lanzadas desde la altura de Rocinante. Se dirían acabados los gitanos que iban por el monte solos, sin problemas para navegar con vientos contrarios, ajenos al oportunismo, que miran de frente al fracaso cuando sugiere lo limpio de la empresa adoptada". ¿Y si esta vez por fin el PSC responde al grito que le llega a las puertas de su congreso, se libera de su dependencia del "cargo", y se convierte de verdad en un instrumento del pueblo, ajeno al oportunismo?
viernes, 9 de diciembre de 2011
PSC: atreveix-te a canviar (per Francesc Trillas)
Ha valgut la pena l'esforç realitzat por moltes persones (en la seva majoria confluint al voltant de la candidatura de Joan Ignasi Elena), de totes les edats, per imposar una agenda inesperada al Congrés del PSC que tindrà lloc la setmana vinent. Alguns esperaven un congrés més, amb alguns canvis cosmètics, molta retòrica, i un canvi generacional endogàmic i burocràtic més. S'han trobat però amb unes bases actives i compromeses amb demanar una reforma democràtica profunda al partit. M'afegeixo a la triple petició de la indispensable plataforma de col.lectius pel canvi, interpel·lant els candidats a la primera secretaria del PSC perquè garanteixin la màxima transparència en el procés d'elecció de la futura direcció del partit, exigint-los:
Dit això, el més important comença el 19 de desembre, el moment de construir un ampli moviment de base que faci irreversibles els canvis que s'assoleixin i que impulsi, amb el suport o sense de la direcció sortida del congrés, una gran aliança ciutadana de progrés a Catalunya.
- Que facin públics els membres dels seus equips que assoliran les responsabilitats de més pes dins la Comissió Executiva Nacional.
- Que participin en un debat públic retransmès a través de la xarxa per tal que els i les militants, així com la ciutadania en general, puguin valorar l'abast i profunditat de les seves opcions.
- Que, per tal de garantir la plena llibertat i, per tant, l'absència de coaccions directes o indirectes, promoguin públicament el vot secret a l'informe de gestió i a les principals votacions a desenvolupar en el plenari del Congrés Nacional.
Dit això, el més important comença el 19 de desembre, el moment de construir un ampli moviment de base que faci irreversibles els canvis que s'assoleixin i que impulsi, amb el suport o sense de la direcció sortida del congrés, una gran aliança ciutadana de progrés a Catalunya.
jueves, 1 de diciembre de 2011
Evitar el ridícul (per Martín Miralles)
DISCURS A L'ACTE DE SUPORT A JOAN IGNASI ELENA TRANSCRIPCIÓ (QUASI) LITERAL
Primer de tot haig de dir perquè estic aquí: conec en Nàtius des de fa 20 anys, quan vam compartir vivències personals i projecte polític a l'executiva nacional de les JSC. Allà vam comprovar en primera persona també el pes de l'aparell, que va truncar de cop i volta aquell projecte. També perquè en Nàtius ha estat l'únic candidat amb la sensibilitat suficient com per convocar a totes les plataformes de participació sorgides a la xarxa en aquest procés congressual, per tal d'explicar les seves propostes i sotmetre's a les nostres preguntes. I també perquè, la gent que el critica, diu que no arribarà fins al final, i ara que tothom comença a sospitar que efectivament arribarà fins al final, la única crítica que sento és que “sou poquets”. Si aquesta és la major crítica, potser esteu fent alguna cosa bé.
Us voldria plantejar un exercici d'imaginació:
Imaginem que hi ha un partit, socialista potser, que ha perdut al temps la seva identitat i el suport majoritari de la ciutadania.
Imaginem que hi ha un partit convertit en una maquinària electoral, hostatge del màrqueting, que s'ha oblidat de la seva vocació de transformació social.
Imaginem un partit fet a la mida de gent petita, tant a seva mida que quasi no hi cap ningú, que ha centrifugat el talent.
Imaginem que hi ha un partit a on el motor s'ha cregut més important que el cotxe, i ha volgut triar el trajecte.
Imaginem que hi ha un partit lluny de la seva gent, tan lluny de la seva gent que el servei més gran que demana als seus és que “no molestin”. Un partit a on pensar, ja no diguem preguntar, ha esdevingut un esport de risc.
Imaginem que hi ha un partit a on la militància, a cops de consigna, ens hem oblidat de pensar, i d'aixecar el braç per dir la nostra.
Imaginem que hi ha un partit que s'ha menjat els seus símbols. De veritat que no trobeu a faltar les roses roges? Les hem substituït per un quadrat immòbil, hieràtic, fred i minimalista... potser tot un símbol d'una etapa que s'acaba.
Aquest partit imaginari té un evident problema de cultura política, que no entraré a descriure, perquè ja ho hem fet suficientment al llarg d'aquest procés. El cas és que, en definitiva, no és el partit que ens imaginàvem, és el partit que ens temíem.
Cert és que alguns de vosaltres ja ho havíeu anunciat i denunciat, fa ja 15 anys. Ara les hores són tan greus que us donen la raó. Els clamorossos resultats marquen el final del paradigma polític que es va definir els anys 94 i 96. S'ha esgotat un cicle.
Però imagineu que, quan les coses van malament, però molt i molt malament, en aquest partit vençut i desorientat, els militants decideixen prendre part, prendre de nou el partit. Imagineu que davant d'aquest procés congressual tan estrany, ressoregix una militància conscient de la seva responsabilitat, del seu poder.
Nosaltres som dels que pensem que els canvis s'han de fer, no s'han d'exigir. Mentre alguns recompten vots desesperadament per veure sota quina faldilla s'han de refugiar, altres fem propostes de canvi per reconstruir el nostre projecte. Sabem que aquest és un camí d'esforç, perseverància i audàcia, ja que el tacticisme imperant no es pot resoldre amb més tacticisme.
Imagineu que ens conjurem, no tant per guanyar, com per deixar clar qui ha de perdre aquest congrés: El XIIè Congrés l'han de perdre els reglaments restrictius; l'han de perdre les trucades amenaçants, que mai més no es tornin a repetir, i que si es repeteixen, ens sentim lliures de penjar el telèfon; l'han de perdre els candidats cuneros.
Imagineu doncs un partit a on s'ha extirpat el concepte de disciplina de vot.
Imagineu, i això sí que és una proposta innovadora, un partit que constitueixi un comitè anti-ridícul, que activi un protocol quan s'alerti d'excessos de patetisme a l'hora d'agafar-se a la cadira.
Imagineu un partit que descobreixi que una queixa és un tresor.
Imagineu un partit que passi per la derrota, però no per la ignomínia. Un partit que abandoni els despatxos i surti al carrer.
Imagineu un partit que recuperi el prestigi social i l'orgull. Un partit que mai més hagi d'amagar el seu logo en una campanya electoral, perquè estem orgullosos del nostre llegat!
Avui tots i totes estem temptats de demanar al Nàtius: què faràs? Però la pregunta de debó és què pensem fer tots nosaltres. No és tant si ell arribarà fins al final, sinó si nosaltres estem disposats a arribar fins el final.
Gatopardisme o renovació real, aquest és l'únic dilema d'aquest congrés. Sembla que hi ha més opcions, però realment només hi ha dos bàndols: el dels que volen que canviïn les coses, i el dels que no volen que caviï res.
Imagineu que la gent, contra tot pronòstic, pot tombar les expectatives. (I de pas, fer la guitza als que s'hagin refugiat sota la faldilla equivocada).
Imagineu que construïm el PSC que necessita Catalunya.
Imagineu que ens en sortim amb la nostra...
...depèn de vosaltres, de tots nosaltres!
Us voldria plantejar un exercici d'imaginació:
Imaginem que hi ha un partit, socialista potser, que ha perdut al temps la seva identitat i el suport majoritari de la ciutadania.
Imaginem que hi ha un partit convertit en una maquinària electoral, hostatge del màrqueting, que s'ha oblidat de la seva vocació de transformació social.
Imaginem un partit fet a la mida de gent petita, tant a seva mida que quasi no hi cap ningú, que ha centrifugat el talent.
Imaginem que hi ha un partit a on el motor s'ha cregut més important que el cotxe, i ha volgut triar el trajecte.
Imaginem que hi ha un partit lluny de la seva gent, tan lluny de la seva gent que el servei més gran que demana als seus és que “no molestin”. Un partit a on pensar, ja no diguem preguntar, ha esdevingut un esport de risc.
Imaginem que hi ha un partit a on la militància, a cops de consigna, ens hem oblidat de pensar, i d'aixecar el braç per dir la nostra.
Imaginem que hi ha un partit que s'ha menjat els seus símbols. De veritat que no trobeu a faltar les roses roges? Les hem substituït per un quadrat immòbil, hieràtic, fred i minimalista... potser tot un símbol d'una etapa que s'acaba.
Aquest partit imaginari té un evident problema de cultura política, que no entraré a descriure, perquè ja ho hem fet suficientment al llarg d'aquest procés. El cas és que, en definitiva, no és el partit que ens imaginàvem, és el partit que ens temíem.
Cert és que alguns de vosaltres ja ho havíeu anunciat i denunciat, fa ja 15 anys. Ara les hores són tan greus que us donen la raó. Els clamorossos resultats marquen el final del paradigma polític que es va definir els anys 94 i 96. S'ha esgotat un cicle.
Però imagineu que, quan les coses van malament, però molt i molt malament, en aquest partit vençut i desorientat, els militants decideixen prendre part, prendre de nou el partit. Imagineu que davant d'aquest procés congressual tan estrany, ressoregix una militància conscient de la seva responsabilitat, del seu poder.
Nosaltres som dels que pensem que els canvis s'han de fer, no s'han d'exigir. Mentre alguns recompten vots desesperadament per veure sota quina faldilla s'han de refugiar, altres fem propostes de canvi per reconstruir el nostre projecte. Sabem que aquest és un camí d'esforç, perseverància i audàcia, ja que el tacticisme imperant no es pot resoldre amb més tacticisme.
Imagineu que ens conjurem, no tant per guanyar, com per deixar clar qui ha de perdre aquest congrés: El XIIè Congrés l'han de perdre els reglaments restrictius; l'han de perdre les trucades amenaçants, que mai més no es tornin a repetir, i que si es repeteixen, ens sentim lliures de penjar el telèfon; l'han de perdre els candidats cuneros.
Imagineu doncs un partit a on s'ha extirpat el concepte de disciplina de vot.
Imagineu, i això sí que és una proposta innovadora, un partit que constitueixi un comitè anti-ridícul, que activi un protocol quan s'alerti d'excessos de patetisme a l'hora d'agafar-se a la cadira.
Imagineu un partit que descobreixi que una queixa és un tresor.
Imagineu un partit que passi per la derrota, però no per la ignomínia. Un partit que abandoni els despatxos i surti al carrer.
Imagineu un partit que recuperi el prestigi social i l'orgull. Un partit que mai més hagi d'amagar el seu logo en una campanya electoral, perquè estem orgullosos del nostre llegat!
Avui tots i totes estem temptats de demanar al Nàtius: què faràs? Però la pregunta de debó és què pensem fer tots nosaltres. No és tant si ell arribarà fins al final, sinó si nosaltres estem disposats a arribar fins el final.
Gatopardisme o renovació real, aquest és l'únic dilema d'aquest congrés. Sembla que hi ha més opcions, però realment només hi ha dos bàndols: el dels que volen que canviïn les coses, i el dels que no volen que caviï res.
Imagineu que la gent, contra tot pronòstic, pot tombar les expectatives. (I de pas, fer la guitza als que s'hagin refugiat sota la faldilla equivocada).
Imagineu que construïm el PSC que necessita Catalunya.
Imagineu que ens en sortim amb la nostra...
...depèn de vosaltres, de tots nosaltres!
Llavor al Raval (per Francesc Trillas)
Ahir al Raval es va plantar la llavor del futur PSC. En l'acte de presentació de la candidatura de Joan Ignasi Elena a la primera secretaria del PSC van intervenir abans que el candidat una desena de persones, la majoria d'elles joves i desconeguts de l'opinió pública, però amb trajectòries ja importants en la seva vida professional o política. Es va fer una crítica contundent del funcionament tancat i oligàrquic dels partits polítics, i es va fer una crida a recuperar els valors fundacionals del PSC, sota una foto divertida d'en Joan Reventós i un eslògan clar: "Pensa Diferent". Es van dir coses ja conegudes i d'altres entre divertides i originals. Algú va suggerir crear un comitè del partit contra el ridícul, intentant evitar la tendència d'alguns dirigents a prendre decisions que només són comprensibles en un context d'endogàmia i tancament. Va ser un acte que marca un camí a seguir. Hi ha molta feina a fer, com realitzar una reflexió molt més profunda sobre la crisi econòmico-financera, i elaborar un projecte on els aspectes organitzatius, sòcio-econòmics i de federalisme, es complementin millor. I crear organització de base. Però el PSC del futur (i tot s'ha de dir, un Nou Cicle reciclat, que ja era hora també) va treure el nas ahir al Raval. El vell PSC ha mort. No ens enganyem, els morts de vegades, en forma de zombies, poden seguir controlant el terreny (els congressos amb reglaments d'enroc o catenaccio), però són zombies. Obrim pas al PSC del futur.
lunes, 28 de noviembre de 2011
¿Fútbol en catalán como bien preferente? (por Pedro Alas)
El gobierno de la Generalitat que preside Artur Mas ha anunciado su voluntad de reducir el número de canales de televisión digital terrestre en abierto que emite la empresa pública de televisión catalana, así como de reducir el presupuesto en general de dicha corporación, como parte del paquete de recortes presupuestarios que deben realizar todas las administraciones. La directora de la televisión pública ha respondido “amenazando” con eliminar el fútbol en directo y en abierto que viene ofreciendo el principal de estos canales, TV3. Algunas crónicas dicen que con casi toda seguridad uno de los canales que desaparecerá será el último que se inauguró, que fue un canal de deportes de 24 horas (Esport 3), cuyo atractivo principal para el espectador es el fútbol, y en particular el seguimiento de las noticias relacionadas con el FC Barcelona. Para mi sorpresa (quizás he leído mal), incluso un diputado socialista, Joan Ferran, que en el pasado había sido crítico con la “costra” nacionalista de TV3, ha defendido que no debe haber recortes en la televisión pública. Supongo que una posible defensa del fútbol en TV3 podría ser parecida a la que se hizo en su momento para defender que en sus inicios TV3 tuviera como uno de sus programas estrella la versión doblada al catalán de la pegajosa serie norteamericana “Dallas”: su popularidad haría que incluso los no catalano-hablantes vieran la tele en catalán, contribuyendo así a la normalización lingüística de este idioma en la sociedad. Aunque, como ya se ha notado en “La Vanguardia”, los grupos privados están deseando un adelgazamiento de la televisión pública, sus defensores deberían reflexionar sobre si en momentos de tantos recortes sociales está justificado mantener una sección sobre-dimensionada de deportes, con periodistas showman y a veces empresarios (o aspirantes a empresario, como lo fueron en su momento Joan Patsy o Tatxo Benet, que después de su paso por TV3 se forraron en el sector) que practican un periodismo muchas veces sesgado y fanatizante. Destinar además cuantiosas cantidades públicas a pujar por derechos televisivos que proporcionan al espectador un bien privado, especialmente deseado por la población masculina, no sé si vale ya la pena en una época en que la herramienta principal de normalización lingüística debe ser la inmersión en las escuelas. La intervención de los poderes públicos en la economía se justifica cuando hay bienes colectivos o públicos, cuando hay razones de equidad o cuando hay que ofrecer “bienes preferentes” que los consumidores no eligirían por si solos (como muchos productos en catalán) y que se consideran necesarios por alguna razón de riqueza social o cultural. Ninguno de estos supuestos justifica en la actualidad, en los tiempos que corren, el derroche de dinero y fanatismo que supone la sección de deportes de TV3 (lo dice uno del Barça). Por no hablar del derroche que supone invertir en un sector tan mafioso como el de las carreras de motor. Mejor sería gastar la mitad de dinero en poner BBC World en la TDT con subtítulos en catalán, donde de paso nos enteraríamos de magníficos documentales sobre la corrupción en el fútbol y la Fórmula 1.
lunes, 21 de noviembre de 2011
PER UNA PROFUNDA REFORMA ORGANITZATIVA AL PSC (per Francesc Trillas)
Una proposta des de la majoria per als delegats al Congrés
La necessària reconstrucció del socialisme català passa simultàniament per una actualització del projecte polític i per una reforma organitzativa (de les formes i els instruments) en profunditat. Sense l’una, l’altra no serà creïble ni factible.
En el congrés del PSC dels dies 16, 17 i 18 de desembre, 34 de cada 35 afiliats no seran delegats i per tant no podran decidir ni qui és el primer secretari o primera secretària, quina és la comissió executiva, ni quina és la futura política i estructura organitzativa del partit. Si un dels 34 vol fer una proposta, crec que és rigorós dir que es tracta doncs d’una proposta des de la majoria del Partit.
En la meva ja llarga trajectòria com a militant socialista, he tingut una obsessió per les qüestions organitzatives. Vaig ser durant 5 anys Secretari d’ Organització de la JSC, suposo que vé d’allà. També vaig presentar una ponència (amb l’actual politòleg Jaume Magre) a la conferència d’organització del PSC que es va fer abans del Congrés de Sitges, on crec que demanàvem ja importants canvis organitzatius (he perdut el document). Després vaig viure 7 anys a l’estranger, i mentre completava els meus estudis no deixava de pensar en aquestes coses. Me’n recordo pul.lulant per les bibliioteques d’una coneguda universitat britànica, i distraguent-me de la meva tesi llegint coses sobre la història de les maquinàries polítiques als Estats Units. De vegades m’he arribat a plantejar si era un malalt, preocupat de coses que no semblaven preocupar a ningú més. Almenys ara veig que, si sóc un malalt, la malaltia és compartida per molts dintre del PSC (Nou Cicle, +PSC, el regidor de Barcelona Jordi Martí, els signants de diversos manifestos), i per molts fora del PSC. Només en les darreres setmanes he vist frases fent un crit per la reforma de les organitzacions polítiques a personalitats com el malaurat Javier Pradera, Paolo Flores d’Arcais, Vaclav Havel, i tants altres.
Tots aquests tenim en comú que creiem que els actuals partits polítics tal com funcionen (en especial, els partits polítics de l’esquerra, perquè la dreta no necessita tenir partits decents) no poden ser un instrument adequat per millorar la democràcia. I tenim una sèrie de propostes concretes sobre com reformar aquests partits. També haig de dir que hi ha persones, totes molt respectables, i fins i tot algunes d’elles ben intencionades, en contra d’una reforma organitzativa dels partits i del PSC en concret. I s’han d’entendre els seus motius. Creuen que hi ha altres prioritats, i que tota reforma organitzativa és arriscada. També crec que molts dels que s’oposen a aquesta per a mi necessitat, defensen interessos creats.
Parlant recentment amb un possible candidat a la primera secretaria del partit, em reconeixia la necessitat de generar una nova cultura política, i reconeixia que el PSC estava en una situació interna molt delicada. I tot i que les seves suggerències no plantejaven grans canvis, però sí alguns de petits, estava d’acord que calia posar sobre la taula algunes idees concretes. Aquí en van algunes:
1) Ningú té solucions miraculoses, però jo no estic d’acord que els experiments siguin perillosos. Experiments, sí. Si cal, controlats, però experiments: vot per Internet, i sufragi universal de tots els militants (en aquest cas, no dels simpatitzants) per elegir primers secretaris.
2) Primàries ofertes a tots els ciutadans (com electors i com elegibles), a dues voltes.
3) Reforma del mètode d’elaboració de les llistes electorals, demanant un mínim de suport de cada candidat (no només del primer de llista) per part de militants i potser simpatitzants. Permetre la continuació per més de dos mandats només de forma excepcional (polítics de reconegut lideratge social), i posar un límit al salari total que pot percebre un responsable polític del partit socialista en qualsevol institució.
4) Congressos: aprovar l’esmena de l’agrupació de Sarrià que demana que una comissió d’experts treballi per elaborar una proposta de com ha de ser un congrés del partit des d’ara en endavant. Aquesta comissió hauria d’analitzar les millors pràctiques internacionals de partits i altres organitzacions. Un Congrés on potser es decideixi només una breu ponència política, que sigui una congrés de celebració i festa on el nou primer secretari arribi ja elegit per sufragi universal dels militants, i es dediqui a consensuar una nova direcció.
5) Consell Nacional i tots els òrgans executius oberts a militants no professionals de la política i a la societat civil.
6) Modernització de les Agrupacions i Grups sectorials (i reducció del número d’aquests darrers).
7) Professionalització dels aparells: requerir un mínim d’estudis i avaluar els seus resultats per part d’una comissió de personal.
8) Política de formació, basada en dos objectius principals: el partit es guia per uns principis fonamentals d’ètica política (que impedeixi acostar-se a la política per defensar interessos particulars, o que posi sota vigilància els militants, inclosos ex-primers ministres, que treballen a sou de grans empreses privades), i la política no ha de ser una excusa per abandonar prematurament els estudis i no tenir una carrera professional al marge de la política.
9) La política d’immigració no ha de passar per organitzar grups d’immigrants pel seu origen diferenciat.
10) Supressió simbòlica de la secretaria d’organització.
No crec en a l’assembleïsme ni que la solució sigui senzillament més democràcia interna. La solució és un partit més modern, que sigui un millor bé col.lectiu al servei d’una societat més justa. La nostra societat viu una crisi profunda que ha fet augmentar dràsticament les desigualtats. Els sectors més vulnerables no es poden permetre seguir tenint una política estreta i privatitzada per oligarquies incompetents.
Els partits que han acumulat molt de poder inevitablement cauen en la institucionalització i la burocratització, que en el pitjor dels casos poden derivar en clientelisme i corrupció. En el PSC n’hi ha hagut, i no n’hi pot tornar a haver. L’ús de la Diputació de Barcelona i altres institucions com a menjadora ha estat una vergonya que no s’ha de tornar a produir. La concentració del poder en poques mans ha portat a renovacions generacionals endogàmiques que no han portat als millors líders juvenils de la societat a militar en el partit socialista, amb honroses excepcions.
Els partits basats en maquinàries de base clientelar històricament garanteixen certa eficàcia electoral. Això ha deixat de ser així. En el futur, només es pot recuperar la confiança de la majoria progressista de la societat si es torna a demostrar que la política està inspirada per una vocació de servei als sectors més vulnerabes de la societat.
El PSC ha de dedicar les seves fundacions i centres d’estudi a estudiar una altra vegada la moderna ciència política i la teoria i pràctica de les organitzacions. Cal superar l’antiga “estasiologia” (estudi descriptiu dels partits polítics). El PSC ha introduit poques reformes que no han afectat l’essencial. Es va fer un petit esforç d’estudi i innovació fa uns anys, que està esgotat. Cal connectar amb el que s’estudia sobre organitzacions a les millors universitats del món, per tal de fer una millor política de recursos humans. A la vegada, no fer una reforma freda i tecnocràtica, sinó emmarcar-la en un esforç de reforma del projecte polític que actualitzi el disseny fundacional de fer un gran partit socialista que garanteixi la unitat civil del poble de Catalunya.
La reforma organitzativa no és independent de les propostes econòmiques de la socialdemocràcia i de l’avenç cap al federalisme i la concòrdia a Catalunya i Espanya. El nou PSC hauria d’estar al servei d’una majoria de progrés a Catalunya. El gran objectiu (possible) ha de ser guanyar la Generalitat, i això no ho pot fer el PSC sol. Cal treballar per una nova aliança des de baix, que arribi a les eleccions amb un programa comú. Està molt bé concentrar les energies a enfortir un pol d’aquesta aliança, el socialista, però això no es farà d’esquena a la realitat de construir quelcom més gran.
Certament, si la reforma ha de ser profunda i ha d’afectar a la cultura política, no pot ser una mera reforma formal. Les regles no escrites són igual o més importants que les no escrites. Un fort impuls ètic i un ferm compromís col.lectiu per una nova cultura política són més important que qualsevol reforma formal concreta. Però sense noves estructures serà difícil avançar cap a una nova cultura política.
sábado, 12 de noviembre de 2011
Nosotros, los anómalos (por Pedro Alas)
Duran Lleida, entre las perlas que está soltando en esta campaña electoral, ha dicho que ya es hora de solucionar la "anomalía" de que en Catalunya no ganen las elecciones generales las fuerzas puramente nacionalistas ("que no dependan de Madrid" o algo así, ha dicho). Ya nadie parece escandalizarse de que alguien siga dividiendo a la sociedad entre buenos y malos catalanes. Pero ahí está como siempre la derecha despreciando a las mayorías (lo mismo que hizo el PP en 2004): supongo que a veces les vienen ganas de volver a reinstaurar un sufragio censitario que evite las "anomalías". En Catalunya, no sólo los anómalos vienen ganando todas las elecciones generales desde 1977, sino que también han ganado la mayoría de las municipales y europeas, y varias veces las autonómicas. Y si, parece que el 20-N puede repetirse que la mayoría de electos catalanes sean anómalos. Lo que debían pensar cuando los anómalos llevamos a un anómalo nacido en Andalucia a la presidencia de la Generalitat en 2006. Cuando el anómalo se puso delante de una manifestación de Omnium Cultural, su altura de miras les llevó a intentar agredirle. Lo anómalo es que alguien como Duran Lleida haya sido el político más bien valorado de España durante tanto tiempo, y que en su federación política le sigan dejando encabezar una candidatura que corre serio y merecido riesgo de quedar como tercera fuerza política de aquí a una semana. En el conjunto de España probablemente ganará una mayoría de derechas, y la respetaremos, y seguiremos trabajando para que dure poco, pero mientras tanto quizás a Duran Lleida valga la pena recordarle que lo que ha producido la anomalía es la libertad, la misma con la que nos permitimos recomendarle la canción de un añorado vecino.
martes, 8 de noviembre de 2011
Saludo el nou bloc d'en Carles Martí (per Francesc Trillas)
En Carles Martí ha inaugurat el seu bloc. En Carles tindrà el meu vot com a senador el proper 20 de novembre. En el senat podem triar les persones que ens representaran, no només el partit, i per tant és important que les persones que es presenten es puguin adreçar directament als electors. Ja que tenim llibertat per triar, haig de dir que la resta de persones de la candidatura conjunta PSC-IC no tenen garantit el meu vot (m'ho haig de pensar, tot i que en general estic molt a favor de la col.laboració PSC-IC). A més, el blocaire en aquest cas té una capacitat de reflexió i exposició que més que justifiquen la iniciativa. En la seva primera entrada després d'una presentació, en Carles es compromet a impulsar una sèrie d'iniciatives de regeneració política des del Senat, que em semblen absolutament encertades. Tot això no és per fer-me el pilota. He discrepat moltes vegades fraternalment d'en Carles Martí i espero seguir-ho fent. Però aquesta vegada celebro que s'afegeixi al diàleg del ciber-espai i l'animo, com ja vaig fer el dia que vaig recolzar la seva candidatura a Senador a l'agrupació de Sarrià del PSC, a ser una veu nova que des del Senat treballi amb una actitud valenta, per fer front a la crisi evident que pateix la política i les organitzacions i institucions polítiques.
domingo, 6 de noviembre de 2011
Nosaltres, primer? Independents però antipàtics? (per Siscu Baiges)
A la vida anem prenent decisions que determinen cap a on ens decantem. Cada decisió que prenem comporta posar en una hipotètica balança els avantatges i els inconvenients d’allò que estem valorant i decantar-la cap a un costat o l’altre. I amb aquesta decisió sempre hi ha satisfets i perjudicats.
Governar és prioritzar, diuen. Determinar en quines partides s’inverteixen els diners que es tenen. Algun dia, però, hauríem d’aconseguir governar sense dependre dels diners de què es disposi. Que els diners –la seva migradesa- no fossin la causa que es tanquin serveis socials, de salut o escolars. O que es deixi gent sense casa o passant gana o fred.
I arribats al tema dels diners és quan toquem os. L’argument que Madrid ens escanya, ens deu diners i que per això no es pot tenir una societat més justa a Catalunya funciona. Fins i tot, jo, que no simpatitzo amb les idees nacionalistes i independentistes, entenc que és un argument convincent.
El “si tinguéssim diners...” serveix a Boi Ruiz per tancar per la nit centres d’atenció primària i als pares per estalviar-se comprar joguines estúpides als fills. Probablement l’únic argument que el meu fill accepta quan em nego a comprar-li alguna joguina és el seu cost. El tenen ben enxampat amb la concepció capitalista de la vida. I jo que me n’aprofito.
Al fil d’aquest argument, cal plantejar-se què passaria si Catalunya fos independent, com pronostiquen les enquestes encarregades i manipulades pels actuals governants de la Generalitat.
La idea, entenc, és ser independent d’Espanya però no d’Europa. En aquest cas, si Catalunya fos un país amb superàvit o amb un deute que donés confiança als mercats; és a dir, si fóssim uns nous “alemanys” o “austríacs”, ¿acceptaríem compartir la nostra riquesa amb els famosos PIGS? Donaríem diners a Grècia, Portugal o, vés a saber si a Espanya, per ajudar-los en els seus tràngols econòmics? Acceptaríem que s’unifiquessin tots els deutes europeus, perdent-hi diners o seguretat econòmica, en l’aposta a canvi de l’equilibri social i el progrés de països amb problemes?
Si Catalunya fos independent, seríem un país simpàtic i solidari o uns “bordes” engreïts i insolidaris, com els “merkelians” que ara s’entesten a no resoldre els problemes que té pantejats la Unió Europea?
Suposo que els que han dedicat la seva vida a la causa de la independència no pensen perdre gaire temps en aquestes cabòries. D’il.lusió també es viu. De fet, jo aniria més enllà i diria que es viu perquè es tenen il.lusions.
Però crec que fora bo que ens plantegéssim aquestes qüestions quan escoltem l’expressió “nosaltres, primer”. Una expressió que, per cert, fa de mal dir en boca d’un cristià, democristià o similars. “Els últims seran els primers”, deia el seu líder. La caritat cristiana, ben entesa, es veu que no comença per un mateix.
sábado, 5 de noviembre de 2011
Votar, malgrat tot (per Francesc Trillas)
La democràcia és molt imperfecta, però és el menys imperfecte dels sistemes coneguts. Hem de treballar molt per millorar-la, però és una criatura fràgil, i hem de vigilar de no espatllar les coses bones que té quan intentem millorar les que no ens agraden. Si hi ha un aspecte positiu de la greu crisi que amenaça Europa, és que fins ara ningú ha plantejat seriosament que la solució es trobi fora de la democràcia. Aquesta té molts components, entre ells la llibertat d'expressió, el respecte per les minories i la protecció dels drets humans. Un d'aquests components és el vot. Les eleccions no són un mecanisme perfecte de presa de decisions, però davant de l'urna tots som iguals, el vot de tots els majors de 18 anys val el mateix (amb alguns matisos per l'existència de sistemes electorals que primen a les zones rurals). A mi no m'agrada ni com s'ha elegit ni molts aspectes de la llista electoral que votaré el dia 20 de novembre. Però a aquestes alçades tinc una ideologia força clara, i si vaig recolzar la força que millor representa aquesta ideologia en moments en què havien succeït esdeveniments molt més reprobables que gestionar més o menys malament una crisi econòmica (em refereixo als GAL i al finançament il.legal), francament no veig que ara, per molt greu que sigui la crisi, i per molt imperfectes que siguin els mecanismes de selecció en el meu partit, hauria de canviar d'opció. No veig que les alternatives siguin millors, ni estiguin més a prop de la meva ideologia. La socialdemocràcia ha donat els sistemes de prosperitat més eficaços i que han beneficiat a més gent de tota la història de la humanitat. En moments de dificultats és precisament el moment de defensar amb força aquesta veritat. Altres opcions són molt respectables, però no ens acosten a aquest ideal.
domingo, 30 de octubre de 2011
Viva Aznar y la selección, por si acaso (por Pedro Alas)
Hoy hay un interesante artículo del Profesor Garicano, de la London School of Economics, en El Pais de los Negocios. En él se repiten los argumentos habituales sobre la necesidad de que en España se lleven a cabo reformas estructurales, y en particular, una profunda reforma laboral. En el artículo se añade, a diferencia de otros artículos similares incluso del mismo autor, una llamada a que estas reformas se hagan de forma que vayan acompañadas de medidas redistributivas que eviten que las consecuencias en terminos de equidad hagan las reformas inaceptables. Añadir este comentario es muy importante, porque en un pais con 25% de fraude fiscal, con un estado del bienestar muy precario y en peligro, y un sistema impostivo que hace caer el grueso de la carga fiscal en los trabajadores, simplemente es inaceptable que una gran parte de la clase trabajadora adulta vea peligrar su modo de vida sin ningún tipo de compensación a cambio. En eso es en lo que hay que trabajar más: en las consecuencias distributivas de las reformas estructurales. Lo malo de los artículos de los economistas de consenso es que hay que aguantar como intentan colar a Aznar entre los presidentes del gobierno que tomaron medidas impopulares muy necesarias (según el autor, la entrada de España en el euro, como si ésta no hubiera sido una decisión por consenso tomada ya por gobiernos anteriores). O que se ven en la necesidad de poner el deporte español como ejemplo: si hemos sido capaces de ser excelentes en deporte, por qué no en innovación... Como si no fuera muy probable, como creo yo, que exista una correlación negativa entre innovación y excelencia en el deporte como espectáculo: quizás si diéramos menos importancia al deporte como espectáculo, seríamos más productivos.
jueves, 27 de octubre de 2011
Elogio del socialismo vasco (por Francesc Trillas)
El socialismo vasco es muy distinto del socialismo catalán, entre otras razones porque la sociedad vasca es distinta de la catalana, y porque la sociedad vasca, y el socialismo vasco, han sido sometidos al terror de ETA. Desde lejos, muchas veces hemos pensado que cometían errores y hemos pensado que nosotros haríamos las cosas de un modo distinto. Pero es muy fácil ver las cosas desde lejos. Hace muchos años, en 1984, un servidor fue al País Vasco a un evento electoral de las Juventudes Socialistas. Ahí conocí a José M. Mújica, y a un amigo suyo catalán que vivía en San Sebastián, que se llamaba Jaume Torras (creo; ¿qué habrá sido de él?). Me llevaron de copas y a ver un partido de fútbol en Atotxa. Yo no podía imaginar que Mújica iba un día a presenciar el asesinato de su padre en las calles de su ciudad. Ni puedo imaginarme ahora muy bien qué fue eso, porque es inimaginable, como también lo es haber presenciado otros asesinatos arbitrarios de padres y madres por parte de etarras. Odón Elorza, un socialista vasco muy digno, dijo que había que pedir perdón por el GAL, que por cierto dejó de existir hace unos 25 años. Los socialistas vascos han soportado de todo, pero han seguido trabajando por la paz, y lo siguen haciendo aguantando de todo por parte de la prensa de la caverna, a la que podemos seguir todas las mañanas gracias al "Ojo Izquierdo". Algún socialista vasco se merece el premio Nobel de la Paz.
miércoles, 19 de octubre de 2011
El Misterio Durán Lleida (por Pedro Alas)
En los últimos días han aparecido varios artículos expresando su sorpresa por el exabrupto del principal candidato de la federación nacionalista conservadora Convergència i Unió (CiU), Josep Antoni Duran Lleida, quien hizo una comparación de tintes xenofóbicos, en que básicamente acusaba a los campesinos del sur de España de vivir del cuento en comparación con los catalanes. El exabrupto ha dado lugar a una escalada de descalificaciones y reacciones, siendo la última la decisión del equipo de fútbol del Sevilla de llevar un mensaje alusivo a la polémica en sus camisetas en el partido que el sábado próximo disputará en Barcelona en el Nou Camp (gracias nacionalismo por sacar siempre lo mejor de nosotros). Algunos, como decía, han expresado su sorpresa porque tenían al señor Durán Lleida por una persona moderada y ponderada. Debe ser porque no habían escuchado sus coqueteos previos con la xenofobia y el clasismo, como cuando vino a decir que las familias de las partes altas de Barcelona tenían una visión edulcorada de la inmigración, porque para ellos los inmigrantes eran las personas que ellos veían realizando servicios domésticos y familiares en sus casas, y no los violentos que asustaban a los niños en las escuelas públicas. A mi lo que me parece francamente sorprendente y misterioso es que en los últimos años Durán Lleida haya sido el líder político más bien valorado de España, de toda España. No sé si será porque su ideología coincide con la de muchos españoles, o porque la mayoría de españoles sólo percibe la cara amable del personaje, y desconoce el hecho de que lleva décadas liderando un partido que ha estado implicado en multitud de casos de corrupción y financiación ilegal. Los hechos son: el Sr. Durán es un señor de derechas (de un partido cristiano al que no se conoce un especial celo en luchar contra los aspectos más oscuros de la iglesia católica, como los casos de pederastia), portavoz de los intereses de la gran empresa en el Congreso, que ha dirigido sin realizar jamás la más mínima autocrítica un partido implicado en numerosos casos de corrupción, y que en varias ocasiones ha coqueteado con el racismo. El misterio es cómo este hombre (que fue acusado por un diputado ex compañero suyo de federación de cosas mucho peores) ha sido durante tanto tiempo el político mejor valorado por los españoles en las encuestas.
viernes, 14 de octubre de 2011
Lliçó Asensio (per Francesc Trillas)
Ahir a l'assemblea del PSC a l'agrupació de Sarrià es va produir un d'aquells episodis que ens reconcilia amb la política, la democràcia, i la condició humana. Resulta que, contràriament al que s'havia anunciat en una assemblea anterior, la direcció de l'agrupació (amb la millor de les intencions, però responent a vells tics) va anunciar que proposava una "candidatura de consens" per als 7 delegats que l'agrupació pot enviar al Congrés del PSC de desembre. Es va donar les gràcies a les persones que havien inicialment manifestat la seva intenció de ser delegats, però que havien declinat presentar-se per facilitar el consens. Davant de l'astorament generalitzat, no va ser un dels que havia declinat presentar-se qui s'hi va oposar, sinó un dels 7 de la llista suposadament consensuada: el professor de la UAB Javier Asensio, que no semblava gens intimidat per la presència d'importants dirigents del PSC locals i nacionals. Va dir que ell renunciava a ser delegat (tot i figurar a la llista de "consens") si no hi havia una votació oberta. Es va generar un debat intens que va tenir com a conclusió que diverses persones que suposadament havien declinat presentar-se, s'ho repensessin, i es va produir efectivament una votació oberta amb més candidats que places a cobrir. Es van repartir paperetes, i cada assistent a l'assemblea va poder lliurement posar creuetes al nom del 75% dels llocs a cobrir (com és reglamentari), o sigui 5 candidats. Fet el recompte, Javier Asensio va quedar el vuitè classificat, perdent la condició de delegat que hagués tingut assegurada si no hagués desencadenat el debat que va desencadenar. La llista dels 7 més votats diferia en dos (Asensio i una altra persona) de la llista "de consens". Quan sacrifiquem els interessos individuals en favor de l'interès general comú no només estem clavant un clau en el taüt del vell PSC (per construir-ne un de nou que sigui un millor bé col.lectiu al servei dels nostres ideals fundacionals), sinó que avancem uns metres mes en el camí cap a un món millor.
domingo, 9 de octubre de 2011
La marcha (por Cherie Zalaquett)
(25 de septiembre de 2011)
Amaneció lloviznando; una garuga densa y persistente caía sobre Santiago, pocas horas antes de la marcha. No quise ver las noticias, me asomé al balcón y respiré hondo para percibir la temperatura, la atmósfera previa a un día de marcha estudiantil. El ala sur de la terraza estaba húmeda con gotas que resbalaban agitadas por el viento, pero el ala oeste totalmente seca. “Esto quiere decir que va despejar”, pensé, tratando de serenarme. No se trataba esta vez de cualquier marcha, no podíamos fallar. El gobierno había insistido a través de sus medios acólitos que el movimiento estudiantil estaba desgastado y dividido, que ya su capacidad de convocatoria estaba mermando. Si ello era así, ¿de dónde sacaríamos esperanzas? Tendríamos que acostumbrarnos de nuevo al paisito borrego en que hemos vivido desde el retorno a esta democracia falsa, puramente formal y tan semejante a la ciudad burguesa de Descartes. Así como Descartes se construyó una ciudad provisoria, con una moral provisional para esperar el futuro y el burgués nuevo, así nosotros nos construimos una democracia precaria para librarnos de Pinochet. Así vivimos 20 años, con la decepción atascada en la garganta, pero resignados acumulando rabia. Muchos se murieron en ese estado, los que quedaron aprendieron a vivir como entes, “inxiliados”, contemplando la noche larga a través de los barrotes del mercado y encogiéndose de hombros ante cualquier ilusión. Otros más radicales, como los mapuche, quemaban plantaciones forestales, cortaban caminos, hacían huelgas de hambre, ante la indiferencia sorda de una masa esclavizada a los créditos financieros. Trabajar para pagar era la única consigna. El colonianismo reeditado en una versión postmoderna del capitalismo global.
Mientras el chorro de la ducha caía sobre mi cuerpo, no sé por qué me acordé de Pat Henry y los diablos azules, tocando los temas “Te quiero” y “Jugando en la playa” a fines de los años 60, en las giras del show 007, en el teatro Plaza de Vallenar, cuando tenía 11 años y la década de las más hermosas utopías y revoluciones se deshojaba ante mí sin que pudiera comprenderla. Nunca me perdonaré haber sido tan joven en esos años como no puedo perdonarme ser tan vieja ahora que esa atmósfera ha vuelto para enseñarnos a soñar. Me pregunto una y otra vez porque nací desfasada de época, con la trayectoria biográfica cortada abruptamente por el golpe y la dictadura. Sólo me queda el eco de las canciones que oía en esos años por la radio y que ahora puedo recapturar en You Tube. La música aprisiona los recuerdos, los pone en contexto.
El mocascino está caliente y dulce camino al bus que me lleva a la universidad. En el trayecto pasamos por el Museo de la Memoria. Pienso en esos cuerpos sacrificados en la lucha por el capitalismo y me estremezco al ver que sus huellas están ahora al servicio del mismo capitalismo que combatieron; esperando un mercado de turistas, un tour del horror que se reedita cada día en ese museo construido por un proyecto CORFO para capitalizar el dolor.
El bus se detiene en la puerta lateral de la USACH, ya están los vehículos verdes de la represión apostados y al acecho, los pacos, los culiados de siempre ¿por qué ese destino fatal de brazo armado del fascismo para esos sujetos populares obligados a luchar en contra de su propia clase? El paco que asesinó al estudiante en Macul es de apellido mapuche. La ideología capitalista lo “desetnizó”.
Camino hasta la oficina de mi profe a buscar un libro que debo leer para el lunes. El contrasentido de ser estudiante de doctorado, mi profe es una jovencita con anteojos de Mafalda, apenas pasa los 30 y ya está post, post, post doctorada. Algo huele mal en el aire grisáceo que se estrella contra los jardines de la USACH. Hay una sensación de despoblado flotando por todas partes. ¿Irá a fallar la convocatoria?, me pregunto con miedo de profecía autocumplida. Son extrañas las áreas verdes en el patio de esa universidad popular. No se ven como sobrios jardines de campus; la vegetación está proletarizada como la arquitectura de casa fiscal, vecina de bloques de departamentos con ropa colgada en las ventanas. Ni siquiera la piscina tiene en la USACH esa identidad de elite que es tan nítida en el campus Oriente de la UC. Pero por eso mismo escogí estudiar donde está el mundo popular. Todo lo elitista me da alergia.
Tengo miedo otra vez. Miedo de que la gente no salga a la calle y se acoquine una vez más en su vida burguesa, en su crédito, en su deuda, en su suelducho o en su sueldazo, en su cuota mezquina de poder funcionario. La profe está en una reunión en su pequeña oficina donde palillos de incienso disimulan el olor a cigarrillo. Mientras me pasa el libro, me cuenta que está furiosa con la ultraizquierda y no irá a la marcha. Ayer desbarataron una votación destinada a dirimir la vuelta a clases y el cierre del semestre. Los anarcos del partido “Armas de la crítica” se negaron a prestarse al chantaje del gobierno y destruyeron el lugar de la votación. “¡Sólo quieren la democracia cuando les conviene!”, reclama la profe. Me dan ganas de decirle: “Mocosa, no hay nada que esperar del sistema”, pero sus aires post, post doctorales me inhiben, porque aunque no he roto ninguna votación ni he tirado piedras y probablemente no lo haré, me gustaría que todos se fueran sumando a una huelga indefinida hasta hacer caer, no al gobierno, sino al sistema completo. Antes pensaba que era imposible, ahora creo que es sólo cuestión de resistencia y coraje. Pero es algo que nunca hemos tenidos los chilenos en 200 años de historia: coraje para sacudirnos la dominación. “El peso de la noche” de la era portaliana nos pena hasta hoy. “Estoy pensando si ir o no ir. No creo que sea bueno regalarles otra vez cien mil personas en la calle”, dice la profe. Ya sé que lo tiene decidido y no irá la marcha, me digo mientras camino hacia la puerta por los pasillos despoblados de la USACH. ¿Cuántos indignados con los ultras se van a restar?, precisamente ahora que necesitamos una demostración de fuerza.
En el portón hay guardias privados con uniforme azul controlando el acceso. Instintivamente me llevo la mano al bolsillo y toco mi TNE, mi tarjeta estudiantil. Pero rápido comprendo que no la necesitaré para salir.
Afuera me está esperando mi compañero de doctorado, Alex Zapata, con su mochila a la espalda y su gorro de encapuchado. Fumamos nerviosos y nos movemos con dificultad entre los estudiantes que empiezan a congregarse en la vereda. Miramos la hora: 10:30 de la mañana. Poca gente. No tenemos hambre, sólo ansiedad. Bajamos al Metro a esperar a nuestro compañero Alex Ibarra, el huaso filósofo de Maule. Poco a poco la estación del metro se empieza a repletar. Bajan de los carros cientos y cientos con banderas y lienzos, otros con bombos y empiezan a protestar ahí mismo en la estación. Nos miramos con Alex, sonreímos, suena el celular, no se escucha nada. Es Alex Ibarra atrapado en la Estación Universidad de Chile nos envía un mensaje de texto que pronto se unirá a nosotros. La alegría nos estremece al ver esas hordas que bajan de los carros gritando. “Vamos compañero, hay que ponerle un poco más de empeño. Salimos a la calle nuevamente. La educación chilena no se vende. Se defien-de”.
¡Que linda es la izquierda! ¡la cultura de izquierda! Es una utopía permanente de creer que porque somos más podemos ganar y es mentira, los menos nos ganan y nos han ganado siempre, porque tienen el poder. Ha sido así en toda la historia, pero aquí estamos de nuevo soñando en una boletería de Metro que podemos cambiar el mundo ¡con una marcha estudiantil!
¡Ingenuos somos y seremos siempre!
Estamos convencidos que la marcha nos ayudará y abrazamos a Alex Ibarra cuando baja del Metro ¡con un amigo!, uno más que sumar a esta convocatoria. Nos abrazamos felices. Esta felicidad nos durará hasta el final.
Subimos las escalinatas de Estación Central y tomamos colocación en el medio de la calle. Las banderas y los lienzos flamean al compás del viento primaveral“¡Vamos compañeros!”. Yo que nunca bailo. En las marchas, bailo. La danza, como dice Sartre en el prefacio de Los condenados de la tierra, de Franz Fanon: “Los colonizados…bailan; eso los ocupa; relaja sus músculos dolorosamente contraídos y además la danza simula secretamente, con frecuencia, a pesar de ello, el No que no pueden decir, los asesinatos que no se atreven a cometer. En ciertas regiones utilizan este último recurso: el trance. Lo que antes era el hecho religioso en su simplicidad, cierta comunicación del fiel con lo sagrado, lo convierten en un arma contra la desesperanza y la humillación”.
Sólo con tomarse la calle se inicia, una vez más, la reversión del terrible proceso de la dictadura. Desde la polis griega que la política se hace en la plaza, en el ágora, es decir, en el espacio público. Hacer política pasa por tomarse el espacio público, pero eso la derecha no lo sabe ni lo entiende ni lo quiere entender. Lo que la dictadura hizo en definitiva para despolitizar al país fue privatizar el espacio público, convertirlo en un lugar peligroso, restarle todo sentido colectivo a la calle. Ese es el proceso que se está revirtiendo hoy.
Vamos adelante por el espacio público ya tomado, avanzando hacia la meta. ¿Cuál es la meta? La física, la Plaza Almagro. La espiritual, no sabemos, pero marchamos igual. Decididos, animados, el sueño de la izquierda depende de la salud de nuestros pies, de la capacidad de caminar. Fui al traumatólogo, me puse plantillas, me compré zapatos especiales para que mis pies puedan acompañarme en las marchas y en la danza. Nuestra alegría depende de la capacidad de cantar en el camino, de soportar el hambre, de superar el aburrimiento que supone caminar tantas cuadras. Pero aquí estamos, dispuestos con toda la voluntad. Alex Ibarra es parte del cordón Sur. El cordón industrial sur del tiempo de Allende, que se levantó en las marchas después de 38 años de sumisión. Es un huaso de Maule, filósofo, porque no le gusta hablar y porque hay tiempo de leer en el campo. Alex Zapata, el proleta, le gusta jugar al encapuchado, provocar a los pacos con piedras, es el profesor de historia increíblemente joven que tiene la paciencia de tragarse la realista convicción de que nunca verá la revolución, pero igual marcha y apedrea cuando puede. Y yo, una burguesa que ha hecho lo posible por renegar de su clase. Me he aprovechado de la condición de soltera sin hijos para permitirme todas las radicalidades. La primera de ellas organizar mi vida para estudiar y marchar. ¿Qué otro sentido podría tener la vida para mí?
Llegamos hambreados a la Plaza Almagro. Está tan repleto que no se divisa el escenario, escuchamos la música de lejos. Ya cumplimos ¿y ahora? Pensamos aburguesadamente: mejor irse, igual va a quedar la crema. Yo estoy muy vieja para me moje el guanaco. Alex Ibarra tiene que hacer clases en una universidad privada, Zapata se acuerda que es alérgico a la lactosa, que no come carne, que su mamá lo está esperando, que su hija se puede desmayar. Yo pienso que no he terminado el informe de lectura de Leopoldo Zea y que el profe José Santos me lo va a cobrar igual. Todos sabemos que ahora vienen las bombas lacrímogenas y las piedras. No queremos ser parte de eso. Pero estamos tan felices, la convocatoria fue maravillosa: 180 mil personas en la calle. Cumplimos, si cumplimos. Ahora a retomar nuestras vidas grises.
martes, 4 de octubre de 2011
La retórica de la economía productiva (por Pedro Alas)
Hoy Miquel Roca i Junyent se explaya en su columna de La Vanguardia con uno de sus viejos recursos retóricos favoritos: hay que fomentar la "economía productiva". Por supuesto, uno va a cualquier libro de texto de economía, y el concepto no aparece por ningún lado. Pero en la retórica política, a veces son útiles recursos dialécticos que, aunque vacíos, pueden enmarcar el debate hacia posiciones que respondan a los objetivos últimos de un determinado grupo, sector o clase social. Lo de la "economía productiva" suena bien porque parece lo opuesto de la economía especulativa o la economía financiera, y suena bien en momentos en que todos sentimos las consecuencias de desregular o regular mal los mercados financieros (aunque la parte financiera de la economía es crucial para que las personas y colectivos pobres salgan de la miseria). Pero cuando se va a la letra pequeña de lo que dice el señor Roca, las cosas quedan más claras, aunque nunca del todo, porque la clave de una buena retórica política al servicio de intereses minoritarios, es precisamente que las cosas no queden claras (porque en una democracia los intereses minoritarios tienen las de perder). La letra pequeña lo que dice es que no hay que subir la presión fiscal para no ahogar la inversión privada. Es decir, más agujeros en el impuesto de sociedades y menor presión fiscal todavía para las rentas del capital. Eso es lo que ha hecho siempre CiU, o por lo menos lo que ha hecho en las últimas tres décadas, y lo sigue haciendo ahora con un mayor despliegue de recursos retóricos (soberanía, pacto fiscal, transición nacional): defender los intereses de la gran empresa y la burguesía, en Cataluña y en España, desde los parlamentos o los despachos de tráfico de influencias. Defendamos la economía productiva si eso significa impulsar una vigorosa competencia que limite el poder de mercado de monopolios y oligopolios, y acompañemos eso de un Estado fuerte, apoyado por una fiscalidad más equitativa y eficiente, que cree un colchón social suficiente y permita una igualdad real de oportunidades, incluyendo unos mercados financieros eficientes y bien regulados.
jueves, 29 de septiembre de 2011
Rubalcaba sí, pero... ¿Hay alguien más? (Por Francesc Trillas)
(Dedicado a Quico Mañero)
Hay un chiste de Eugenio en que un hombre se cae por un precipicio y, en su caída, consigue finalmente agarrarse a una rama, que apenas le sostiene. En su desesperación, el hombre grita: “¿Hay alguien?” Tras varios gritos de socorro, se escucha una voz profunda que dice: “Si, hijo mío, soy Dios... déjate ir tranquilamente que unos ángeles bajarán del cielo para ayudarte...”. El hombre, tras escuchar al Señor y reflexionar por un instante, responde: “Gracias, mi Dios, pero... ¿hay alguien más?”
Este chiste me ha venido a la memoria al ver la campaña gráfica del PSOE, que presenta a Rubalcaba en solitario, con una marca del partido bien en pequeñito. A mi el candidato me parece muy bueno, incluso sus mensajes de campaña me parecen acertados, pero, a la vista de que no se quiere mostrar mucho más, cabría preguntarse: ¿pero hay alguien más?
Esto viene a cuento de la vieja receta de los aparatos y asesores de imagen de que no hay que mezclar las campañas electorales con los debates internos de los partidos. Sin embargo, esta es una falacia que no se tiene en pie, a mi modo de ver por lo menos. Las campañas electorales son el momento culminante de la democracia, y por lo tanto deben formar parte del debate sobre la mejora de la democracia, y por lo tanto de los partidos. De hecho, recuerdo tres campañas muy exitosas, en contextos muy distintos, en que se tuvo éxito no sólo por mostrar un buen candidato (que también) sino por prometer de forma bastante creíble que se iba a gobernar y hacer política de otra manera. Me refiero a la campaña del cambio de 1982, a la campaña del cambio del cambio de 1993 (“he entendido el mensaje”), y a la campaña de Pasqual Maragall en 1999 (el mejor resultado del socialismo catalán en unas autonómicas, aunque hubo que esperar cuatro años, con un resultado peor, para gobernar). Esta vez ganar es casi imposible, pero creo que minimizaríamos mejor los daños si integráramos la campaña en un proceso de regeneración del socialismo (español, europeo y catalán), empezando por un proceso de elaboración y selección de las candidaturas que en lugar de primar los premios internos se dedicara a buscar a personalidades que quieran y nos puedan ayudar.
martes, 27 de septiembre de 2011
En busca de la verdad (por Vicente Coscolla)
En la reciente visita que Benedicto XVI ha realizado a España con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud las referencias a “la búsqueda de la verdad” han sido constantes. Por poner unos ejemplos, el Papa ha dicho que “tenemos que ponernos siempre en búsqueda de la verdad”, que “no se ha de perder nunca la sensibilidad e ilusión por la verdad”, que “no hay que tener miedo de la verdad”, que “vengo a encontrarme con los que buscan la verdad”… Pues bien, vamos a hacerle caso y a buscar la verdad sobre la religión que él representa.
Como todos sabemos, el cristianismo se basa en la figura y el mensaje de Jesús, Dios hecho hombre que, tras unos años de ejercicio como predicador, murió en la cruz y resucitó de entre los muertos para redimir los pecados de la humanidad. La Iglesia es la organización creada en torno a su figura, encargada de difundir su ideario, y el Papa es la cabeza de la Iglesia Católica, la rama más importante del cristianismo. Ahora bien, ¿quién era Jesús de verdad?, ¿cuáles eran sus intenciones y su mensaje? Y en base a todo ello, ¿tienen suficiente legitimidad la Iglesia y el Papa?
A la hora de buscar la verdad sobre Jesús nos encontramos que las fuentes históricas que disponemos son escasas. Para los historiadores del momento, que los había, Jesús no fue lo suficientemente importante como para dedicarle una sola línea (existe una pequeña referencia a Jesús en la obra del historiador judeo-romano Flavio Josefo, pero está más que demostrado que es un añadido posterior). Nos hemos de basar, básicamente, en los cuatro Evangelios canónicos (es decir, los “oficiales”, los que conocemos la mayoría) y en el resto de libros que componen el Nuevo Testamento.
Resulta, además, que los cuatro Evangelios que sirven de base para todo el cristianismo (tanto el católico como el de las diferentes escisiones posteriores), se escribieron décadas después de muerto Jesús, cuando el cristianismo ya estaba consolidado como una religión diferente del judaísmo. Porque hemos de saber que, por los datos que aportan los historiadores que han investigado las primeras comunidades cristianas (lideradas por Santiago, hermano de Jesús y líder de la Iglesia de Jerusalén a la muerte de este), el cristianismo no era más que una secta escatológica de la religión hebrea (escatológica significa que anunciaba la inminencia del Fin del Mundo).
En los 150 primeros años de vida del cristianismo se escribieron múltiples evangelios, que convivieron con una extensa tradición oral sobre la vida y hazañas de Jesús. Fue el obispo Irineo de Lyon, alrededor del año 185, quien decidió que los cuatro Evangelios oficiales actuales fueran los únicos válidos, rechazando todos lo demás (los descartados son conocidos como Evangelios apócrifos). Su decisión fue ratificada por la Iglesia en los siglos posteriores, cuando se conformo el actual Nuevo Testamento. Esta decisión de definir qué evangelios eran válidos se hacía necesaria para preservar la unidad del cristianismo, cada vez más amenazada por las divisiones entre sus diferentes comunidades y tendencias: judeo-cristianos contra greco-romano-cristianos, seguidores de la doctrina de Pablo frente seguidores de la de Pedro, los que otorgaban a Jesús naturaleza divina frente los que postulaban que no era más que un profeta, sin olvidar las disputas que generaban las diferentes sensibilidades y personalismos de los patriarcas cristianos de las ciudades más importantes del Imperio Romano, o los debates entre las diferentes sectas gnóstico-cristianas que habían surgido y las disputas entre los gnósticos y los cristianos menos propensos a la mística.
De los cuatro Evangelios, el de Marcos es el más antiguo. Se estima que fue redactado sobre el año 75, en base a diversas tradiciones orales y, probablemente, en un texto desaparecido (lo que los expertos llaman “fuente Q”). Los Evangelios de Mateo y Lucas son de unos 10 o 15 años más tarde y se escriben a partir del texto de Marcos, al que añaden información de otras fuentes para sus públicos respectivos: Mateo se dirige preferentemente a los judíos, mientras Lucas, discípulo de Pablo, lo hace a los no judíos. El cuarto Evangelio, el de Juan, está escrito sobre el año 100 o 110 por un griego cristiano conocido como Juan el Anciano y es el más mítico y menos histórico (el mismo autor también escribió el Apocalipsis). El otro texto histórico importante del Nuevo Testamento, Hechos de los Apóstoles, formaba parte inicialmente del Evangelio de Lucas, pero fue segregado artificialmente por la Iglesia para convertirlo en un libro propio. Para acabar de complicarlo todo, los textos que nos han llegado son posteriores a su redactado original, copias de copias que probablemente han sufrido variaciones sobre los iniciales.
Si leemos directamente los cuatro Evangelios canónicos descubrimos que caen en numerosas contradicciones los unos con los otros, y eso a pesar de ser escogidos específicamente para que la doctrina del cristianismo fuera única. Esas contradicciones van desde la genealogía de Jesús (compárense por ejemplo, Mt 1, 1-16 y Lc 3, 23-38) al relato de cómo fue su resurrección (después entraremos en detalle sobre este asunto). A las contradicciones también hay que sumar las múltiples inexactitudes y errores que los hacen poco fiables desde un punto de vista histórico (por poner un ejemplo, si se hace el ejercicio de trazar en un mapa la ruta de Galilea a Jerusalén que, según los Evangelios, hizo Jesús, queda claro que necesitaba un GPS).
Sobre la resurrección de Jesús, pilar básico de la religión cristiana, los textos evangélicos la tratan poco y mal, y las diferencias entre los diferentes Evangelios son escandalosas. Así, según Marcos y Juan, el Jesús resucitado se apareció en el sepulcro sólo a María Magdalena, mientras que Mateo dice que también a María de Betania (o de Santiago), que la acompañaba. Lucas lo complica más y dice que al sepulcro fueron las dos Marías anteriores, Juana y “las demás que iban con ellas” (sin especificar quienes eran), pero relata que no vieron a Jesús sino que descubrieron que la tumba estaba vacía (había fuera, eso sí, dos ángeles que informaron al grupo que Jesús había resucitado). Las apariciones posteriores del Jesús resucitado son pocas, esporádicas y en cada Evangelio también se cuentan historias diferentes y contradictorias (por ejemplo, su aparición ante los discípulos fue, según Lucas y Juan, en Jerusalén, mientras que según Mateo y Marcos fue en Galilea, en un monte según el primero y en una comida según el segundo).
A pesar de todo, si se hace el esfuerzo de obviar sus múltiples contradicciones y errores, la lectura de los Evangelios permite extrapolar de ellos un relato relativamente coherente. Para ello es fundamental conocer el contexto histórico en el que vivió y predicó Jesús: una Palestina mayoritariamente judía (pero en la que también convivían importantes comunidades no judías, como las romanas o las samaritanas), que había sido ocupada por los romanos y que vivía una importante efervescencia político-religiosa, con numerosos grupos enfrentados entre sí (los conservadores saduceos, los renovadores fariseos, los nacionalistas zelotes, los místicos esenios…) que convivían con varias sectas muy activas y unos cuantos predicadores lanzando sus mensajes (la visión que se da en “La Vida de Bryan” no está tan alejada de la realidad como a priori podría parecer). Este escenario, basado en fuentes históricas fiables (desde los escritos del historiador judeo-romano Flavio Josefo a los manuscritos del Mar Muerto) nos permite intuir al Jesús de los Evangelios como un judío muy religioso, discípulo de Juan el Bautista (hijo del sacerdote Zacarías, era un predicador muy popular que creía que el Juicio Final era inminente y que era necesario iniciar un camino de arrepentimiento y cumplimiento riguroso de la Ley judía). Se ha de tener presente que la escatología hebrea, similar a la cristiana y que postula la proximidad del Fin del Mundo y la llegada de un Mesías, había sido recurrente en la historia de los judíos, especialmente en épocas de crisis. Tras unos meses con Juan, Jesús se independizó de su maestro y también pasó a ejercer de predicador itinerante con un cierto éxito, que aumentó especialmente tras la ejecución del primero (sobre el año 30), ya que tenía una forma de actuar más mundana, lejos de las prácticas ascetas del Bautista. Las ideas que Jesús predicaba (siempre según los Evangelios, que es la única fuente que tenemos) eran similares a las de Juan: promover la religiosidad de los judíos y seguir fielmente la Ley hebraica (en Mt 5, 17 es muy explícito al respecto) porque estaba convencido de la inminencia del Fin del Mundo (a lo largo de su prédica hay muchas referencias a esta cuestión, como en Mc 1, 14-15 donde explica que este es el motivo de su predicación, e llegando incluso a afirmar, tal y como se recoge en Lc 9, 27, que algunos de los que le escuchan aún no estarán muertos cuando llegue el Fin de los Días). También deja claro que su misión iba dirigida exclusivamente a los judíos (en Mt 10, 5-6 deja claro a los apóstoles que no han de dirigirse a los gentiles –es decir, los no judíos–, ni siquiera a los samaritanos, “primos religiosos” de los judíos, y en Mt 15, 24-26 se niega a curar a una endemoniada porque es cananea y él sólo ha sido enviado para “la ovejas pedidas de la casa de Israel”). En todo caso, de lo que Jesús dijo se desprende que no pretendía crear una nueva secta judía ni, mucho menos, una nueva religión (entre otras cosas, porque creía que quedaba muy poco tiempo para el Fin del Mundo). Con los datos en la mano, el Jesús histórico (o lo poco que conocemos de él) no tiene nada que ver con el Jesús que nos muestra la Iglesia.
Sigamos buscando la verdad. Descubriremos que la gran mayoría de los dogmas fundamentales, los que conforman el cristianismo tal y como los conocemos, así como los ritos y estructuras de la Iglesia, nacen una vez Jesús ha desaparecido. Son creaciones humanas posteriores, muchas veces en abierta contradicción con lo que Jesús o los primeros cristianos propugnaban. Sería extenso analizarlas todas, pero podemos tratar ligeramente algunas.
La divina concepción de Jesús en el vientre de María, por ejemplo, sólo se menciona en Lucas y Mateo, pero es omitida en Juan (precisamente el Evangelio más mítico) y Marcos (el Evangelio más antiguo y en el que se basaron aquellos). Probablemente su origen sea la influencia de los relatos míticos de embarazos y nacimientos prodigiosos que se encuentran en el Antiguo Testamento y en las tradiciones paganas, que fueron introduciéndose en la transmisión oral de las primeras comunidades cristianas y acabaron en los dos evangelios mencionados. Pablo, que a pesar de no conocer directamente a Jesús sentó las bases de una parte fundamental del cristianismo y de la doctrina de la Iglesia, tampoco compartía el papel que posteriormente se ha otorgado a María, tanto que ni la menciona en sus epístolas.
Si seguimos buscando la verdad, nos encontramos con que la divinidad de Jesús, algo que ahora los cristianos asumen con normalidad y que es la base fundamental de su fe, fue objeto de debate permanente durante los tres primeros siglos del cristianismo (e incluso después). El dogma de que Jesús es Dios se decidió definitivamente por votación, en el año 325, en el Concilio de Nicea. Este concilio ecuménico (unificador de doctrina), fue promovido por el emperador Constantino para acabar de una vez por todas con las disputas que generaba esta cuestión. Curiosamente, Constantino, el emperador que hizo del cristianismo la religión oficial del Imperio Romano para consolidar su poder, murió abrazando el arrianismo, es decir, la doctrina cristiana perdedora en Nicea que negaba la naturaleza divina de Jesús. El Espíritu Santo, que acabó conformando la Santísima Trinidad, se añadió después, en el Concilio de Constantinopla, en el año 381.
También la creación de templos como lugares de culto donde celebrar la misa es un invento posterior. No es hasta el siglo III que los lugares de formación religiosa y de reunión que los cristianos utilizaban una vez finalizadas las épocas de persecución acabaron por convertirse de manera natural en lugares de culto. Y una vez más es Constantino el que a mediados de ese siglo inicia la construcción de iglesias, como centros de poder, a lo largo y ancho del Imperio. Está documentado que durante los primeros siglos los cristianos oraban en privado, tanto por razones de seguridad como porque así se especificaba en los Evangelios (en Mt 6, 5-7 Jesús dice claramente que orar en público en las sinagogas es hipócrita, y que lo correcto es orar en privado “en tu cámara, cerrada la puerta”). Pablo también renegó de los templos, aunque por otro lado fue el creador del rito de la Eucaristía (base de la Misa actual). Estas verdades contradicen radicalmente las recientes afirmaciones de Benedicto XVI según las cuales "no se puede seguir a Jesús fuera de la Iglesia" y "no se puede seguir a Jesús en solitario".
Busquemos también la verdad sobre la legitimidad que ostenta el Obispo de Roma (es decir, el Papa) para ser cabeza de la Iglesia. Únicamente se basa en una frase en los Evangelios (concretamente, Mt 16, 18, donde Jesús, en la ciudad de Cesárea, le dice a Simón aquello de “tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”) y en el hecho de que la Iglesia considera que Simón-Pedro murió en Roma tras ser el patriarca de los cristianos en la capital del Imperio. A pesar de la importancia de esta cuestión, ningún otro texto evangélico hace referencia al nombramiento de un encargado de dirigir a la comunidad cristiana (en el supuesto, más que dudoso como se ha dicho antes, de que Jesús se hubiera planteado fundar una nueva religión que durara en el tiempo). De hecho, en Lucas y Marcos, dónde se recoge el mismo episodio de Cesárea (en Juan no se menciona), se omite esa delegación expresa a Simón-Pedro. La historia posterior confirma la inexistencia de esa supuesta sucesión. De hecho, a la muerte de Jesús es su hermano Santiago (porque Jesús tenía varios hermanos, tal y como se menciona en diferentes pasajes de los Evangelios) quien se hace cargo del liderazgo de la comunidad cristiana originaria, la llamada Iglesia de Jerusalén (al menos es lo que se cuenta en Hechos de los Apóstoles, la única fuente de esos primeros años). También en esa época Pablo se enfrenta abiertamente a Simón-Pedro por cuestiones doctrinales, lo que sería imposible si este fuera la cabeza de la Iglesia. Por otro lado, no hay ninguna evidencia de que Simón-Pedro estuviera alguna vez Roma (ni de que muriera en ella). De hecho, todos los datos apuntan a lo contrario (por ejemplo, Pablo, al final de su epístola a los Romanos, considerada auténtica, manda saludos a diferentes personas que se encuentran en esa ciudad, y no menciona a Pedro). La legitimidad del Papa, pues, queda radicalmente cuestionada.
En resumen, a la que busquemos realmente la verdad descubrimos que los cimientos del cristianismo y de su Iglesia no se sostienen. Si Benedicto XVI es consecuente y, como dice, no teme a la verdad, debe asumir que todo el entramado de creencias y ritos del cristianismo son fruto del hombre. Algunas veces, como consecuencia de un determinado proceso histórico, el cristianismo tuvo la suerte de estar en el sitio adecuado en el momento adecuado. En otras, la Iglesia tuvo la inteligencia (y la malicia) de tejer una serie de dogmas que favorecían a sus intereses, especialmente a partir del siglo III, después de su alianza con el poder imperial. Pensemos que la Iglesia, como organización, ha sido capaz, incluso, de modificar los 10 Mandamientos. Puede parecer increíble, pero es fácilmente comprobable. Sólo hace falta coger una Biblia y leerlos en el texto original (Deuteronomio 5, 7-21) para compararlos con los de cualquier catecismo católico: entre las muchas diferencias destaca la “desaparición” del 2º mandamiento (el que prohíbe hacer y adorar imágenes) que provoca un desplazamiento del resto de mandatos divinos (así, por ejemplo, no matarás es el 6º mandamiento según la Biblia y el 5º según la Iglesia) y la necesidad de desdoblar el 10º mandamiento bíblico en dos (que se convierten, por arte de magia, en el 9º y 10º del catecismo católico).
Para acabar, sólo queda plantear una pregunta. ¿Cómo es posible que los medios de comunicación no hayan profundizado más en la búsqueda de la verdad acerca del cristianismo y de la Iglesia? Después de asistir al despliegue mediático de la reciente visita papal, no deja de sorprender ese vacío informativo. Es cierto que, de vez en cuando, hemos podido ver, en algún canal televisivo minoritario, la emisión de documentales que tratan sobre los orígenes del cristianismo o de dónde surgen los mitos recogidos en la Biblia. También se han tratado públicamente algunos de los errores más manifiestos de la Iglesia (desde la excomulgación de Galileo por decir que la tierra gira alrededor del sol hasta los recientes casos de pederastia ocultados por algunos dirigentes de Roma, Papa incluido). Sin embargo, parece que aún existe una cierta censura a la hora de tratar en profundidad de dónde surgen las creencias cristianas y cómo se articuló la estructura misma de la Iglesia. Hoy en día existen suficientes datos arqueológicos, históricos y científicos que ponen en entredicho a una fe a la que siguen millones de personas y que mueve una cantidad ingente de recursos, y, en teoría, esto es lo suficientemente importante como para ser noticia. Tal vez la causa es que las organizaciones que se configuran en torno al cristianismo son capaces de marcar la agenda política y económica en algunos países (el poder ideológico y mediático que la Iglesia católica aún tiene en España es importante, pero tal vez los cristiano-radicales americanos que conforman el movimiento ultraconservador del Tea Party sea el ejemplo más evidente y peligroso). ¿O acaso existe miedo a cómo puede ser un mundo sin religión?