Montevideo tiene la mejor llegada a una ciudad desde su aeorpuerto que yo conozca. Para acercarse al centro de la ciudad, la carretera bordea el agua por lo que se conoce como la Rambla. Los uruguayos que saben de Barcelona recuerdan haberse sorprendido de que en nuestra ciudad la Rambla sea un paseo que va a dar al mar, mientras que en su país es un paseo que bordea la playa, en este caso la playa de un estuario que es como un mar. La capital de Uruguay es una ciudad antigua, con muchos edificios viejos, testigos de pasadas riquezas, pero que hoy se está modernizando gracias a varios años consecutivos con crecimiento económico y estabilidad. Parece una capital más tranquila y menos desnivelada que otras grandes urbes latinoamericanas. Las personas con quienes me relaciono hablan bien de los gobiernos del Frente Amplio. Visito el instituto de Economía de la Universidad de la República y me llevo una impresión muy grata. El economista Andrés Rius me lleva a almorzar a la Ciudad Vieja, concretamente al Mercado del Puerto, y me muestra paseando una fuente regalada por el Ayuntamiento de Barcelona al de Montevideo, ilustrando unos bien motivados lazos de amistad. Me cuenta el profesor Rius que su abuelo iba a hablar en catalán con un panadero que vivía cerca de su casa, para que no se le olvidara. Por la noche, mis alumnos Martín, Gonzalo y Paula me llevan a cenar un asado, y nos acompañan mi primo Raimon, un uruguayo de Llorenç del Penedès, o un catalán de Montevideo, y su compañera Karla. Les digo que como Uruguay siga para arriba y Europa para abajo, la próxima vez seremos muchos más en el asado hablando en catalán u otros idiomas de los que sólo se hablan en Europa. De regreso a Santiago, un amigo chileno recurre al estereotipo con su objetivo preferido, y dice que los uruguayos son argentinos simpáticos. Intento defender a los argentinos (y él me responde afilando el estereotipo, y apuntando a los bonaerenses, a quienes también defiendo a la desesperada), pero no le desmiento sobre los uruguayos.
lunes, 26 de diciembre de 2011
viernes, 23 de diciembre de 2011
La marcha latinoamericana por la Educación (por Cherie Zalaquett)
Por votación mayoritaria de los estudiantes de doctorado suspendimos nuestra clase de Filosofía de Liberación para asistir a la marcha. Estudiar el pensamiento liberador, descolonizado, situado políticamente en la realidad de dominación de Latinoamérica exigía sumarse en la calle al clamor popular por la injusticia. Sólo el fragor de la calle podía darnos esa tonalidad de resistencia, de crítica y de praxis a la teoría del pensamiento liberacionista impulsado por Francisco Bilbao y José Martí, pasando por José Enrique Rodó, José Carlos Mariátegui, Leopoldo Cea, Augusto Salazar Bondy, hasta llegar a Roberto Fernández Retamar, Rodolfo Kusch, Juan Rivano, Arturo Andrés Roig y tantos otros forjadores del pensamiento latinoamericano. Hombres todos, blancos todos, claro está, seleccionados en una bibliografía que invisibiliza a las mujeres, que sortea astutamente los obstáculos que les impone la categoría de género. Pero aún así el curso se había abierto ante nosotros como la ventana de una mónada para restituirnos el ejercicio de pensarnos como gente de América Latina en una dimensión colectiva y social.
La calle, sin embargo, se convirtió más bien en un punto de desencuentro, esa mayoría de estudiantes de doctorado que votó “democráticamente” por suspender la clase, decidió tomarse el día libre para responder a sus exigencias individuales; para ceder, una vez más, a la urgencia liberal de lo privado que nos conmina a jugar nuestro papel en la acumulación de capital; para evadir, una vez más, el enfrentamiento cara a cara con la cotidianidad del sujeto popular agotado por los engaños de un orden institucional que claramente lo excluye, aunque el discurso lo enuncie en una retórica de igualdad. Se trata, digámoslo, de una actitud light para afrontar la filosofía de la liberación, pero en fin, después de todo, lo más importante es defender el “nivel de vida”; los privilegios de clase media amparados en la institucionalidad de universidad pública al servicio del capital humano avanzado. En esa lógica, es posible que haya ocurrido lo siguiente: que algunos hayan marchado un par de cuadras para “decir” que estuvieron, un rato al menos, para “ser vistos” en una actitud de compromiso; el ratito “no más” que me permite mi apretada agenda. “Me vieron” y ya, con eso basta, luego desaparezco porque “lo privado” es lo importante, jamás lo público excepto para “figurar”. De esa manera nos ha moldeado el capitalismo para subordinar todo asomo de resistencia. ¡Es lo que hay y punto!
Bajarse del Metro en Plaza Italia fue encontrarse con el lugar cercado y custodiado por carabineros a caballo, por guanacos y buses enrejados, por gente desorientada ante ese despliegue de Fuerzas Especiales, propio de una sociedad militarizada, descompuesta por un miedo al “otro”, “a la masa,” a la turba, al “populacho”, como diría Hegel; un miedo inoculado con un aparato mediático organizado para defender la inhumanidad del capitalismo chileno; resguardarlo de la única forma posible: con la fuerza, el gas lacrimógeno, la violencia de la detención y la pistola.
“¡No se hagan los huevones, a cien pesos los limones!”, gritaba un niño empujando su carrito. Nadie repara que es un niño el vendedor ambulante que provee de limones para neutralizar el gas y la lluvia de agua tóxica que inevitablemente se desencadenará. “!Aquí llegó la UTEM, aquí llegó la UTEM, universidad pública aúúún!”, canta un grupo entusiasmado. Hay poca gente y el sol de las seis de la tarde parece empecinado en deshidratar el aire antes de esconderse. Ese sol que nunca duerme ha sido cómplice y testigo de todos los avatares humanos en su continua actividad. Ahora está siendo cómplice del cansancio, del sudor, del hambre de los estudiantes que llevan siete meses en toma y de la indiferencia ante los que luchan por una causa que jamás podrá imponer sus demandas sino se suma la acción de la sociedad en su conjunto.
Carmen Gloria Fuentealba, la compañera de curso que convocó a suspender la clase para asistir a la marcha, aparece en una esquina del parque Bustamante. Está decepcionada porque no llegaron las integrantes de su colectivo. Es hermoso encontrarla, porque su presencia restituye el sentido de pertenencia a un grupo de estudiantes de doctorado que iba a ser nuestra marca identificatoria en esta marcha. Pensamos en los compañeros que tenían que exponer hoy y que, por la postergación de la clase, van a disponer de una cómoda semana más, mientras todos tendremos que asistir un día feriado para recuperar la clase que no se hizo. Le digo que no participaré en futuras votaciones. Es que ahí está la clave en las supuestas votaciones que crean la ilusión de democracia, pero cada uno está votando por sus propios intereses nada más. La máscara del asambleísmo encubre la responsabilidad y el compromiso.
Pero la comparsa de la USACH está encajonando su banda de guerra acompañada de un payaso que silba con un pito y de una calavera que asegura que en la muerte no hay lucro. Seguimos a la banda como niños que corren detrás de los tambores. Nos vamos llenando de un ritmo que nos hace bailar, pero que no desactiva la preocupación. El sol desciende, pero no se apiada.
Estuve mirando los videos de las marchas de la Unidad Popular. Los obreros marchaban con terno y corbata, más ordenada y militarmente. No había destrozos en esas manifestaciones. El Presidente salía al balcón y escuchaba la voz del pueblo expresada en las marchas. En algunos videos le piden armas al Presidente para defender la revolución. Allende se niega, porque busca una revolución socialista sin derramamiento de sangre. Las marchas del capitalismo tardío, en cambio, son fragmentarias y caóticas. Se trata de avanzar no más por los lados, desde arriba, por cualquier parte. Se puede ser público y marchante a la vez sin que nadie lo note; muchos portan cámaras de video o graban con sus celulares. La marcha se mueve con un sentido inorgánico de carnaval, de fiesta popular callejera que más bien ironiza con el desmedro al mismo tiempo que lo denuncia.
Propongo seguir la marcha con la banda de guerra. Es una manera de entender que estamos pasando a otra etapa, a la fase de pensar en la violencia organizada para tomar el poder que se niega. Es una vía dolorosa, porque se trata de la guerra que nunca nadie ganó en ninguna parte del mundo y que ha convertido los sueños juveniles en una pila de cadáveres. Pero la idea de la lucha armada está en el aire, se puede oler con la certeza del verano. He estudiado a esa vieja agorera y la conozco por dentro con su ávido deseo de carne de cañón. Puedo verla allí como un fantasma acechando incluso en esa máscara de la muerte que se agita en forma festiva remedando el lucro. No obstante, su representación no es opaca ni una suma de intuiciones y profecías derivadas de la dictadura. Se aparece de verdad en toda su materialidad concreta, cuando en lo alto de un edificio se descuelga la bandera chilena y jóvenes encapuchados con pasamontañas levantan su puño en alto. La marcha los aclama en un estruendoso aplauso.
“¡A ver a ver, quién lleva la batuta, los estudiantes o los hijos de puta!”. “¡…porque el pueblo está cansado de las leyes del Estado…” De pronto descubro al paco camuflado de estudiante, con su pelo cortado al rape y un tatuaje en la muñeca, lleva lentes oscuros y su mandíbula está tensa mientras simula tomar latas de cerveza que va sacando de una mochila. Lo delata una indiferencia, una ajenidad impropia de manifestante alojada en la rigidez de su mandíbula. Lo miro directo a los ojos y puedo ver la frialdad de sus pupilas a pesar de la pantalla de sus lentes oscuros. No se deja intimidar. Carmen Gloria le toma fotografías y él la mira impasible mientras sigue filmando en su soledad de paco desclasado moviéndose en la marcha con un halo inocultable de comando esclavo de la facticidad del poder
¿Cuántos somos los que marchamos?
Nuestro compañero Rodolfo Mariño nos esperaba en una esquina. Lo abrazamos felices por el encuentro inesperado. Dice que la marcha lleva cuatro cuadras hacia adelante y decidimos detenernos para contar hacia atrás. Veo pasar al diputado Hugo Gutiérrez, me dice que el presupuesto de educación será rechazado y que este movimiento va a seguir el año que viene. Le pregunto si no huele en el aire los deseos de lucha armada. “¡Sería una insensatez, para eso está nuestro partido comunista; para contenerlos!” asegura. Los políticos comunistas son tan pragmáticos que terminan siendo ingenuos. Creen que es tirar la bandada al cielo y recogerla después con la precisión de una red; su fantasía es la capacidad de reordenar un vuelo que ya adquirió su propia relación con la gravedad.
La marcha se detiene súbitamente. Me arden los pies y pienso que es buen momento para descansar, pero hay algo extraño en ese freno que se prolonga por más de veinte minutos. Pensamos que se trata de la dificultad de los carteles tratando de doblar en la esquina, pero no nos convence. Avanzamos hasta un par de cuadras y ya están los jóvenes cubriendo su cabeza con la capucha. El gas enrarece el aire, la gente trata de protegerse, pero sabemos que los medios dirán después que todos los de la marcha se convirtieron en encapuchados. Omitirán que primero hubo una operación de arrojar gas al mismo tiempo que el guanaco avanzaba amenazante. Llegó el punto de quiebre de toda marcha: los disturbios que se desencadenan con una cualidad rizomática. No hay origen ni final, sólo puntos de fuga orientándose en diferentes direcciones. Corro hasta Vicuña Mackenna donde el tránsito avanza con normalidad; es posible allí confundirse entre la gente, pero sabiendo que atrás arde la guerra urbana y el espacio público están siendo objeto de una cruel y desigual disputa. Estoy cargada de impotencia cuando veo que, una vez más, nos han disuelto en la falsa normalidad de una tarde decayendo en el horizonte con su telaraña de sombras.
lunes, 19 de diciembre de 2011
Congrés rellevant, però insuficient (per Francesc Trillas)
Felicito a tots aquells que van fer possible un congrés del PSC viu, amb debat i crítica, especialment a les plataformes critiques que van aconseguir que es parlés de reforma de les formes de fer política. No per fer un partit assembleari, com volen caricaturitzar alguns, sinó precisament perquè deixi de ser un partit assembleari, on el poder està esbiaixat en favor dels que dominen l'art de l'assemblea (i el congrés) i tenen tots els incentius i el temps per no predre-se'n ni una. En el futur será difícil justificar els falsos consensos i les votacions a mà alçada. En el futur serà difícil que no avancem cap a un partit més modern, que sigui un bé col.lectiu eficaç al servei dels sectors més vulnerables de la societat. Ells, els col.lectius crítics, són els autèntics guanyadors del congrés, encara que també hauran vist el molt que costa fer avançar dos centímetres una roca pesada. Caldrà seguir empenyent-la. Se m’escapen molts detalls, perquè els dies del congrés estava un oceà enllà, tot i que m’he implicat força, com a militant de base, en el procés pre-congressual. M’han arribat per e-mail i SMS les impressions de diversos companys, i he llegit algunes cròniques periodístiques. M’han recordat un llibre que vaig llegir una vegada sobre com els diferents protagonistes d’un partit de futbol històric entre la URSS i Xile recordaven l’esdeveniment. Resulta que aquell enfrontament es va jugar uns dies després del cop d’estat de Pinochet, a l’any 1973, i no es guarden imatges televisades d’un partit que tenia connotacions polítques especials. Resulta que amb el pas del temps, diferents jugadors, periodistes i testimonis recordaven el mateix partit de formes totalment diferents. Ara no han hagut de passar ni tan sols unes hores perquè diferents testimonis t’expliquin almenys sensacions molt diferents. Una cosa que a mi em preocupa, veient la llista de la nova direcció, és la gran quantitat d’amics i coneguts que hi tinc (per cert, que els felicito, si és que estar en aquesta executiva els fa feliços). Em preocupa perquè en la seva majoria els conec des de fa més de vint anys, i em sorprèn que malgrat el temps que ha passat, i malgrat que jo vaig passar 7 anys a l’estranger entre mig (jo hauria esperat que alguna cosa nova passés durant aquest temps), tantes cares conegudes segueixen fent el mateix, encara que un esglaonet més amunt. Bé, almenys suposo que encara passen per joves. Crec que cal seguir treballant molt per fer que el PSC s’obri i vagi en busca de nous talents, més enllà dels bons minyons que s’han format en despatxos d’òrgans del partit i institucions, com deia Enric Company en un article recent. La nova direcció pot comptar amb la millor forma de lleialtat per part dels que tenim per máxima aspiració ser uns modestos però actius militants de base de l’esquerra catalana: la nostra veu crítica i el nostre compromís per un socialisme millor (per cert, l’eslògan del congrés, la darrera genialitat de la direcció sortint, va estar a punt de superar les previsions lampedusianes per endinsar-se en el món imaginat per George Orwell).
domingo, 11 de diciembre de 2011
El "viva quien vence" de Quim Nadal (por Pedro Alas)
Decía irónicamente Miguel A. Aguilar pocas semanas antes de las elecciones del pasado 20 de noviembre que "Ahora mismo se multiplican las actitudes valerosas de quienes se arriesgan precipitándose en socorro de Rajoy, al que consideran seguro vencedor". Estas palabras han venido a mi memoria al ver el espectáculo de Joaquim Nadal, ofreciéndose para "seguir colaborando", pidiendo a algún candidato a dirigir el PSC que se retire, y vaticinando la victoria de otro. Estas actitudes valerosas "a la Nadal" también las hemos visto en un apresurado acto organizado hace unos días por una parte de los firmantes del "manifiesto de las blackberries", mientras otros se sentían manipulados al darse cuenta por fin de que todo había sido una maniobra lampedusiana más del aparato (perdona Miquel Iceta, de una parte del mismo). Añadía Aguilar que "han dejado de computarse sus méritos y capacidades y ya solo se ponderan sus probabilidades de victoria. Ahora podría oírse de nuevo a don Quijote afeando el comportamiento de su escudero, por apostar sin más a favor de las expectativas, con aquellas palabras: Bien se ve Sancho que eres villano, de los que dicen ¡viva quien vence!, lanzadas desde la altura de Rocinante. Se dirían acabados los gitanos que iban por el monte solos, sin problemas para navegar con vientos contrarios, ajenos al oportunismo, que miran de frente al fracaso cuando sugiere lo limpio de la empresa adoptada". ¿Y si esta vez por fin el PSC responde al grito que le llega a las puertas de su congreso, se libera de su dependencia del "cargo", y se convierte de verdad en un instrumento del pueblo, ajeno al oportunismo?
viernes, 9 de diciembre de 2011
PSC: atreveix-te a canviar (per Francesc Trillas)
Ha valgut la pena l'esforç realitzat por moltes persones (en la seva majoria confluint al voltant de la candidatura de Joan Ignasi Elena), de totes les edats, per imposar una agenda inesperada al Congrés del PSC que tindrà lloc la setmana vinent. Alguns esperaven un congrés més, amb alguns canvis cosmètics, molta retòrica, i un canvi generacional endogàmic i burocràtic més. S'han trobat però amb unes bases actives i compromeses amb demanar una reforma democràtica profunda al partit. M'afegeixo a la triple petició de la indispensable plataforma de col.lectius pel canvi, interpel·lant els candidats a la primera secretaria del PSC perquè garanteixin la màxima transparència en el procés d'elecció de la futura direcció del partit, exigint-los:
Dit això, el més important comença el 19 de desembre, el moment de construir un ampli moviment de base que faci irreversibles els canvis que s'assoleixin i que impulsi, amb el suport o sense de la direcció sortida del congrés, una gran aliança ciutadana de progrés a Catalunya.
- Que facin públics els membres dels seus equips que assoliran les responsabilitats de més pes dins la Comissió Executiva Nacional.
- Que participin en un debat públic retransmès a través de la xarxa per tal que els i les militants, així com la ciutadania en general, puguin valorar l'abast i profunditat de les seves opcions.
- Que, per tal de garantir la plena llibertat i, per tant, l'absència de coaccions directes o indirectes, promoguin públicament el vot secret a l'informe de gestió i a les principals votacions a desenvolupar en el plenari del Congrés Nacional.
Dit això, el més important comença el 19 de desembre, el moment de construir un ampli moviment de base que faci irreversibles els canvis que s'assoleixin i que impulsi, amb el suport o sense de la direcció sortida del congrés, una gran aliança ciutadana de progrés a Catalunya.
jueves, 1 de diciembre de 2011
Evitar el ridícul (per Martín Miralles)
DISCURS A L'ACTE DE SUPORT A JOAN IGNASI ELENA TRANSCRIPCIÓ (QUASI) LITERAL
Primer de tot haig de dir perquè estic aquí: conec en Nàtius des de fa 20 anys, quan vam compartir vivències personals i projecte polític a l'executiva nacional de les JSC. Allà vam comprovar en primera persona també el pes de l'aparell, que va truncar de cop i volta aquell projecte. També perquè en Nàtius ha estat l'únic candidat amb la sensibilitat suficient com per convocar a totes les plataformes de participació sorgides a la xarxa en aquest procés congressual, per tal d'explicar les seves propostes i sotmetre's a les nostres preguntes. I també perquè, la gent que el critica, diu que no arribarà fins al final, i ara que tothom comença a sospitar que efectivament arribarà fins al final, la única crítica que sento és que “sou poquets”. Si aquesta és la major crítica, potser esteu fent alguna cosa bé.
Us voldria plantejar un exercici d'imaginació:
Imaginem que hi ha un partit, socialista potser, que ha perdut al temps la seva identitat i el suport majoritari de la ciutadania.
Imaginem que hi ha un partit convertit en una maquinària electoral, hostatge del màrqueting, que s'ha oblidat de la seva vocació de transformació social.
Imaginem un partit fet a la mida de gent petita, tant a seva mida que quasi no hi cap ningú, que ha centrifugat el talent.
Imaginem que hi ha un partit a on el motor s'ha cregut més important que el cotxe, i ha volgut triar el trajecte.
Imaginem que hi ha un partit lluny de la seva gent, tan lluny de la seva gent que el servei més gran que demana als seus és que “no molestin”. Un partit a on pensar, ja no diguem preguntar, ha esdevingut un esport de risc.
Imaginem que hi ha un partit a on la militància, a cops de consigna, ens hem oblidat de pensar, i d'aixecar el braç per dir la nostra.
Imaginem que hi ha un partit que s'ha menjat els seus símbols. De veritat que no trobeu a faltar les roses roges? Les hem substituït per un quadrat immòbil, hieràtic, fred i minimalista... potser tot un símbol d'una etapa que s'acaba.
Aquest partit imaginari té un evident problema de cultura política, que no entraré a descriure, perquè ja ho hem fet suficientment al llarg d'aquest procés. El cas és que, en definitiva, no és el partit que ens imaginàvem, és el partit que ens temíem.
Cert és que alguns de vosaltres ja ho havíeu anunciat i denunciat, fa ja 15 anys. Ara les hores són tan greus que us donen la raó. Els clamorossos resultats marquen el final del paradigma polític que es va definir els anys 94 i 96. S'ha esgotat un cicle.
Però imagineu que, quan les coses van malament, però molt i molt malament, en aquest partit vençut i desorientat, els militants decideixen prendre part, prendre de nou el partit. Imagineu que davant d'aquest procés congressual tan estrany, ressoregix una militància conscient de la seva responsabilitat, del seu poder.
Nosaltres som dels que pensem que els canvis s'han de fer, no s'han d'exigir. Mentre alguns recompten vots desesperadament per veure sota quina faldilla s'han de refugiar, altres fem propostes de canvi per reconstruir el nostre projecte. Sabem que aquest és un camí d'esforç, perseverància i audàcia, ja que el tacticisme imperant no es pot resoldre amb més tacticisme.
Imagineu que ens conjurem, no tant per guanyar, com per deixar clar qui ha de perdre aquest congrés: El XIIè Congrés l'han de perdre els reglaments restrictius; l'han de perdre les trucades amenaçants, que mai més no es tornin a repetir, i que si es repeteixen, ens sentim lliures de penjar el telèfon; l'han de perdre els candidats cuneros.
Imagineu doncs un partit a on s'ha extirpat el concepte de disciplina de vot.
Imagineu, i això sí que és una proposta innovadora, un partit que constitueixi un comitè anti-ridícul, que activi un protocol quan s'alerti d'excessos de patetisme a l'hora d'agafar-se a la cadira.
Imagineu un partit que descobreixi que una queixa és un tresor.
Imagineu un partit que passi per la derrota, però no per la ignomínia. Un partit que abandoni els despatxos i surti al carrer.
Imagineu un partit que recuperi el prestigi social i l'orgull. Un partit que mai més hagi d'amagar el seu logo en una campanya electoral, perquè estem orgullosos del nostre llegat!
Avui tots i totes estem temptats de demanar al Nàtius: què faràs? Però la pregunta de debó és què pensem fer tots nosaltres. No és tant si ell arribarà fins al final, sinó si nosaltres estem disposats a arribar fins el final.
Gatopardisme o renovació real, aquest és l'únic dilema d'aquest congrés. Sembla que hi ha més opcions, però realment només hi ha dos bàndols: el dels que volen que canviïn les coses, i el dels que no volen que caviï res.
Imagineu que la gent, contra tot pronòstic, pot tombar les expectatives. (I de pas, fer la guitza als que s'hagin refugiat sota la faldilla equivocada).
Imagineu que construïm el PSC que necessita Catalunya.
Imagineu que ens en sortim amb la nostra...
...depèn de vosaltres, de tots nosaltres!
Us voldria plantejar un exercici d'imaginació:
Imaginem que hi ha un partit, socialista potser, que ha perdut al temps la seva identitat i el suport majoritari de la ciutadania.
Imaginem que hi ha un partit convertit en una maquinària electoral, hostatge del màrqueting, que s'ha oblidat de la seva vocació de transformació social.
Imaginem un partit fet a la mida de gent petita, tant a seva mida que quasi no hi cap ningú, que ha centrifugat el talent.
Imaginem que hi ha un partit a on el motor s'ha cregut més important que el cotxe, i ha volgut triar el trajecte.
Imaginem que hi ha un partit lluny de la seva gent, tan lluny de la seva gent que el servei més gran que demana als seus és que “no molestin”. Un partit a on pensar, ja no diguem preguntar, ha esdevingut un esport de risc.
Imaginem que hi ha un partit a on la militància, a cops de consigna, ens hem oblidat de pensar, i d'aixecar el braç per dir la nostra.
Imaginem que hi ha un partit que s'ha menjat els seus símbols. De veritat que no trobeu a faltar les roses roges? Les hem substituït per un quadrat immòbil, hieràtic, fred i minimalista... potser tot un símbol d'una etapa que s'acaba.
Aquest partit imaginari té un evident problema de cultura política, que no entraré a descriure, perquè ja ho hem fet suficientment al llarg d'aquest procés. El cas és que, en definitiva, no és el partit que ens imaginàvem, és el partit que ens temíem.
Cert és que alguns de vosaltres ja ho havíeu anunciat i denunciat, fa ja 15 anys. Ara les hores són tan greus que us donen la raó. Els clamorossos resultats marquen el final del paradigma polític que es va definir els anys 94 i 96. S'ha esgotat un cicle.
Però imagineu que, quan les coses van malament, però molt i molt malament, en aquest partit vençut i desorientat, els militants decideixen prendre part, prendre de nou el partit. Imagineu que davant d'aquest procés congressual tan estrany, ressoregix una militància conscient de la seva responsabilitat, del seu poder.
Nosaltres som dels que pensem que els canvis s'han de fer, no s'han d'exigir. Mentre alguns recompten vots desesperadament per veure sota quina faldilla s'han de refugiar, altres fem propostes de canvi per reconstruir el nostre projecte. Sabem que aquest és un camí d'esforç, perseverància i audàcia, ja que el tacticisme imperant no es pot resoldre amb més tacticisme.
Imagineu que ens conjurem, no tant per guanyar, com per deixar clar qui ha de perdre aquest congrés: El XIIè Congrés l'han de perdre els reglaments restrictius; l'han de perdre les trucades amenaçants, que mai més no es tornin a repetir, i que si es repeteixen, ens sentim lliures de penjar el telèfon; l'han de perdre els candidats cuneros.
Imagineu doncs un partit a on s'ha extirpat el concepte de disciplina de vot.
Imagineu, i això sí que és una proposta innovadora, un partit que constitueixi un comitè anti-ridícul, que activi un protocol quan s'alerti d'excessos de patetisme a l'hora d'agafar-se a la cadira.
Imagineu un partit que descobreixi que una queixa és un tresor.
Imagineu un partit que passi per la derrota, però no per la ignomínia. Un partit que abandoni els despatxos i surti al carrer.
Imagineu un partit que recuperi el prestigi social i l'orgull. Un partit que mai més hagi d'amagar el seu logo en una campanya electoral, perquè estem orgullosos del nostre llegat!
Avui tots i totes estem temptats de demanar al Nàtius: què faràs? Però la pregunta de debó és què pensem fer tots nosaltres. No és tant si ell arribarà fins al final, sinó si nosaltres estem disposats a arribar fins el final.
Gatopardisme o renovació real, aquest és l'únic dilema d'aquest congrés. Sembla que hi ha més opcions, però realment només hi ha dos bàndols: el dels que volen que canviïn les coses, i el dels que no volen que caviï res.
Imagineu que la gent, contra tot pronòstic, pot tombar les expectatives. (I de pas, fer la guitza als que s'hagin refugiat sota la faldilla equivocada).
Imagineu que construïm el PSC que necessita Catalunya.
Imagineu que ens en sortim amb la nostra...
...depèn de vosaltres, de tots nosaltres!
Llavor al Raval (per Francesc Trillas)
Ahir al Raval es va plantar la llavor del futur PSC. En l'acte de presentació de la candidatura de Joan Ignasi Elena a la primera secretaria del PSC van intervenir abans que el candidat una desena de persones, la majoria d'elles joves i desconeguts de l'opinió pública, però amb trajectòries ja importants en la seva vida professional o política. Es va fer una crítica contundent del funcionament tancat i oligàrquic dels partits polítics, i es va fer una crida a recuperar els valors fundacionals del PSC, sota una foto divertida d'en Joan Reventós i un eslògan clar: "Pensa Diferent". Es van dir coses ja conegudes i d'altres entre divertides i originals. Algú va suggerir crear un comitè del partit contra el ridícul, intentant evitar la tendència d'alguns dirigents a prendre decisions que només són comprensibles en un context d'endogàmia i tancament. Va ser un acte que marca un camí a seguir. Hi ha molta feina a fer, com realitzar una reflexió molt més profunda sobre la crisi econòmico-financera, i elaborar un projecte on els aspectes organitzatius, sòcio-econòmics i de federalisme, es complementin millor. I crear organització de base. Però el PSC del futur (i tot s'ha de dir, un Nou Cicle reciclat, que ja era hora també) va treure el nas ahir al Raval. El vell PSC ha mort. No ens enganyem, els morts de vegades, en forma de zombies, poden seguir controlant el terreny (els congressos amb reglaments d'enroc o catenaccio), però són zombies. Obrim pas al PSC del futur.