martes, 31 de mayo de 2016

Dos razones contra un big bang

Varios intelectuales pertenecientes o cercanos a "Ciudadanos" han defendido en los últimos tiempos la idea de un "big bang" de reformas en España para reducir lo que consideran niveles sistémicos de corrupción y clientelismo. Aunque estos son problemas graves en nuestra sociedad, existen también muchas instituciones, organizaciones e individuos que se desarrollan con total honradez, e incluso con un nivel de calidad institucional aceptable. Gracias a muchos de ellos, por ejemplo, hoy en España no hay casos graves de xenofobia como los que se producen en otros países. Estos intelectuales creen que la corrupción y el clientelismo responden a un problema de acción colectiva. Dado que los demás se corrompen, cada individuo tiene interés personal en no ser menos, de modo que la única forma de corregir la situación es eliminando simultáneamente todo mecanismo o forma de corrupción. Igual que los independentistas catalanes creen en la epifanía de una supuesta "desconexión" rápida y milagrosa, los partidarios del big bang creen que una sacudida rápida y generalizada, que reforme al mismo tiempo un gran número de instituciones, puede tener propiedades milagrosas. Sin embargo, en un país fuertemente descentralizado donde además lo deseable sería profundizar en el federalismo (es decir, un mejor reparto del poder), no se puede cambiar todo de golpe porque sería ilegal y antidemocrático. Las recientes tendencias de investigación en ciencias sociales, además, ponen el énfasis en los fallos cognitivos de todos los agentes, incluídos los gobernantes. Por ello, es muy desaconsejable introducir cambios súbitos y generalizados, sin antes experimentar. En realidad, los dos argumentos están relacionados: el federalismo permite desarrollar laboratorios de democracia en partes de las instituciones, y generalizar los cambios sólo cuando se han contrastado y se ha producido un aprendizaje. Hay un ejemplo reciente de "big bang" que fracasó estrepitosamente por su carácter centralizado y por fiarse demasiado de las habilidades de los reformadores: fue la reforma del sistema de transporte público de Santiago (Chile). Todos los expertos reconocen que la razón principal del fracaso fue que se trató de un big bang, sin dejar margen a la experimentación y el aprendizaje.

domingo, 29 de mayo de 2016

EXTREMA DERECHA, XENOFOBIA Y NACIONAL-POPULISMO: ¿QUÉ ES LO QUE NO HAY EN ESPAÑA?

En España (incluyendo Cataluña) solemos celebrar que la ola de nacional-populismo xenofóbico de extrema derecha es un fenómeno que no nos afecta. Aquí no hay una Marine Le Pen o un Donald Trump. Al mismo tiempo, analizamos nuestros problemas locales como si fueran cuestiones que sólo nos afectan a nosotros. Pero no deberíamos dar por definitivos estos análisis en un país donde tertulianos televisivos y radiofónicos de varios partidos políticos son fácilmente catapultados al estrellato político, es decir, donde lo que aparece como discurso oficial no está avalado por ningún rigor reflexivo. Incluso presentadores de programas de humor son convertidos en comisarios de exposiciones históricas.
El primer partido en España es heredero de una dictadura militar conservadora que apoyó el fundamentalismo católico, y su presidente fundador fue un ministro de esa dictadura. Los dos presidentes del gobierno que nos ha dado ese partido, herederos agradecidos de ese ex-ministro, son hijos culturales y políticos de esa España. Este es un país donde los familiares de víctimas del franquismo no reciben ayudas ni reconocimiento para dignificar la memoria de sus ancestros.
Aunque ahora apoya la Constitución democrática (no siempre fue así), el PP en momentos importantes y no lejanos de nuestra democracia no ha tenido problemas en agitar una agenda patriótica (para la que no le falta credibilidad), ya sea contra movimientos nacionalistas periféricos, o para supuestamente combatir el terrorismo. No dudó por ejemplo en impulsar una absurda teoría de la conspiración mintiendo descaradamente sobre el peor atentado terrorista ocurrido en España. Reconozco que hay que agradecerles que ahora abracen el europeísmo y que integren a la extrema derecha en la democracia, pero eso no implica que debamos olvidar sus orígenes y su trayectoria reciente.
Por otro lado, la nueva derecha nacional-populista europea, teniendo elementos muy preocupantes, y en especial su xenofobia, no es fascista, en el sentido de que no pretende eliminar la democracia. Por el contrario, hace bandera de ella y habla en nombre de recuperar la libertad y la soberanía, y promueve todo tipo de referéndums (no para ratificar grandes acuerdos, sino para enarbolar la causa de algún grupo para dominar la agenda con ella). Los partidos por ahí se llaman “Finlandeses Auténticos” o “Partido de la Libertad”. Aquí una candidatura nacionalista no dudó en llamarse “Democracia y Libertad”. Ni en otros países la derecha populista es el fascismo de Hitler, ni nuestros nacional-populistas son tan especiales (aunque todos son distintos).
La nueva derecha europea sí es anti-europeista, como también lo es la CUP (aliada necesaria de las élites independentistas catalanas) y algunos sectores de IU y Podemos (creo, espero, que minoritarios). En España por suerte no hay sectores significativos de la derecha que sean anti-europeistas, pero la frivolidad con que las huestes de Artur Mas (incluyendo entre ellas a ERC) han tratado al proyecto europeo les resulta difícil de entender a sus aliados en el liberalismo continental (y a otros nacionalistas moderados como el PNV).
En España no ha habido ataques violentos masivos contra inmigrantes. Pero hemos levantado vallas, no se construyen mezquitas, y se concentran los niños de familias inmigrantes en colegios de barrios pobres. Y ha habido partidos racistas (en el período municipal anterior, especialmente exitosos en Cataluña). Que el racismo explícito por lo menos de momento no haya ido a más en España y en Cataluña hay que atribuirlo seguramente a la buena labor de muchas personas e instituciones, incluyendo sobre todo a las escuelas y a muchos políticos-as locales.
No hay ataques abiertos contra inmigrantes pero hay fenómenos de fobia abierta a personas por tener una identidad distinta a la propia, ya sea por ejemplo catalanofobia o hispanofobia. Les ha sido fácil a grupos políticos y mediáticos agitar las guerras de banderas en algunos episodios. También ha habido manifestaciones con proliferación de uniformes y coreografías exaltando el patriotismo de los organizadores y manifestantes.
Ha habido “fátuas” físicamente pacíficas contra personas discrepantes. Pero suficientemente preocupantes como para ocasionar traslados de domicilio o huídas de twitter. También se ha producido la manipulación y agitación del pasado histórico, de forma parecida a lo que ocurre en países dominados por la fiebre identitaria. No me extrañaría que en otros países también vieran el nacional-populismo como algo ajeno, o que crean que lo suyo responde sólo a lógicas internas. Todos los nacional-populismos son distintos, y hay algunos más inquietantes que otros. Ni aquí somos iguales que ellos, ni deberíamos caer en la auto-complacencia. Pero el nacional-populismo no hay que irlo a buscar a Austria o a los Estados Unidos entre los seguidores de Donald Trump. El repliegue identitario facilita el escapismo, permite cabalgar olas de miedo y rabia sin ofrecer soluciones (en realidad, agrava los problemas). Está tan extendido como extendidas y complejas, pero no exclusivamente locales, son sus causas socio-económicas y psicológicas. Tiendo a pensar que las raíces de estos comportamientos políticos son parecidas, y que en cada realidad local se manifiestan según sean las normas sociales dominantes. Tanto en Austria como en Estados Unidos los demócratas decentes ya se han movilizado para que los indecentes no prevalezcan. Aquí no deberíamos bajar la guardia. Si no la bajamos creo que la decencia puede prevalecer en todas partes.

viernes, 27 de mayo de 2016

Gràcies (i gracietes)

Gràcies a totes les persones que ens van acompanyar ahir a la fantàstica presentació del llibre "¿Qué es el federalismo?" a la llibreria Bernat de Barcelona. Gràcies especialment a Eulàlia Vintró i Lluis Bassets per les seves molt amables i elaborades paraules de presentació del llibre. Em va agradar molt que a Bassets li agradés el fragment del meu capítol on dic que la llengua catalana com a bé públic seria amb el federalisme una gran llengua d'Europa. Lali Vintró va fer referència a la seva intervenció al fet que al debat polític a Catalunya som massa donats o bé a la bronca o bé a la gracieta. Els fets han trigat molt poc a donar-li la raó, perquè alguna crònica periodística, lluny de destacar el contingut del llibre o dels discursos de l'acte, junt amb alguna altra gracieta, ha posat l'èmfasi en una brometa que vaig intercal·lar (dir que els federalistes no faríem una DUF o declaració unilateral de federalisme) en un discurs que em vaig preparar a consciència, i que era el següent aproximadament: "Avui us presentem un llibre que explica una paraula, i ho fem tres autors amb moltes coincidències i amb bagatges i matisos diferenciats. Per entendre per què ho fem, això d’explicar una paraula, potser convé adonar-se que ningú presenta arguments de fons contra el federalisme, només arguments tacticistes. I potser l’argument tacticista més sofisticat és que federalisme vol dir moltes coses i cap, i que és un concepte abstracte, i que el més important és discutir de coses concretes. És veritat que hi ha molts federalismes possibles, però tots tenen coses en comú (nosaltres no pretenem tenir les taules de la llei, sinó oferir la nostra proposta o una forma de resumir el que tenen en comú). Les paraules abstractes suggereixen valors, idees, principis. Esquerra, solidaritat, democràcia també són paraules abstractes, i no per abstractes les amaguem. Aquests noms abstractes són útils perquè ens permeten coordinar-nos al voltant d’uns valors que orienten les decisions concretes, els detalls. Avui el que hem d’ajudar a concretar, i aquesta és una idea que destaco en la meva part, és com busquem alternatives a l’estat-nació que està obsolet, i és difícil pensar en una alternativa millor que el conjunt de valors, de pràctiques i d’experiències que suposa el federalisme, la idea de govern utilitzada per la majoria de les persones que viuen en democràcia al món. El vell estat que monopolitzava la sobirania, ha mort. Seguiran havent-hi estats i projectes d’estat que intentaran monopolitzar la sobirania, però no ho aconseguiran, perquè avui, especialment a Europa, és impossible. Compartir la sobirania, diversitat institucional, cooperació i innovació en el govern, una Europa unida amb molta llibertat institucional i coordinació a la vegada per sota del nivell europeu, això és el federalisme del segle XXI.
Però el combat del federalisme serà un combat llarg on no bastaran els canvis en les normes escrites, sinó que caldrà influir també en les actituds i les normes socials dominants. No és una proposta intermitja ni una tercera via, és una proposta ambiciosa i radical, però a diferència d'altres propostes que també ho semblen, aquesta és factible, evolutiva i adaptativa; no hi haurà una DUF ni un dia D, però sí que pot haver-hi, de fet ja hi és, una evolució a través del diàleg, la deliberació, el pacte i el vot.
El federalisme espanyol i l’europeu no són dos federalismes diferents. No es pot organitzar el federalisme espanyol sense tenir en compte com interacciona amb la federació europea a mig fer i els seus problemes. L’exemple del corredor del mediterrani si llegiu la notícia d'ahir amb el govern català demanant coordinació amb altres governs és clar: algú creu que el corredor del mediterrani és possible amb una Espanya centralista o amb la independència de Catalunya, o sense una evolució federal d’Espanya i d’Europa? A no sé que ens pensem que el mediterrani comença a Portbou i acaba a Les Cases d’Alcanar... Alguns apectes  il·lustren la interacció entre els dos federalismes, l'espanyol  i l'europeu: crisi de les institucions, la interacció entre política monetària i fiscal, les restriccions sobre els déficits públics i l’endeutament, el corredor del mediterrani. Sense una Europa de la qual importar qualitat institucional la nostra societat s’enfonsaria. L’Espanya democràtica i el catalanisme no són res fora d’Europa.
Aquest federalisme de nines russes no vol dir nines iguales. No hi ha cap obligació que l’organització interna de cada estat-membre o cada regió, o cada institució ad-hoc sigui igual, ni que cada federalisme sigui el mateix. Però sorprèn que el federalisme d’alguns (PP i ERC per diferents raons) s’acabi als Pirineus. El nostre és un federalisme a temps complet, no a temps parcial. Un federalisme que veu amb molta preocupació el replegament identitari, i no només a Àustria.
Una altra cosa que destaco en la meva part és la fal·làcia dels dos eixos, social i nacional: No hi ha dos eixos. L’estat-nació i les lluites pel monopoli de la sobirania nacional avui impedeixen resoldre problemes socials com la crisi dels refugiats, el frau fiscal, el canvi climàtic. Per preservar la democràcia, o renunciem a la globalització, o renunciem a l’estat-nació com a espai privilegiat de la sobirania. Aquesta és la lliçó del trilema de Rodrik, i el federalisme ofereix una solució: governem la globalització amb un federalisme internacional democràtic començant per Europa, que ja està a mig fer amb totes les dificultats. L’estat del benestar en un context federal també és seguretat jurídica per als més vulnerables, que tenen dret a un marc institucional que evolucioni sense ruptures per poder fer plans comptant amb l’existència d’una moneda estable, unes pensions, uns contractes de treball, d’habitatge… Tot i que entenc les necessitats del guió de separar entre arguments ètics, polítics i econòmics, en el món real l’ètica, la política i l’economia no es presenten per separat. En qualsevol cas, entenc l’economia com una branca de les ciències socials amb una forta càrrega ètica i política. En el tercer capítol del llibre, encara que suposo que és el que fa més mandra llegir, hi trobareu arguments econòmics, en aquest sentit ampli però també en un sentit molt convencional, per defensar el federalisme. De fet, són arguments que generen un elevat consens en la nostra professió, igual que el federalisme genera un elevat consens entre els constitucionalistes. No són arguments novedosos, senzillament hi faig un esforç per posar-los al dia: sobre les relacions fiscals entre governs, sobre les desigualtats, sobre qüestions regulatòries, sobre la interacció entre política monetària i política fiscal.
El que crec que és important és que integrem de forma coherent els arguments econòmics amb els arguments ètics i els polítics, perquè les raons del federalisme no són tècniques o tecnocràtiques, sinó raons que tenen a veure amb la defensa d’un model de societat en pau i en llibertat. En aquest sentit, per exemple, en la nostra societat hem de conviure persones que creuen que Espanya és una nació, persones que creuen que ha de ser un estat pluri-nacional, persones que ens sentim individus plurinacionals, persones a-nacionals o post-nacionals, persones que creuen que l’estat ha de ser Catalunya o Euzkadi, persones que venen i se senten d’estats i nacions llunyanes i que seguiran venint (i millor que vinguin)… En altres societats europees i d’altres regions del món la complexitat no és menor. L’ideal no pot ser que ens comptem per veure quina minoria més gran li imposa la seva identitat a les altres. Però al mateix temps hem de reformar la democràcia per adaptar-la a la globalització i a les noves tecnologies. Això és el federalisme del segle XXI: adaptar la democràcia a la realitat de la nostra societat. Molta gent té la percepció que la democràcia se li escapa de les mans (pel pes dels experts, la plutocràcia, la llunyania dels centres de decisió). El federalisme aspira a instàncies de govern a diferents nivells, perquè hi ha problemes a diferents nivells, instàncies votades i que rendeixin comptes directament a la ciutadania, no com en una confederació. La ciutadania exigeix veu i participació i necessita una narrativa que li ofereixi esperança. El federalisme és impossible sense el consentiment de les parts, però l’alternativa al federalisme no és cap drecera cap a no se sap exactament què, és seguir com fins ara. Cal buscar incentius que evitin que algunes de les parts prefereixin el conflicte i la paràlisi, que és el que passa ara a Espanya i Catalunya. El federalisme suposa una millora de la democràcia perquè redistribueix el poder polític i per tant senta les bases polítiques per a la distribució dels recursos, de la renda i de la riquesa d’una manera sostenible, institucionalitzada. Per això diem, i així és com jo acabo el meu capítol, i citant a Manuel Cruz, que el federalisme és la forma política de la fraternitat".


domingo, 22 de mayo de 2016

¿Dudas del federalismo? Ven a la Bernat de Barcelona o a la Casa del Libro de Madrid

Si buscas formas de superar la crisis de nuestra democracia pero tienes dudas de que las propuestas que hacemos los federalistas sean las más acertadas, te invitamos a leer nuestro libro "¿Qué es el federalismo?" Y a decirnos qué te parece. La lectura también puede ser una buena idea si te preocupa el futuro del proyecto europeo pero intuyes que la solución pasa por más y no menos Europa. O si sientes hartazgo de que el PP le haga el boca a boca al independentismo catalán siempre que éste entra en fase agonizante (véase el episodio de manual de las "esteladas" en la final de Copa). O si te entra la zozobra al observar el repliegue identitario en algunas de nuestras democracias, y deseas explorar formas de superarlo que ofrezcan esperanza. El libro será presentado el próximo jueves en Barcelona, a las 19.30 en la librería Bernat, donde aparte de Victoria Camps y los otros dos autores, nos acompañarán Eulàlia Vintró i Lluís Bassets. Y en Madrid el día 8 de junio, en la Casa del Libro de Fuencarral, con Alfredo Pérez Rubalcaba y Manuela Carmena. Sí, un ex-vicepresidente del gobierno y la actual alcaldesa de Madrid, lo cual debe tener estupefactos a quienes siguen con el disco rayado de que no hay federalistas más allá del Ebro. La alternativa al federalismo es el griterío soberanista, que hoy por ejemplo tiene entretenida a la sociedad catalana para que nadie pregunte por brotes de enfermedades infantiles que son responsabilidad de la administración autonómica (que ha colocado como consejero de sanidad a un tertuliano independentista sin experiencia sanitaria ni de gestión). La verdad es que al soberanismo catalán le queda ya poco más que el boca a boca del PP, porque su fuerza se está dispersando a marchas forzadas. En las últimas semanas, por ejemplo, sus intentos por politizar las elecciones a una universidad pública, acusando de "españolistas" a un par de miembros de una candidatura porque en realidad tienen simpatías federalistas, no llegaron ni a los oídos de los votantes, que otorgaron una amplia mayoría (ganó en todas las facultades y en todos los colectivos) a la candidatura a la que intentaron, ya con pocas fuerzas, lanzarle una "fátua". No basta con alegrarnos por el ridículo que hacen algunos diciendo que van a crear un nuevo partido liderado casualmente por los novísimos Homs y Mas, con presencia de la familia Pujol en el proceso de decisión. O no basta con cruzar los dedos para que el PP no siga ganando en España o la deriva del nacionalismo populista no continúe en otros países europeos y en Estados Unidos. Hay que construir alternativas. Y la alternativa a todo eso, en el mundo de hoy, se llama federalismo.

viernes, 20 de mayo de 2016

Del referèndum d'autodeterminació a la democràcia

Els articles que avui publica la revista The Economist contra la moda dels referèndums a Europa probablement marcaran un punt d'inflexió (donat que signifiquen un important canvi d'opinió del setmanari britànic) respecte a la seriositat que s'atribueix els arguments que sostenen que els referèndums d'autodeterminació són una obvietat democràtica. Això no ens eximeix als demòcrates de deixar de pensar en com encaixar les diferents identitats en una democràcia de qualitat. A Espanya (i de forma semblant en molts llocs d'Europa i del món) hem de conviure persones que creuen que Espanya és una nació, persones que creuen que ha de ser un estat pluri-nacional, persones que creuen que l’estat ha de ser Catalunya o Euzkadi, persones que venen d’estats i nacions llunyanes i que seguiran venint (i millor que vinguin)... Estem obligats a conviure, no a comptar qui de nosaltres li pot imposar la seva identitat als altres. Al mateix temps, hem de reformar la democràcia per construir una Europa viable com a espai de solidaritat, i per adaptar-la a la globalització i a les noves tecnologies, en un moment en què molta gent té la percepció que la democràcia se li escapa de les mans (pel pes dels experts, per la plutocràcia, per la llunyania dels centres de decisió). El federalisme aspira a instàncies de govern a diferents nivells que rendeixin comptes directament a la ciutadania, no com succeeix en una confederació, i suposa una millora de la democràcia perquè redistribueix el poder polític. Sens dubte cal aprofundir en els detalls, i en bona part ho fem en el llibre "Qué es el federalismo" (no és una qüestió fàcil, i fins i tot els autors del llibre tenim opinions amb matisos diferents al respecte). Lluís Bassets té tota la raó: "Res del que tingui a veure amb el dret d'autodeterminació, amb l'emancipació dels pobles oprimits i amb la descolonització, serveix per a les nacionalitats històriques espanyoles. El problema espanyol no és d'autodeterminació, sinó de perfeccionament de la democràcia, i en el cas català de resolució del contenciós sorgit de la reforma de l’Estatut del 2006 i de la sentència del Constitucional que l’esmena. I això només es fa amb diàleg, democràcia i pactes, no amb el retorn d'una idea morta, utilitzada per última vegada després d'una guerra civil en la secessió de Sudan del Sud, un dels països més pobres i violents del planeta."

jueves, 19 de mayo de 2016

En el segle XXI, la socialdemocràcia és incompatible amb la sobirania nacional

Als cupaires que quan obliden les seves tendències bolivarianes diuen que són "socialdemòcrates radicals" (també diuen que són "independentistes sense fronteres") i aposten amb gran fe per pujar els tipus màxims de l'impost de la renda; o als dirigents d'ERC que han somniat en algun moment amb quedar-se a Catalunya amb l'espai de la socialdemocràcia; o als dirigents podemites que intenten oblidar-se dels seus vincles amb Chávez i Maduro i barregen elogis a socialdemòcrates morts o fora de combat amb crides a una indefinida "sobirania"... A tots ells els faig una recomanació: que llegeixin amb calma el famós llibre de l'economista francès, Thomas Piketty, "El Capital al Segle XXI". No cal que el llegeixin tot si no tenen temps (la política espectacle és molt exigent), només la quarta part, on parla dels instruments necessaris per desenvolupar una política profunda de redistribució que permeti revertir la concentració creixent del capital en les nostres societats. Com que aquesta concentració creixent s'organitza a nivell internacional, degut a la integració de les economies i el frau fiscal organitzat a nivell global, la forma de fer-hi front és superant el contracte social basat en l'estat-nació i anant a formes d'organització política democràtica supra-nacional. De res no serveix pujar l'impost sobre la renda en un petit territori si no es fa coordinadament amb els altres del voltant, o si no es fa com a part d'un paquet de relacions fiscals governat democràticament en el qual estan involucrats diferents nivells de govern en un sistema que distribueixi la sobirania. Les polítiques igualitaristes que més potencial tenen quan s'apliquen en un sol territori són les polítiques de pre-distribució, és a dir, la distribució dels actius i les dotacions econòmiques inicials, a través de l'educació i reformes institucionals en la propietat i les empreses, però, potser perquè no ha tingut cap problema a pactar amb la dreta, la majoria que governa a Catalunya no hi sembla molt interessada (que els ho preguntin a les escoles que segreguen per sexe). Però amb pre-distribució no és suficient, també cal redistribució, i aquesta només és sostenible si s'organitza més enllà de l'estat, més enllà de la nació, i més enllà de l'estat-nació. Per garantir la sostenibilitat de l'estat del benestar és imprescindible un sistema de democràcia multi-nivell, és a dir, un sistema federal, que inclogui cessions de sobirania a instàncies democràtiques internacionals, començant per una zona euro on la unió monetària es vegi reforçada per una unió política i una unió fiscal.

miércoles, 18 de mayo de 2016

És eficaç la democràcia interna?

Acabo d'exercir el meu dret a vot en la consulta del PSC de Barcelona sobre el pacte d'esquerres a l'Ajuntament. Si a algú li interessa he votat que sí; no sé si és el millor per al PSC, però sí el millor per a la ciutat i per a alguns amics meus d'ICV que treballen a l'equip d'Ada Colau. Com a regla general, em sembla bé que les esquerres col·laborin, encara que seria bo que tots ho féssim sobre la base de la modèstia, per exemple la socialdemocràcia reconeixent la seva incapacitat a Europa per oferir esperança a la classse treballadora durant la crisi, i per exemple els bolivarians fent una seriosa reflexió sobre l'enfonsament del seu model (Veneçuela). Com que una cosa és molt pitjor que l'altra, jo segueixo sent socialdemòcrata, però a tots ens convé una mica de modèstia. I demà faré un altre exercici de democràcia interna, votant a les eleccions a rector o rectora de la UAB. Si a algú li interessa conèixer el meu vot, jo votaré a favor de la candidata a rectora, Marga Arboix, per una vaga afinitat personal i ideològica (amb ella i altres membres de la seva candidatura) entre altres raons, però amb un gran respecte per l'altra candidatura (a la qual conec menys), perquè al cap i a la fi no crec que ser rector-a en els temps que corren sigui massa agradable. Però participant en aquests exercicis de democràcia interna, crec que la pregunta de si serveixen perquè la societat funcioni millor és pertinent. Han de ser democràtiques les organitzacions internament? O és suficient amb elegir els nostres representants en els poders públics i que les organitzacions competeixin entre elles amb les seves millors armes, que no necessàriament impliquen haver-ho de votar tot? A les jornades sobre qualitat democràtica de la Fundació Campalans fa unes setmanes, el representant del col·lectiu + Democracia, José Antonio Gómez Yáñez, va dir que ell creia que els partits havien de ser democràtics internament per una raó d'eficàcia. Jo crec que han de ser democràtics per una raó ètica, i que han de buscar la forma de democràcia que sigui més eficaç possible per a l'interès general. Preguntar-ho tot de qualsevol manera no estic segur que sigui el millor per a l'interès general. Una vegada un professor nord-americà em va mirar amb cara d'estupefacció quan li vaig explicar que nosaltres el rector-a l'escollíem democràticament. Jo li vaig dir que érem una universitat pública. "Precisament"... em va dir. Jo però sempre que em deixen, voto.

domingo, 15 de mayo de 2016

Mi respuesta al Sr. Petitbò, tres años y medio después (el tiempo del conocimiento, no del exabrupto)

El 25 y 26 de octubre de 2012 se celebraron en Barcelona unas jornadas organizadas por la Autoridad Catalana de la Competencia (ACCO) sobre los efectos no deseados de la regulación y de la actuación de los agentes económicos sobre la competencia. Yo hablé sobre reguladores independientes en una sesión. Los contenidos de las ponencias fueron publicados con posterioridad por la ACCO. Tras mi intervención en mi sesión de las jornadas, fui preguntado en  público por un asistente por mi opinión sobre lo que entonces eran planes del gobierno español del PP de fusionar las agencias de regulación con la de defensa de la competencia. En mi respuesta apresurada y no preparada dije que me parecía que en esa decisión podía haber algo de captura del gobierno español por parte de intereses empresariales y poco de interés general. A continuación y también públicamente el Sr. Amadeo Petitbò, ex-presidente del Tribunal de Defensa de la Competencia de España y en ese momento (no sé en la actualidad) responsable de la Fundación Rafael del Pino, financiada creo por la gran empresa española Ferrovial, tuvo una intervención bastante subida de tono contra mis palabras. Yo opté por no contestarle en ese momento, pero también por ponerme a trabajar. Poco después escribí esto en este blog:
"La independencia de los reguladores tiene ventajas e inconvenientes, y es cierto que en cualquier caso hay que tener en cuenta los sesgos conductuales de los propios reguladores. El 25 de enero voy a presentar un artículo en la Conferencia sobre Regulación y Competencia de la City University de Londres sobre la fusión de reguladores en España, que ha generado una polémica donde todas estas cuestiones están implicadas. El artículo lo estoy preparando a raíz de sentirme estimulado por una intervención del Sr. Amadeu Petitbò en unas recientes jornadas de la Autoritat Catalana de la Competència, que calificó de frívolo un comentario que realicé asociando el proyecto del gobierno del PP en este sentido con la abundante evidencia que existe en España sobre captura de la regulación por parte de las grandes empresas. Mis argumentos tendrán que ver por supuesto con la relación entre riesgo de captura e integración de agencias, y la relación entre dicha integración y el grado de independencia del regulador. Personas tan poco frívolas como Ignacio Pérez ArriagaLuis GaricanoGaspar Ariño, o en el blog "Nada es Gratis" de Fedea Juan Delgado o Gerard Llobet, no parece que crean que criticar la propuesta de fusión de agencias sea una frivolidad. Cuando mi artículo para la Conferencia de la City University esté listo lo colgaré por aquí". Tres años después, el artículo que empecé a elaborar entonces se ha fusionado con uno de Ramon Xifré y ha dado lugar a un artículo académico en la publicación Utilities Policy. El artículo ha sido aceptado después de un proceso de revisión y ha sido colgado en la web oficial de la revista. Esta revista tiene un proceso de evaluación anónima, y por lo tanto lo que en 2012 era una opinión apresurada se ha convertido en una investigación matizada, detallada y elaborada. Sin embargo, la conclusión en general no ha cambiado: el Sr. Petitbò estaba completamente equivocado. Claro que si no está de acuerdo, puede elaborar un artículo académico por un procedimiento parecido (no vale con pagar un informe a la carta) y ver si alguien se lo publica.

jueves, 12 de mayo de 2016

El mite del 47%

Una columnista independentista es lamenta avui que la direcció de la política econòmica del govern català hagi passat d'una persona respectada internacionalment com Mas-Colell, a persones que han decidit negociar-la cada dia amb la CUP (com si això hagués passat per accident, i no fós culpa dels dirigents independentistes, incloent Mas-Colell). Aquesta força política fa bandera del seu anti-europeïsme i el seu "gurú" econòmic té com a experiència professional principal en l'esfera econòmica, a part de fer de pastisser, haver estat durant cinc mesos assessor del govern de Venezuela durant la presidència d'Hugo Chávez. Suposo que els seus encertats consells, juntament amb els del "podemita" Monedero, no van ser suficients per impedir que avui Venezuela tingui la taxa d'inflació més alta del món (a part de talls d'electricitat, corrupció rampant i escassedat d'aliments), segons la revista The Economist (perdó) només comparable a la de Zimbabwe en els pitjors anys del dictador Robert Mugabe. Realment prefereixo aquells aspectes de les idees de la CUP que tenen a veure amb el col·lectivisme, com la idea de col·lectivitzar els infants, que, tot i que no m'agradaria per a la meva filla, reconec que li donaria a la societat catalana un to kibbutzià que faria que algunes criatures no haguessin de patir el suplici d'arrossegar tota la vida l'estigma de ser de la família Pujol, per dir-ne una. Fora de bromes, el que em sembla interessant destacar és l'enorme diferència entre la independència que defensen una part dels independentistes catalans, i la independència que defensen uns altres. A les eleccions de setembre de 2015, en el punt àlgid de l'independentisme (després ha anat a la baixa, i per això no es van atrevir a convocar les eleccions) si sumem els vots de les dues candidatures que obertament demanaven la independència de Catalunya, aquestes van obtenir el 47% dels vots emesos. Però no eren 47% de vots a favor d'un projecte coherent d'independència de Catalunya. És a dir, dels resultats no se'n deriva que un 47% dels votants que no es van abstenir estiguin a favor que Catalunya sigui un estat membre de la Unió Europea (o una Catalunya on no et prenguin les criatures). Si haguessin arribat al 50% molts els haguessin concedit que allò era una victòria, però tampoc s'hagués pogut dir que un 50% estava a favor d'un projecte coherent (a part del fet que amb un 50% no es pot prendre una decisió més important que la que requereix dos terços d'un Parlament abans de poder convocar un referèndum). La majoria que governa (és un dir) avui Catalunya és un OPNI (Objecte Polític No Identificat).

domingo, 8 de mayo de 2016

No es pensen revoltar els independentistes contra els seus dirigents?

Els independentistes catalans són molt lliures de pensar que Catalunya està en plena desconnexió, com em va dir fa poc un d'ells, amic meu. Quan li vaig dir que aquesta desconnexió no es veia per enlloc, em va venir a dir que era lògic: és un tema molt delicat que s'ha de portar de forma confidencial. No sé si aquesta versió Expedient-X del procés està molt estesa. A mi em sembla que forma part de la fase "negació de l'evidència" que sol produïr-se en aquestes situacions on sempre és difícil reconèixer que un estava equivocat. Altres independentistes, del sector sembla que anomenat "hiperventilat", encara es dediquen a insultar als qui expressen dubtes o una educada oposició, com li ha passat fa poc al periodista Jordi Évole arran d'una visita seva a la cadena independentista TV3. Mentrestant, Carles Puigdemont fa el ridícul quan visita la capital de la Unió Europea i no el rep ningú, malgrat que el govern català porta molts diners invertits en aconseguir que algú els faci cas a nivell internacional, diners que estarien molt més ben esmerçats atenent a les moltes necessitats socials urgents a Catalunya. I malgrat que la teoria oficial (no el que diuen en privat) de l'independentisme és que la Catalunya independent serà sense cap problema ni interrupció membre de la Unió Europea i la zona euro. Als presidents de la Generalitat sempre els havien rebut els dirigents europeus i els principals dirigents de tots els països. Avui ja ningú rep als nostres representants, i això vol dir, en un bon globalitzat, que es perden oportunitats per aconseguir accions de política internacional i europea favorables a Catalunya, que no a la seva independència. Ara ningú sembla enrecordar-se'n, i això que no fa tant, de quan Oriol Junqueras deia que pressionaria al govern espanyol amb l'impagament del deute català: va fer efectiva aquesta amenaça quan es va reunir fa uns dies amb la vice-presidenta del govern espanyol? No. Algú li ha demanat explicacions? No. Se suposa que al cap de 18 mesos d'aquesta legislatura, la desconnexió de Catalunya ha de ser efectiva i s'han de convocar eleccions constituents ja d'un nou estat. Van passant els mesos i tot s'està revelant com una enorme mentida, que és el que ha estat des del principi. L'única força política europea que ha expressat el seu suport al procés independentista català és la Lliga Nord, una força xenofòbica i anti-europeïsta que també ha expressat el seu suport pel candidat racista a la presidència dels Estats Units, Donald Trump. Hi ha molta gent enganyada. I hi ha bastanta gent enganyant. La qüestió és quan els primers exigiran comptes als segons. El Sr. Carles Puigdemont ha dit que es presentarà a unes noves eleccions si encara no s'ha consumat la independència. És el món a l'inrevés: no s'hauria de presentar un dirigent a la re-elecció quan sí que aconsegueix els seus objectius? Quin serà el lema de la seva campanya: "Ara sí que va de debò?" No seria lògic que li passés com al conte de "Pere i el Llop", en què al final de tantes mentides ningú se'l creu? La independència de Catalunya ha estat una entel·lèquia des del moment zero. Es pot entendre que al principi alguns s'ho creguessin, perquè era quelcom que havia de passar al cap d'uns anys. Però els anys van passant i ja es veu que no hi ha res de res. La raó principal és que a l'Europa de l'euro el vell estat sobirà ha deixat d'existir. No es pot crear una cosa que ja no existeix. Contràriament al que sempre diuen els indepes dels federalistes, són ells els qui arriben tard a la història. La idea de l'autodeterminació de les petites nacions és una idea de finals de la Primera Guerra Mundial, fa quasi 100 anys, idea que a la resta del segle XX va crear guerres i milions de morts. L'única esperança dels independentistes, que els seus dirigents no reconeixeran mai, és que la zona euro i la Unió Europea saltin pels aires, com voldrien no només (a part de la CUP, que aporta un percentatge notable al 47% de vots independentistes a les darreres eleccions al Parlament) la Lliga Nord, sinó també la dreta populista a França i Anglaterra, o també Donald Trump i Vladimir Putin. Només saltant el projecte europeu pels aires es revifaria la realitat dels vells estats sobirans a Europa i s'obriria la porta a crear-ne de nous. Seria bo que tanta gent com fós possible a Catalunya tingués clar de quin costat està en aquest combat. Perquè només resolent col·lectivament els nostres problemes econòmics i socials serem capaços d'evitar que s'ensorri del tot l'estat del benestar. Els tenen ben enganyats, i ja va sent hora que algú exigeixi responsabilitats.

sábado, 7 de mayo de 2016

La formiga segueix treballant el dia que la cigala s'estavella

En alemany existeix una paraula anomenada schadenfreude, que significa el plaer que s'experimenta per les desgràcies alienes. La crisi del partit MES a Catalunya, coneguda avui pels mitjans de comunicació, potser a algú l'hi ha despertat aquesta sensació. A mi no: a mi m'ha fet venir tristesa. Com me la fa venir la deriva dels tres o quatre que segueixen mantenint la flama del "moviment" Avancem, ahir defensant una aliança catalana de progrés i la renovació de la política, i avui a l'òrbita de l'independentisme de Puigdemont i Junqueras. La notícia m'ha arribat quan estava reunit amb un bon grapat de bona gent progressista, parlant de qualitat democràtica i reforma dels partits, en la fantàstica  jornada organitzada per la Fundació Rafael Campalans. Ha estat un debat riquíssim, obert i sense tabús, amb la participació d'experts com Francisco Longo, Quim Brugué i representants d'organitzacions estudioses de l'evolució de les organitzacions polítiques com la Fundación Alternativas, Transparència Internacional o +Democracia. A més dels experts hi havia persones des de fa temps compromeses amb l'ètica en l'acció política, com Silvia Paneque, Marta Farrés, Martín Miralles, Oscar Montes i tants altres, que sempre han aixecat la seva veu per una millor política sense trencar el seu compromis pacient amb uns valors i unes idees. És molt trist pensar que persones que podrien avui treballar en aquest esforç pacient i constant veuen frustrada la seva carrera cap al no-res, que els ha impedit aportar-nos el seu input degut a la seva ceguesa política i la seva ambició personal. Recordo com algunes persones d'aquestes, ex-companys, que avui tenen càrrecs molt ben remunerats en operacions polítiques amb una qualitat democràtica molt baixa, en el passat aplaudien a rabiar quan Raimon Obiols deia allò (recordat avui per Francisco Longo a la Campalans) de "l'apoteosi barroca del diner", avui transmutat en l'apoteosi barroca de l'espectacle polític. També els recordo assentint amb el cap quan en Raimon criticava la institucionalització de la política i es lamentava que els partits es convertissin en grups de càrrecs públics i aspirants a càrrecs públics. Les formigues, mentrestant, com a bons insectes socials, seguim treballant colze a colze per fer un formiguer millor.
(Per cert, malauradament no crec que les peripècies i la deriva dels que en el seu moment eren sectors suposadament més catalanistes i suposadament més crítics del PSC, deixi d'estar relacionada amb una cosa que diu Bernard Henry-Levy: "En resumen, retahílas de estereotipos pospolíticos que moverían a risa si (...) algunos de los mentores de este soberanismo de izquierda no se hubieran pasado al bando del soberanismo de derechas y de los Le Pen, Lequen y compañía. En la historia de las ideas, la falta de imaginación siempre se acaba pagando cara o da lugar a una farsa".)

lunes, 2 de mayo de 2016

Fundación Campalans: calidad democrática y reforma de los partidos

He contribuido a organizar una jornada muy interesante el próximo sábado en la Fundación Campalns, el think tank del socialismo catalán. Este es el guión que estamos preparando para enmarcar este necesario y decisivo debate:
-La crisis económica e institucional ha puesto en cuestión más de lo que ya es habitual el rol de los partidos políticos: sin embargo, sin partidos sólidos la democracia tendría menos calidad, sería más individualista y desigual.
-Reformas de la legislación electoral que promoverían una democracia de mayor calidad: listas abiertas, cambios en las circunscripciones, proporcionalidad, cercanía de los representantes al territorio.
-Clarificar los roles de responsables políticos y directivos del sector público en un contexto de transparencia y eficiencia.
-Son necesarios unos partidos fuertes sin partitocracia (exceso de cargos de confianza y cargos no transparentes y ocupación de instituciones).
-Los partidos emergentes y cómo competir con ellos en la variable organizativa.
-Organizaciones al servicio de un objetivo político: la expansión, incluída la que se produce por la vía electoral y la presencia institucional, de un ideal político en un contexto competitivo.
-Poner en valor y evaluar cosas que se han hecho: primarias, renovación generacional, transparencia, códigos éticos.
-Distinguir entre radicalidad y calidad democrática.
-Impulso ético más allá de los códigos escritos: formación, prácticas locales. Las normas culturales y sociales son más importantes que una lista concreta de medidas.
-Establecer mecanismos sistemáticos de diagnóstico y evaluación de liderazgos y funcionamiento interno, con presencia de grupos y comités de forma semejante a como se evalúan los funcionamientos en otros sectores (por ejemplo, en los sistemas de I+D).
-Partidos progresistas como organizaciones volcadas en la economía social y otras prácticas solidarias además de las electorales e institucionales.
-El capital humano como variable de creciente importancia en la competencia política, ante la mayor volatilidad de los electorados y competitividad de la estructura de partidos.
-Organizaciones que prioricen la selección del talento y su máxima influencia al servicio de unos ideales sociales.
-El objetivo final es ofrecer un buen servicio público a los votantes finales, no a los cuadros o militantes del partido.
-Prevenir y combatir la corrupción y el clientelismo.
-Por un tratamiento serio y moderno del problema real de la profesionalización de la política, partiendo de la constatación de que la actividad política es trabajo-intensiva.
-La remuneración de la actividad política es una conquista de la izquierda.
-La respuesta al exceso de profesionalización de la política no es reducir los salarios públicos ni dificultar que las personas encuentren trabajo en la empresa privada después de su paso por la política, sin que ello implique dejarse utilizar por grandes empresas que buscan acceso a la toma de decisiones.
-El gobierno corporativo de los partidos: transparencia y división de poderes.
-La descentralización organizativa y un uso realmente interactivo de las nuevas tecnologías.
-La financiación de los partidos: financiación pública y de los ciudadanos con transparencia.
-Sedes físicas de los partidos: local social, hotel de entidades, asambleas abiertas (menos sedes y más abiertas: bares, hoteles de entidades, centros de recursos para la economía social)
-Cómo los partidos pueden ser percibidos como una organización útil, capaces de competir por el tiempo/activismo/donativos  de la ciudadanía.
-Formar activistas modernos, reconexión con la ciudadanía joven, redes sociales, registro voluntario de electores que sustituyan a los simpatizantes.
-Mejorar la eficiencia de la reuniones y desburocratizar las comisiones ejecutivas y otros órganos.
-Combinar trabajo teritorial/temático/militancia a la carta.
-Transparencia y rendición de cuentas no son necesariamente lo mismo: no sólo colgar info en la web, sino también dotar a la ciudadanía de instrumentos de influencia, como por ejemplo organizaciones que evalúen los programas de los partidos.
-Mantener un equilibrio entre objetivos en el corto plazo y el largo plazo.
-Uno de los mayores activos de los partidos con larga tradición es el que forman las personas con experiencia de gobierno: convertirlos en un activo y a la vez ayudarles a que su paso por la política sea con criterio general temporal.
-Evitar la acumulación de cargos
-Hacer una llamada al compromiso individual ético e ideológico duradero a cambio de la libertad individual, de erradicar las lealtades inquebrantables a un aparato.
-Análisis crítico de las primarias/referéndums/consultas: evitar candidatos únicos, riesgo de entrismo e improvisación, diseñar el proceso para promover la detección de nuevos talentos, combinar la alta participación con la búsqueda de candidaturas idóneas con criterios de “vetting” (como se selecciona al vicepresidente de Estados Unidos)
-Dearrollar una cultura de primarias: fair play, colaboración post-primarias.

-Militantes activos-as en las redes sociales.

domingo, 1 de mayo de 2016

Garicano sólo tiene razón en parte

El economista y político del partido Ciudadanos, Luis Garicano, escribe hoy un artículo sobre la corrupción en España, donde argumenta que este fenómeno es un problema fundamentalmente cultural, relacionado con las normas sociales. No podría estar más de acuerdo. Por ello, no creo que el problema se resuelva con una lista de recetas, sino con un cambio en las actitudes dominantes y los hábitos de interacción social. Pero la explicación de lo que considera Garicano que son la cultura y las normas sociales, así como las recetas que se desprenden de su visión, creo que son un tanto sesgadas y superficiales. En primer lugar, la interpretación de teoría de juegos que da a la cultura o las normas sociales no es la interpretación que dan los autores que han profundizado más en este terreno, como Samuel Bowles o el desaparecido Masahiko Aoki. Para estos autores, la cultura o las normas sociales son o bien preferencias en un sentido profundo o probabilidades asignadas de forma estable a que los demás utilizarán las estrategias que conducen a los equilibrios deseables. No es sólo, como parece argumentar Garicano, un punto focal o una forma rápida de coordinarse en un nuevo equilibrio. Las normas sociales para Bowles son el fruto endógeno de las instituciones de asignación de recursos; así, el mercado crea un tipo de sujetos y las comunidades cooperativas crean otro tipo. En segundo lugar, el ejemplo que da de teoría de juegos, por llamativo que sea, para justificar que las reformas deberían ser rápidas y simultáneas para facilitar la coordinación de todos los agentes en el buen equilibrio sin corrupción, tiene poco que ver con la realidad de este problema en España. El ejemplo es la reforma de la noche a la mañana en Suecia para pasar de conducir por la izquierda a hacerlo por la derecha. Este es un ejemplo de eficiencia pura, sin conflictos distributivos ni consideraciones morales, lo que sin duda debió facilitar mucho la coordinación. En España, las reformas que hacen falta para reducir la corrupción requieren cambios de comportamiento en la fiscalidad, la transparencia y gobierno de la empresa, la organización y comportamiento de los partidos políticos, todos ellos problemas que afectan a cuestiones de eficiencia, equidad y consideraciones morales. Además, el ejemplo del tráfico efectivamente es un caso en que hay que cambiar de golpe la conducta de todos los sujetos implicados, pero en el asunto de la corrupción en España ello no es necesario, como el propio Garicano parece reconocer en otro fragmento cuando dice que la policía es menos corrupta en España que en otros países. En España hay muchas instituciones que funcionan bien, no sólo la policía, sino también muchas escuelas, universidades, medios de comunicación, ONGs, incluso ayuntamientos y otras instituciones políticas. Hay que construir sobre ellas, no cambiarlo todo. Por si los sesgos del economista de Ciudadanos no quedaran claros, pone como ejemplos de coordinación en buenas prácticas a las empresas multinacionales (como si Enron no hubiera sido una multinacional, o como si ninguna empresa multinacional haya estado nunca implicada en escándalos de corrupción en determinados países), o a los medios de comunicación privados (como si la mejor empresa periodística del mundo no fuera la BBC, 100% pública). Finalmente, aboga por la creación de una agencia anti-corrupción totalmente independiente, como si las agencias independientes no pudieran ser eliminadas de un plumazo con un cambio legal (como les pasó a la CMT y la CNE en España). Si todo queremos arreglarlo con agencias independientes, dejaremos de preocuparnos por reformar los partidos políticos, que son los que crean las mayorías que redactan las leyes que tienen que crear las agencias independientes y las reformas para combatir la corrupción. La corrupción no se arregla con un big bang, sino con un trabajo constante por la ética, la igualdad de derechos, el espíritu crítico y la decencia.